¡La manzana ha desaparecido!, ¡el custodio también, él debe haberla robado!... pero lo más extraño, lo que nadie se explicaba es como había crecido de la noche a la mañana el manzano que estaba junto al lago, fuerte, de corteza obscura, cargado de frutos rojos, jugosos, llenos de magia, con una sutil forma de corazón y un olor dulzón, un olor a amor...
La Tía Anacleta
Se acomodó con cuidado sus lentecitos bifocales...
-¡Pero por Dios, que torso tan perfecto! -exclamó mientras juntaba sus manos en señal de asombro -¡Oiga, ¿pero usted de dónde salió?, ¿por qué mi sobrina lo tenía tan bien guardado?!
-Buenas tardes Señora, soy... -Ello lo interrumpió para continuar...
-¡Pero mire nada más que hombros tan fuertes!, ¡qué pectorales!, ¡qué bisceps, tríceps y *miceps*! ¡Y esos vellos, tan bellos! ¡Tiene todo muy bien desarrollado y muy bien puesto, por Dios!
En eso entré a la cocina después de atender y despedir al vendedor que estaba en la puerta y que había llegado junto con la Tía Anacleta... Noté a Fernando con cara de asombro.
-Una disculpa, ya regresé, Fernando te presento a mi tía Anacleta, tía él es Fernando mi...
Y me interrumpió de nuevo con su acostumbrado parloteo
-Sí, sí, ya nos presentamos... Ayyy mijita, ¿dónde tenías guardado a este hombrazo? ¿Es tu novio, verdad? Porque tú ya no te cueces al primer hervor y se ve que a este hombre lo que le sobran son hervores
-Tía, ¡basta! Fernando es mi jefe en la Radio -El sonrió divertido y extendió la mano para saludarla.
-Mucho gusto, me llamo Fernando Colunga
-Ayyyy mijitooooo, el gusto es todo mío, que digo gusto, gustazooo.
-¡Tía, por favor!
-Y... ¿Por qué si es tu jefe lo tienes aquí así, todo *descamisado*? Oiga Fernando, no crea que me molesta, al contrario, simplemente que en mis épocas uno no veía a su jefe así, pero que buenas estas épocas, y más cuando el jefe está así como usted.
-¡Tía, basta! apenas a Fernando y también a mí, ¡por favor! Verás... Mi lavavajillas se averió y él se ofreció a ayudarme a repararla, pero al estar ahí en la reparación su camisa se mojó y bueno... pero no imagines de más, solo hay una relación de trabajo.
-Ayyy mijita si yo fuera tú y no tuviera los 85 años que tengo, ya me le hubiera declarado a este hombrazo
Para ese momento, Fernando sonreía divertido.
-Bueno, los dejo, pórtense mal, que para portarse bien para eso estoy yo -dijo la Tía Anacleta y yo ya no sabía ni donde ocultarme de pena.
-Me dio mucho gusto conocerla Sra. Anacleta -se despidió Fernando.
-Si gustas, puedes decirme tía, guapo -y le guiñó un ojo.
-Está bien, fue un placer tía Anacleta.
La acompañé y cerré la puerta.
-Fernando te ofrezco una disculpa enorme, mi tía es así como muy directa, ella dice que está más allá del bien y del mal, y no se detiene, lo siento si te apenó.
-Pues te diré que me cayó muy bien, es muy simpática.
-Ayy sí, te cayó bien porque te estuvo llenando de cumplidos, y diciendo que tú muy guapo.
-Mmhhh ¿entonces no es verdad? Yo que me la había creído -replicó él.
-Bueno, bueno, sí es verdad, estás guapísimo, ayyy pero yaaa, me da pena decirte esto, eres mi jefe.
Me miró a los ojos y sonrió de una forma un tanto seductora, yo le regresé la mirada sin contención y ambos nos reímos con esa complicidad que había entre nosotros, aunque ambos sabíamos que el fuego se había encendido... y eso estaba prohibido por ética, sabía que tenía que correr de ahí, porque en definitiva no podía estar más de acuerdo con la Tía Anacleta, él era un hombrazo y tenerlo cerca era casi casi un pecado perse, y resistir a tanta tentación era lo más parecido a una hazaña en la luna ;)