El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
(Relato de Scarlett)
Parte 1 ? La tormenta
La lluvia caía fuerte como torrente de pasiones. El día había estado caluroso y auguraba tormenta, como ésas que se dan en el trópico en el verano, lluvia, rayos y centellas, para luego volver la calma. Para Elena, no había calma. El tiempo reflejaba todo lo que llevaba en su interior, algo así como una llama ardiente que no lograba sosegar. Vivía sola desde la muerte de sus padres, y si no fuera por su abuelo y sus tíos, ya se hubiera marchado al extranjero como su primo Leo. Él había partido tan pronto terminó la universidad, en la década de los ?60, cuando muchos emigraban buscando fortuna. Ella acababa de cumplir los dieciocho en ese entonces. Hacía poco más de diez años, pero para ella había pasado un siglo.
El timbre del teléfono la sacó de su ensimismamiento.
-Elena, es Leo, tu primo. ¿Cómo estás?
-¿Leo? (Elena suspira profundamente). Muchacho, ¡qué sorpresa! ¿Cuánto tiempo hace que no hablamos? Pensaba que ya no te acordabas de tu gente.
Elena se sorprende al oír la voz de su entrañable primo al otro lado de la línea, una voz más grave con los años, pues desde que él se fue al extranjero, habían perdido contacto. Por las noticias que llegaban a la isla a través de los tíos, ella sabía que Leo se había pegado en la lotería y convertido en un rico empresario. Se habían criado juntos y habían sido inseparables hasta su partida. Ella no podía entender por qué se había olvidado de ella y distanciado tanto. ¿Por qué se acordaba de ella ahora?
-Elena, primita querida, no digas eso. Siempre me acuerdo de ti, y de aquellos tiempos que pasábamos correteando por la finca del abuelo.
-Leo, no me vengas ahora con eso (dice Elena, fingiendo enojo). ¿Cómo vas a sentir nostalgia del campo y de todo lo que dejaste atrás?, si nos tienes en el olvido.
-No creas, no tienes ni idea de cómo extraño a mi terruño y a mi gente. Las cortas visitas que hago a ver a los viejos no me bastan. Es cierto que he tenido un golpe de suerte y éxito en los negocios, pero me falta volver a mis raíces para sentirme completo, revivir esos tiempos.
-Yo también los añoro, Leo, pero el pasado quedó atrás y esos tiempos jamás volverán.
-No, Elena, nada es imposible, no podemos matar la ilusión.
-Siempre has sido optimista, primito.
-Hay que serlo, Elena. Debemos intentar recuperar el tiempo perdido. ¡Éramos tan felices! Tengo la esperanza de volvernos a encontrar a mi regreso y compartir como lo hacíamos entonces, y por eso te llamo. Quiero que me ayudes a organizar una fiesta en la finca, como las de antes, con toda la familia reunida.
-Leo, tú estás soñando con pajaritos preñados. Aquí todo ha cambiado. La familia está dispersa, en la finca sólo queda el abuelo.
Leo ya no escuchaba lo que Elena decía, sólo oía su añorada voz como una dulce melodía. La emoción lo embargaba al oírla, pues siempre la había amado en secreto. Eran primos hermanos y sería una relación incestuosa, la familia era bien religiosa y jamás lo aceptarían. Por eso se marchó y se mantuvo alejado de ella todo este tiempo. Pero ya no podía más, tenía que verla aunque jamás le confesara sus sentimientos; por eso la idea descabellada de la reunión en la finca. Con los parientes ahí, estaría protegido y no correría el riesgo de cometer una locura declarándole su amor. La volvería a tener a su lado, rodeada de la familia, pero adorándola en silencio.
-Leo, ¿me oyes?, ¿estás ahí? ¡Leooo!
Leo estaba absorto en sus pensamientos, viviendo un sueño, y vuelve en sí al oír su nombre.
?Sí, Elena, estoy aquí, estaba pensando.
(Pulsar)
La tormenta afuera continuaba azotando como contrapunto a la tempestad emocional que embargaba a Elena. Llevaba buen rato sentada en el mismo lugar desde la conversación con Leo. No dejaba de pensar. La llamada la desconcertó; llevaba tanto tiempo sin oír su voz. No sabía cómo se había comprometido a organizarle la fiesta campestre. Habría que contactar a todos los parientes, y algunos se encontraban en otros pueblos.
-¿Vendrían por los viejos tiempos? (se cuestionaba).
Llamó a su tía, la madre de Leo, para pedirle ayuda.
-¡Hola, tía María!, es Elena.
-¡Ah, Elena!, ahorita mismo le estaba diciendo a tu tío Ramón que tenía que llamarte.
-Tía, y ¿eso por qué?
-Leo nos acaba de llamar que viene de vacaciones y que nos comunicáramos contigo para una sorpresa que nos tiene preparada.
-Por eso mismo te llamo, tía.
-¡Dime, Elenita!, ya quiero saber con qué locura vendrá mi hijo esta vez. Cuando viene a vernos, siempre es la ida por la vuelta sin querer ver a nadie, sólo al abuelo, y ahora te llama a ti, ¿qué se traerá
Doña María era una mujer sencilla, de mediana edad, que crío bien a su hijo. Nunca entendió por qué él quiso abandonar el nido, pero se sentía orgullosa de él como hombre de bien y por sus logros. Era su único hijo y su adoración. Ansiaba verlo casado con una buena muchacha que tuviera los mismos principios que ella le había inculcado a él. Ya era mayorcito, pero Leo jamás hablaba de sus conquistas ni mostraba interés por nadie en particular. Ella hasta había llegado a pensar que tal vez Leo guardaba algún secreto respecto a su preferencia sexual. A ella le dolía el sólo pensar que, por vergüenza, él pudiera estar sufriendo al tener que llevar una doble vida. ¡Era tan discreto! Con ese pensamiento, se propuso aprovechar su próxima visita para tener una conversación seria con él; que supiera que ella jamás le daría la espalda si éste fuera el caso. Ella no tenía prejuicios de ninguna clase y siempre lo respaldaría, lo que deseaba era su felicidad.
María no tenía la menor idea de que el secreto de Leo era mucho más inquietante de lo que ella sospechaba.
(¿Podrá María aceptar con tanta complacencia lo que Leo oculta? No se pierda mañana martes la segunda parte de este relato).
Muy interesante Scarlett...una historia que llega al alma...felicidades...espero los próximos capítulos....abrazos fuertes
Queridas amigas todas, gracias ENORMES a cada una de ustedes por acompañarme en esta aventura y por sus comentarios. Con cada trabajo que inicio, aprendo mucho, y, sobre todo, aprendo a reconocer que hay mucho todavía por asimilar. Espero que los siguientes capítulos sean de su agrado, que mantengan su interés, divirtiéndolas un poco, para que me acompañen hasta el final.
Carlita Laime, si no fuera por Fer, no habría Cuéntame. Él es el que nos impulsa a dejar la imaginación volar.
Ceci, es lindo saber que me acompañas en esta aventura.
Dunia, eres muy observadora. Me alegra que hayas notado que Leo tiene los ojos verdes.
Ionela, te falta poco para el próximo capítulo, ya ahorita lo subo.
Jenni, sigue la intriga, todo puede pasar.
Lorena, me complacen mucho tus palabras.
Marce, tu espera ha de ser corta, ya falta poquito para subir la segunda parte.
Mati, madrugas mucho. Me sucede a mí igual si leo con la lluvia, lo disfruto más. Danny es uno de nuestros ídolos.
Mer, con Fer de primo seguramente serían muchas las pecadoras.
Mimi, sí, el tema da mucho que pensar. Mientras escribía pensaba que había material para más, pero me puse gríngolas para mantenerme enfocada en el relato y no explayarme, jejeje.
Nat, con tu ingenio, estoy segura que ya has llegado a tus conclusiones, pero ¡shst!, no lo cuentes.
Olga, me halagas con tus palabras.
Pamela, es curioso lo parecidas que son nuestras sociedades y tan distintas a la vez.
Regi, estos amantes desaventurados no te dejarán en suspenso por mucho rato, el relato es corto, jajaja.
Rubby, me alegra que no saltaras los efectos, porque son los que crean el ambiente. De lo contrario, la lectura sería bien insípida.
Sherley, jajaja, conque en Venezuela el primo te quería comer. Aquí hay quienes dicen que los primos se exprimen. Al igual que a ti, para mí los primos son como mis hermanos.
Silvia, ya para ti es miércoles, pero no saltes el capítulo del martes, jajaja, que lo subo dentro de un rato.
Tania, ¡estás caliente! Gracias mil por mi hermoso regalo; ya lo guardé.
Vale, jajaja, con los efectos especiales es que es bueno leerlo.
Zarita, ¡qué bien! Pensé que no tendrías el tiempo para leerlo.
Para todas, abrazos colungueros. Ahora me voy a montar el siguiente capítulo, rogando que no me dé mucha lata como el de ayer. ¡Feliz martes!
Marce, gracias por sacar un ratito para dejar tus amables palabras. Espero te encuentres restablecida.
Mer, gracias, igualmente para ti. Eres como una abejita dejando tu miel en cada tema.
Que tengan una semana bien productiva pero sin estrés. Abrazos colungueros.