Gracias, Carla, por poner en palabras todo lo que muchas sentimos y por hacerlo con esa sensibilidad y claridad que siempre te distinguen.
Ha sido un verdadero privilegio recorrer este camino a tu lado, compartiendo emociones, ideas capítulo tras capítulo.

Amanecer no fue solo una telenovela, fue un viaje del alma, un espejo de nuestras propias luces y sombras, y una demostración más del talento inmenso de Fernando, que supo tocar cada fibra de nuestro corazón.
Cada escena, cada gesto, cada palabra suya dejó una huella profunda que nos acompañará por mucho tiempo.

Gracias también a todas las compañeras que, con su presencia constante, con sus comentarios hicieron que cada día en nuestras salitas tuviera algo especial.

Hoy cerramos este ciclo con gratitud y con la certeza de que lo vivido permanecerá como uno de esos recuerdos que el alma guarda con ternura.
Y aunque la historia haya llegado a su fin, el lazo que nos une a través de Fernando seguirá intacto, porque él no solo interpreta personajes: crea emociones que se vuelven parte de nuestra vida.

Sigamos manteniendo viva esta luz, esperando el próximo amanecer que sin dudas viviremos juntas

Aprovecho el tema de cierre para compartirles mis reflexiones generales en cuanto al elenco y a la adaptación de Amanecer que creo son las razones que me llevan a pensar que ha sido un proyecto muy especial y diFERente pero no suficientemente valorado por un sector de la audiencia telenovelera.

EL ELENCO:

Uno de los mayores aciertos de esta producción es, sin duda, su elenco: un reparto que encarna la riqueza, la madurez y la renovación del melodrama contemporáneo. 

LOS PROTAGONISTAS:

Fer, en el centro de la historia interpretando a Leonel Carranza - a diferencia de las versiones anteriores, que ponían el foco en la protagonista femenina, ofrece una vez más una interpretación magistral, sólida y profundamente humana. 

Un actor de primera línea que confirma por qué sigue siendo uno de los intérpretes más respetados y admirados de la televisión. 
Con su estilo contenido, preciso y lleno de matices emocionales, Fer logra transmitir más con una mirada o un silencio que muchos con largas frases. 

Su actuación combina la elegancia clásica de los galanes de antaño con una madurez interpretativa que le permite habitar el dolor, la ternura y la contradicción sin artificios. Cada gesto suyo parece medido y, al mismo tiempo, auténtico, como si el personaje respirara a través de él.

A su lado, Livia brilla con fuerza propia: una actriz de trayectoria más breve, pero de enorme crecimiento, que logra con Fer una mancuerna entrañable, llena de química y verdad. Juntos, sostienen con naturalidad la intensidad y la ternura que atraviesan toda la trama.

EL ELENCO MADURO: aporta una dimensión invaluable. 

Patricia Reyes Spíndola, Blanca Guerra, Julieta Egurrola, María Rojo, Salvador Sánchez, Humberto Elizondo, Ana Martin y Ernesto Laguardia conforman un verdadero ensamble de primeros actores y actrices cuya experiencia se siente en cada gesto y mirada. Su presencia dota a la historia de una profundidad emocional y de un peso escénico que solo los grandes pueden ofrecer.

EN LOS ROLES ANTAGÓNICOS:  

Daniel Elbittar y Ana Belenadestacan con interpretaciones sólidas y llenas de matices, demostrando que el antagonismo también puede ser terreno para la complejidad y la vulnerabilidad.

EL ELENCO JUVENIL: aporta frescura y energía, abriendo paso a una nueva generación de intérpretes que se están ganando su lugar con talento y dedicación. 

Emilio Osorio, Valeria Santaella y Emilio Bravo imprimen dinamismo y verdad a cada escena, encarnando los conflictos y sueños de una juventud que busca su propio rumbo. 

Y finalmente, EL ELENCO INFANTIL - encabezado por el carismático Dante Aguiar en el papel de Gus - se convierte en uno de los grandes hallazgos de la producción - creo que en esto coincidimos todas ¿cierto? 

Con una naturalidad conmovedora y una sorprendente madurez interpretativa, el pequeño Dante deja claro que el futuro de la actuación tiene ya un nombre propio.

Este elenco, diverso en edades y trayectorias, logra un equilibrio perfecto entre experiencia, talento emergente y sensibilidad. 

Cada uno de sus integrantes aporta algo esencial: la emoción genuina de un melodrama que se siente vivo, humano y profundamente contemporáneo. 

Una historia donde generaciones se entrelazan, el pasado y el presente dialogan, y la actuación  - en todas sus formas - se convierte en un acto de verdad, arte y alma compartida.

Otro aspecto que creo es digno de aplauso es, que en tiempos donde el melodrama busca renovarse sin perder su esencia, resulta profundamente valioso encontrar una historia que se atreve a poner sobre la mesa temas complejos, humanos y actuales.

Amanecer no se limita a las pasiones y los giros del destino; se sumerge con sensibilidad en realidades que pocas veces se abordan con tanta honestidad en la ficción televisiva.

A lo largo de su trama, asistimos al encuentro entre generaciones y a la exploración del amor en todas sus formas: desde parejas con diferencias de edad que desafían los prejuicios, hasta amores tardíos que florecen en la tercera edad, recordándonos que nunca es tarde para volver a sentir. (Jovita, Justo, Prude y Doroteo)

También hay un espacio de profunda humanidad para quienes cargan heridas antiguas: la historia revela las duras consecuencias de no recibir ayuda terapéutica tras un abuso sexual infantil (Atocha), pero a la vez ofrece una esperanza real al mostrar que los patrones heredados  - como los de un padre autoritario o cruel - pueden romperse con conciencia, amor y acompañamiento. (Leonel)

El guion se atreve además a representar realidades poco visibilizadas: la vida con Parkinson (Doroteo), el espectro autista (Toantiuh) y las nuevas decisiones de las parejas jóvenes que eligen caminos distintos a la maternidad o paternidad tradicional (Fátima y Camilo). 

Con igual sensibilidad, aborda la educación multigrado (los niños y jóvenes de la hacienda) y para adultos (Jovita y los trabajadores de la hacienda), reconociendo en ella la fuerza silenciosa de quienes siguen aprendiendo a pesar de las distancias y los desafíos.

Con una mirada empática, muestra que cada elección, cada historia, puede ser un acto de libertad y autenticidad.

Sin caer en el sensacionalismo, el melodrama también se adentra en territorios oscuros: cómo sobreponerse a la violencia familiar (Fátima), cómo descubrir a un asesino serial de mujeres dentro del propio entorno (Leticia), o cómo el fanatismo religioso puede volverse un velo que encubre los crímenes más atroces (Covadonga).

Frente a estos abismos, la historia propone la búsqueda de la verdad, la justicia y la redención como salidas posibles.

Finalmente, la novela abre espacio al debate sobre el celibato sacerdotal (Benigno) y la posibilidad de construir vínculos sólidos con hijos adoptivos (Leonel), presentando con respeto y profundidad distintas maneras de amar, cuidar y trascender.

Por todo ello creo que Amanecer, en suma, no solo ha sido un proyecto con la sola intención de emocionar sino también de educar, cuestionar y transformar. 

A lo largo de la historia nos recordaron que el amor  - en todas sus formas - sigue siendo el hilo que puede tejer sentido incluso en medio del dolor, y que la televisión, cuando se atreve a mirar la vida de frente, puede ser también un acto de sanación colectiva.

**Fernando,** 

Quiero darte las gracias con toda el alma. 
Gracias por dar vida a un personaje que quedará en nosotros para siempre, pero sobre todo por la intensidad, la verdad y la sensibilidad que solo tú sabes transmitir. 
Tienes la rara capacidad de hacernos sentirlo todo - el dolor, la esperanza, la fuerza y el amor - con una mirada, con un silencio, con tu sola presencia. 

Verte actuar es presenciar una emoción que toma forma. 
Este personaje nos enseñó que la bondad no es debilidad, que se puede luchar sin perder la ternura, y que el amor verdadero se demuestra con actos, no con palabras. 
Nos recordó que la fe, la paciencia y la integridad siguen siendo los mayores triunfos del alma. 

Gracias por habernos regalado un personaje tan humano, tan lleno de matices y de verdad. 
A través de él nos mostraste que la fuerza no está solo en vencer, sino en resistir sin perder la bondad. Nos enseñaste que la dignidad, la fe y el amor son las únicas armas que pueden derrotar al dolor y a la oscuridad. 

Tu interpretación fue una lección de sensibilidad, de entrega y de respeto por el trabajo 
Cada mirada, cada silencio, cada palabra tuya llevó consigo la huella de un artista que trabaja con el alma. 
Has dejado una huella profunda, y quienes te seguimos sabemos que cada uno de tus personajes es un regalo. 

Gracias por existir, por ser luz y por seguir regalándonos tu arte. 
 

Y ahora que este amanecer ha llegado a su fin, no sentimos un adiós, sino una gratitud profunda. Porque tu luz quedará encendida en nosotros, en cada emoción que nos hiciste vivir, y en el recuerdo de un personaje que nos enseñó que la verdadera grandeza está en **ser y no en parecer.** 
 

     Gracias por tanto Fernando Gracias por todo 
     Tu arte deja raíces en mi corazón 

     Siempre

Mi querido Fer: 

Quien se atreva a decir que con este proyecto tu carrera se ha visto afectada, no ha comprendido la magnitud de tu valía, ni como actor ni como ser humano. 

Tú encuentras en su trabajo mucho más que un medio de entretenimiento: lo asumes como un espacio de comunicación profunda, desde donde logras tocar fibras sensibles, despertar emociones, inspirar reflexiones y provocar en el público una verdadera toma de conciencia.

Tu arte trasciende la pantalla y se convierte en una experiencia que transforma, que deja huella. Y si para ello debes caracterizarte sin miedo a romper estereotipos, renunciando a lo que algunos "opinólogos" consideran "indispensable" en un protagonista de telenovela - verse eternamente joven, mostrar la piel o priorizar escenas de cama-, lo has hecho siempre con convicción, demostrando que la autenticidad y la coherencia para ti pesan mucho más que la apariencia.

Nadie mejor que tú para entender que la esencia de un buen actor no está en el brillo superficial, sino en la verdad con que habita cada personaje. 

Y si eso no es ser un primerísimo actor - talentoso, creativo, versátil, comprometido y profundamente profesional- , entonces habría que redefinir lo que significa serlo ¿cierto? 

Por eso mi adorado Fer siempre tendrás mi admiración, cariño y respeto incondicionales. 

Aprovecho para agradecerle al Universo el regalo que me dio Amanecer al permitirme verte de nuevo, charlar y capturar en una foto la magia de haber coincidido en una Colungaventura deliciosa con amigas entrañables en el pueblo mágico de Tzintzuntzan en Michoacán. 

Gracias a cada uno de los personajes que dieron vida a esta historia, con sus luces y sus sombras:

**Covadonga**, por encarnar la ambición sin límites, el egoísmo que consume y la frialdad que termina aislando. En su oscuridad aprendimos lo que sucede cuando el poder sustituye al amor.

**Prudencia** por su serenidad y sabiduría, por recordarnos que la calma y la fe son las únicas armas contra el caos.

**Atocha**, porque nos mostró que el odio, cuando se alimenta del resentimiento, destruye primero a quien lo siente.

**Amapola**, símbolo de la desesperación y del vacío, de quien confunde el amor con la posesión.

**Íñigo** que nos enseñó que el orgullo y la soberbia ciegan, y que quien busca dominar termina siendo esclavo de sí mismo.

**Sebastián**, espejo del mal absoluto, pero también del vacío que deja una vida sin empatía ni remordimiento.

**Gus**, por su ternura, por ser el hilo de inocencia que mantuvo viva la esperanza aun en medio de tanta oscuridad.

**Doroteo**, por su sencillez y su amor sin condiciones, ejemplo de que la bondad nunca pasa de moda.

De **Leticia** aprendimos que el amor materno puede ser puesto a prueba de maneras extremas, pero que la dignidad y la firmeza nunca deben abandonarse; que a veces enfrentar la realidad es necesario para protegerse a uno mismo y a los demás; y que la resiliencia no significa ausencia de dolor, sino la capacidad de levantarse y mantener la integridad frente a la adversidad.

De ** Tona** aprendimos que, aunque tenga una forma diferente de percibir y relacionarse con el mundo, su sensibilidad, honestidad y observación profunda aportan claridad y enseñanzas valiosas. Además, nos muestra que incluso quienes enfrentan desafíos únicos pueden experimentar el amor, la ternura y la conexión emocional, recordándonos que todos merecen vivir y recibir afecto auténtico.

De **Alba** aprendimos que la verdadera fuerza no reside en la venganza ni en el resentimiento, sino en la capacidad de perdonar, seguir adelante y proteger a quienes se aman. Que el amor auténtico y la bondad no dependen de las circunstancias, sino de la coherencia y la valentía para actuar con el corazón. Y que incluso frente a la maldad más oscura, mantener la integridad y la esperanza puede transformar la vida propia y la de los demás.

De **Leonel** aprendimos que la verdadera grandeza está en la capacidad de levantarse después de la caída, enfrentar el pasado con valentía y proteger a quienes ama sin perder la bondad. Que la fuerza no se mide por la violencia ni el poder, sino por la perseverancia, la justicia y el amor que se ofrece con honestidad. Y que incluso en medio de la oscuridad más profunda, la luz de la integridad y la esperanza puede guiar el camino.

Gracias a todos ellos -a los que amamos y a los que detestamos-, porque sin sus errores, sus miedos, sus pasiones y su luz, esta historia no habría tenido alma.
Cada personaje nos dejó una lección, y entre el bien y el mal aprendimos que **la redención solo nace del amor y del coraje de mirar dentro de uno mismo.**

Así cerramos este viaje, agradecidos por haber sentido, vivido y aprendido con cada uno de ellos.