El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
la tarde era fresca, como todas esas tardes de otoño que pasaron juntos, ella estaba a punto de llegar a casa después de varios dias de trabajo, despues de tantas historias sin contar. Fernando quería que todo quedara perfecto, debían festejar seis años como solo ella se merecía.
Decidió llevar la sorpresa en el balcón de la casa, esa casa que tenía tanto de ellos, quería que ella pudiera volver a vivir todas esas experiencias que la llenaron de felicidad y sabía que lo estaba preparando le iba a encantar.
-Mi Lorena, mi chaparra- dijo Fernando tomando de la mesita de noche de su cama, esa pequeña caricatura que ella le dio para que la recordara- Espero que esto te guste.
En eso tocaron la puerta, él salió a recibir a su invitada, algo nervioso, él era de pocos detalles, pero esta ocasión era para celebrar, no podía dejarlo así nada más.
Para su pena, no fue Lorena la que llamaba a la puerta, era Omar, amigo de Fernando, que traía un hermoso ramo de flores, unos hermosos tulipanes.
-¿Aún no llega?- dijo Omar, al ver la cara de preocupación de Fernando.
-Aún no, tengo miedo de que no llegue.
-Tranquilo hermano, dale tiempo, aun no sale de trabajar .
-Tengo miedo de que tal vez por algo que yo haya hecho, ella pueda dejar de quererme.
-Vamos Fer ánimo, ella de seguro que viene, a veces a las mujeres les gusta hacernos sufrir.
Ambos rieron ante el comentario, Omar dejó las flores y salió, dando una palmada de ánimo a Fernando.
Fernando empezó a ponerse maniático con la hora, miraba cada nada su reloj, aunque faltaban como 10 minutos, para el era importante tener todo listo para recibirla.
Pasado ese tiempo, se oyó el frenar de un coche fuera de la casa, él espiaba por una de las ventanas, ella bajaba delicadamente de su auto y cerraba la puerta, con una bella sonrisa, se dirigió hacia esa casa, de pronto se paró en seco.
Fernando, que la seguía espiando, empezó a sentirse paranoico.
-¿Por qué se detuvo.?-pensó- ¿será que se arrepintió?. esta actitud lo desconcertaba, ella siempre se había demostrado decidida, era raro que dudara.
Mientras tanto afuera. Lorena respiraba hondo, ser invitada por él a pasar una tarde en esa casa que tanto amaba, no es típico de Fernando, todo el mundo sabía que él no era de detalles, pero saber que él se había tomado tantas atenciones con ella, la llenaban de una mezcla de miedo y emoción .
-Vamos Lorena, lo quieres, él lo sabe, por esa razón estás aquí, para volver a decirle cuánto lo quieres.
Avanzó, hacia la puerta, ambos estaban tensos y respiraron hondo, estaban a punto de vivir algo mágico.
Lorena tocó suavemente la puerta, Fernando esperó nervioso unos segundos, y abrió la puerta, ambos al verse, sonrieron, se sentía los nervios alrededor.
-Gracias por venir mi niña- dijo él. mirándola a los ojos, ella se puso automáticamente colorada- TRanquila mi niña, sólo soy yo.
-Gracias Fer, no lo puedo creer, aqui estas,-
-Por favor pasa- la invitó a pasar a la casa, ella sentía que pisaba la gloria, las paredes, los muebles, las ventanas, todo en esa casa era especial para ella, todo la hacía sentir dichosa, alegre, plena, estar ahí era parte de su vida y estaba junto a él.
Fernando la tomó de la mano y la llevó hacia el balcón. ahí estaba una pequeña mesa para dos, una pequeña maceta con tulipanes, dos platos vacíos, una jarrita pintoresca de agua y una vela, aún no encendida.
Lorena no tenía palabras, era demasiado para ella.
-¿Que pasa Lorena? ¿no te gusta?.
-Me fascina Fer, no puedo creer que hayas hecho todo esto por mi.
-Cómo no hacerlo, en estos 6 años, me has dado una parte de tu alma, cada escrito, cada regalo que hiciste para mi, cada video, cada canción, no tengo como pagarte todo lo que has hecho en esta casa por mi.
Lorena lo miraba con amor, y algunas lágrimas se le escaparon, las trató de secar, pero las manos de Fernando terminaron de limpiarlas de su rostro.
-Tranquila, quiero que hoy solo sea felicidad, vamos a comer hice algo para ti.
la invito a sentarte, le acomodó la silla y prendió la vela de la mesa, en el balcón, estaba a punto de atardecer, el paisaje era el más maravilloso de todos.
Fernando la miró sonriente y salió, hacia la cocina, mientras Lorena lo veía caminar con ese aire de autosuficiencia tan suyo, ese aire de elegancia, de macho alfa que le fascinaba, lo veía irse y pensaba en qué terminará esta aventura, pero de que le gustaba, le gustaba.
Lorena se puso en pie para apreciar con más calma el balcón, era uno de sus lugares favoritos de esa casa, pero había hoy algo especial, estaba rodeado de macetas de tulipanes, de todos lo colores, capullos hermosos que decoraban el ambiente con un aire campirano, esa flores que tanto le gustaban, rodeaban ese mágico lugar, y la llenaban de aromas exquisitos.
De pronto llegó Fernando con una bandeja de ravioles con salsa de Tomate.
-Espero te guste mi niña, ya sabes que esta es nuestra especialidad, repetí la receta tal como la hicimos la última vez y cada paso que daba, recordaba como nos divertimos cocinando juntos.
-Es mi favorito, gracias Fer- Lorena volvió a sentarse y recibió encantada el plato que Fernando le sirvió, él se sentó y ambos comieron y empezaron una plática amena, sobre todo lo que había pasado en esos seis años, de todo que había hecho para verse, de esa tardes donde estaban solos, acompañados de buena música, termanda la comida, él le sirvió un poco de vino y la invito a pararse en la barandilla del balcón, para apreciar el atardecer.
-Gracias Lorena- dijo Fernando después de unos minutos -Gracias por todo.
-¿A qué te refieres?
-En estos dias, estuve rondando en esta casa, llena de nuestros recuerdos, y vi en el cajón, esas cartas, esas historias, las volví a leer y sentí que hubiera sido muy ingrato de mi parte no haberte dado las gracias por tanto.
-Sabes porque lo hice- dijo ella. se acercó y puso su mano encima de la suya.
-Lo sé. y siento que no merezco tanto.
-No digas eso, Fer.
-Es verdad- Fernando le dio la espalda al paisaje y su semblante cambió- se que no soy perfecto, tengo miles de defectos, tengo días buenos y malos, pero siento que no merezco tanto amor, tu eres tan linda, y jamás olvidaré, ese día en que nos conocimos, todo lo que hiciste para poder llegar a ese lugar, las cosas tan lindas que me dijiste y lo que me regalaste lo he guardado con mucho cariño, tu calidez en ese abrazo, no he encontrado en nadie ese abrazo tan tierno, donde con esa caricia me decías tantas palabras de amor, ese amor que nadie me ha dado aún.
-Fernando, yo te quiero, desde hace 6 años, ha nacido en mi un amor que nadie podría entender, a veces ni yo misma lo entiendo, con el paso del tiempo he aprendido a conocerte, a descifrar entre lineas tus palabras, a descubrir todo lo que tus ojos quieren decir, y a pesar de todo, sigo aqui, aqui está mi corazon, siempre dispuesto a todo por ese amor. Yo no sueño con un hombre perfecto, sueño con un hombre que comparta conmigo la vida, los sueños, que crezca y se tropiece conmigo, que juntos nos levantaemos y sigamos adelante, te quiero mucho Fernando.
Lorena se acercó y lo abrazó, Fernando reaccionó al instante y la cobijó entre sus brazos, ambos necesitaban ese abrazo de reencuentro, sus corazones latian con el mismo ritmo y la misma ansiedad de estar juntos, los abrazos son signo de plenitud y calma y ambos se llenaron de esas dos cosas estar así de juntos.
-Jamás me olvides preciosa, te ruego que jamás lo hagas, yo no soy perfecto, pero aún como soy necesito de ese tu amor.
-Jamás lo haré, tengo mucho que agradecerte.
-Hoy tuve miedo que no llegaras.
-¿Por qué?
-Por que sé que mis acciones a veces no recompensan todo el amor que dejas en tus regalos, y es obvio, que tenga miedo de perderte.
-Nadie es perfecto Fernando, pero si llegué hoy aqui, es porque no quiero dejarte, sigues en mi corazón, y ahí estarás.
-Gracias Lorena de Colunga por quererme tanto- se acercó más y puso su mano en la cintura de Lorena, ella enredó sus brazos en su cuello- con tus regalos me siento el hombre más afortunado del mundo, ruego a Dios que nunca se acabe esto.
-No pienses en el futuro, vivamos el hoy, este momento juntos. Yo también te quiero Fernando Colunga.
-Vaya, ese apellido le cae de perlas Señora de Colunga- dijo él sonriente.
Y no se contuvo, la besó, ella lo estaba esperando, ese beso arrancó muy tierno, suave, pausado, pero poco a poco se encendió, el aire entre ellos se iba acabando, pero, PORQUE SE HA DE DETENER EL AMOR, mientras sea puro y sin trabas, los tulipanes fueron testigos de esa tarde, llega de magia, llena de amor.