El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
BENDECIDO Y FELIZ DOMINGO EN EL SEÑOR
En efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y vosotros no habéis recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, si compartimos sus sufrimientos, para ser también con él glorificados. Romanos 8, 14-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 1-15
Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: "¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?". Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco". Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?". Dijo Jesús: "Haced que se recueste la gente". Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda". Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: "Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo". Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Multiplicación de los panes y peces
A Dios no le importa la cantidad, lo que le importa es la intención sincera dentro de nosotros.
Pero... solo tengo esto, Señor.
"Hay aquí un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero, ¿qué es esto para tantos?"
A Dios no le importa las cantidades numéricas ostentosas. Lo que le importa es la intención sincera dentro de nosotros al hacer un acto de donación.
Pero, ¿a qué puedo llamar un acto de donación? ¿cómo saber si he hecho un acto sincero de donación? La donación no sólo es dar limosna, o dar de comer al hambriento, sino el dar un poco de mi tiempo, ofrecerme para alguna actividad, etc. Son infinitas las ocasiones para donarnos a nuestros hermanos. Un acto de donación excelente se puede demostrar cuando vemos que en realidad nos cuesta. Sea poco o mucho. La cantidad no importa. Lo importante es dar con alegría y amor.
Algunas veces confundimos la generosidad o la donación con dar algo que nos sobra. La verdadera donación es dar algo de nosotros mismos, algo que nos cuesta. Tenemos el ejemplo de hoy del joven que llevaba consigo sus peces y sus panes, para comer. Sin embargo, los donó. Fue poco en cantidad. Hasta el apóstol exclamó "¿Qué es esto para tantos?", sin embargo, era todo lo que poseía, y así lo puso en manos de Cristo. Y Cristo al recibirlo no se fijó en la cantidad, Él multiplicó en abundancia lo que le ofrecieron, para que todos comieran de esta donación total del muchacho que ofreció todo lo que poseía.
Por ello, demos siempre no de lo que nos sobra, sino de aquello que nos cuesta dar. Y la mayoría de las veces lo que más nos cuesta dar es a nosotros mismos, para hacer felices a los demás.
El milagro consiste en compartir fraternamente unos pocos panes que, confiados al poder de Dios, no sólo bastan para todos, sino que incluso sobran, hasta llenar doce canastos. El Señor invita a los discípulos a que sean ellos quienes distribuyan el pan a la multitud; de este modo los instruye y los prepara para la futura misión apostólica: en efecto, deberán llevar a todos el alimento de la Palabra de vida y del Sacramento. [...] Cristo está atento a la necesidad material, pero quiere dar algo más, porque el hombre siempre "tiene hambre de algo más, necesita algo más". En el pan de Cristo está presente el amor de Dios; en el encuentro con él "nos alimentamos, por así decirlo, del Dios vivo, comemos realmente el pan del cielo". Queridos amigos, "en la Eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana. Nace así, en torno al Misterio eucarístico, el servicio de la caridad para con el prójimo". (Benedicto XVI, 31 de julio de 2011).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.