El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
BENDECIDO Y FELIZ DOMINGO EN EL SEÑOR
?En efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y vosotros no habéis recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, si compartimos sus sufrimientos, para ser también con él glorificados.? Romanos 8, 14-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Les ordenó que tomasen para el camino, un bastón y nada más, ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; que llevasen sandalias, y que no tuvieran dos túnicas. Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos. Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Envió a los discípulos de dos en dos
El evangelista San Marcos escribe: "Llamó Jesús a los Doce". ¡Sí! Jesús llama a sus apóstoles, a aquellos a quienes les confiaría más adelante su Iglesia y la salvación de las almas. Escoge y llama de entre muchos a los que ha de enviar por todo el mundo a predicar el Evangelio, la buena nueva.
Así, el mismo Jesús nos llama a nosotros, nos invita a colaborar con Él en la salvación de las almas, de muchas almas, empezando por las de nuestras y las de nuestros familiares y personas más cercanas. Nos llama a acompañarlo y a conocerlo más íntimamente. Ese mismo llamado que hizo a los Doce hoy nos lo hace a nosotros. Nos invita a estar cerca de Él. Esa es la vocación de todo cristiano: buscar parecerse a Jesús en su comportamiento, que es lo que llamamos Santidad, y a llevar el mensaje de salvación a todos los hombres, que es lo que llamamos Apostolado. Esta es la doble vocación o llamado de todo cristiano, como tú y yo.
Ante ese llamado que el Señor nos hace personalmente a cada uno d nosotros, hemos de responder también de forma personal. Él no va a forzar a nadie. Espera que nosotros lo hagamos libremente.
¿Por qué nos llama? Nos podríamos preguntar. ¿Por qué no a otros más sabios, más fuertes, más inteligentes que nosotros? ¿Por qué no llama mejor a gente más rica, más importante, más principal? ¿Por qué nos llama a nosotros?
Si le preguntáramos al Señor, Él seguramente nos ha de responder: "Porque te amo a ti. Porque eres una persona que desde siempre yo he amado. Porque quiero que vivas eternamente conmigo. Porque quiero que seas feliz". Esas serían las palabras que el Señor nos diría y que amorosamente nos dice. Pero siempre que hay un llamado, habrá que dar una respuesta. Si un amigo nos invita a comer a su casa, lo menos que podemos hacer es decirle sí o no. Él esperará la respuesta. La invitación del Señor es por amor. Con el mismo amor hemos de responder.
El Señor, además, siempre respetará nuestra respuesta, pues Él nos ha creado libres. Nunca nos forzará a decir sí o a decir no. ¡No! Él siempre pide que le contestemos nosotros por nosotros mismos. No nos amenazará, ni nos tratará mal. La respuesta al llamado amoroso de Dios a nosotros ha de ser libre y por amor. Después de haber llamado a sus discípulos, los envió de dos en dos a predicar, a anunciar la buena nueva, el Evangelio. Esa era su gran misión: anunciar a los demás la salvación.
Jesús toma la iniciativa de enviar a los doce apóstoles en misión. En efecto, el término "apóstoles" significa precisamente "enviados, mandados". Su vocación se realizará plenamente después de la resurrección de Cristo, con el don del Espíritu Santo en Pentecostés. Sin embargo, es muy importante que desde el principio Jesús quiere involucrar a los Doce en su acción: es una especie de "aprendizaje" en vista de la gran responsabilidad que les espera. El hecho de que Jesús llame a algunos discípulos a colaborar directamente en su misión, manifiesta un aspecto de su amor: esto es, Él no desdeña la ayuda que otros hombres pueden dar a su obra; conoce sus límites, sus debilidades, pero no los desprecia; es más, les confiere la dignidad de ser sus enviados. Jesús los manda de dos en dos y les da instrucciones, que el evangelista resume en pocas frases. La primera se refiere al espíritu de desprendimiento: los apóstoles no deben estar apegados al dinero ni a la comodidad. Jesús además advierte a los discípulos de que no recibirán siempre una acogida favorable: a veces serán rechazados; incluso puede que hasta sean perseguidos. Pero esto no les tiene que impresionar: deben hablar en nombre de Jesús y predicar el Reino de Dios, sin preocuparse de tener éxito. El éxito se lo dejan a Dios. (Benedicto XVI, 15 de julio de 2012).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.