El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
BENDECIDO Y FELIZ DOMINGO EN EL SEÑOR
HOY QUIERO COMPARTIR CON USTEDES LA SAGRADA ESCRITURA.
DIOS, NUESTRO PADRE LLEGA A CADA LUGAR CADA DIA DE LA MANERA MAS INSOSPECHADA, NO LO RECHACEN.
<ABBÁ>, JESUS SE DIRIGÍA ASÍ A SU PADRE, QUE, DEL ARAMEO, SU IDIOMA MATERNO SIGNIFICA <PAPÁ>, USTEDES SE IMAGINAN SALUDO MAS CARIÑOSO HACIA EL PADRE.
HOY TE PIDO YO, PADRE QUE EL ESPÍRITU SANTO ABRA LOS OJOS DEL CORAZÓN QUE LEA TU PALABRA Y SE LLENE DE TU AMOR.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10, 11-18
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
Jesús es el Buen Pastor
Pascua
Lo comprobamos con su propia vida, pues Él nos ama a todos y murió por cada uno de nosotros.
¿Encontramos verdaderos buenos pastores en nuestra sociedad de hoy? ¿Acaso hay muchos que den la vida por la salvación de los demás? ¿No será más bien que se busca que los demás nos sirvan a nosotros mismos? Hoy, el Señor nos invitará a ser como Él: a dar la vida por sus amigos.
Jesucristo es nuestro buen pastor. Nosotros, su rebaño.
Hay pastores, los que son contratados, que no se preocupan por las ovejas. Si viene el lobo o algún mal, ellos no se arriesgan por salvar a las ovejas, porque no son de ellos. En cambio, cuando el pastor es el dueño de las ovejas, las defenderá y protegerá de cualquier peligro.
Y ¿cuáles son las características de un buen pastor? Son tres: El dar la vida por sus ovejas, el conocer a cada oveja y que ellas lo conozcan a él. Así es Jesucristo con cada uno de nosotros.
El buen pastor da la vida por sus ovejas
"No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos" (Jn 15,13). Estas son palabras de Jesús. y Él, ¿acaso no murió por nosotros? ¿Acaso no se entregó para darnos vida y salvación? El dar la vida por quienes uno ama es la más grande muestra del amor. Y Jesucristo lo atestigua con su propia vida, pues Él nos ama a todos y murió por cada uno de nosotros.
Así, el buen pastor ha de: ofrecer su vida para salvar a sus ovejas. Así un padre de familia, un hermano, un hijo, ha de dar la vida por sus familiares. Pero, ¿realmente sucede así? ¿No será más bien que un padre de familia busca que sus hijos lo atiendan? ¿No será que una madre busca que sus hijos no le den lata y la dejen tranquila por las tardes? ¿No será acaso que los hijos quieren que sus padres estén ahí nada más para que les cumplan sus caprichos? Y el Señor nos enseña que hay que dar la vida por los que amamos, siguiendo su ejemplo. Ganándole a nuestra comodidad y a nuestro egoísmo. El buen pastor dará la vida por sus ovejas.
El buen pastor conoce a cada una de sus ovejas y ellas lo conocen a él.
Dios, Nuestro Señor, no nos conoce en muchedumbre, en masa, en grupo. No. Nos conoce personalmente, por nuestro nombre y apellidos, por nuestra propia personalidad.
No somos uno más entre millones. No. Cada uno somos muy especial para Dios. Conoce nuestros más profundos secretos. Conoce nuestras debilidades y carencias, nuestras ilusiones y alegrías. Nos conoce personalmente a cada uno de nosotros. Si queremos imitar al Señor como Buen Pastor, preguntémonos: ¿Conocemos bien a cada una de las personas que amamos?
El amor no se da en masa, en muchedumbre, sino que es para cada persona. Aprendamos del Señor a conocer personalmente a cada quien, para que podamos amarlos personalmente.
El amor de Dios es para cada persona. Es un amor personal. Para Dios no somos uno más en el mundo. No. Somos importantes para Él. En este momento Él está pensando en cada uno de nosotros. Si se olvidase de tan sólo uno, de ti o de mí, en ese momento dejaríamos de existir, pues Él nos da la existencia porque nos ama.
Recordemos que amar es buscar el bien de la persona que amamos. Y el grado más alto y sublime del amor es entregar la vida por los que amamos. Jesucristo nos ha dado el ejemplo. Muchos mártires, muchos apóstoles, muchas personas generosas han seguido este ejemplo. Dar la vida por sus amigos.
El mundo de hoy nos invita a ser egoístas, a esperar que los demás nos sirvan y atiendan. Sin embargo, el mensaje del Señor es diferente: sé buen pastor de tus hermanos. Atrévete incluso a dar la vida por ellos.
El egoísmo es el peor enemigo del amor. Si caes presa de sus garras estarás muy lejos del amor de Dios. Libérate de la esclavitud del egoísmo que te ha de llevar a la esclavitud del pecado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Meditación del Papa Francisco
Jesús es el Buen Pastor, las ovejas escuchan su voz y lo siguen. No era ni un fariseo casuístico moralista, ni un saduceo que hacia negocios políticos con los poderosos, ni un guerrillero que buscaba la liberación política de su pueblo, ni un contemplativo del monasterio. ¡Era un pastor! Un pastor que hablaba la lengua de su pueblo, se hacía entender, decía la verdad, las cosas de Dios: ¡no negociaba nunca las cosas de Dios! Pero las decía de tal forma que el pueblo amaba las cosas de Dios. Por esto lo seguían.
¿A mí a quién me gusta seguir? A quienes me hablan de cosas abstractas o de casuísticas morales; los que se dicen del pueblo de Dios, pero no tienen fe y negocian todo con los poderes políticos, económicos; los que quieren siempre hacer cosas extrañas, cosas destructivas, guerras llamadas de liberación, pero que al final no son el camino del Señor; o un contemplativo lejano?
Que esta pregunta nos haga llegar a la oración y pedir a Dios, el Padre, que nos haga llegar cerca de Jesús para seguir a Jesús, para asombrarnos de lo que Jesús nos dice. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 26 de junio de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
En algunos países de América Latina, en este domingo de Pascua, día del "Buen Pastor", se celebra -además del Jueves Santo- el día de los sacerdotes. Gracias a Dios, nuestra Iglesia Católica cuenta con muchos y muy santos sacerdotes en todas las latitudes del mundo. Pero algunos de nuestros enemigos se han confabulado rabiosamente para atacarlos con calumnias de muy mal gusto, para desprestigiarlos y manchar públicamente su buena fama y reputación con mentiras soeces y deshonestas. Y, lo que es peor, algunos católicos inconscientes se han prestado como tontos útiles para hacerles eco y seguir su juego tan sucio y tan poco leal. Pero, en fin, si Cristo mismo fue perseguido y calumniado, no podemos esperar una suerte diversa para sus sacerdotes. Él mismo nos lo advirtió: "El discípulo no es más que su Maestro: si al amo le llamaron Beelzebul -o sea, príncipe de los demonios-, ¿cuánto más a los de su casa?" (Mt 10, 24-25). Si nos calumnian injustamente, es señal de que vamos por el mismo camino que siguió nuestro Señor.
Pero, aunque es verdad que algunos pocos, poquísimos, sí han fallado -pues los sacerdotes son también seres humanos frágiles y pecadores- debemos hacerles justicia y reconocer públicamente que los buenos sacerdotes son, por fortuna, la inmensa mayoría, casi todos. Y se comportan como "buenos pastores", siguiendo el ejemplo de Jesucristo, el Buen Pastor.
Todos nosotros, en las más diversas circunstancias de la vida, hemos tenido a nuestro lado a santos sacerdotes que nos han ayudado a mantenernos en pie, a pesar de las dificultades. Y a ellos les debemos la perseverancia en nuestra fe y en nuestra vocación cristiana.
Yo recuerdo con grandísimo cariño -y estoy seguro de que también tú, querido amigo lector- la figura de sacerdotes que han dejado una huella indeleble en mi existencia porque han sabido ser, como Cristo, "buenos pastores". Pastores, sí; y también buenos, como auténticos padres, amigos y compañeros de la vida.
De san Francisco de Sales, aquel obispo inefablemente amable, dulce y bondadoso, la gente solía decir: "¡Cuán bueno debe ser Dios, cuando ya es tan bueno el obispo de Ginebra!". Y se cuenta que un hombre incrédulo de la Francia del siglo XIX, alrededor del año 1840, fue invitado a visitar al padre Juan María Vianney, conocido como el santo Cura de Ars. Y, a pesar de haber ido en contra de su voluntad, después de conocerlo, exclamó: "¡Hoy he visto a Dios en un hombre!".
Es impresionante también el testimonio que nos narró personalmente, hace algunos años, Mons. Tadeusz Kondrusiewicz, entonces Administrador apostólico de la Rusia europea y actual Arzobispo de Moscú: Perni es una ciudad que se encuentra en los Urales y, durante el comunismo, había allí campos de concentración. Todavía en los años ochenta estaba detenido en ese lugar un sacerdote lituano, Sigitas Tamkjavicius, hoy obispo metropolitano de Kaunas. Después de la santa Misa los fieles me invitaron a visitar el cementerio. Me llevaron ante la tumba del primer sacerdote que había trabajado en esa ciudad, muerto en el siglo XIX. La gente me decía: "Durante sesenta años hemos permanecido sin iglesia y sin sacerdote, pero estaba esta tumba; y durante las fiestas veníamos aquí y rezábamos sobre esta tumba, incluso confesábamos nuestros pecados. Ninguno de nosotros ha conocido al sacerdote que está aquí sepultado. De él sólo sabemos lo que nos han contado nuestros abuelos. Y, sin embargo, durante estos sesenta años él, de modo invisible, ha estado presente entre nosotros, como si hubiera salido de la tierra para enseñarnos a ser fieles a nuestra vocación cristiana. Gracias a esta tumba hemos conservado la fe, que ahora renace y se refuerza".
Gracias a Dios, en nuestra Iglesia hay muchos sacerdotes santos. Y, como éstos, tenemos legiones enteras y miríadas de ejemplos. Sacerdotes que, llenos de amor a Dios y a los demás, desgastan su vida en silencio y a escondidas, como la vela roja del Santísimo Sacramento que se consume de día y de noche en un continuo acto de amor y de adoración a Jesús Eucaristía.
Pero los sacerdotes también necesitan de nuestra oración y de nuestro apoyo, para que el Señor les dé a todos el don de la santidad y de la perseverancia en su vocación. Y oremos también por las vocaciones, para que el Dueño de la mies mande a su Iglesia muchos y santos sacerdotes según su Corazón: buenos pastores, como Jesús, "el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas".
Propósito
Ante Cristo Eucaristía, ofrecerme como pobre instrumento para acercar a otros al Buen Pastor y pedir especialmente por los sacerdotes.
Diálogo con Cristo
El Señor es mi pastor, nada me falta. Qué verdad tan consoladora en este mundo individualista en donde nadie parece preocuparse por los demás. El pastor pide obediencia a sus ovejas y da la vida por ellas, por eso, permite, Padre mío, que sepa siempre responder a tu llamado y que sepa dar una dimensión sobrenatural a todos mis esfuerzos y actividades del día de hoy.