PARA EL RESTO DE MI VIDA...

En contacto contigo..., Fernando.

Mi cariño, mi tiempo...

contigo..., para ti.

Soñaré historias para contarte...

Jugaré con nuevas palabras para decirte que te admiro

y te quiero, por siempre.

(Atardecer)

 

 

Eres mi sueño, mi poesía... mi pasión, mi amor e inspiración,

llevándote en mi corazón.

(Atardecer)

 

 

Mi silencio..., ese que en momentos, me provoca el estar contigo,

al soñarte, al observarte... al verte interpretar,

conectando con el tuyo, sintiéndote en él..., conmigo.

(Atardecer).

 

 

(01/04/2018 - Atardecer) 

 

 

 

Querido Fernando.

Te miro, sintiendo tu esencia y tu magia, admirando a la vez, tu talento y exquisitez.

 Observo tu rostro y aprecio en él tu corazón, llenándome de calma, al percibir tu alma.

 Que en abril, haya muchos motivos para reír e instantes que compartir.

Te quiero. Un beso. Buenas noches.

Pd: Sigo pensando en ese abrazo, así con impulso incluido.

Puedo imaginármelo, si... cierro mis ojos y lo veo tan claro... y tan cercano.

Atardecer  01/04/2018.

 

 

 SU PRESENCIA, BÁLSAMO PARA ELLA...

Era su quinta noche de guardia, desde que comenzara en aquel hospital no hacía mucho, pero la primera que coincidía con él. Ese hombre con el que alguna vez se había cruzado por los pasillos, había visto por las salas de reuniones, compartiendo algún que otro saludo o comentario. Pero que llamó su atención desde la primera vez que lo vio, mucho más tras verlo atender a uno de sus pacientes.

Se trataba de un adolescente que había llegado de urgencia con unos síntomas graves debido a un atropello, teniendo que operar de inmediato. Ella era su auxiliar aquella noche. La primera vez que ambos trabajaban juntos, aunque no habían pasado desapercibidos ningunos de los dos antes de ese momento.

Instantes complicados como profesionales, que debido a la gravedad del caso y la complejidad del momento, fue inevitable que a pesar de la fuerza que conseguían sacar para sobrellevar las situaciones que se les presentaban, no les afectara.

Había conseguido, con su experiencia y conocimientos, evitar que ocurriera una desgracia, pudiendo reanimarlo tras sufrir una parada cardíaca. Ella lo había presenciado todo, con un cúmulo de emociones que no pudo controlar, teniendo que salirse antes de tiempo, aunque ya sabía que su presencia no sería requerida.

Con una sensación desconocida para ella desde que llevaba ejerciendo en la profesión, es que faltándole casi el aire, consiguió llegar a la sala de consultas. Las imágenes no dejaban de pasar por su mente. De aquel doctor, que logró salvar a aquel joven, habiendo realizado un trabajo meticuloso antes de que aquella imprevista parada, algo de lo que ella se había percatado. La mejor intervención que había visto.

De pronto se abría la puerta, a los pocos minutos. Era él, con el rostro algo preocupado, tal vez porque la debió de ver bastante afectada. Él, ese hombre, ese doctor y compañero que ahora pareciera conocerle desde siempre, se preocupaba por ella tratando de calmarla controlando su respiración y sus pulsaciones, más tras saber que aquel joven no era desconocido para ella, algo que le preguntó al intuirlo por como la vio. Se trataba de un muchacho huérfano a quien conoció en otro de los hospitales donde estuvo, donde se ganaba algo de dinero tocando una guitarra a la entrada del mismo, mientras llegaba el momento de hacerse realidad su sueño.

La tranquilizó aún más con su apacible charla, pero desde que él entrara en aquella sala de consultas, supo que su sola presencia... era un bálsamo para ella.

Mientras fue atendida por él, ambos pudieron percatarse mejor el uno del otro, compartiendo palabras, silencio... el tacto de sus manos al entrelazarse y una intensidad en sus ojos, que les llegaba profundo, al alma, resultando aquel momento, de gran ayuda para ambos, pues no solo se trataba de paciente y doctor, o de dos compañeros que había tenido que sacar fuerzas ante unos momentos nada fáciles, era algo más entre ellos los que aquella noche les unió... sabiendo que a partir de aquel momento, nada iba a ser igual entre ellos, ni cuando se cruzaran por los pasillos, en las salas de reuniones o cuando coincidieran en las guardias... sabiendo que su sola presencia, siempre sería bálsamo para ella.

(02/04/2018 - Atardecer) 

 

 

 

Querido Fernando.

Te seguía mirando, percibiendo nuevamente todo eso que te comenté, a la vez que pensaba en una imagen para traer con la que continuar en ese estado emocionante, de magia. Dejando una distinta a la que tenía en la mente y que ya traeré, pues hoy por circunstancias te pensé y recordé a ese personaje, cuando de pronto tuve que salir hacia el hospital con un familiar, resultando algo menos grave de lo que imaginé podría ser y ya gracias a Dios todo bien. Momentos de espera en los que entre la preocupación del instante y el susto, apareciste tu como siempre, por mi mente..., siendo un bálsamo para mi corazón con solo pensarte y sentirte cercano... más allá de tu interpretación. Gracias... También te agradezco, pues ahí sigo disfrutando de Luis Manrique y tu magnifica actuación.

Te quiero, Fernando. Un abrazo fuerte. Buenas noches.

Atardecer  02/04/2018.

 

 EL PODER Y LA CARICIA, DE SU SONRISA...

Había aceptado... y aunque quería poner en claro cual fue el motivo exacto por el que aceptó aquel proyecto, la idea o el momento concreto en el que se vio atraída a cerrar a aquel contrato, en verdad no lo sabia... Solo tenía claro una cosa, en todo momento se había sentido atraída por su sonrisa.

Allí, en aquel restaurante... en mitad de la cena, le abordaba aquel interesante hombre de negocios, director y creador de un valioso articulo para ambos, invitándola a ser representante e imagen creativa del mismo durante la próxima campaña.

Ese mismo hombre al que ella hacía unas horas había cuestionado con alguna que otra atrevida pregunta, en la rueda de prensa que había ofrecido en el salón de actos de aquel mismo hotel donde se encontraban durante la presentación de su producto. 

Su acercamiento y su invitación les había pillado por sorpresa, pero lo que más le atrapó de él sin duda fue su sonrisa... Y si, pensándolo bien, ese fue el motivo por el que aceptó... Deseaba volver a ver aquella sonrisa, quedar una vez más atrapada por el poder de la misma... y sentir de nuevo su suave caricia. 

(03/04/2018 - Atardecer) 

 

 

 

Querido Fernando.

Atrapada y sin palabras..., me dejaste una vez más con tu sonrisa.

Y con tu valiosa interpretación también. Se que me puedes entender... si, que me pierda entre ellas. 

Espero esté resultando un buen comienzo de semana. Yo disfrutando sigo con tu extraordinario personaje y actuación. Gracias.

Un beso. Te quiero. Buenas noches.

Atardecer  03/04/2018.

 

 

 SU FIRMEZA...  

Estaba decidida a dejar todo atrás, necesitaba marchar. Pero una vez más se encontraba con la firmeza de él, esta vez al pie de aquella escalera, que volvía a ser testigo de un encuentro en ellos dos.

También aquella vez, cuando años atrás con ese arrebato de la juventud, él le robaba un beso, en el último peldaño, cuando ella había bajado ilusionada al saber que él había regresado de vacaciones, ya que se encontraba realizando sus estudios fuera.

Aún recordaba la cara de aquel joven, prometiéndole tras besarla, que algún día la rescataría para llevársela con él.

Había estudiado Ingeniería, más por complacer a su padre que así mismo, de ahí que pasados un par de años, se dedicara al tema cinematográfico, como director y guionista, llegando a montar su propia producción con el tiempo.

La nueva dedicación de él y los estudios de carrera que había iniciado ella fuera, hizo que durante unos años se vieran solo en los meses de verano. Tiempo en el que cada uno había hecho su vida, él comprometiéndose con una mujer que conoció durante su trabajo y ella terminando sus estudios y preparándose para lo que sería su dedición en el futuro.

Por circunstancias, ella había llegado jovencita a la casa de los padres de él, donde la cuidaron como si se tratara de su propia hija, aunque era de unos amigos que lamentablemente ya no estaba con ellos. El afecto de ellos hacia ella siguió, siendo contratada como abogada de la familia. Y así había sido todos esos años en que cada uno ejercía en su profesión y habían coincidido más, pues ambos se encontraban en el mismo lugar.

Tiempo en el que su amistad seguía estando ahí, aunque apenas se habían tratado en esos años de madurez, sólo cuando él había necesitado del trabajo de ella como abogada. Pero últimamente eso había cambiado, debido al ofrecimiento que él le había hecho a ella, conociendo de su interés por la escritura aunque no se hubiera dedicado a ello, de la creación de un guion, algo que ella únicamente aceptó por el cariño que le tenía, pues no había resultado nada fácil para ella.

Ni pará él, pues al igual que su cariño mutuo y amistad, la atracción que había entre ambos se mantenía. Algo que no dudó en poner a prueba él, cuando su relación actual iba cada vez a peor mientras el sentimiento hacia ella seguía creciendo. Lo hizo una noche que debido a la necesidad de terminar aquel proyecto, se quedaron hasta tarde, pasando muchas horas juntos. Ahí él no dudó en besarla y ella no pudo evitar dejarse llevar, impidiendo a tiempo, eso si... que hubiera ido a más. 

Tras aquello hubo unas semanas en que no coincidieron, ella trató de alejarse, pero tiempo en el que él tomó la decisión que ya llevaba rondando en su mente hacía tiempo, de llevar a cabo su separación, algo de lo que ya había hablado con su pareja quien a pesar de saber que la relación ya no daba para más, se había resistido a ello.

En esa ausencia, ellos se extrañaban y se necesitaban. De ahí que él, uno de los días le pidiera a ella tras lograr comunicarse por teléfono, que se encargara de todo los tramites necesarios para su separación, a lo que ella mediante un correo electrónico es que le hacía saber que lo sentía, pero que hablara con otro abogado porque ella estaba dedicada a finalizar los casos que tenía pendientes de su padre, pues estaba por marchar, decidida a dejar el trabajo de abogado para la familia.

Con el impacto que le produjo aquel mensaje, es que en la tarde se encaminó hasta la casa de sus padres donde sabía que se encontraba ella pues se había informado previamente.

Cuando entró y la vio con su maleta dispuesta a marcharse, es que ambos se quedaron mirando, aguantando sus miradas con intensidad. Seguido, él con firmeza, tanto en su decisión como en su mirada, le pedía, casi exigiéndole, que subiera a su despacho pues tenía que hablar con ella.

- Lo siento, tengo que marchar.

- He dicho que subas a mi despacho, por favor.

- No hay nada que hablar, ya te he dicho que no voy a llevar ese caso.

- Está bien, no lo lleves si no quieres. Discúlpame por habértelo propuesto, pero no te vayas, por favor.

- Tengo que hacerlo.

- Se por qué lo haces, y no tiene sentido.

- Así que sabes, pues entonces ahora solo espero que aceptes mi decisión.

- ¿Cual...?. La de ser infelices los dos.

- Durante todos estos años no has pensado lo mismo. Has estado muy bien.

- Es lo que tu piensas. Mi trabajo me tenía muy ocupado... no echando en falta lo que realmente quería, lo que siempre deseé.

- ¿El qué, si se puede saber?.

- Estar contigo...

  - Si... claro. De ahí que cumplieras la promesa que me hicieras aquel día, de rescatarme para llevarme contigo.

- Las circunstancias lo impidieron, también el distanciamiento... más tuyo que mío, bien lo sabes, a pesar de ser yo el comprometido. Pero la vida nos da otra oportunidad. Y de igual manera me voy a separar, no eres la culpable de ello. Entonces, no lo impidamos...

- No quiero escuchar más. Tengo que marchar.

Y avanzando unos pasos, justo cuando iba a pasar por su lado, es que él la retuvo cogiendo por el brazo. Mirándola con la misma fijeza y firmeza, es que hacía que ella tuviera de desviar su mirada, provocando que tambaleara su propia firmeza.

Acercándose a ella, es que al rozar con sus dedos su rostro, volvía a atraer su atención. Lo observó detenidamente, sintiendo un hormigueo por el estómago. Lo amaba, como siempre lo hizo desde que lo conociera. Dirigiendo su visión hacia sus sugerentes labios, los mismos que no hacían sino incitarle a que hiciera lo que deseaba, es que al él acercarse y rozar suave con ellos los suyos, ella se estremeciera como lo hizo, cayendo rendida ante su firmeza, con la que la atrajo hacia él y con la que comenzó a besarla profundamente, fundiéndose ambos en un fuerte abrazo.

Y de nuevo, aquellas escaleras, eran testigo de su amor, como lo era ella de su firmeza... con la que siempre supo conquistarla y atraerla.

(04/04/2018 - Atardecer) 

 

 

 

 

Querido Fernando.

Firmeza que también llevas a tus personajes, siendo un gozo constante.

Lo es, en cada escena interpretada... en cada movimiento tuyo que observo y disfruto, pues van acompañados de mucho talento, calidad, dedicación y profesionalidad.

Agradecida siempre por tu gran trayectoria, por tu inmenso regalo.

Te quiero, guapo. Te pienso y extraño. Un abrazo. Buenas noches.

Atardecer  04/04/2018.

 

 

 LO PERCIBÍA, LE SENTÍA AHÍ... SIN VERLO.

El seguía observando por la ventana, como lo había estado haciendo en esos últimos días desde aquella noche, en que buscando un poco de aire fresco se asomaba y se encontraba con aquella atractiva silueta al otro lado, arropada bajo la tenue luz que estaba prendida tras las cortinas que divisaba, justo en frente.

Sugerente momento, aunque breve, ya que aquella mujer se percató de que la persiana no estaba cerrada, algo que corrigió de inmediato y de manera apresurada, al percatarse de alguien al otro lado, mientras ella sin saberlo se había desprendido de su toalla.

Y ella, justo en frente... también observaba tras la cortina de su ventana, y aunque sin verlo... le percibía, le sentía ahí.

Observaba, esperando ver algún movimiento al otro lado, pues intuía que él estaba ahí. Si, pues esa tarde supo que era el mismo hombre con el que coincidiera un par de noches después en aquel bar y el mismo que hacía un rato se bajaba del mismo taxi que ella. 

Y él, también esa misma tarde, no tuvo duda de que se trataba de la misma mujer que hacía una semana no se la podía quitar de su mente, siendo lo único que en esos días lo había despejado a ratos de los problemas que últimamente estaba teniendo respecto a su trabajo.

Con el pulso acelerado seguía mirando, tratando de verla, necesitando asegurarse que era ella, a la vez que todos aquellos momentos pasados se le venían a su mente tratando de atar cabos. Momentos que ella también recordaba al otro lado de la ventana, con la respiración agitada... rozando la cortina con sus dedos, como queriendo acariciarlo, mientras trataba de controlar sus ganas de hacer lo que le provocaba, ir a buscarlo.

Sin ellos saber que eran los mismos que un par de noche atrás mientras él se despejaba asomado en su ventana ella le provocaba unos momentos deliciosos que le dejaron huella, es que coincidía aquella otra noche en aquel bar.

El mismo que era propiedad de una amiga suya, quien le había pedido el favor de por esa noche cubrirla pues no iba a poder estar por un imprevisto surgido a ultima hora y no podía cerrar ya que se había comprometido con un grupo de personas que iban a ir a festejar. Noche aquella, tras la barra de aquel bar sirviendo copas, en la que entre la diversidad de gente, no pasó desapercibido para ella aquel hombre sin duda atractivo e interesante por lo que pudo comprobar.

La forma en que la miró él al pedirle aquella copa, la única que pidió... y que apenas tomó, le hizo pensar que se había percatado de ella también, más allá de la camarera que le atendía. Ella a pesar de seguir con su trabajo, no le perdía de vista, percatándose de que no debía pasar por un buen día, debido a su aspecto cansado o más bien malhumorado, por lo que escuchó sin pretenderlo mientras cortaba unas rodajas de limón para los ron que estaba sirviendo:

- Te digo que no. Que no estoy equivocado, joder, que es él. Quien creí amigo mío, me ha tratado de estafar y casi lleva al traste uno de mis mejores negocios. Ella me da igual, su traición no me duele como la de él... La conocí como sabes a través de él, y si llevaba un tiempo con ella, tal vez pensado en que podría tener algo serio en un futuro, pero era una relación como sabes que no me aportaba mucho más allá de lo sexual...

Y en ese momento, sus miradas se volvían a cruzar, ambos paralizando lo que estaban haciendo... la llamada de él en espera y las rodajas cortadas por ella sin llevar a las copas. Reaccionando instantes después, en que él daba por terminada aquella conversación y a ella la llamaban desde la parte de dentro, donde le pedían lo que no se esperaba, que por favor hiciera unos de los espectáculos, ya que la chica que le tocaba también faltaba.

Así fue, como ella tras una amplia pantalla blanca, bailaba bajo su propia coreografía, dejando simplemente entrever su silueta, que al trasluz solo era una sombra negra, pero la misma que a él, desde el lugar en el que se encontraba sentando junto al mostrador, le llamó bastante la atención sin pasar por alto los sugerentes movimientos de quien fuera que bailaba. Silueta que le llevó a estremecerse como lo hiciera aquella otra que un par de noches atrás divisó tras su ventana.

Al finalizar la actuación, se percató de que la camarera no estaba... viendo como regresaba unos minutos mas tarde, a quien desmanteló con la mirada que le echó de arriba a abajo quedándose los dos con sus ojos fijos el uno en el otro y con cierta inquietud por dentro. Al instante él pagaba y se marchaba.

Y ahí continuaban ambos, tras sus ventanas y entre aquellos recuerdos... percibiéndose, sintiéndose ahí... aún sin verse.

Sin poder olvidar lo sucedido aquella misma tarde. Él tras salir del edificio donde estaba visitando aquellos días como director financiero de una conocida compañía inmobiliaria, se adentraba en el taxi que momentos antes había pedido, ya que aquel día había preferido prescindir de su coche, pues sin más no tenía humor para luchar con el denso trafico de la ciudad. Terminaba de ponerse el cinturón de seguridad mientras le indicaba al taxista donde tenía que dirigirse, cuando se percataba por la ventanilla, de una mujer que a toda prisa bajaba las escaleras de la entrada de dicho edificio, enfundada en un traje negro, con el pelo suelto y parte del rostro escondido tras unas oscuras gafas, quien llegaba a abrir la puerta del coche, entrando de forma precipitada y cerrando nuevamente, sin percatarse de la presencia de él, a la vez que le decía al taxista la dirección. 

Apurada al darse cuenta de su intromisión y acelerada por haberse percatado de que se trataba de aquel hombre del bar, es que estaba por salirse del coche, con bolso y maletín en mano, mientras resonaba en sus oídos la voz del taxista "está ocupado señora, y aunque van a la misma dirección, salga por favor". Pero seguido, escuchó otra voz, aquella que era ya conocida para ella, la de él... quien le decía, que a él no le importaba compartir el taxi, ya que al parecer iban al mismo destino.

Momentos intensos para los dos vividos en aquel taxi durante aquel trayecto, de sensaciones por dentro, más en el instante en el que ella dejaba su rostro al descubierto, percatándose él de que era la chica del bar sin poder evitar fijarse en su cuerpo, en la silueta del mismo.

A excepción de unas escasas palabras de charla iniciada por el taxista, a ambos les embriagaba el solo respirar el uno al lado del otro, en el silencio que habitaba en aquel espacio donde en ese momento solo ellos dos estaban, junto aquella música de fondo que sonaba suave a través del altavoz, mientras en la mente de los dos venían aquellos instantes en el bar... pero también tras aquellas ventanas. Algo que presentían y que cada vez veían más claro, cuando ambos bajaban en el mismo lugar, insistiendo él en hacer el pago.

Los dos estaban en el portal del lujoso bloque de apartamentos de una zona acomodada de la ciudad, donde habitaban temporalmente por motivos de trabajo, algo que ellos desconocía en ese momento. Los dos accedían entre alguna sonrisa y broma compartida por la coincidencia de la situación, entrando en el ascensor donde las bromas quedaron a un lado, dando paso a la excitación a medida que sus pensamientos revoloteaban, cuando al ir a pulsar el piso en los botones del ascensor sus dedos se rozaban al coincidir en el mismo.

Sus dedos seguían rozándose, mientras sus rostros estaban tan próximos al igual que sus bocas, que no se percataron que el ascensor ascendían a medida que ellos lo hacían pero de excitación y deseo entre su acelerada respiración. El sonido de las puertas al abrirse, los sacó de su ensimismamiento.

Tragando saliva, es que él se hacia a un lado, mientras ella salía con su cuerpo aún tembloroso. Con un simple, hasta luego se despedían, entrando cada uno en sus respectivos departamentos, uno frente al otro, al igual que quedaban las ventanas de sus cuartos, una frente a la otra... hacia donde cada uno no tardaron en ir.

Y allí seguían... con la respiración aún agitada y el puso acelerado, observando desde cada ventana, donde sin verse, se percibían y se sentían ahí.

Él seguía observando, necesitando asegurarse de lo que ya era evidente para él, que aquella silueta era de la misma mujer, de quien no se había podido olvidar desde que se percatara de ella. La misma que no pudo evitar por mucho que trató, de hacer aquello que deseaba y su corazón le dictó... Él seguía observando, con el corazón aún más acelerado... al dejar de sentirla en la ventana e instantes después escuchar unos toques que llamaban a su puerta.

Antes de abrir, sabía que era ella... sin verla, la sentía ahí al otro lado. Al igual que ella, aun sin él haber abierto aún, lo percibía, lo sentía ahí... sin verlo.

Una vez se volvieron a ver... si se dejaron llevar sin más, por su corazón, por su deseo, por lo que sentían.  

(05/04/2018 - Atardecer) 

 EL AURA Y EL HALO... QUE DEJA A SU PASO.

Desapercibida entre las cámaras había estado apreciando su trabajo y su forma de hacerlo, su profesionalidad al plasmar ideas y a interpretarlas escena tras escena. 

Admiraba ese talento nato que poseía y su pasión por el mismo, sin decepcionarlo... entregándose al máximo. Había observado cada movimiento, cada gesto y expresión en cada toma... y entre bastidores. 

Finalizando las grabaciones tenía que marchar, pero apurando cada segundo a su lado, es que se entretuvo demasiado, más cuando al comenzar a caminar ensimismada en sus pensamientos respecto a lo que acababa de presenciar, se encontraba con aquel boceto en el suelo, el cual podría ser sólo un simple apunte general, de no ser por la escritura de él que enseguida percibió, en aquellas anotaciones al margen del papel, que lo hacía interesante... intuyendo que era suyo.

Emocionada con lo que acababa de encontrar, es que escuchaba el sonido de unos pasos firmes, seguros... creando un suave eco al retumbar de los amplios pasillos, perdiendo la conexión con la realidad, cuando al alzar la cabeza lo veía a él junto al aura y el halo que iba dejando a su paso.

 Seguro de si mismo y satisfecho con el trabajo hecho... caminaba sonriente, con el cuerpo erguido y su mirada hacia el suelo. Como era él se dijo al verlo, sobresaliente... pero sencillo.

La grata impresión que se llevó le impedía reaccionar y allí seguía viéndolo venir de frente embriagándose con su caminar, percibiendo aún más su atractivo porte y elegancia, su cuerpo fuerte y varonil... que con destreza sabe comportarse con delicadeza.

Ensimismada, trató de hacerse a un lado sin saber qué hacer. Si entregarle el boceto..., o cubrir su rostro con el mismo. Ya no importaba, pues estaba siendo embriagada por el soplo de aire suave y apacible que dejaba a su paso, por su aliento... por la luz de su esencia y ese brillo que desprende su prestigio.

A medida que pasaba por su lado, ella se volteaba para no dejar de mirarlo ni de sentir todo aquella emoción que le transmitía y le hacía sentir. A la vez que ella sonreía también, por el propio deleite y placer de aquellos emotivos e intensos instantes, y porque además lo había disfrutado sin que se notara su presencia. 

O eso es lo que ella pensaba, se decía... cuando ya de espaldas vio como él se giraba y sin dejar de caminar de espalda con paso despacio, con una sonrisa burlona la sorprendía diciéndole:

- No olvides entregarlo en mano a la dirección anotada en el margen inferior de la última página, por favor. ¿Sabes?, me gusta cuando te quedas rezagada, tratando de pasar desapercibida... y pensando que no te veo. Sabía que vendrías... gracias.

Con el corazón acelerado es que lo veía marchar, mientras impaciente hojeaba hasta la página final, provocándole una amplia sonrisa lo que leía haciendo que volviera a levantar su mirada hasta él, quien volvía a girarse... ofreciéndole de nuevo su atención y caballerosidad.

Llevándose dicho boceto a los labios, cerraba un segundo sus ojos mientras suavemente lo besaba y lo acariciaba con sus dedos. Dispuesta a buscar la dirección, es que feliz los abría y comenzaba a caminar por el amplio pasillo, siguiendo los pasos de él... embriagada por el aura y el halo que le había dejado a su paso y que sin duda le seguiría dejando. 

(06/04/2018 - Atardecer) 

 NECESITABA SENTIR SU CERCANÍA...

Nunca antes habían tenido una discusión tan fuerte como la que acababan de tener desde que se conocían. Más, haciendo casi tres meses que no se veían.

Por motivos de trabajo, él había viajado para cubrir un reportaje en uno de los lugares donde se estaba viviendo un conflicto serio de delincuencia y secuestro. En un principio dicho trabajo se llevaría unas semanas, pero por complicaciones varias y situaciones que seguían sucediendo, es que tuvo que continuar allá. Le faltaba nada para regresar. En los últimos días por problemas técnicos y de seguridad a penas se habían podido comunicar, de ahí que ante la noticia que a ella le llegó de que algo grave estaba sucediendo con el equipo de periodistas y camarógrafos (como era el caso de él), trasladado hasta aquella zona, es que no dudó en viajar hasta allá, cuando habían mencionado su nombre entre los posibles afectados.

En ese momento, ella había olvidado las palabras de él, la promesa que le hizo de que por ningún motivo haría nada en caso de escuchar cualquier noticia de la que no pudiera estar del todo segura o aún así, no debía de arriesgarse a viajar por nada hasta donde él se encontraba.

Pero eso no resultaba fácil cuando por la mente de ella pasaban un sinfín de pensamientos en aquellos últimos días, donde la incertidumbre no la dejaba ni casi respirar. Hacía tres días que no sabía nada de él y no podía aguantar más.

Solo que una vez allí, además de correr peligro hasta llegar al hotel donde él se hospedaba, no pudo comunicarse con él. Esos últimos días, por seguridad habían cambiado de sitio, algo que él no le pudo hacer saber por estar incomunicado.

Cuando ella viajaba en un taxi desde el aeropuerto hasta allá, hubo un altercado donde a punto estuvo de salir mal herida o algo peor. Por suerte se salvó pues el taxista a tiempo pudo reaccionar saliendo rápido de aquella situación. Ella no lo supo, hasta después, pero en ese instante mientras todo aquello sucedía un colega de él, llegó a captarla con su cámara mientras cubría aquel suceso.

Fue así, cuando estando ella ya en el hotel, en el que reservó para quedarse hasta poder averiguar más, horas más tarde alguien tocaba a la puerta... era él. Sus miradas se quedaron fijas la una en la otra un intenso segundo, donde ella no pudo evitar echarse a llorar, fundiéndose ambos sin más en un sentido y emocionado abrazo, demorándose en un profundo beso.

Sin tiempo para más, es que él se separaba... y con semblante serio le pedía que recogiera sus cosas, que regresaba de vuelta en el próximo vuelo que salía en menos de una hora y había reservado para ella. Él lo haría en un par de días con el equipo, pues en aquel momento no podía ser por el trabajo aun pendiente y por seguridad. Ella apenas pronunció un "pero...", pues por la expresión de él, sabía que no había más opción que la que él le indicaba. Nunca antes lo había visto así, aunque en ese momento lo que le importaba era saberlo bien.

Él día que llegó, nada más escucharlo abrir la puerta fue corriendo hasta él, desde el salón donde se encontraba, y sin mediar palabra se abrazaron con intensidad, esta vez demorándose sin más.

Seguido, él se disculpaba para ir a darse un baño sin más conversación que aquel abrazo. Ella había preparado algo de comer, por si le apetecía cuando llegara. Mientras, lo esperaba mirando por la ventana del salón, algo preocupada por el serio comportamiento de él hacia ella. Cuando él regreso, se sentaron a la mesa, donde él comentaba que no tenía mucha hambre, que picaría algo y se iría a descansar. Pero ante el silencio de él, es que ella ya tuvo que hablar.

- ¿Es que piensas seguir teniendo esa actitud conmigo?.

- Es que ya no se si pueda seguir confiando en ti..

- ¿Cómo dices...?.

- Te pedí que bajo ningún motivo, vieras lo que vieras u oyeras lo que oyeras, hicieras nada hasta que yo regresara. 

- ¿No me vas a disculpar o acaso no puedes entender que estaba preocupada sin saber de ti tras la noticia de que algo grave estaba pasando cercano a vuestro grupo?.

 - Cuando te lo pedí, me aseguraste que no lo harías... y no lo has cumplido.

- Que actitud egoísta estás teniendo. Estaba preocupada, desesperada por no saber de ti en todo este tiempo. ¿Es que no entiendes?.

- Y tú, ¿entiendes como me sentí yo cuando me enteré que estabas allá en medio de aquel altercado?. Mi preocupación y desesperación estando allí, pensándote en cómo tu pudieras estar y lo peor en lo que pudieras hacer, de ahí que te pidiera lo que te pedí. Era la única certeza y confianza que tenía de que tu estuvieras segura, no exponiéndote ni arriesgándote a nada.

- No me importaba lo que me pasara, con tal de saber de ti...

- ¡Pues te debería haber importado!...

- Lo último que hubiera querido era molestarte o hacer algo que pudiera poner en riesgo a ti o tu equipo y vuestro trabajo...

- No lo digo por eso, sino por ti... eras tu la que pusiste tu vida en riesgo. 

- Necesitaba saber, no te habías comunicado en los últimos días.

- No pude, hubo problemas, intenté por todos los medios pero no fue posible. De ahí que te pidiera que no hicieras nada pasara lo que pasara...

- Pero yo no lo sabía. Que fácil para ti, ¿verdad?.

- ¡No, no lo es... !. Y no vuelvas a repetirlo, ¿me oyes?.

- Necesitaba saber que estabas bien. Seguí a mi instinto, lo que me dictaba mi corazón. ¿Acaso tu no hubieras hecho lo mismo?.

- ¿El qué... traicionar tu confianza?.

- Estás siendo muy duro, ¿sabes?. Ya veo que...

- ¡¿Qué...?!. Sabes que hubiera hecho lo imposible por saber de ti, pero no estamos hablando de ese caso. ¡Estuvieron a punto de meterte un balazo!, ¿¡es que no te das cuenta que te pudieron matar?!.

- No me vuelvas a gritar...

- Lo siento, no era mi intención pero estoy bastante alterado. Discúlpame... pero necesito estar solo.

Y tras aquellas palabras, es que él se levantaba de la mesa y se marchaba hacia la habitación. Ella con lágrimas en los ojos es que recogía y ordenaba en la cocina. Deseaba ir a abrazarlo, a pedirle disculpas pues claro que lo entendía, pero también necesitaba que la comprendiera a ella. Tumbada en el sofá es que trataba de calmarse, pero no podía. Así que decidió salir a tratar de despejarse.

Él trataba de descansar, pero no le era posible coger el sueño. Pensaba en ella, en querer estar a su lado, pero su cabreo era mayor, impidiéndolo. Aunque finalmente un par de horas llegó a quedarse dormido. Ya caída la tarde se despertaba, dispuesto a disculparse, pues aunque aún preocupado y algo cabreado, podía entenderla, sintiéndose algo egoísta, porque él no hubiera dudado en viajar. Solo que ella aun no era consciente de lo arriesgado que había sido su comportamiento.

Pensamiento de disculpa que se iba disipando a medida que pasaba el tiempo, cuando tras no verla en la casa, seguía sin saber de ella, llegando la noche. Su teléfono móvil lo había dejado en el salón pudiéndole la inquietud. Sentado en el sofá, es que la escuchó llegar horas después.

- ¿Se puedes saber dónde estabas?.

- ¿Acaso te importa...?.

- ¿De dónde vienes a estas horas?. Me tenías preocupado...

- ¡Ah!... o sea que me ausento unas horas y te preocupas. Pero tu te vas por meses a un lugar donde lo que menos hay es tranquilidad y yo no me puedo preocupar. Qué considerado...

- Mejor lo dejo ahí...

Y mirándola fijamente es que se retiraba de nuevo hacia la habitación. Ella tumbada en el sofá, le pensaba, deseosa de ir con él, de sentir su cercanía... pero a la vez sin quererle molestar. Él metido en la cama, con deseos de sentirla cerca, de ir a por ella, pero conteniéndose pues no quería ser imprudente ni incoherente con su comportamiento.

Al rato ella llegaba a la habitación, sigilosamente se metía en la cama. El silencio que los invadía era testigo de la respiración de los dos, a veces entrecortada. Minutos después, interrumpía la voz de ella.

- Perdóname, por favor.

El no reaccionó y pasado unos minutos, es que ella se acercó un poco más, lo suficiente para apoyar su boca sobre su espalda y besarla suave, a medida que sentía más agitada la respiración de él. Seguido, pasaba su mano por el costado extendiéndola hasta llegar a su pecho donde la mantuvo un tiempo, mientras reposaba la cabeza sobre su espalda.

Hacía casi tres meses que no estaban juntos, y ambos necesitaban sentir su cercanía. Ella lo sabía, pues a pesar de que él no le decía nada, no se movió ni impidió que ella permaneciera en esa posición, sintiendo a la vez más acelerado su corazón.

En esa posición siguieron un poco más, silenciosos... sintiendo su cercanía, sus cuerpos y el latir de sus corazones. Hasta que ella comenzó a deslizar su mano por el fornido abdomen de él, entremetiendo sus atrevidos dedos entre el tejido de la única prenda que lo cubría, sintiendo el gemido de él a la agradable caricia de ella en su excitada piel.

Ella incorporaba su cuerpo a medida que sentía removerse el de él. Y así, es que ambos cuerpos se acoplaban mientras sus rostros uno frente al otro se observaban, extasiados por la cercanía cada vez mayor de sus cuerpos y el latir del corazón, dejándose llevar despacio por su respiración desenfrenada, por la caricias de sus manos y sus bocas, del roce de sus labios y la suave intensidad de su besos, al ritmo que les iba marcando el movimiento delicado y desenfrenado que iban tomando sus cuerpos.

La luz de la luna era ahora el único testigo de aquel amor que entre ellos existía, tras haber dado paso el silencio, al los gemidos entrecortados de ambos y su respiración fatigada, a medida que la excitación a penas les dejaba expresarse su amor y su perdón.

- Perdóname tu a mí... 

- Si, pero necesito que confíes en mi...

- No he dejado de hacerlo... pero no vuelvas a poner tu vida en peligro, ¿me oyes?. 

- Está bien pero no me vayas a gritar... si no es de placer.

- Jaja... te amo.

  - Y to a ti... 

Fundiéndose el uno con el otro, es que no hubo posibilidad de más palabras, pues la excitación de ambos lo impidió, sólo de sentirse los dos... dejándose llevar por la pasión que les dictaba el corazón.  

(07/04/2018 - Atardecer) 

 ESE ENCANTO ESPECIAL TAN SUYO... QUE ME ENCANTA.

La extrañeza sentida por él, me hacía recordarlo aún más... llevándome a pensar aquel momento, sentada a solas frente a él. No sabía como sucedió exactamente, simplemente que tras una larga espera a ser atendida apareció sin más, ese hombre con un encanto especial, tan propio... tan suyo, que me encanta.

Quien hizo de aquellos instantes, tesoros de gran valor que se metieron muy dentro de mi corazón.

Podría decir que su boca es mi mayor tentación cuando la veo, pero... ¿qué hay con sus ojos y su sonrisa, con su piel y esas marcas de expresión que me provoca con mis labios acariciar a través de suaves besos..., qué de esa magia que posee?.

Todo él, se convierte en mi debilidad..., haciendo que caiga rendida a sus pies pero manteniendo mi dignidad. Su respeto y caballerosidad lo hacen posible aún más. Lo atento en él, lo generoso regalándome algo tan grande a cada instante... como es su bonita sonrisa.

La conversación mantenida a solas con él... un placer secreto que merece ser guardado en el alma. Cada gesto, cada detalle... su intención de hacerme sentir cómoda a cada instante. Lo aprendido de él, no solo con su talento y profesionalidad... también a modo personal.

Mientras más lo miraba, más me cautivaba y más lo admiraba. Y si, más lo extrañaba... pues sabía que desde ese momento, me costaría estar en distancia, lejos de él.

Era ese brindis por nosotros, con vino... por ser un momento particular, me dijo. Ese roce en mi mano con sus dedos, cuando intimidada por él... me quedaba sin palabras para responder a tiempo.

Eran sus conocimientos y su delicadeza, era el hacerme participe en todo momento, interesado en mi opinión, en mi respuesta... que a veces simplemente era mi atenta escucha.

Risas y sinceridad, elocuencia y placer... de tenerlo tan cerca y sentirlo aún más cercano en mi corazón. Cautivada por él, arrebatándome mis sentidos sin compasión. Agradecida por su sencillez y amabilidad, por hacerme sentir bien con su humildad.

 Estar frente a mi Interprete Predilecto, a quien considero un grande de la actuación, pero sobre todo estar con ese hombre, ese ser humano con ese algo maravilloso que no puedo explicar, con ese encanto especial suyo... que me encanta.  

(08/04/2018 - Atardecer) 

 A SU LADO... APOYÁNDOLE, CONFIANDO EN ÉL.

Estaba haciendo más frío del normal, ya que se había colado una nevada por la zona de montaña un día de primavera como si fuera pleno invierno. Lo había estado esperando recostada en el sofá, viendo una de sus películas hasta que él llegó de las grabaciones, algo más tarde de lo previsto. 

Tras darse una ducha y cenar algo rápido, compartieron el sofá ambos. Ella ocupaba su misma posición y el se tumbaba reposando la cabeza sobre sus piernas y estirando las suyas, todo lo largo que era hasta la otra punta. 

Charlaron de como les había ido el día, de lo que se había complicado el rodaje en algunas escenas para él, mientras ella pasaba sus dedos por su corto pelo haciendo que se relajara, sin faltar algún beso y alguna caricia que compartían, hasta que él se quedó dormido, aprovechando ella para terminar de ver la película donde la había dejado.

Lo veía en la pantalla junto a su gran talento a la vez que desviando su mirada, lo veía allá entre sus brazos, sintiéndolo. Un remolino de emoción la embriagó, una agradable sensación de saberlo allí, cómodamente con su camiseta blanca y su pantalón holgado de algodón azul marino, notando su respiración relajada y su latir sobre su vientre.

Apretando aún más la mano que él le tenía cogida con la suya, es que sus pensamientos se fueron perdiendo en aquel tiempo pasado, cuando lo conoció por primera vez, en aquella ferretería que él tenía y donde fue a comprar entre otras cosas unos clavos para colgar unos cuadros que ella misma había pintado ahí entre pinceladas inexpertas aún, pero que colgaría como una de las más preciada obra para ella.

Recordaba perfectamente la sonrisa con la que él la recibió y la amabilidad con la que la atendió y la aconsejó para adquirir lo más apropiado, eso sin haber apreciado su sentido del humor con alguna que otra broma pícara que le había hecho, llegando a conquistarla con todo ello. Y así, es como ella, siguió frecuentando de vez en cuando, a veces porque precisaba algo, la mayoría de las veces porque necesitaba volver a verlo, ya qué él se estaba encargando de que así fuera, dejando huella en ella cada vez que iba.

Y así se fueron conociendo y fueron quedando para verse fuera de allí, hasta que ambos un día reconocían entres risas y besos que ya eran novios. El movimiento de él acomodándose entre su cuerpo, la sacó de la concentración de aquellos recuerdos, regresando de nuevo a ellos, mientras deslizaba suave sus dedos acariciando su bello y atractivo rostro, que ahora reposaba de lado, observando su guapo perfil.

Regresó de nuevo a la pantalla, donde apreciaba una vez más su gran talento y profesionalidad, su exquisitez y delicadeza a través de su personaje, en cada escena con cada expresión.

Emocionada al pensar en el gran actor en el que se había convertido, orgullosa de ello y de seguir a su lado, es que recordaba aquel momento en su relación en el que él le comunicaba su decisión de ser actor. Llevaba días en que lo había notado algo raro, no sabía por qué, suponiendo quizás por la sorpresa que se había llevado cuando un conocido le hablara de que le acompañara en alguna que otra ocasión, pudiendo así ver algunas escenas de sus artistas favoritos mientras grababan. Pero aquella mañana en la ferretería lo notó más intranquilo, mientras le decía que en la tarde cuando fuera a verla le tenía que comentar algo que igual podía afectar a su relación.

No podía olvidar el rostro de él, su dulce mirada... cuando tras comunicarle, con cierta preocupación por su reacción, que quería ser actor, prepararse y dedicarse a ello, para sorpresa de él, ella le expresaba emocionada por la ilusión con la que le había hablado de ello, que le parecía bien si era lo que él deseaba y que seguiría a su lado, apoyándole y confiando en él.

Y así seguía siendo, se decía... observándolo y admirándolo a la vez, mientras seguía recordando aquel día de hacía años y ese otro más reciente donde lo veía en aquel escenario, como el grande de la actuación que era, con una ejemplar y exitosa trayectoria.

En ese momento él se despertaba, preguntándole en qué pensaba pues la encontró emocionada mirándole, a la vez que le sonreía acercándose a besarla, pues ya sabía que era en aquel bonito día en que decidió para siempre seguirle, apoyarle... y estar a su lado.

(09/04/2018 - Atardecer) 

 CADA DÍA PENSABA EN ÉL, EN VOLVERLO A VER...

Le había surgido aquella oportunidad y no quiso dejarla pasar. Se trataba de una sustitución en un musical, donde su participación en el mismo era escasa, pero sería tres meses de aventura y experiencia que no se quería perder.

Uno de los integrantes era conocido suyo y la propuso para una sustitución pues la chica que hacía ese papel había tenido un esguince y durante ese tiempo estaría convaleciente.

No se dedicaba a ello, pero le gustaba bailar en general y a veces conversando con su amigo le había hecho saber que como experiencia no debía de estar mal. Así, que surgió esa oportunidad y tomó la palabra de ella, quien al principio pensaba que estaba de broma, pero no... era realidad que le estaba ofreciendo aquel pequeño papel, pero nada fácil por cierto, al igual que interesante por la cantidad de movimiento y esfuerzo que había que hacer con el cuerpo.

De ahí que no dudara, una vez instalada en la que durante aquel tiempo sería su ciudad, en buscar a un buen entrenador profesional para ejercitar correctamente las zonas específica para el numero que le tocaba interpretar. Tres meses, de los que aparte del tiempo vacacional, había pedido un tiempo de excedencia en su trabajo para poderlo realizar. Solo espera que mereciera la pena.

Y si que la experiencia lo mereció, pensaba camino de vuelta al aeropuerto aquella tarde, mientras por su mente pasaban a ráfagas las imágenes de aquellos tres meses atrás y por supuesto la mirada de él.

Él... ese profesional que le habían recomendado, y a quien veía durante dos horas a diario, pudiendo no parecer mucho tiempo durante unos meses, pero resultando muy intenso tratándose de él.

Desde la primera vez que lo viera, tras tocar la puerta de su casa previa cita por correo electrónico, es que no dejó de pensarlo ni aumentar su deseo de volver a verlo. No solo era su profesionalidad y conocimiento sobre su trabajo, era su caballerosidad, su delicadeza con el mismo, la amabilidad en su trato sin poder dejar a un lado lo evidente, que además era guapo y bien proporcionado, algo añadido a todo lo demás, que ya de por si hacía más difícil la situación.

Situación que no era otra que el deseo de querer conocerlo mucho más allá de lo profesional y de aquellas horas diarias que pasaba a su lado, donde a pesar de que el mayor tiempo entre ellos era silencio... eso a la vez lo hacía más intenso.

Si interesantes eran los minutos de charla que le ofrecía sobre el motivo de cada ejercicio, la importancia de realizarlo bien, las zonas ejercitadas con cada uno... mucho más ese silencio que los invadía, mientras lo sentía tan cercano entre sus concentradas miradas y sus delicados roces, a la hora de ayudarme con cada movimiento.

Un silencio que con el tiempo se iba convirtiendo cada vez más profundo, así como también lo eran las interrupciones alrededor del mismo realizadas por ambos a ratos con algún comentario o algunas risas, provocadas por la comodidad entre ambos al margen del motivo que los reunía cada día.

Lo cual fue convirtiendo cada gesto, cada roce... cada mirada de él, en algo especial... pues ya no solo podía verlo como el gran profesional que era, su aprecio por él iba mucho más allá.

No sólo era atractivo su físico... algo dentro suyo también lo era, tanto que atraía como un imán. Era agradable estar a su lado, y cada vez... lo necesitaba más. Y era cada vez más difícil para los dos. Algo que contradictoriamente a ella más le incomodaba, pues aunque le agradaba pensar que aquellas clases con ellas eran distintas, no quería que algo le pudiera incomodar a la hora de hacer su trabajo... aunque bien sabía ella que era todo un profesional, pues a diario se lo demostraba.

Pero ante todo estaba lo que sentía, se dijo aquel último día, cuando le comunicaba que ya no iría más pues ya su interpretación en el musical y el motivo para ejercitarse a fondo llegaba a su fin.

A pesar de hacer el trabajo que habían venido haciendo durante todos aquellos días, ambos sabían que ese ultimo, no estaba siendo una sesión normal. En cada movimiento realizado se estaban entregando, con cada roce de sus manos, del contacto de sus cuerpos cuando coincidían, al agarrarla, al flexionar, al acercarse para corregir algo que estaba haciendo mal, precipitada tal vez por el cosquilleo que su cuerpo comenzaba a sentir, al sentirlo ahí tan cercano, tan intenso... y la vez tan profesional para aguantar sin dejarse llevar por el deseo de querer complacer a lo que el cuerpo y el corazón de ella le estaban demandando.

Algo más de dos horas duró aquel día... pues el tiempo para ellos apenas corría aquel día, a la vez que voló pues ambos se quedaron con ganas de seguir estando juntos, quedando demostrado en el profundo y largo abrazo que se dieron sin tapujos, donde sus manos se deslizaron por la espalda y el costado del otro, expresándose todo lo que no lo habían podido hacer cada día, y donde sus cuerpos se juntaron tanto, que pudieron comprobar la reacción de los mismos al contacto, endureciéndose en silencio a cada roce, haciéndolo lo más intenso que les fue posible pero conteniéndose lo suficiente para no hacerlo más difícil al partir cada uno por su lado.

Algo, que ella no quiso pasar desapercibido, reteniendo el rostro en su cuello entre abriendo su boca, mientras se impregnaba de él, de su esencia, de su olor... sin poder evitar al apartarse, de besar la comisura de sus labios.

Fue al girarse, cuando se encontraba con la intensa y expresiva mirada de él, al marcharse y tras haberle dejado entre sus manos un trozo de papel, cuya nota en su interior tal vez él ya intuía. Por su expresión, ella sentía que era así... 

En la mirada de él... seguía pensando, cuando llegó al aeropuerto y sonó su teléfono, cortándose la llamada al segundo toque. Al cogerlo, se percataba de que era un número desconocido. En ese instante rápidamente se giró buscándolo con la mirada, hasta que lo vio a lo lejos, percibiendo aquella misma expresión que hacía dos días...

Días en los que sigió pensado en él, en volverlo a ver... algo que ya no podría dejar de hacer, al igual que él. De ahí que estuviera allí, para retenerla... o para irse con ella.  

(10/04/2018 - Atardecer) 

 SU SONRIENTE MIRADA... CUÁNTO DE ÉL ME TRANSMITE.

Su sonriente mirada...

que me atrapa, me acaricia... y me habla.

Cuánto de él me transmite,

mientras a mi corazón cautiva y seduce mi alma.

Bella y sonriente es su mirada,

la misma que me besa cuando la miro,

y le sonrío..., calándome muy dentro.

Sonriente mirada la suya,

que penetra en mí embriagándome...

de su esencia, de su magia.

Mirada que al sonreírme,

me habla del hombre honesto y sencillo,

del profesional talentoso,

del carácter fuerte y delicado en él,

de su humildad y bondad.

Cuánto poder ejerce sobre mi,

que con solo aparecer en mi camino,

me deleita y me lleva consigo.

Sonriente mirada la suya,

que ilumina aun más su bella cara,

y en mi resplandece su luz.

Su sonriente mirada,

llena de gratitud y agradecida con él,

que a poquito me va penetrando,

a medida que con cariño la voy contemplando.

Profundiza en mi... hasta hacerme sentir,

me embelesa y me emociona,

haciéndome cómplice de sus secretos,

cuando me abraza, cuando me expresa.

Oh!... sonriente mirada,

que de mi no se apiada...

y a él lo hace aún más interesante.

Su sonriente mirada, cuánto de él me transmite.

(11/04/2018 - Atardecer) 

 CON SU MIRADA... NO NECESITÓ DE SUS PALABRAS.

Se hacía de noche y aún seguía allí, entre los documentos que le habían dejado en la mesa a última hora aprovechando que había ido al baño, para que tramitara con urgencia, pues debían estar para el día siguiente a primera hora, según decía la nota.

Nota que era de él, del Ingeniero que siempre se mostraba más reservado con ella, desde que entrara a trabajar en aquella empresa por primera vez, teniendo un trato diferente con el resto de personal, aunque no se llevaban mal a pesar de alguna que otra bronca, precisamente cuando la distancia entre los dos chocaba. Si, era algo como inconsciente para ellos, pero había momentos en que se echaban de menos, si no estaban cerca el uno del otro o pasaba unos días sin verse, y cuando se veían sin un motivo aparente discutían por cualquier tontería que tenía solución, tal vez evitando expresar lo que ambos sentian.  

Apenas quedarían las limpiadoras y el personal de seguridad, pensó ella. No dejaba de mirar el reloj, veía que se acercaba la hora y no encontraba el momento para dejar ese mensaje que solía escribir cada noche. Seguía apurada por tramitar aquella documentación. Concentrada en lo que hacía, para que sus prisas no le fueran a traicionar, es que lo veía entrar, sorprendiéndole mucho que estuviera aún por allí.

Mirándola es que le decía, que ya era hora de marcharse, ofreciéndose a llevarla hasta su casa, a pesar de la insistencia de ella de que no era necesario pues pedía un taxi. Mientras ella recogía sus cosas, él la esperaba a la vez que utilizaba su teléfono móvil... Al instante, escuchó un sonido que provenía de la mesa que duró un segundo, y del que ella no se había percatado, pero él si... haciendo que su cara se tensara pasando por la misma su mano izquierda.

Apagando el ordenador, cogía algunas de sus cosas de la mesa entre, ellas su móvil y guardándolo, sin más lo siguió.

Apenas hablaron en el trayecto, algunas palabras sobre el trabajo que le había dejado sobre la mesa un rato antes, pidiéndole disculpas por haberlo entregado tan tarde. Ella no entendía nada de lo que estaba pasando. Lo notaba raro pero no le dijo, simplemente prefirió disfrutar de aquel pequeño viaje con él, por las calles iluminadas sintiendo su presencia tan cerca... su esencia. Tan agradable se sentía a su lado, que ensimismada en él andaba, que no se percató de la ruta que llevaban, ni del mensaje que aún no había mandado. Hasta que el coche se paró, percatándose del lugar donde se encontraban.

- Dijiste que me acompañarías hasta mi casa, no que me traerías a la tuya.

- Se me olvidó decirte, que mientras recogías sonó tu móvil.

Fue lo único que se dijeron, antes de que sus corazones comenzaran a bombear a un ritmo más rápido sin que ello lo notaran. Ella abría su bolso y cogía su móvil. Abría el correo que tenía, y cuando lo leyó... solo pudo levantar su mirada, encontrándose con la de él.

Con su mirada... no necesitó de sus palabras.

La miraba fijamente, tal vez preguntándole por qué... mientras en la mente de ella seguía resonando lo que acaba de leer. "Ya echo de menos tus palabras... Hoy te llevaría conmigo para abrazarte en silencio toda la noche".

Intensamente mantuvieron sus miradas, sintiéndose... expresándose tanto en silencio. Pasado unos minutos largos, él sin más se bajaba del coche y amablemente le abría la puerta a ella, sin dejar de mirarla intensamente.

Entraron... yendo ambos hasta el salón. Ella dejaba su bolso y su abrigo sobre un sillón y tímidamente se sentaba en el acogedor sofá que había justo al lado mientras observaba como él servía en un par de copas un poco de vino tras haberlo visto desabrochar su corbata. Seguido se sentaba al lado de ella, donde disfrutaron de unos sorbos bajo la tenue luz que los acompañaba.

Tras coger la copa de ella y retirarla junto a la suya, es que sin más... posaba sus fornidas y suaves manos sobre los tobillos de ella, desprendiéndola de sus zapatos. Llevando su espalda hasta el respaldo, es que la cogía sentándola en su regazo, acariciaba sus piernas hasta llegar a sus pies masajeándolos hasta notar el placer que en ella ese gesto producía, atrayéndola después hacía él besándola con su profunda mirada.

 Sin más ella reposaba su cabeza sobre su pecho, abrazándola él con intensidad, como lo hizo ella... quien no quería interrumpir aquel delicioso momento. Ya habría tiempo para que él le explicara cómo y en qué momento es que supo que era ella quien le mandaba aquellos mensajes en la noche desde su correo privado. Pues lo que si tenía claro, es que aquella noche él ya sabía que era ella quien lo hacía, de ahí que le sorprendiera aquel mensaje por su parte, cuando lo único que él solía responderle en sus mensajes era un par de palabras, las mismas por las que ella sabía que le agradaba seguir recibiendo las de ella en esa cita diaria que tenían: "Te quiero".

Cita que continuarían, siendo ahora mucho más emocionante...

Con su mirada... no necesitó de sus palabras.

(12/04/2018 - Atardecer) 

 SU BOCA... Y EL SILENCIO QUE ME PROVOCA.

Y lo mucho que en silencio... me provoca su boca.

La observo callada, mientras ella me habla,

envolviéndome en una suave caricia.

Mis dedos se inquietan, deseosos de rozarla,

deslizarlos por ella, para que sienta que me hallo cerca,

 para complacerla.

Su boca... y la debilidad que me ocasiona,

hasta hacer estremecer la mía.

Sintiendo sosiego... cuando silenciosa acaricia mi mejilla.

Inquietándome... al sentirla latir posarse en mi boca.

 Y la percibo, tal cual la admiro,

tierna y delicada... sensual,

de sugerente belleza... pasional.

Y la siento viva, suave... notando como se enciende,

mientras voy sintiendo mi cuerpo agitarse,

dejándome llevar a su deseo y al de su boca,

perdiéndome en ella,

sin fuerzas para expresarle con palabras,

lo mucho que me hace sentir y me emociona.

 Su boca... y el silencio que me provoca.

Y lo mucho que en silencio... me provoca su boca. 

Tal pareciera un trabalenguas,

siendo mi lengua la que se traba,

al imaginar la suya impaciente,

 dentro de su deliciosa y exquisita boca.

(13/04/2018 - Atardecer) 

 

 

Querido Fernando.

Eres muy importante para mí, no imaginas cuánto. Y te estoy muy agradecida. 

Un beso suave e intenso, con todo mi cariño y respeto.

Te quiero, llevándote muy adentro. Cuídate. Buenas noches.

Atardecer  13/04/2018.

 

 

 ÉL... Y MI ATREVIMIENTO.

Era un bonito hotel, pequeño y acogedor en una zona rústica preciosa de aquella ciudad. La misma que había escogido para esa escapada de quince días donde desconectar entre la belleza de sus paisajes a la vez que le vendría bien para tomar fotos para su próximo reportaje.

Desde el primer momento el trato fue buenísimo por parte de todo el personal que trabajaba allá. También los instantes agradables que viviría en aquellos días. Sucedía aquella primera tarde, que tras dejar mi equipaje en la habitación una vez me atendieron amablemente en recepción, es que bajaba a la cafetería del coqueto restaurante que había, donde cada zona estaba decorada de un manera diferente y con un toque particular, con libros y pinturas interesantes entre la decoración del cómodo mobiliario. Estaba ensimismada pensando en como organizarme para disfrutar de cada instante en aquel bonito lugar, mientras le ponía azúcar a mi café, que apenas me di cuenta de que alguien al otro lado del ventanal, permanecía parado... hasta que su movimiento me hizo reaccionar, viéndolo cuando ya marchaba pero suficiente para no pasar desapercibido para mí aquel hombre.

El mismo que unos minutos después, se ponía justo en la mesa de al lado. Lo primero que pensé es si se trataría de alguien que ya se marchaba, o que como yo, acababa de comenzar a disfrutar su estancia allá, pues encontrárselo alguna que otra vez por allí, alegraría sin duda la vista formando parte del bello paisaje. 

Sonreía al pensar en lo que estaba pensando, cuando me percataba de él, mientras hojeaba el periódico y se tomaba lo que le acababan de servir, viendo como una de sus miradas iba dirigida a mi. Me dije de atender a lo mío, tratando de no mirar más. Minutos después, al marchar se paraba en mi mesa y con una sonrisa que hizo que algo se alterara en todo mi cuerpo, es que me deseaba una agradable estancia.

Y a partir de ese momento, surgieron más... en el que fui coincidiendo con él. Al entrar, al salir... en la cafetería, en el restaurante. A veces solo, otras acompañado... pero guapo e intrigante siempre, y donde nuestras miradas se volvían a encontrar, siendo cada vez más profundas y mayor era el tiempo que permanecían fijas la una en la otra. Como aquella mañana en el desayuno, en que se acercaba a mi mesa, preguntándome si le importaba que la compartiéramos, pues estaba todas las mesas ocupadas.

Fueron unos veinte minutos deliciosos con aquel hombre, casi desconocido, que bien parecía que lo conocía de toda la vida. Una conversación interesante, entre risas y gestos de complicidad que tampoco faltaron. Lo cual hizo que todo ese día, anduviera un poco despistada entres mis pensamientos, algo que advirtió el guía turístico del hotel que tenía contratado, para todas las rutas previstas para hacer, quien bromeó conmigo respecto a ello.

Por entonces, no sabía que dos días después, andaría más despistada, o tal vez podría decir, más pillada... Tras no volverlo a ver más desde aquella mañana, echándolo en falta como no me hubiera imaginado, es que cuando esperaba a que llegara como cada día el guía, al preguntar en recepción por su tardanza, es que me decían que ese día no venía, pues se había pedido el día. Algo que me extrañó, pues su día de descanso era otro y el día anterior se había despedido con un hasta mañana.

Minutos más tarde, esperando a que me asignaran otro, es que se presentaba él. Estaba guapísimo con aquella camisa clara, bien peinado, oliendo bien y con aquellas gafas de sol resultándome aún más interesante. Tras exponerle mi caso, es que enseguida se ofreció a ser mi guía por aquel día, indicándole al de recepción, que sin problemas él se encargaba.

Yo no entendía nada en aquel momento, pero tampoco rechacé la propuesta hecha por él. Y así, es que me encontré sentada al lado de él, en su coche, rumbo a donde me quisiera llevar, un lugar precioso me dijo, que me gustaría mucho más del que tenía elegido que podría entremeter entre el resto de días.

Sin duda era un placer estar con él, más disfrutar de aquel viaje, deleitándome con el paisaje en general, pero mucho más con él. Con su presencia, con su charla, con su carácter simpático y abierto, haciéndome sentir cómoda desde el primer momento. Estaba siendo tan agradable y sentía que para él también. De cualquier modo, eso no justificaba mi atrevimiento cuando íbamos de regreso al hotel.

Estaba tan guapo, era tal delicia tenerlo tan cerca y verlo al mismo tiempo conducir, que cada gesto suyo mientras me hablaba y manejaba, era un deleite pero a la vez una gran tentación. Que no pude evitar por cierto... Y sin pesarlo, aprovechando que tenía el móvil entres mis manos, con la cámara activada tras hacer algunas fotografías que él me había recomendado de los bellos paisajes que iban acompañándonos, es que disimuladamente dejé activada la opción grabar video y poniendo la escusa de que iba a desatarme las zapatillas deportivas que llevaba para estar más cómoda, es que me agachaba enfocándolo así con la cámara.

El rato en que estuve así fue una delicia observarlo también desde allí abajo, sin duda ese hombre no tenía ángulo malo, algo que debí pensar en voz alta, pues en ese momento, dejó entrever una pícara sonrisa mientras seguía hablando, hasta que para mi sorpresa le escuché decir.

- Si sigues enfocando más abajo, voy a tener que demandarte por atrevimiento... jaja.

Me quedé tan cortada, que no supe reaccionar. Me lo merecía, obvio. Pero para más complicación, cuando reaccioné, en vez de reconocerlo, insistía del mismo apuro, en que no sabía por qué me decía eso... haciendo que mi parte tímida se muriera de vergüenza porque la atrevida hubiera salido de aquella manera.

Y él, al ver que seguía sin reconocerlo, es que entre carcajadas se desviaba de la carretera, parando el coche de pronto. Se quitó el cinturón de seguridad y acercándose a mí, quiso cogerme el teléfono para hacerme ver de lo que me hablaba, algo que yo evité por supuesto, pensando en que no insistiría. Como vi que lo hizo, es que rápido llevé mi mano que contenía el objeto por el que andábamos en aquel delicado forcejeo entre risas, hasta la ranura de mi camisa, dejando caer el teléfono por mi escote.

La cara que puso cuando se percató de lo que había hecho, me produjo aun más risa, que me llevó a carcajear. En ese momento, vi su bella mirada... aún más picara, a la vez que pasaba su mano por la misma, lo cual ese gesto me dejó algo inquieta... si, pues para mi sorpresa, ya presentía que se vengaría de mi nueva travesura... y lo hizo siendo más atrevido que yo... pues sabía que podía serlo.

Sin tiempo para reaccionar, es que con sutileza introducía sus fornidos y delicados dedos por mi escote, hasta alcanzar el móvil. No pude hacer otra cosa que aguantar su profunda mirada mientras lo hacía, sintiendo el roce suave de sus dedos por mi piel.

Mirada que no pudimos desviar por unos largos e intensos segundos. Seguido interrumpía aquel delicioso momento, su bonita sonrisa, a la vez que me susurraba burlón que además era el dueño del hotel y había dado el día libre a mi guía a posta, mientras deslizando su dedo por la pantalla, me ofrecía según me dijo, la prueba del delito...

Y fue así como  pude ver de nuevo aquella posición suya desde allá abajo, desde donde tan interesante se veía. Y era tanto el atrevimiento que él provocaba en mi, que no se me ocurrió otra cosa que seguir diciéndole:

- No te voy a perdonar que hayas interrumpido la mejor de mis grabaciones...

Y en ese momento, sin dejar que siguiera, es que acercaba su mano derecha hasta mi nuca, y atrayéndome hacia él, es que me dejaba una mirada que hizo temblar todo mi cuerpo, posando al instante sus labios sobre mi nariz deslizándolos después por la comisura de mi boca, hasta atraparla con la suya, suavemente, despiadadamente... atrevidamente, de manera apasionada y deliciosa.

Aún le estoy agradecida a él y a mi atrevimiento en aquel momento...

(14/04/2018 - Atardecer) 

 

 

Querido Fernando.

Deseo esté resultando un agradable fin de semana. Yo disfrutando de tu grandiosa actuación y de Luis Manrique... aprovechando que es sábado para deleitarme con él mucho más tiempo...ja. Y bueno, luego ya me puse a pensar, a soñar... a escribirte, demorándome pero lo mereció. Por cierto, que guapo se te ve desde ahí abajo...jaja. Bonita e interesante imagen.

Te quiero. Un beso. Buenas noches.   

Atardecer  14/04/2018.

 

 

 

 SU CARÁCTER APACIGUADOR...

Le había hablado de la hacienda y de las ganas que tenía de llevarla a verla, pero desde que estuvieran juntos, era la primera vez que iban los dos. Estaba resultando una semana realmente agradable para ambos, donde ella además disfrutaba doblemente, de lo bonito de la hacienda en sí y de lo delicioso de gozar de ello junto a él.

Además estaba aprendiendo cosas, como siempre le sucedía con él. Entre ellas a montar a caballo, algo con lo que estaba muy emocionada pues era un animal que le encantaba. Tanto así, que la emoción le hizo por un momento ser imprudente, lo cual le llevó también a una fuerte discusión.

Aunque ya tenía manejo, él le había pedido que no montara sola. Pero aquella mañana, aprovechando que ella estaba dormida, él aprovechó para hacer algunas gestiones. Por motivos, se complicó demorándose algo más de lo previsto.

Mientras tanto, ella al levantarse y no verlo, tras haberlo esperado un tiempo, es que le pedía al encargado que trabajaba en la hacienda, que le sacara el caballo que mientras regresaba él, lo montaría por el recinto cerrado que había para practicar. Aunque el hombre le advirtiera de que era mejor que esperara al patrón, ella insistió pues decía que no iba a pasar nada ya que de allí no iba a salir.

En principio no hubo problema, hasta que el caballo en algún movimiento inesperado o algo que alcanzó a notar raro, se descontroló y a punto estuvo de tirarla, no siendo así, gracias a que el encargado estuvo pendiente y al salir corriendo pudo evitar que el susto fuera a más.

Cuando él llegó, su intención era ir a pasear con los caballos juntos, no siendo así cuando el encargado le comentó lo sucedido. Trató de mantener la calma cuando la vio y le decía de ir hasta la laguna en la tarde, como solían hacer para disfrutar de la tranquilidad de aquel lugar, pero a medida que iba conduciendo y ella le hablaba de otras cosas menos de lo que le acababa de suceder, es que ya le hacía mención de ello y del peligro que había corrido sin motivo.

Se enfadó algo más, al ver que ella le quitaba importancia al asunto. Y ya cabreados los dos, entraron en una pequeña discusión, que cada vez era mayor. Él insistiéndole en su imprudencia, ella defendiéndose de que no era así, que sabía lo que hacía. Él lo empeoró, diciéndole que era una caprichosa.

Cuando bajaron de la camioneta, ella toda decidida le decía que se marchaba, pues al parecer en ella no confiaba y que no le apetecía quedarse. Así que sin más, echaba a andar. El le advirtió de los peligros del camino, pero tras la insistencia de ella, la dejó ir, pues sabía que no tardaría en volver. Se sentó sobre el coche y la vio marchar. A medida que pasaba el tiempo y no daba la vuelta ni se giraba a mirar, es que empezó a preocuparse pensando en que toda cabreada era capaz de irse de verdad.

A penas la divisaba a lo lejos. Estuvo a punto de bajarse e ir a por ella, pero se percató de que volvía. Traía un paso más rápido del que llevaba, pudiendo imaginar con que se habría encontrado, con ese animal al que le tenía pánico.

Cuando se iba acercando, el pudo comprobar la cara de miedo que traía. Estuvo a punto de saltar y abrazarla con todas sus fuerzas, pero la dejó para ver su reacción.

Ella se acercó hasta él, y sin decir palabra, es que apoyaba su cabeza sobre las piernas de él, echándose a llorar. Habían sido dos sustos seguidos ese día. Él trató de calmarla, con ese carácter suyo apaciguador, mientras abrazaba su espalda y deslizaba sus dedos por su pelo.

- A ver..., dime qué pasó.

- Eran tan desagradables...

- ¿Eran...?. O sea, que había más de una.

- Si, estaban peleándose...

- ¿Cómo dices...? jaja.

- Bueno, creo que más bien apareándose.

- Así no te iban a hacer nada, pues estaban haciendo el amor...jaja.

- No te burles...

Y diciéndole eso, es que comenzó a defenderse con suaves golpes, mientras él más se metía bromeando con ella, hasta que la inmovilizó abrazándola con sus fornidos brazos atrayéndola hacia él, mirándola con una bonita sonrisa.

- Además de un pelín testaruda, hoy estás algo mimosa...

- No es cierto...

- Si lo es, pero me encantas cuando te pones así...jaja.

Y besándola suave, es que hacía que se olvidara de todo lo sucedido anteriormente y en todo el día. La reconciliación resultó muy agradable; no podía ser de otra manera entre ambos, más con su carácter apaciguador como ella le decía y a él le gustaba escucharla cuando se lo expresaba.

(16/04/2018 - Atardecer) 

 

 

 

 

Querido Fernando.

Gracias por hacerme disfrutar con tu magnifica interpretación.

Gracias por permitirme soñarte.

Te quiero. Un abrazo. Buenas noches. 

Atardecer  16/04/2018.

 

 

 ENTRE EL SILENCIO Y EL SENTIR...

Me encuentro frente a ti,

con muchas cosas por decir... 

pero ahora incapaz de expresar.

Escribirte un relato sería mejor ahora para mí...

pero por como me siento,

por la distancia llena de recuerdos y ganas de verte, 

 necesito seguir frente a ti, 

entre el silencio y mi sentir.

Gracias mi Intérprete Predilecto,

por tanto que me ofreces con tu inmenso talento,

gracias por lo profesional que eres,

pues haces que disfrute mucho más de todo ello.

Gracias mi querido Fernando,

por seguir ahí... cogiendo mi mano, sin soltarla,

como un día hace años, con emoción te pedí.

Gracias por todo, gracias por tanto.

(16/04/2018 - Atardecer) 

 CONTEMPLANDO EN ÉL, LA BELLEZA...

Era su primera exposición de pinturas. Algo que no ejercía como profesión, sino que era el resultado de sus ratos de inspiración. Se trataba de una colección muy dispar, definiéndose distintos estilos y técnicas, desde oleo, acuarela, tinta o carboncillo.

Galería que había podido realizar gracias a la ayuda de un compañero de trabajo y amigo, quien le había además animado a sacar a la luz dichas obras, pidiéndole que permitiera que no solo sus ojos disfrutaran de lo expresado a través de sus trazos y pinceladas, pues ella se resistía a hacerlo, excusándose que tal vez no era un trabajo para exposición, por más encanto que ella viera en cada uno de sus cuadros.

Aunque una vez se decidió, se alegró de aceptar tan gratificante proyecto, por lo que había disfrutado preparando todo ello. Eso sin imaginar, la grata sorpresa en forma de aventura que aún estaba por llegar.

Ilusionada, con todo lo que estaba sucediendo alrededor de ese evento a nivel personal, es que se vistió para la ocasión. Eligió algo sencillo y a la vez elegante. Una camisa blanca y un pantalón negro, cartera y zapatos de tacón del mismo color dándole un fino toque los discretos brillantes que en ambos complementos lucían casi desapercibidos, optando por llevar el pelo suelto peinado de forma natural, cuyos mechones resaltaba los rasgos de su cara.

Emocionada, al ver lo que podía transmitir a través de su trabajo, de expresar mediante las distintas técnicas y colores, aquello que su inspiración le invitaba a imaginar y soñar, echando a volar sus pensamientos junto a su sentir, haciendo que a la vez los demás se sintieran identificado de alguna forma con una parte de todo ello, viendo la aceptación que estaba teniendo, algo que le agradaba.

Aunque para agradable, el momento en el que caminando en busca de su amigo, se encontraba con aquel hombre, elegante y atractivo quien hizo que se quedara parada sin poder casi reaccionar, simplemente contemplando en él... la belleza.

Si, pues sin duda... lo bello de aquella sala se encontraba en ese instante delante de ella. No quería dejar de hacerlo, de impedirse ese verdadero placer, por lo que con cierta osadía, siguió mirándolo. Lo observaba, como la obra más preciada sin duda de aquella exposición, de una belleza natural impresionante, que tanto le transmitía en esos instantes.

Más, viendo con la absorta delicadeza que observaba uno de sus cuadros, "pareja desnuda", era el título, apareciendo ambos cuerpos entrelazados entre lo real y la sutileza de lo abstracto, y donde aquel hombre sin él saberlo ni ella conocerlo había sido su fuente de inspiración, tras haberlo visto salir rápido de un aeropuerto, en uno de sus viajes.

Con miraba con sorpresa de saberlo allí, absorta en su belleza... mientras él miraba su pintura, esa que había realizado mientras con él había soñado. Que ironía... y que bonito a la vez, se decía para si misma. Pues realmente lo era, verlo a él... admirar aquellas pinceladas como lo estaba haciendo, con la interesante expresión de su rostro, como si estuviera sintiendo aquello mismo que había sentido ella al crearlo, al imaginarlo... al soñar abrazada a aquel hombre que tanto le había inspirado, con tan solo verlo... y ahora lo tenía allí, delante de ella... observándolo con cierta osadía, pero no le importaba... pues realmente estaba contemplando en él la belleza.

 Emocionada, con los sentimientos a flor de piel... es que observaba, como con sus hermosos ojos y su bonita mirada, contemplaba la pintura desde la parte superior, fijo en ella, con profundidad... percatándose de como descendía su visión, quedando ensimismado en la parte central del cuadro, que coincidía con la de los cuerpos, hasta verlo descender su mirada, apreciando en ella cierto deleite...

En ese momento ella percibía que él ya hacía rato que había notado su presencia. Lo supo por la forma en que se giró y la miró... con la misma expresión que observó el cuadro, no pudiendo evitar que su cuerpo se estremeciera, a la vez que no le quedó más remedio que reaccionar ante la evidencia.

- Disculpe... pero mientras usted trataba de encontrar algo en esa pintura, yo me encontré con su belleza y no pude evitar dejar de contemplarla.

- Vaya... me deja absorto, no solo con su pintura... también con sus palabras, con ambas cosas puede cautivarme.

- Déjeme decirle... que temo algo de usted

- Ah, ¿si?. Qué me haya reconocido en el cuadro... ¿tal vez?.

- Tenía algo de esperanza en que no fuera así... no quisiera que siendo la creación más especial para mí, tuviera que observarla a partir de ahora con cierto pudor.

- No debería hacerlo... pues me siento honrado, de tratarse realmente de mi. Pero me intriga mucho como fue que...

- Tal vez no me crea si le digo la forma en que supe de usted.

- Qué le parece si mejor me lo cuenta en otro lugar, al finalizar la exposición. Me gustaría invitarla a un paseo por las nubes.

- En ellas ya estoy desde que lo vi...

- Jaja... hablo en serio.

- Está bien... sólo dígame cómo va a hacer para...

- Soy piloto de aviación y me gustaría que viajaras conmigo. Tengo una pequeña pero bonita avioneta. Me gustaría mucho, tras ver su bella obra, poder compensarla en cierto modo. Creo que con ese paseo lo puedo conseguir. Creo que lo puede gustar... ¿no es así?.

- Seguro que si...

- Por cierto, estoy interesado en el cuadro... espero no esté vendido o reservado.

- Lo siento, pero si lo está...

- Vaya... y se puede saber quién es el afortunado por si puedo negociar.

- No, pues ya tiene dueño... el protagonista del cuadro, el mismo que habita en mi corazón y quien me hacía sentir mientras plasmaba mi sueño.

Con una bonita sonrisa le agradecía, volteando de nuevo su mirada hacia la pintura... mientras ella continuaba contemplando en él, la belleza.

(17/04/2018 - Atardecer)

 

 

 

Querido Fernando.

Fue un deleite, como cada día, verte interpretar... 

Y también lo fue soñarte, más contemplar en ti, la belleza... 

Te quiero, guapo. Un beso, enorme. Buenas noches.  

Atardecer  17/04/2018.

 

 LO COMÚN CON ÉL, SE VUELVE ESPECIAL...

Se dirigía hacia una zona conocida donde pasear para conocerla y visitar algunas tiendas, tratando de pasar aquellas horas lo mejor que podía mientras lo llevaba todo el tiempo en su pensamiento.

Bajó del bus de línea, el resto de trayecto lo haría caminando, acortando entre las diferentes calles y establecimientos, como aquella gasolinera que divisaba al otro lado, donde alguien llamó de inmediato su atención.

Era Él... y por quien estaba en aquella ciudad. Lo que su presencia despertó dentro de ella, es algo que no podría describir... pues solo se puede sentir. Comenzó a reaccionar acercándose un poco más. Quería apreciar aquel bonito momento. Embriagarse con el mismo, sintiendo y viendo que lo común con Él... se vuelve especial.

 Seguía observándolo... con el corazón palpitando acelerado, mientras su mente no dejaba de inquietarse. ¿Es que acaso no iba a hacer nada?. Y qué hacer ante Él... Ante ese grandioso actor con el que disfrutaba constantemente a través de su magnífico trabajo, al que admira y valora, por su profesionalidad y talento, por la elegancia y exquisitez con que saber realizarlo.

Su Intérprete Predilecto, estaba allá... justo ahí, haciendo algo tan usual como repostar gasolina en el depósito del coche, pero que lo convertía en algo especial de divisar.

Pero qué hacía, cuando no era sólo eso... era Él, esa persona que apreciaba por ser como era. Él... el hombre al que quería con todo su ser.

Qué hacía ante aquel momento privado que le pertenecía. Interrumpirlo, ¿sería entendible por parte de él?, se preguntaba. Ella si podía entenderlo, pero no permitirlo... de ahí que siguiera allí, observándolo sin hacer nada. Bueno si, protegía su momento privado, el de Él, a costa de estrujar su deseo, de impedir vivir la alegría del suyo propio, de hacer realidad ese sueño que aquellos instantes le estaba brindando, de acercarse hasta Él, hablarle... intercambiar un saludo, unas palabras..., un roce... cualquier cosa, hasta una mirada más de Él...

Pero antes de que Él levantara su mirada, optó por marcharse... , por no permitirse la oportunidad... y por no ofrecérsela a Él. ¿Acaso no le hubiera agradado que aquel momento privado suyo se lo hubiera interrumpido ella?.

Caminaba rota por dentro, pero con la esperanza de que en unos días, volvía a verlo de nuevo en aquel escenario actuar en directo, mientras se convencía de que había hecho lo correcto, al haber actuado pensando en que era lo mejor para Él, aunque una parte de ella le insistiera en que eso tampoco podía asegurarlo cien por cien.

 Caminaba ensimismada en ese bonito momento que acababa de dejar atrás, donde el protagonista era él... momento que podría haberlo hecho diferente, protagonizándolo ella también... pero que optó por pasar desapercibida una vez más.

Caminaba ensimismada, cuando percibió un coche reducir la velocidad a su paso... 

Lo común con Él..., se vuelve especial. Y lo inusual... mágico.

(18/04/2018 - Atardecer)

 

 

 

Querido Fernando.

Es importante para mí además de un placer poder apreciar unos minutos viéndote hacer algo tan común como es repostar gasolina al coche.

Simplemente porque te quiero, y eso forma parte de ti... y del excelente actor al que admiro y respeto.

Un beso y un fuerte abrazo. Buenas noches.

PD: Muy emocionante seguir adentrándome en la historia de Luis Manrique con él, contigo. Gracias.

Atardecer  18/04/2018.

 

 ATRAPADA DESDE QUE LO VIERA...

- Le digo que no es necesario que me anuncie señorita... ya lo hago yo, gracias.

Así irrumpía en su despacho... mientras él la recibía con aquella provocadora mirada entre burlona y sonriente.

- ¿Con qué derecho se cree para entrar en mi vida con ese descar...?.

- ¿En su vida...?. Umnh... interesante.

- Quise decir aparecer sin más para tratar de fastidiarme.

- No es así, como lo da a entender... pero, ¿tal vez con el mismo que se cree usted para entrar en mi oficina sin ser anunciada... puede ser?.

- No es lo mismo y lo sabe. Hace como quince días descaradamente pasó por delante de mí con su auto, haciendo que me tragara todo el agua del charco y hoy es la tercera vez que trata de echarme por tierra en una junta de empresarios.

- Lo primero fue un accidente, algo que no fue mi culpa ni pude evitar... ya se lo expliqué y fue algo por lo que traté de disculparme, pero creo que no tengo que refrescarle la memoria para que recordemos aquel momento... Al parecer no era un buen día para usted. Hoy creo que tampoco lo es...

- No insista con eso... porque bien sabe que sus disculpas iban acompañada de una sonrisita que fue la que impidió que yo me las creyera. Mira no me haga decirle...

- Veo que sigue sin creerme... También me disculpé por ello, pero también sabe del por qué de mi sonrisa entonces... como le dije, se veía deliciosa mojada, además no era para tanto... era agua recién caída del cielo, como lo fue usted para mí en aquel momento... un regalo caído del cielo.

Ella ante aquellas palabras estuvo a punto de flaquear. Si aquel hombre le seguía hablando así... no se iba a poder resistir, hacer y decir todo aquello que retenía por dentro desde aquel día que le viera por primera vez, y que a la vez se insistía en que no era así.

- Si sigue por ahí... Es que ya fue el colmo encontrármelo días después en aquella junta y con la misma sonrisa. Y ahí no me mojó, pero con su propuesta hizo que me sintiera como si me echara un jarro de agua fría...

- Respecto a las veces que dice que he tratado de echarle por tierra... no es así. Aunque si con ello hago que venga hasta mi oficina, le juro que lo volvería a hacer.

- Así que eso es lo que quería... Conseguir a la fuerza lo que no es capaz por si sólo.

- Se que no piensa eso de mi... No vino obligada, pudo mandar a alguien... por ejemplo, ¿a su abogado?. Y no lo ha hecho. Ahora soy yo quien le pregunta, ¿por qué está aquí?.

- Porque quiero que me deje de fastidiar. No voy a aceptar su propuesta.

- No dejaré de insistir... Soy el mejor comprador para su propiedad. Entiendo que le pueda doler deshacerse de ella, por lo que emocionalmente pueda significar para usted, pero si no me la vende a mí, el uso que puedan darle quienes quieren adquirirla será mucho peor que el que piensa le pueda dar yo, por el hecho de que quiero convertirlo en un pequeño hotel. Ellos la quieren para alquilarla y vete a saber a quien, con tal sacarle el mejor provecho sin mirar por el inmueble. Yo le aseguro que lo voy a hacer. Le hablo en serio...

- Pero fue las formas en que lo expuso, en como trató de...

- ¿De qué... ?. ¿De hacerle ver de la forma más honesta que pude de que no se dejara arrastrar por quienes en algún momento la van a engañar, aunque estén ahí hace tiempo en su vida... y yo acabe de llegar?. ¿O tal vez lo que le molesta es que sabe que le estoy diciendo la verdad, porque hace tiempo que quizás está tratando de salir de ahí y no ve como hacerlo sin que salga perjudicada por los malos negocios de ellos?. Quiero ayudarla... créame.

- Pero volviendo al primer día... recuerdo que tenía margen para haberse desplazado un poco hacia el medio de la calzada y sin embargo pasó pegado a donde yo estaba... Y diría que ya llevaba esa sonrisa provocadora que está volviendo a poner ahora...

- Me gusta la manera que tiene de aceptar mi propuesta, que no olvide sigue incluyendo la idea de que sea mi socia.

- Respecto a eso ya le dije que no voy a...

- ¿Por qué no admite de una vez que ese es el motivo de que reaccione así?.

- No se a que se refiere...

- Si lo sabes, y ya es hora de que dejemos de hablarnos de usted... Teme perder el control cada vez que me ve. Si, y ante eso se protege.

- Mira, creo que esta conversación ya no tiene razón de ser... Le diré a mi abogado que hable con usted. Con su permiso.

Y tras verla levantarse para marchar, es que rápido salió a retenerla, cerrando la puerta que ya había abierto ella. Con los fornidos brazos apoyados sobre la misma, la dejó inmóvil entre su pecho. Y sosteniendo sus miradas, es que la presión de sus cuerpos cercanos hacía que se dejaran llevar aún más por lo que estaban sintiendo en aquel momento. Una vorágine de pasión y sentimientos que ambos estaban descubriendo... y que a medida que se encontraba más cerca el uno del otro, más claro tenían de que no dejarían de hacerlo, seguir descubriéndolo aquello que sentían el uno por el otro.

Allá estaba ella junto a él, atrapada como el primer día... desde qué lo viera, aunque ya no podría evitarlo ni tratar de negarlo, simplemente sentirlo sin impedirlo.

(19/04/2018 - Atardecer)

 

 

Querido Fernando.

Deseo esté resultando unos días agradables, donde estés disfrutando cada instante haciendo lo que deseas.

Yo como siempre, deleitándome con tu actuación... y bueno, también mientras te escribo, te pienso y te cuento.

Te quiero. Un abrazo intenso y un beso enorme. Buenas noches.

Atardecer  19/04/2018.

 

 

 SENTÍA MUCHO MÁS QUE AGRADECIMIENTO...

- Había pasado casi un mes de lo sucedido, pero en las noches aquellas imágenes volvían. También el recuerdo de él. Aquellas horas de encerramiento en aquel horrible lugar, con una puerta blindada que solamente podía ser abierta desde fuera, casi dos días... hasta que fueron rescatados, le seguía perturbando.

Cada noche, se despertaba con alguna escena en su mente. Aunque a medida que pasaba el tiempo, eran más los agradables momentos vividos dentro de aquella pesadilla, los que permanecían en su mente. Seguía dando gracias por su presencia, por la valentía de aquel hombre de arriesgar su vida pero sin permitir que me quedara sola con aquellos delincuentes.

Esa noche, se recostaba en el sofá y pensaba en aquel día, un mes atrás... cuando esperando en aquella entidad financiera, a realizar unas gestiones, unos encapuchados entraban con pistola en mano arrasando con todo lo que les fue posible en el tiempo que tenían estipulado, mientras el personal allí dentro continuaba tumbado en el suelo. No llegaron a disparar a nadie, pero si cuando marchaban tiraron de ella llevándosela como rehén.

En ese momento él salió de no sabía donde y les indicaba que se lo llevaran a él, por quien además podrían pedir rescate. Sin tiempo que perder y sin poder evitar deshacerse de aquel hombre sin que tuvieran que pegarle un tiro algo que les complicaría en aquel momento, es que se lo llevaban a él también.

Aquellas horas, hubieran sido un verdadero infierno de no haber tenido la compañía de aquel hombre, pues con su presencia ella en todo momento, a pesar de la seria situación, se había sentido a salvo. A pesar del miedo, del cansancio agotador... de estar encerrado entre unas paredes casi a oscuras por el día y completamente en la noche.

Pero siempre sintió el calor de su palabras, de su aliento... de su cuerpo. Cuarenta y ocho horas, que una situación así se convirtieron casi en días. Ambos sentían que habían estado juntos toda la vida.

Aun lo sentía cerca, mientras en susurro él le hablaba, tratando de que no pensara y esperando a ser rescatados. Era policía secreta y estaba aquel día en aquel lugar, porque había una leve sospecha desde hacía unos días en podrían intentar un asalto. Solo que sin esperarlo, sucedió antes de lo que preveían. No dudó en reaccionar cuando vio que tenían intención de llevársela, también porque con él ahí podrían localizarlos antes, a través de la señal del dispositivo que llevaba, o eso esperaba... cuando llevándoselo en un coche le retiraban sus teléfonos móviles y le vendaban los ojos, para que no pudieran saber donde estaban, con suerte de no registrarlos más.

Seguía recostada en el sofá, con sus brazos rodeando su cuerpo, pues desde entonces, como cada noche lo echaba de menos. Habían sido unas horas... aquellas, intensas a su lado, donde en ningún momento dejó de abrazarla. Recordaba cada palabra para animarla, también contándole de él... preguntándole sobre ella. Horas que dieron para mucho, entre aquella zozobra que existía alrededor de ellos, mientras escuchaban a aquellos malhechores decidir su plan de como marchar y hacerlo antes de ser descubiertos, olvidándose casi de ellos.

No olvidaba aquel momento de aquella noche allá, cuando desesperada no pudo evitar comenzar a sollozar, tratando de no ser escuchada. Ahí él, acercaba su cara a la de ella, notando el suave roce de su mejilla, a la vez que le cogía la mano y se la acercaba cogida a la suya, hasta su pecho sintiendo como latía a través de su camisa, recostándose más tarde sobre el mismo, donde solo existían ellos dos en medio de todo aquel abismo.

Su pecho, cuánto lo extrañaba... tanto como a él. Era increíble como le había cogido cariño a aquel hombre, que sin conocerlo se convirtió en nada, en alguien tan importante para ella.

Pero ella sabía, cada vez más claro lo tenía, que por él sentía mucho más que agradecimiento.

Un escalofrío recorría su espalda cuando se le vino a la mente aquel momento, en que tras ser rescatados por la policía y detenidos sin esperarlo aquellos delincuentes, en medio de aquella alegría, surgía aquel difícil momento cuando lo separaron y se despedían, observando aquella profunda mirada de él entre el dolor de ambos, mientras a ella la introducían en un auto la policía.

Se marchaba, sin poder hacer nada... viendo como su boca y su mejilla sangraban. La había protegido hasta el final, cuando tras abrazarse al sentirse libres y vivos, uno de los policías, se dirigía a él diciéndole que "no era momento para eso, pues no podía perder su tiempo" lo cual, añadido al cabreo que ya tenía por lo que habían demorado, y la forma en la que tiraba de ella para llevársela, es que le daba tremendo golpe, recibiendo otro de vuelta.

Así recordaba aquella mirada de dolor en él... pero no por aquel golpe. Del desgarro que sentían ambos, sin apenas haberse podido decir más nada. Cómo deseaba estar con él. Lo pensaba, preguntándose que sería de él, dónde estaría... No sabía su dirección, algún dato o número para ubicarlo. Las palabras que habían podido mantener, habían sido de ánimo, pero de ellos y sus sensaciones solamente... no donde se podrían encontrar después pues en aquellas horas, para ellos existían esos instantes nada más.

Ensimismada en su pensamiento, un leve recuerdo le hizo sonreír esperanzada. Recordó aquellas suaves caricias de sus dedos sobre sus manos. Le decía que para olvidar donde estaba, sintiera cada movimiento... También aquello que le dijo, que estaría ahí siempre que le necesitara. Se le vino aquellas palabras de él, seguida de la suave caricia de sus dedos. Si... recordaba cada una de ellas. Las memorizó, y se estremeció cuando pensó en que podría tratarse de un numero. Si... de teléfono.

Sin dudarlo... y sin tener en cuenta que ya estaba entrada la noche, es que marcó aquello que tenía en su pensamiento, lo que quizás pudiera ser un número. Su corazón se aceleró, al marcar y escuchar el sonido de la llamada. Apenas dos... y alguien al otro lado descolgó. Cuando escuchó aquella voz conocida para ella, casi susurrante, notándola inquieta... como impaciente de alguna llamada, de escuchar también tras ella una voz conocida, es que la humedad contenida en sus ojos, rebosó... deslizándose un par de lágrimas por su cara. Solo pudo decir dos palabras, seguidas de una dirección..

- Te necesito...

 Lo demás que siguió entre ellos, fueron unos segundos intensos llenos de silencio en medio de una agitada respiración por parte de ambos que tan bien conocían los dos.

Los minutos pasaban largos, más a medida que sus pensamientos la hacía inquietarse, cuándo se preguntaba si habría hecho bien. Llamar... sin pensar en si podría molestar, si era buena idea. Se estremeció, sintiendo una sensación agradable cuando en medio de aquella reflexión escuchaba unos golpes suaves en la puerta. Se levantó, con el cuerpo tembloroso y comenzó a caminar por el salón, hasta el pasillo... cuyo recorrido le pareció eterno pero con una emoción inmensa.

Acercando su mano a la manilla de la puerta, giraba la llave en la cerradura, pudiendo percibir la respiración de él al otro lado. Cuando abrió, ambos se miraron intensamente, como lo hicieran aquella vez al despedirse... pues aún permanecía en ellos aquella melancolía. Necesitaban abrazarse, para poder curarse juntos.

Con suavidad, es que él sujetaba la mano de ella aun en el picaporte, y cerrando la puerta, la atrajo sin más fundiéndose en un fuerte abrazo, en silencio... con sus respiraciones agitadas y el susurro de sus jadeos, esos que le producían aquel encuentro.

 Despacio se retiraron hasta encontrarse de nuevo con sus miradas. Sin poder esperar más, ella desabrochó la camisa de él, para encontrarse directamente con su piel, con aquello que había sentido en aquellos días tan cercano suyo a través de la ropa, su refugio, su pecho... el latido de su corazón. El mismo que la había protegido y la había mantenido viva en aquel tiempo.

Él reaccionaba deslizando con suavidad la sedosa bata que la cubría, dejando visible su sensual figura e insinuante ropa interior. Ella continuaba con placer deslizando su mano por su pecho, por su cuerpo, por su piel... mientras a ambos se le venían a la mente aquellas horas vividas ya pasadas, tiempo que tenían que curar... y sabían como hacer para quedarse solamente con lo bueno de aquellos momentos.

Sus caricias y el roce de sus labios... fue el comienzo de esa deliciosa aventura que ambos sabían que les quedaba por delante... pues aquello que sentían, era mucho más que agradecimiento.    

(20/04/2018 - Atardecer)

 

 

Querido Fernando.

Deseándote buena noche, me voy a dormir hoy que puedo hacerlo, tras trasnochar y demorarme una noche más contigo... Es un placer, está aquí en esta nuestra cita un día más. Disculpa la demora, aunque el motivo y el culpable sigues siendo tu...je.

Con tu personaje me sigues deleitando como la primera vez... bueno, mucho más y en mi pensamiento... pues también.

Te quiero, mi guapo. Un beso y un abrazo, intenso e inmenso.

Atardecer  20/04/2018.

 

 

 CUANDO EL CORAZÓN DICTA... Y LA RAZÓN DETIENE

 Se guio por lo que sintió... No se lo había pensado mucho antes de hacerlo, pues de ser así... tal vez no estaría allí. Pero ahí se encontraba, con su maleta... en aquel lujoso hotel, tras dar con el mismo después de haber preguntado antes en otros tres. No tenía hecha reserva alguna, pues no sabía en cual se iba a hospedar a su llegada a aquel lugar.

Cuando entró se acercó a recepción, pero había varias personas delante... así que prefirió esperar sentada en un sillón de los que había en la zona de entrada, mientras a través de su teléfono móvil accedía a la pagina de dicho hotel para ver las habitaciones que aún estaban disponibles, con esperanza de que hubiera alguna libre y si así era, pues ir gestionando la reserva a través de internet, por absurdo que pudiera parecer estando en el propio hotel, pero no quería correr el riesgo hasta que la pudieran atender, de que se realizaran otras reservas quedándose ella sin ninguna o sin la que más le interesara.

A la vez que buscaba, no dejaba de pensar en la decisión tomada horas atrás, en un impulso atrevido, guiada por lo que le había dictado su corazón cuando escuchó aquellas palabras que le dijeron informándola. Las mismas que no dejaban de resonar en su cabeza...

Absorta con aquello en su mente y con la mirada fija en la pantalla de su teléfono buscando, es que no estaba pendiente de nada de lo que sucedía a su alrededor. Hasta que alguien la hizo reaccionar. Una chica que se acercó hasta ella le pedía si por favor le podía hacer una foto. Debía de tratarse de alguien que trabajaba en el hotel, por el uniforme que llevaba. Tras las indicaciones que le daba la mujer sobre la ubicación de la cámara, es que se incorporaba del asiento a la par que levantaba su mirada siguiendo la dirección que la chica llevaba al retirarse para colocarse en el lugar que querría que la fotografiara.

Paralizada, sin poder reaccionar se quedaba, cuando lo vio allí de frente... percatándose de que formaba parte de la fotografía que tendría que realizar. No pudiendo avanzar un paso más, al ver que se trataba de él.

Todo su cuerpo palpitaba con la misma aceleración que lo hacia su corazón. Sin poder decir palabra, trataba de deslizar los dedos por la pantalla tratando de acceder al botón de la cámara. No esperaba encontrarse tan pronto con él, ni siquiera pensaba que se lo pudiera encontrar, aunque ese hubiera sido su deseo al viajar hasta allá. Pero allí, tomándole una fotografía, no así no se lo hubiera imaginado.

En milésimas de segundos, que pasaron como a cámara lenta, nunca mejor dicho... mientras trataba de contener en sus manos la que tenía sin caerla al suelo, es que se percataba de lo interesante y guapo que estaba... también de su rostro, de ese ápice en su sonrisa, preguntándose si la habría reconocido a pesar de llevar cubierto sus ojos con las gafas de sol como él. Creyendo que así era, no podía evitar pensar qué se le estaría pasando por la mente al verla allí... a la vez que hacía tres o cuatros disparos de flashes, al igual que él con su mirada a través de sus gafas de sol, directo estaba disparando a su corazón.

Tragaba saliva, cuando retiraba el móvil del objetivo, tratando de sobrellevar todo aquello que le estaba sucediendo. La chica le agradecía al actor por el detalle, cuando él decía sonriendo "¿ya?" y dirigía de nuevo la mirada hasta ella, tal vez esperando que quisiera ser la siguiente en querer fotografiarse con él. Pasados unos segundos largos, con la mirada en ella, es que saludando a la mujer se despedía marchándose de allí a la vez que esta se acercaba a por su móvil, agradeciéndole a ella por la foto realizada. No pudo hacer otra cosa que seguir tragando saliva, tratando de contener toda aquella sensación que estaba sintiendo por dentro y todo aquel desgarro de su corazón viéndolo marchar y sin poderse creer que aquella oportunidad la hubiera dejado pasar.

Con cierta sensación de desosiego, es que se acercaba a recepción, para una vez por todas hacer la reserva de habitación. Pensando, que de haberlo hecho antes no le habría visto aquella mujer ni le hubiera pedido hacerle la fotografía y por tanto, igual no lo viera visto a él.

Mientras le atendían, resonaban de nuevo aquellas palabras: "...esta semana hay locaciones en Puerto Vallarta... está grabando allí". Y a la vez pensaba en lo sucedido instantes antes y su razón justificándose frente a su corazón, de por qué había detenido su decisión. Daba igual el motivo que hubiera tenido para hacerlo, el caso era que ella estaba hecha nervios, más porque no sabía si se lo volvería a encontrar, si se estaría más días, si seguiría grabando allá o tal vez ya marchaba.

Camino de la habitación iba pensando que igual hubiera sido mejor quedarse allá, en la tierra natal de él, disfrutando de su viaje, de su visita por los lugares de allí... pues la emoción de aquel momento le podía, de ahí que hubiera hecho la reserva solo para una noche, a la mañana siguiente marcharía.

Pero qué importaba todo aquello, si lo había visto... Estaba allí donde él, solo de pensarlo salía de nuevo su sonrisa, con la esperanza de volverlo a ver... aunque solo fuera una vez más antes de marchar. Estando en la habitación, es que volvía a su retina su atractiva imagen y todo lo que sintió mientras tomaba aquella fotografía cuando sintió en ella su mirada y aquella leve sonrisa. Aún sin ser de tatuajes, reconocía que hasta eso le quedaba bien a él, viendo como se dejaba entrever parte del mismo por la apertura de su camisa apreciando a la vez su bello torso.

Cuánto deseaba aferrarse a él, y dejarse de protocolos... al igual que lo deseaba su corazón... dispuestos ambos sin duda de buscarlo por cada rincón de aquel hotel, pero nada insinuaron a su razón, pues ya sabían la respuesta que les daría...

Tras haber picado algo de comer y haberse recostado un poco, tratando de descansar y calmarse, se levantaba dirigiéndose hacia la ventaba, divisando la bonita playa. Así que decidió aprovechar la bonita tarde para bajar a dar un paseo por la orilla, el cual duró algo más de una hora, donde su pensamiento en todo momento estuvo puesto en él, en saberlo allí tan cerca suyo, en lo bonito que hubiera sido realizarlo junto a él tal como lo había imaginado mientras caminaba al roce de la arena y el agua salada sobre sus pies, con la música de fondo del rugir suave de las pequeñas olas.

Contemplando un tiempo el lindo horizonte desde la orilla, decidía regresar al hotel para ver el resto de instalaciones y aprovechar para tomarse una limonada en la terraza del restaurante instalada en la propia arena de la playa, habiéndose percatado durante su paseo de que seguirían las grabaciones, pues había visto varias cámaras en cierta zona por uno de los laterales del hotel. Aunque en ellas no debía de estar él, lo supo... cuando al caminar de regreso al interior lo veía al fondo, con su mirada puesta en ella...

Algo nerviosa se sentaba en la primera silla que vio libre junto a una de las mesas, ubicada frente a él, pero la más alejada de donde se encontraba, aunque lo suficientemente cerca como para verlo bien, cada rasgo... cada gesto.

Seguía mirándola, con el semblante algo serio... ¿Desde cuando llevaría allí observándola... ?. ¿Sería que ya le habrían informado...?. ¿Sabría ya que era ella a pesar de las gafas que cubrían su rostro y el por qué se encontraba allí...?.

Esa seriedad de él se debía a una cosa..., algo le impedía hacer lo que su corazón le dictaba, por más que deseara... como le sucedía a ella, permaneciendo allá sentada sin más, cuando lo que necesitaba era salir corriendo a abrazarlo. Pero su razón... y en el caso de él, más bien su disciplina en el trabajo... les detenía.

Esa seguía siendo la magia entre ellos... sus miradas y la intensidad con la que se expresaban a través de las mismas.

Cuando el corazón dicta... y la razón detiene.        

(21/04/2018 - Atardecer)

 

 

Querido Fernando.

¿Crees que en cuestión de soñar y tratar de hacer los sueños realidad hay que pensar en lo que siente uno mismo sin importar lo demás?...

Espero hoy estés aún despierto para poderme responder, pues ayer creo andabas dormido cuando llegué...je. Lo siento, pero como ayer el deleite me hizo demorar... hoy además la emoción. Pero de veras no era mi intención... Creo que puedes más que mi propia voluntad. Pero te digo, como diría Eladio... esto va a cambiar... jaja. Por cierto, tenías el guapo bien subido aquel día... para no variar, jaja.

Te quiero, te quiero... llevándote muy adentro.

Un beso enorme y un abrazo largo. Buenas noches.

PD: "... ella aún recordaba aquellas palabras al otro lado del teléfono, ... está grabando allá".

Atardecer  21/04/2018.

 

 

 DETALLES DE AGRADECIMIENTO...

 En la tarde, a través de un mensaje le pedía que no lo esperara despierta, pues el vuelo había salido con retraso. Aún así ella, prefería esperarlo... como otras veces cuando viajaba por cuestiones de trabajo, disfrutando con alguno de sus proyectos de los que formaban parte de su extraordinaria carrera.

La lluvia había vuelto a aparecer entre aquellos días de sol que últimamente habían estado presente. Esa noche acompañada además de una inesperada tormenta, lo que hacía extrañarle aún más. Pero concentrada en la historia, se introducía junto con el personaje en la misma, deleitándose con cada escena, con cada expresión, con cada movimiento, desplegando todo su talento y profesionalidad de esa forma exquisita  que él sabía emplear a la hora de actuar haciendo que resultara algo especial.

Tanta era la magia desprendida y el amor apasionado en cada uno de sus trabajos, que ella volvía a emocionarse con algunas escenas una y otra vez. Tal era el caso, en ese momento, en que recostada en el sofá no pudo evitar que sus lagrimas se deslizaran al verlo actuar de aquella manera magistral.

En ese instante le daba a pause, permaneciendo la imagen parada en la amplia pantalla del televisor. Lo observaba, con el sonido de la lluvia y de los truenos de fondo, agradeciéndole para sus adentros por tantos maravillosos momentos deseándole hacerlo en persona.

Mientras llegaba, decidió dejárselo por escrito, como le gustaba hacerlo en otras ocasiones, en forma de pequeño detalle de agradecimiento, con el que sorprenderle cuando viniera.

A la vez que se iba a la cama, a seguir esperándole mientras leía uno de sus nuevos guiones, el mismo que le dijera que le echara un vistazo dándole su opinión. Pero el cansancio le pudo y ayudada por el suave sonido de la lluvia golpeando en la ventana, es que se quedaba dormida.

Cuando él llegó, entró con deseos de verla encontrándose con su sencilla nota apoyada sobre el espejo del recibidor, lo que le hizo mucha ilusión a medida que la leía, llenándole de emoción:

A mi Intérprete Predilecto:

Agradecida de corazón por tu magnifica forma de interpretar,

por hacerme sentir tu magia,  

permitiéndome disfrutar junto a ti,

de una manera tan especial.

Te quiero y te querré por siempre, contando con mi admiración.

Pd: A ti, mi hombre... si me encuentras dormida,

despiértame por favor... como sabes hacerlo,

pues deseo agradecerte también sin palabras,

simplemente con el roce de mis caricias.

Tras darse una ducha rápida, fue hasta la habitación con unas inmensas ganas de tenerla... Allí se encontraba, con lo papeles del guion a su lado mientras ella permanecía profundamente dormida, dejando entrever parte de su deseoso cuerpo.

Se introdujo en la cama y aunque estaba deseando despertarla, se contuvo como pudo, acercándose hasta ella y pasando su fornido brazo por su cintura, queriendo sentirla así. A los cinco minutos, permanecía a su lado con los ojos cerrados tratando de calmar la inquietud de su cuerpo, cuando sintió en sus pies la suave caricia de los de ellas. A partir de ahí, el silencio les acompañaba en su amor y agradecimiento mutuo.       

(22/04/2018 - Atardecer)

 

 

Querido Fernando.

Siempre es un placer verte interpretar, haciendo que el disfrute sea inmenso y cada vez mayor a medida que te observo, junto a cada escena, expresión y gesto. La delicadeza y exquisitez con que lo haces, la pasión que le entregas... la magia que desprendes.

Emotiva la escena de la que dejo esa imagen y preciosa esa otra que disfruté días atrás cuando Luis Manrique sabe que Rafael es su hijo y lo ve por primera vez. Es increíble la forma en que te recibe, con los brazos abiertos y esa sonrisa. Posees esa magia especial con los pequeños siendo un deleite verte con ellos, haciendo que estén encantados contigo. Bueno yo ni tan pequeña soy, y también lo estoy...jaja.

Te quiero tanto, Fernando. Cuídate. Deseo disfrutes cada instante.

Un abrazo y un beso, intensos. Buenas noches.

Atardecer 22/04/2018.

 

 

 EL PROTAGONISTA SIEMPRE TÚ...

 Me pidió que me pusiera yo también. Yo le decía que no... Entre risas me dijo: "vamos a hacernos la selfi juntos". Lo decía adrede... pero estaba tan lindo. Yo le repetía en que prefería una buena fotografía, donde captar un bello paisaje... y para ello, solo debía aparecer él.

Y él me insistía, cogiendo delicadamente mi mano mientras me dejaba casi sin respiración por la profundidad con la que sus ojos me contemplaban, en que quería que me pusiera a su lado, pues también formaba parte de ese paisaje. Yo le decía entonces, que en ese momento, en ese paisaje... el protagonista seguía siendo él.

Era juntos o nada, me expresaba con un gesto tan divertido como atractivo, girándose decidido a marcharse. Yo le detuve, y mirándole fijamente a los ojos, le pedía que me complaciera, que posara para mi... que era lo que deseaba. Por ahí, accedió y sonriente aceptaba colocándose frente a mi, mientras yo gozaba del deleite que es mirarlo, observarlo.

Me demoré con la cámara, porque mi particular objetivo, ese paisaje a captar era para mí especial. Por su belleza natural, por lo genuino en él. Por lo que me expresaba y transmitía sin hablarme, tan solo con mirarle y encontrarme con su propia esencia a través de sus bonitos ojos.

Por cada expresión en su piel, por sus rasgos característicos y la magia que desprende. Por la hermosa sonrisa, auténtica y sencilla que me entraba ganas de besar. Lo debí pensar en alto... pues en medio de mi despliegue fotográfico, me sorprendía gratamente con una carcajada impetuosa pero bella, como bello es él.

Lo tuyo es una belleza singular... le decía, mientras le convencía para que se volviera a colocar, pues me apetecía hacerle una final que abarcara más que su rostro. Si, porque además de física, que es evidente... continuaba diciéndole mientras descendía con la cámara, proviene del alma... pero con encanto especial añadido.

Tras decirle aquello, se acercó con una mirada que me dejó casi sin respiración y quitándome la cámara, me atrajo hacia él diciéndome: Ni una más... Ahora me toca a mi... Aquí, a mi lado, formando parte de mi paisaje, donde eres mi protagonista, donde me gusta que los seas... sin cámara ni objetivo, sin testigos..., solamente conmigo.

Antes de que me abrazara intenso como lo es él y besáramos nuestras sonrisas, es que le decía,... para mí, el protagonista siempre tu. Mientras con un beso profundo, calló mi voz y mis palabras... abrazándome fuerte contra su pecho.

Cuando caminábamos hacia el interior abrazados cogidos de la mano, llevando mi cabeza sobre su pecho, es que le susurraba: por lo que me haces sentir a cada instante, delante y detrás de la cámara... para mi, mi protagonista... el protagonista, siempre tu.     

(23/04/2018 - Atardecer)

 

 

Querido Fernando.

Deseo el comienzo de semana haya resultado lindo y que así siga siendo donde disfrutes de cada instante haciendo lo que te apetece y te gusta. Gracias por permitirme, guapo. Un placer imaginarme contigo recreando ese momento que te escribí. Y un placer verte interpretar de manera magistral. Disfrutando mucho, una vez más contigo a través de Luis Manrique.

Te quiero. Un beso y un abrazo, enorme. Buenas noches. 

Atardecer 23/04/2018.

 

 

 

 

 SU ILUSIÓN DE CADA DÍA...

 Desde que lo viera por primera vez en la Universidad al entrar su primer día de clase, en aquel amplio aula repleto de alumnos, se percató de él. A partir de ese momento, algo cambió en su vida y en su interior.

Pero era tan inaccesible para ella, como guapo... se decía cada vez que lo veía, más cuando andaba rodeado de chicas "pijas". Pero era diferente cuando lo veía con un amigo que tenían en común, que era las veces en que coincidían, pero sin apenas hablar. Pues cuando ella llegaba, era porque el ya se despedía. Tal vez sin saberlo, se esquivaban y se atraían a la vez.

Pero iba viendo su comportamiento en clase, así como sus aportaciones y comentarios cuando le preguntaban los profesores. Era inteligente, eficaz y eficiente. Era su ilusión cada mañana cuando se levantaba, por verlo... por intentar coincidir de alguna manera sin estropearlo. Pero a veces la timidez de ella, se volvía en su contra... pues en algún momento pudieron coincidir a solas y ella con alguna escusa volvía a escapar.

Y en la tarde se arrepentía... ¿por qué no se dejaba guiar por lo que su corazón le decía en vez de pensar que su sueño le quedaba lejos además de grande?. 

Así hizo cuando días después, coincidiendo en una fiesta en casa de uno de los alumnos donde ambos fueron invitados, no se marchó cuando él se acercó sentándose cerca de donde estaba ella, aprovechando que se había quedado solas, porque una amigas habían ido al baño y a tomar algo.

Él había observado como a ratos se quedaba a solas y escribía algo en un libro, el mismo que en ese instante reposaba a lado de ella. El mirándola, acercaba su mano con intención de cogerlo, pero justo en ese momento ella fue a evitarlo, cuando sus manos se rozaron y sus miradas se observaban detenidamente, como nunca antes lo habían hecho.

Ella retiró su mano, él... la suya junto al libro, el cual se abrió justo por donde había una flor disecada, una rosa que él reconoció enseguida... una que arrancara de uno de los setos, mientras hablaba con el amigo de ambos, con la intención de dársela cuando la vio venir, pero que no fue así porque ella rápido se marchó, a penas sin mirarlo. 

Los ojos de él se fueron de la flor hasta los de ellas, y después hasta la página en blanco donde finalizaba el correspondiente tema, en la que aparecía escrito algo a mano, con una letra que se percibía segura pero apresurada tal vez recién escrita.

Entre la física y la química,

no la que contiene este libro, sino la que nos une,

 y esa distancia invisible que nos aleja,

hay una flor... que nos acerca,

así como el sentir de nuestro corazón.

    Tras leer aquellas palabras, él supo a quien estaban dirigidas. La miró profundo, dándole una respuesta a aquellas palabras. Ella observaba su belleza, a la vez que sentía el latir de su corazón.

Estaba tan cerca, pero aun lo creía tan lejos... Él era su sueño y aún no podía creer que sí él estaba ahí a su lado, era por algo... por algo tan bonito como por lo que por ella sentía.

El cerraba el libro y seguido lo colocaba en su sitio. Después cogía la mano de ella y acercando sus labios la besaba, sin dejar de mirarla a los ojos con intensidad, mientras le susurraba:

"Los sueños, son para creer en ellos".    

(24/04/2018 - Atardecer)

 

 

Querido Fernando.

Deseo todo bien. El tiempo hoy me pilló pero bien...je. Si, ahí pensándote, disfrutándote y yéndome de nuevo hasta Puerto y demás...jaja. Luego con esta mirada ya me hiciste perderme del todo y mirándote sin tiempo me quedé apenas para relatar... pero ahí quedó cortito pero intenso...ja.

Te quiero, mi guapo. Un beso. Buenas noches. 

Atardecer 24/04/2018.

 

 

 

 LA EMOCIÓN DE ÉL... ERA LA SUYA TAMBIÉN.

 Hacía un par de días que no se veían. Sabía de ella a través de los mensajes electrónicos que le había enviado, echándose aún más en falta. Él... aún así, cada mañana al llegar había hecho lo mismo que solía hacer: ir a verla, saludándole siempre sonriente, con el deseo de disfrutar de aquella cita diaria juntos. Solo que en esos días, era ese pequeño mensaje el que mantenía su esperanza de que pronto regresara.

Y así lo hacía de nuevo esa mañana, aunque imaginaba que igual tampoco estaría... pero con esa confianza que no perdía. Sin tocar, entraba sin más, para sentirla en aquel espacio... cuando al abrir, cual fue su sorpresa al verla de nuevo allí.

El gesto cariñoso y simpático que le ofreció nada más entrar... llegó a emocionarla. Era una expresión de satisfacción de verla allí, de grata sorpresa por serle posible estar entre sus cosas, en aquel espacio compartiendo con él. Retomarían sus charlas, sus risas... compartirían sus silencios y emociones, su sentir.

Andaba ensimismada entre los hoyuelos de sus mejillas provocados por su linda y picara sonrisa, así como por los suaves y sugerentes pliegues alrededor de su atrapante mirada, mientras permanecía allá parado junto a la puerta. Absorta quedaba cuando él acercándose se quedaba mirándola frente a ella con una sonrisa cargada de emoción.

Y la emoción de él... era la suya también.

Más lo estaba cuando le escuchó aquellas palabras.

- Te he echado de menos, a pesar de sentirte a través de tus mensajes. Pero era como si te asomabas a la ventana y ya, nada más...

Aquello que le dijo hizo que ambos rieran, quedando fascinada con aquella intensa y sonriente mirada que le seguía ofreciendo, sin poder evitar que su corazón se acelerara siendo testigo de lo mucho que lo amaba.

- Además me tienes que contar...; un desayuno juntos será genial para empezar, ¿no crees?.

De nuevo sus ojos y su boca... la hacían perderse en él, embelesada con su sonriente mirada. Mientras que él no dejaba de observarla, con emoción.

La emoción de él... era la suya también.

(27/04/2018 - Atardecer)

 

 

Querido Fernando.

Aquí de nuevo emocionada, expresándote como me apetecía volver a hacerlo, disfrutando de todo este espacio con más comodidad, pero sintiéndote igualmente ahí... eso si no llego a cambiar...jaja.

Ya se solucionó y de nuevo tengo conexión. Pensé que sería del rúter, pero no... se trataba de un problema en la central de la compañía de telefonía. Pero rápido lo arreglaron y aquí estoy.

Quise adentrarme suave, despacito... poquito a poco, disfrutando de todo en su conjunto. Eso si, deleitándome al elegir imagen y de nuevo demorándome con ellas, al pensarte, al escribirte... pues no es para menos...jaja.

Te quiero, llevándote muy adentro. Un abrazo inmenso y un beso intenso.

Cuídate. Buenas noches.   

Atardecer 27/04/2018.

 

 

 

 SU DESEO ERA PROTEGERLO, MIMARLO...

Entre todo el lío que estaba teniendo aquel día, no dejaba de pensar en él. Había salido de viaje y le había dicho que llegado a destino la llamaba, que no se preocupara. Apenas había tenido tiempo de coger el teléfono tan solo para mandarle el mensaje justo antes de que saliera el vuelo, hacía casi una hora.

Iba entre el denso tráfico y el pensarlo disfrutando de aquel viaje y lo que suponía para su proyecto, hacía que a ella todo el fastidio se le pasara. Por lo que no pudo evitar mirar el teléfono móvil aprovechando un semáforo en rojo para ver si tenía respuesta a su mensaje. Si lo tenía, uno cariñoso donde le agradecía y le mandaba un beso. Pero le extrañó que además tuviera una llamada perdida de él, media hora después.

Dejó el teléfono una vez se puso verde y continuó con dirección hacia la oficina para dejar la documentación que acababa de tramitar. Pero aquella llamada le impedía seguir sin más. Así que se desvió de la avenida por la que iba y parando el coche en una zona habilitada para ello, es que decidió llamarle a pesar de que aun le quedaría un cuarto de hora para llegar a su destino.

Escuchó el tono de llamada pero no le contestaba, por lo que algo inquieta hizo lo que le decía su intuición. Solo le faltaba llevar aquella documentación y dejar preparada otra para el día siguiente, pero eso podía esperar. Decidida arrancó de nuevo, pero hacia la casa.

Cuando llegó, a la altura de la puerta de la cocina se encontró con su pequeña maleta, preparada para un par de días. Sabía de lo importante para él de aquel viaje, así que rápido fue hasta allá. El corazón se le alteró cuando lo vio. No sabía que habría pasado, pero el verlo allí en parte le alegraba de saberlo bien. Aunque por su postura, no debía de ser unos de sus mejores momentos.

Por ello le dolía verlo allí sentado con la cabeza baja sobre la mesa, algo le desesperaba en esos momento y su deseo era protegerlo, mimarlo...

 Sin decir nada se acercaba hasta él. Acarició su brazo derecho y colocándose detrás de él, deslizaba sus manos sobre sus hombros, continuando por la parte superior de la espalda y la clavícula. Sentía su rigidez, sus músculos contraídos... Deseaba poder calmarlo. Que pudiera hacerlo en aquel silencio en el que el único sonido era el de su respiración y el latido de sus corazones.

Sin dejar de acariciarlo, reposó su cabeza sobre la suya, deslizando sus manos por los brazos de él, con suaves caricias de arriba abajo, introduciendo sus dedos por la manga de su camiseta sintiendo como se estremecía su piel al tacto con la de ella.

Fue ahí, cuando uniendo sus brazos a los de él, ponía sus manos sobre las suyas y hundía su rostro sobre la parte visible de su cara, rozándola suave con sus labios, acariciándole con su aliento, besando delicadamente su mejilla para seguido susúrrale un "te quiero" a su oído.

 Él se estremeció, reaccionando... Cogía las manos de ella, mientras la atraía más hacia él, quedando aún más abrazados.

- Perdóname por no haber escuchado tu llamada...

- No, no... discúlpame tu a mi por haberte llamado y preocupado.

- Sschhh... nada. Todo irá bien.

- Se canceló el viaje hasta mañana en la tarde, pues hubo problemas técnicos, lo que supone retrasar el proyecto. Es importante para mi que termine en el tiempo previsto.

- Y para mí eres importante tu, y no me gusta verte así. Se solucionará, ya verás. Es tu perfeccionismo el que ahora no te deja ver eso. Hay tiempo pues eres precavido y pensaste en ello. Además, será un placer poder mimarte el resto de la tarde. .

Entrelazando las manos a las de ella, es que levantaba la vista encontrándose con su mirada. La besó con suavidad pero totalmente entregado, agradeciéndole por sus palabras, por que estuviera allí. Ella le correspondió hasta hacerlo olvidar de lo que le había hecho sentir mal.

Su deseo era protegerlo, mimarlo... y el de él, complacerla... dejándose mimar.

(28/04/2018 - Atardecer) 

 

 

Querido Fernando.

Deseo estés disfrutando de un agradable fin de semana. Yo bien... más al poder estar aquí un día más contigo, disfrutando de tu magnifica interpretación, cada vez más emocionante y soñando, pensándote... a medida que te escribo y te relato, mientras te iba mimando...je. Gracias por permitirme, gracias por regalarme tanto.

Te quiero, te quiero. Un abrazo fuerte y un beso intenso. Buenas noches.

Atardecer  28/04/2018.

 

 

 TU SONRISA ME EMOCIONA, ME DA VIDA...

En cualquier situación,

con ella estaría protegida.

Encontrarme con ella,

es una bendición.

Puedo imaginarme disfrutar de ella,

en un día de lluvia,

o junto al sol de un atardecer,

acariciando con mis labios,

la tentadora línea que forma en tu boca.

Me alegraría un día triste,

con solo observar,

la bonita y sugerente expresión,

 que dibuja alrededor de tus ojos.

La hendidura que forma en tus mejillas,

sería para mí un salvavidas,

donde refugiarme tras acariciarla,

si siento que tu ausencia me ahoga.

Encontrarme con tu sonrisa,

en un día alegre,

es para mí un festín,

donde no parar de celebrar.

Puedo sentirla en cualquier estación del año,

haga frío o calor, bajo la nieve o entre las flores.

Y en cualquier situación que la recuerde,

caminando a pie o en trasporte.

En cualquier instante,

tu sonrisa me emociona, me da vida...

Y llegar a provocar en ti una sonrisa si la necesitas, sería para mi una gran satisfacción, como lo es, ofrecértela sin más, pues mi sonrisa... Fernando, es tuya.  

(29/04/2018 - Atardecer) 

 ADULTOS Y NIÑOS A LA VEZ...

Esa noche no habían cenado juntos. En la tarde él había salido de la casa pues tenía una reunión de trabajo donde concretar la finalización de un proyecto. Cuando ella llegó, él ya se había marchado, pero le había dejado una nota donde le decía que esperaba estar pronto con ella pues ya la echaba de menos.

Ella picó algo ligero, se dio una ducha y lo esperó, como otras veces le gustaba hacerlo, disfrutando de su interpretación viendo alguno de sus trabajos o leyendo... aunque en ese momento decidió en vez de continuar con el libro que estaba, terminar la lectura de uno de los guiones que él había escrito. Tras hacerlo fue por el álbum de fotos de cuando él pequeño. Le encantaba, era un deleite para ella observar sus fotografías de las diferentes etapas. "Siempre ha sido tan lindo y tan auténtico...", pensaba mientras sonriente pasaba los dedos por las bellas imágenes. Ya lo extrañaba, deseando de que llegara para abrazarlo, al hombre y al niño que aún llevaba dentro... Se reía al pensarlo con ese sentido del humor tan característico suyo. Cómo quería a aquel niño que fue y que seguía estando en él, y como amaba a ese hombre en el que se había convertido.

Tumbada en el sofá de su despacho estaba, pensándolo mientras lo observaba, cuando escuchó el sonido de la puerta al abrirse y ese saludo tan peculiar suyo cuando llegaba. Ella se estremeció por dentro de saberlo en casa y a su lado.

Cuando lo vio entrar, ambos se sonrieron. El se acercó hasta ella y la besó suave, dejando sobre uno de los sillones la chaqueta que ya se había quitado al entrar, igual hizo con los zapatos antes de acomodarse junto a ella en el sofá, quien se había incorporado para recibirlo. Abrazándola con su brazo por detrás es que la acercaba hacia él y así hojearon el álbum observando las fotografías ambos, donde ella le pedía que le contara algunas cosas de cuando chico, aprovechando que en el país natal de él era el día del niño.

Como siempre era tan agradable escucharlo hablar, que acabó abrazada sobre su pecho, mientras él le contaba también sobre la reunión, a la vez que la hacía reír porque era tan divertido, reconociendo ambos lo importante de no olvidar a ese niño que cada uno lleva dentro.

Tras quedarse un tiempo en silencio, relajados, simplemente mirándose y sintiéndose el uno al otro, entre alguna caricia de manos y labios, estaban por irse a la cama. En ese instante, ella le pidió que se esperara un momento que tenía que enseñarle algo para él, mientras le decía que aprovechando que iba para la habitación se llevaba su chaqueta y los zapatos.

Él aún ensimismado mientras la había visto marchar con la agradable sensación del tiempo que habían pasado juntos en el sofá y con la intriga de que sería lo que le tendría que enseñar, es que la veía aparecer y apareciendo una amplia sonrisa en su cara, es que la recibía con una enorme carcajada de esas que a ella le encantaban.

Allí estaba, entrando por la puerta del despacho, vestida de "payaseta". Se había colocado una peluca rizada de color azul, la nariz la llevaba de color rojo y un borde del mismo tono alrededor de la boca simulando una amplia sonrisa, que no necesitaba pues ya llevaba ella la suya nada más de verlo a él "partido de la risa". Además se había colocado la chaqueta de él, que llevaba abrochada completamente y la que obvio, le quedaba bien completa dándole para cubrir parte de sus muslos, no pudiendo parar de reír cuando bajó la mirada y le vio sus pies metido en los zapatos de él.

- Me apetecía hoy, sacar para ti la niña que llevo dentro... de esta manera.

- Siempre me gusta cuando lo haces, de la manera que sea.

- Pero también se que te gusta que a veces sea un poquito mala.

A medida que ella le decía aquellas palabras, él callado la observaba sin dejar de escucharla, a la vez que veía como salía de sus enormes zapatos para colocarse sus tacones que llevaban desde que se los quitara a un lado de la mesa, mientras veía como se iba acercando poco a poco hasta él, desabrochándose cada botón de la chaqueta a cada paso que daba.

"Como que la niña se convertía en una mujer bien traviesa en nada", se dijo para sí cuando la miraba pícaro recostándose sobre el respaldo y llevándose las manos a la parte de atrás de la cabeza, como evitando caer en la tentación de ir a por ella, antes de que terminara aquel espectáculo que tanto le agradecía.

Ella lo miraba con una sonrisa de lado, mordiéndose el labio inferior, pues sabía perfecto lo que él estaba pensando. Y así, se fue acercando hasta él, con la chaqueta totalmente desabrochada, dejando visible su minúscula braguita brasileña y el parte de sus desnudos pechos, ya erectos, tal como él se los imaginaba al ver como los rozaba la solapa.

Estaba conteniéndose como podía para disfrutar aquel regalo de ella al máximo hasta el final. Estaba simplemente preciosa, contoneándose para él, entre sexi y divertida, dentro de su amplia chaqueta, con aquella graciosa peluca rizada de color azul intenso y aquella nariz... rociada de mermelada de fresa, si... se percataba de que no estaba pintada, no pudiendo dejar de sonreír, queriéndosela comer de verdad.

- Jajaja... que rica que estás, quiero devorarte ya... ven aquí, por favor.

- No, aún me queda mi número de malabares... antes de mi entrega especial.

Él deseándola con todas sus fuerzas, veía sin parar de sonreír, como sacaba de los bolsillos un par de ciruelas, haciéndolas moverse en círculos, donde en un primer momento se fue su mirada, hasta que se percató lo que provocaba en él cada uno de sus movimientos. Al subir sus brazos, la chaqueta se abría lo suficiente para dejar al descubierto mucho más de su cuerpo, tanto que ya no pudo aguantar.

Incorporándose, cogía delicadamente una de sus manos al vuelo haciendo que parara, acercándola hasta él, a la vez que las ciruelas rodaron por el suelo. Introdujo sus fornidas manos por detrás, rodeando su cintura, acariciando su espalda de arriba abajo con suavidad, hasta rozar sus pechos, viendo en el rostro de ella, tal expresión que sabía que la niña hacía tiempo dormía ya. Solo estaba la mujer, la sensual mujer a quien deseaba hacer suya... y que ella deseaba que lo hiciera con todas sus ganas.

Acercando su boca, comenzó a besarla suave pero con una intensidad que ella perdió por completo el control de su cuerpo, el cual se mantenía erguido, porque él lo tenía sostenido junto al suyo. Siguió limpiando con sus sensuales labios la mermelada que seguía en su cara haciendo que se estremeciera de placer, cuando su lengua recorría la comisura de sus labios y mordisqueaba su nariz.

Cuando no quedaba ni rastro en su rostro, se apartó levemente y la miró fijamente, mientras le sonreía de una manera tan bella y sensual, que ella solo pudo pronunciar un "te amo", antes de desprenderse de los rizos azules, dejando su oscura melena al descubierto, haciendo que eso resultara provocador para él, quien la atrajo más hasta él, mientras sus dedos se perdían entre el tejido de su escasa ropa interior.

Lo besó con pasión, mientras sus manos atrevidas seguían acariciándolo, percatándose del grado de excitación de él, latente entre sus piernas. De espalda ella hacía que el quedara sobre el sofá, donde siguieron con aquel apasionante espectáculo, que iniciaron como niños... pero que enseguida continuaron como adultos.

Ambos sabían diferenciar y ser, adultos y niños a la vez...    

(30/04/2018 - Atardecer)