El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
Gabriela
estaba algo tensa, no por los asuntos de trabajo, sino por la actitud de
Walter, se empezó a comportar muy aprensivo, por eso el día que la esperó en el
trabajo le dejó muy claras las cosas.
-Mira
Walter- dijo Gaby al subirse al auto, tenía la rara sensación que alguien más
los vigilaba- no quiero que me tomes como una mujer sin sentimientos, pero debo
decirte algo.
-Pequeña
que pasa- Walter quiso darle un beso, pero ella lo rehuyó- me parece rara tu
reacción, que pasa no contestaste mis llamadas este fin de semana.
-Estaba
muy ocupada y pensando en muchas cosas, mira voy a ser directa, te dije que no
quiero apresurarme, que debíamos llevarlo con calma, pero he decidido dar una
pausa a esto, has sido muy amable conmigo, no quiero que sigas pensando que
esta relación pueda pasar a la siguiente fase, así que es mejor dejarlo en una
bella amistad.
La
expresión de Walter no era lo que Gabriela esperaba.
-¿Gaby,
conociste a otra persona verdad?- ella hubiera deseado decir que si, que había
encontrado a un hombre maravilloso, que su sola presencia le daba la seguridad
y la protección que tanto le hacía falta, que sus ojos miel solo reflejaban la
grandeza de su alma, pero era mejor no decir nada -Yo sé que te había prometido
esperarte, pero lo que veo es que tú te adelantaste primero, Esta bien, respeto
tu decisión, pero no creas que dejaré de luchar, sea quien sea ese hombre que
te ha conquistado mucho más rápido que yo. Estaré siempre a tu lado.
-Walter
ya te lo dije, no es por otra persona, yo necesito tener un tiempo de calidad
para mi, tener espacio para trabajar y estar con mi hija, no estoy lista para
otra cosa, lo que venga tendrá que venir. Yo lo siento mucho, pero agradezco
todo lo que has hecho por mí, es mejor para ambos.
El
coche se dirigía a la casa de Gabriela, ella bajó sin decir más, solo volteó
para dirigirle una ultima sonrisa, era lo mejor, si quería empezar algo realmente
fuerte con José Antonio, no debía darle motivos para que dudara de ella, se
veía que su jefe era un tipo duro y tal vez hasta celoso, y lo amaba tanto que
no quería malograr lo que habían empezado.
Entró
a su casa y se dirigió al cuarto de Danielita, estaba algo enferma, con
resfriado, curiosamente igual que José Antonio, moría de ganas de verlo, pero
sentía que no era el momento adecuado para hablarle, debía darle su espacio.
Daniela
al ver a su mami, sonrió desde su cama, Gabriela le había comentado a su novio
el estado de su hija, y él le dio todas las facilidades para poder cuidarla.
Esos días trabajaba menos horas y salía temprano para ver cómo estaba la niña.
-Mami
ya llegaste, que buena onda.
-¿Si
cariño, como te sientes?
-Ya
mejor mami, mi abuelita me dejó tomando el jarabe, sabe horrible, peros sé que
tengo que tomarlo todo.
-Si
mi niña sino no sanaras rápido y no podrás ir a estudiar. -la miró y poniendo
la palma de la mano en su frente le midió la temperatura, la niña evolucionaba
favorablemente. -Ya pronto estarás bien mi niña, quieres que te prepare algo,
leche tibia, una taza de chocolate, galletas.
-Una
taza de chocolate caliente.
-A
la orden princesa- Gabriela se bajó a la cocina, preparó chocolate para ambas,
y después de dárselo a la niña y hacerla dormir, se bajó al comedor, se sirvió
más chocolate y se sentó en la mesa con el celular en la mano, tenía muchas
ganas de escuchar la voz de José Antonio, saber que estaba bien, días que no se
había aparecido por la oficina, y no contestaba las llamadas, ella y Asdrúbal
llevaban casi todo lo del trabajo.
-¿Que
pasa mi amor, estarás tan mal?, que ni siquiera quieres hablar conmigo? -miraba
el celular en la mesa, la idea de llamarlo la tentaba, pero y si le contesta
mal, había muchas cosas que aún no sabía de él, por lo que escuchaba ella sabía
que era viudo y por eso se enfocaba mucho en el trabajo para olvidar su pasado.
Gabriela sentía que José se liberaba de ese peso estando juntos, ese fin de
semana descubrió a un ser humano hermoso, cálido, tierno, pero ocultaba una pena
muy grande, tal vez eso lo mantenía en casa, eso que lo opacaba estaba saliendo
a flote. Se decidió y agarró el celular, marcó al número de la casa. Le
contestó Eloísa, ella pidió que la anunciara como alguien de la oficina, y
espero mientras la sirvienta regresaba, al negarse a atender las cosas de la
oficina, eso la preocupó más.
-¿Qué
pasa mi amor? ¿Por qué no quieres hablar?
Colgó
y volvió a marcar un numero, esta vez el celular de José Antonio, rezando que
al menos sabiendo que numero lo estaba llamando se decidiera a contestar.
Intento la primera vez sin éxito, una segunda y una tercera
vez, pero no logró comunicarse, ella decidió dejarlo por ahora, pensaba que se
había tomado un coctel de pastillas y se quedó dormido, así que cansada por
todo lo que le había pasado ese día decidió irse a la cama, pasó ante por el
cuarto de su hija para darle un beso en la frente y rendida se echó a dormir,
esperando encontrar en sus sueños, a ese fortachón príncipe que se negaba a
hablar por el momento.
José
Antonio estaba en su recamara, pensativo con la mente perdida en Melanie, esa
mujer que aún amaba, pero viéndola a través de un cristal, lejana y sombría,
esa luz que la iluminaba se apagó con ese diario endemoniado, se sentía mal porque
la mujer buena y tierna a la que el amaba había desaparecido, no quedaba nada
más que sentir, que una inmensa nostalgia. Pero también pensaba en Gabriela,
ella una mujer tan dulce, luchadora y con esa juventud que quiere conquistar al
mundo, ella en ese fin de semana se había convertido en un refugio, pero sabía
que la había abandonado.
Tomó
su celular y empezó a marcar su número, pero algo lo detuvo, si Gabriela, es
linda, profesional y una súper mujer, pero sentía que su diferencia de edad era
tal vez una brecha muy grande que tenía miedo de no superar. Además, estaba el
hecho que la vio subirse al coche de otro hombre, más joven que él, que habrá
significado eso, no la culpaba, esos días estaba como en trance pensando en su
esposa, y no le dedicó tiempo. Pero de que le atraía, es más que seguro que si,
esa ternura lo hipnotizaba y quería sentirla cerca para no desfallecer, a pesar
que sentía el recuerdo de Melanie siempre encima de él, tras saber la verdad,
esa sombra se esfumaba, y el camino hacia Gabriela era más claro y placentero.
Perdido
en sus pensamientos, no se dio cuenta que su celular vibró, ella lo estaba
llamando, no alcanzó a contestarle, pero vio la hora y prefirió hacerlo al día
siguiente, porque no quería incomodarla, era mejor descansar y ya con las ideas
frescas, decirle que la necesitaba.
Muy
temprano José Antonio salió de su habitación, haber dormido como bebé le había
servido para sentirse mucho mejor, se había propuesto llevar una nueva vida,
sin Melanie como un fantasma, y lo primero que haría sería llamar a su pequeña
ilusión. Bajó de su habitación con su acostumbrado
traje, listo para ir a trabajar, y se dirigió a la cocina a tomar desayuno.
Eloísa
al verlo sonrió, su ama de llaves le tenía mucho cariño, llevaba años
trabajando con él y su familia, y fue un gran apoyo los últimos dos años, ella
estaba preocupada porque José casi nunca se encerraba, pero al verlo repuesto y
con energía enseguida le preparo su desayuno, jugo de frutas y su café con
tostadas.
-Me
alegro Señor de verlo tan repuesto, ahorita le preparo su desayuno.
-Gracias
Eloísa- José Antonio calurosamente le puso la mano en el hombro, lo que
sorprendió a la mujer, casi nunca lo hacía- solo el jugo, llevo prisa, tengo
mucho trabajo pendiente, ayer quien llamó de la oficina, le dejó algún recado,
no creo que haya sido Asdrúbal, el me llama directo al celular si se presenta
algo.
-Era
una joven, tenía una voz muy cálida, y se notaba algo preocupada.
José
Antonio se dio cuenta que Gabriela había llamado, al no contestar en la casa,
le marcó al celular, se sintió miserable, y marcó su número.
Gabriela
se despertó con la mirada de su dulce Daniela encima de ella, esos ojitos
llenos de amor le dieron la bienvenida, la pequeña tenía mejor semblante y se
había salido de su habitación para despertarla.
-Mami,
mami, ya es tarde, despierta- era una niña muy inteligente y perspicaz- Mami
¿mi papi se llama José Antonio, porque lo llamas tanto mientras duermes?
Gabriela
se sonrojó, su hija en su inocencia le hacía entender que José Antonio era ya
una parte importante de su vida. Sonriéndole no le contestó, se levantó y buscó
su celular entre las sábanas, para marcarle a su amado jefe. ? Mi niña no es
nadie, andas muy curiosita, vamos, baja ya a la cocina, haré el desayuno antes
de irme, hoy más descansarás y ya mañana regresarás al kínder.
Por
arte de magia su celular sonó en la mesita de noche, y quien ella esperaba estaba
llamándola, con los dedos nerviosos contestó.
-Bueno-
ambos se apresuraron en contestar -se rieron del impase como dos chiquillos.
-Mi
niña ¿cómo estás?- José Antonio le habló nervioso, parecía adolescente en sus
primera cita- lamento no haberte devuelto la llamada, apenas me di cuenta ya
era muy tarde, disculpa que me haya alejado tanto, estaba muy agripado y no
quería importunarte con mi enfermedad, además estuviste con tu nena por su
gripe también y quise darte tu espacio- casi casi atropellaba las palabras
quería explicarse para no sentirse miserable- pero sabes me haces falta.
-Mi
vida. Tu también me haces falta, estuve muy preocupada, tú no eres de dejar el
trabajo, siento que algo no te deja tranquilo.
-Eso
ya pasó mi niña, y no sabes las ganas que tengo de verte.
-Yo
también, que te parece si nos vemos en media hora, le doy de desayunar a mi
hija y la dejo recostada, y voy a la oficina.
José
Antonio estuvo a punto de decir que sí, pero se le ocurrió algo.
-No,
en la oficina tendremos a toda la gente encima de nosotros y odio los
chismorreos de pasillo, que tal si nos vemos en tu casa, de paso conozco a tu
princesa, así pasamos un día familiar los tres y la cuidamos.
-Caray,
creo que alguien despertó del lado equivocado de la cama. ?Gabriela emocionada
quiso bromear. ? ¿Y a que se debe que quieras pasar un día sin trabajar?
-Te
la debo mi niña ¿no lo crees?
-Bueno
está bien, te espero, digo, te esperamos aquí, sabes que te quiero.
-Yo
también preciosa- y Colgó. José Antonio se fue rápidamente a su habitación a
cambiarse el traje por algo más ligero, una chamarra y jeans, una gorra y sus
gafas solares, esas que tanto le gustan y después de darle las gracias a Eloísa
salió de casa rumbo a su coche.
Gabriela
llegó a la cocina prácticamente en una nube, una sonrisa muy grande le
embellecía el rostro, estaba más que segura que había tomado la mejor decisión,
José Antonio era todo lo que deseaba, un hombre que la proteja, que la ayude a
superarse, que la acepta tal como es. Un hombre maduro, que tiene sus
propósitos muy claros y que ya ha vivido, y el detalle de convivir con Daniela
era más que suficiente para reconocer que su jefe ya la había conquistado por
completo.
Daniela
estaba en la mesa de la cocina jugando con sus juguetes, cuando vio a su mami,
corrió y la abrazó, Gabriela ahora se sentía completa, tenía a su hija, su
trabajo y al hombre que soñaba, ya debía dejar de lado el sufrimiento de su vida pasada, José Antonio
era la puerta a su futura felicidad y no dejará que nadie cambie eso.
-Tendremos
visita mi cielo, así que toma rápido el cereal y el jugo, debes verte preciosa,
sabes que te quiero.
-Y
yo a ti mamita.
La
alistó lo más bonita posible después del desayuno, como que José Antonio se
demoraba mucho, pero eso le ayudaba a ponerse más bella, el día era soleado y
muy cálido, así que se puso unos jeans algo holgados, una blusa floreada que le
entallaba la figura y dejó su pelo suelto, un look muy casual ya que pasarían
el día talvez fuera paseando con la nena.
Alrededor
de una hora más tarde, tocaron la puerta, Gabriela emocionada casi corrió a la
puerta, estaba muy nerviosa, era el primer contacto de su nuevo novio con la
nena, esperaba que todo saliera bien.
José
Antonio quedó deslumbrado al ver a Gabriela en la puerta, tenía una belleza única,
y su rostro irradiaba ternura y paz, aunque hoy lucia algo sonrojada, al
parecer mirarla tan detenidamente le causaba pena.
-Mi
niña. -La atrajo hacia su cuerpo con una mano, el contacto de los cuerpos
generó en ellos una clase de tensión, no nerviosa, sino excitante, como un
choque eléctrico, José Antonio parecía hipnotizado y miraba primero sus ojos
claros, y luego sus labios, ansiosos por besarlos, al inicio se contuvo, pero
la acercó más y sello un beso tierno y cortito, como para empezar, ella
simplemente era mantequilla en sus brazos. Una personita los trajo a la
realidad de un sopetón.
-Hola,
¿tú eres José Antonio?- Danielita corrió a ver al hombre extraño, su mirada
angelical se posó primero en los ojos de José Antonio, quien sorprendido la
veía después de besar a su mamá.
-Princesa,
si soy yo, pero ¿Cómo sabes mi nombre?
-Porque
mi mami te estaba hablando en sueños. ? la nena sin ningún temor dijo eso,
Gabriela quería que la tragara la tierra y reía nerviosa. José Antonio también
reía, la nena desde el inicio se ganó su corazón.
-¿Tu
eres Daniela verdad?, tu mami me ha hablado mucho de ti princesa, eres muy
linda, así que tu mami me llamaba en sus sueños. ¿Y cómo lo sabes?
-Porque
la oí hoy mientras fui a su cuarto hoy, dime que traes ahí atrás- señaló la
niña a la caja que José Antonio ocultaba en la espalda.
-Es
algo para ti princesa, ¿te gustan las muñecas?
-Si
y mucho me gusta mucho las muñecas de los dibujos animados.-
-Pues
creo que esta muñeca es ideal para ti. -le entregó la caja, la niña emocionada
rompió la envoltura y al ver una de las muñecas que le gusta dentro de la caja
lanzó un gritito de emoción. Gabriela contemplaba con mucha alegría la actitud
de su hija, no había sido tan amable con ninguna persona en su estancia en
Miami, sólo se portaba así con su mamá y con ella.
-¿Qué
se dice mi cielo?
-Muchas
gracias, José Antonio.
-De
nada princesa, me alegro que te guste- José Antonio se agachó para abrazar a la
niña, pero su mente se llenó de los recuerdos del ?niño? de Melanie. Su mirada
estaba tornándose triste, cuando Daniela le dejó un beso en la mejilla y salió
corriendo a la cocina. Gabriela notó el cambio de humor.
-José
te pasa algo?- ella lo miraba preocupada, José Antonio no quería estropear esta
situación, al fin se sentía realmente feliz después de dos años. La tomó
nuevamente por la cintura, esta vez no dejaría pasar la oportunidad de sentir
sus labios.
-Nada
mi niña, disfrutemos este día al máximo. Asdrúbal se encargará de nuestro
trabajo el día de hoy, ya hablé con él camino al Centro Comercial, donde compré
la muñeca. Lo tenemos solo para los tres, o esperas a alguien más.
-Nadie,
nadie más que tú, te he extrañado horrores mi vida, y te agradezco lo que
trajiste para mi hija, debo decir que la conquistaste como a mí, ella no se
suelta tan fácilmente, desde que llegamos aquí anduvo algo cohibida, pero
contigo se comportó como con un amigo de años, eres mi ángel.
-No,
no, Tu eres mi Ángel, Dios te mandó para que me cuidaras, te quiero Gaby, y no
sabes cuánto.- No aguantó más, puso la mano en su nuca, la atrajo más hacia su
rostro, el contacto de sus labios era más cercano, y la besó, primero con
dulzura, para poder romper la barrera de la timidez, luego cada uno aumentaba
la frecuencia de la pasión, Gabriela continuó más y más se robando el aire con
el beso apasionado, pero no se les importaba, ahí estaban en la entrada de la
casa, besándose como si no hubiera un mañana, ambos se entregaban en ese beso,
era el inicio de su gran amor.
-Te
quiero Gabriela, créelo, este es un nuevo inicio para mí y necesito que tu estés
a mi lado para afrontar lo que venga, juntos, los tres.
-Te
quiero José Antonio, y no me importa lo que diga el resto. Te quiero
Se
volvieron a besar y ella lo llevó de la mano a la cocina. Daniela jugaba feliz
con las muñecas, mientras Gaby le invitaba las tostadas con nutela que estaban
comiendo antes de que él llegara. Mientras terminaba de dejar limpia la cocina,
planeaban donde irían, José Antonio había visto unos juegos para niños muy
bellos en el centro comercial, donde había comprado el regalo. Daniela
emocionadísima con la idea, le pedía a su mamá que se apurara para ir al Centro
Comercial, al salir la niña llevaba la muñeca que le regaló, ante los regaños
de su madre, ella decía que la cuidaría por ahora era su muñeca favorita.
Llegaron
al Centro Comercial, y pasaron la mayor parte de la mañana en el salón de
juegos, Gaby y Daniela estaban juntas jugando alegres y José Antonio las contemplaba,
sentía una especie de magia, una satisfacción extraña, verlas así de lindas y
alegres lo hacía sentirse realizado, aunque también sabía que debían ambos
aclarar su pasado antes de continuar.
Almorzaron
ahí y se pasearon por las tiendas comerciales, compraron ropa para la niña y
algunas que Gabriela necesitaba para sus reuniones de trabajo, al ver a
Danielita cansada, decidieron regresar a casa, aún estaba medicada y era mejor
que descasara.
Al
llegar a casa, José Antonio vio un auto cerca a la entrada, que no estaba en la
mañana, se sintió vigilado, le hizo notar eso a Gabriela, quien sacaba del auto
a la niña que se había quedado dormida.
-No
sé mi amor, no me percaté, no te preocupes, debe ser algún vecino que trajo
auto nuevo, casi no conozco a nadie por aquí.
-Es
que el auto me parece conocido, siento que ya lo vi antes, déjame mi niña yo te
ayudo- José Antonio sacó a la niña del coche y en brazos la llevó a su
habitación, la dejó en la cama y trató de acomodarle la cobija, era algo nuevo
para él esto de ser papá, pero le empezaba a gustar, Gaby estaba detrás de él
tan feliz, este día fue increíble junto los tres paseando, riendo, como no lo
hacían en años.
-Gracias
mi amor- lo llevó de la mano a la cocina después de salir del cuarto de la
niña, - me diste el mejor día en mucho tiempo, ver así de feliz a mi hija es el
mejor regalo.-quieres que te sirva algo, tal vez café, o algo más fuerte.
En
la cocina había una botella de vino, José Antonio destapó la botella y sacó dos
copas de la despensa, le sirvió una a Gaby y se la pasó, él sirvió en otra e
hizo un brindis.
-Gracias,
Gaby mi niña, me permitiste entrar en tu vida, sabes yo quiero decirte algo,
antes de continuar. Esos días que estuve en casa, estuve no solo enfermo del
cuerpo, también del corazón.
No
pudo aguantar y lloró delante de Gabriela, ya deseaba dejar esto atrás y
contárselo a alguien aliviaba la pena. Gabriela también estaba llorando, se
secó las lágrimas y también secó las de
José Antonio- lo siento mi niña, pero es necesario zanjar este dolor, ya no
quiero que ella siga en mi mente oscureciendo mi camino hacia ti, así que hoy
te digo, Gabriela, quiero empezar una vida contigo, soy un hombre que tal vez
tenga una vida ya realizada, pero que en el amor aún le falta mucho y quiero
que tú con tu ternura, tu vitalidad, tu cariño, me enseñen a descubrir mi
felicidad, déjame demostrarte cuanto te amo.- besó su mano tiernamente y tomó
otro sorbo de vino.
Gabriela
se acercó a él, lo tomó por el rostro, y lo besó, en ese beso deseaba que el
supiera que su vida ya estaba ligada a él desde que lo vio, que su destino era
estar juntos.
-José
Antonio, TE AMO, desde que te vi en tu oficina. Te miré a los ojos y me enamoró
tu alma, no me importa tu pasado mi vida, yo también tuve una vida llena de
engaños, me negué por un tiempo a la posibilidad de amar de nuevo, pero tu alma
me conquistó, yo hoy te prometo que curaré tus heridas, te daré la felicidad
que siempre buscaste, te haré olvidar tu dolor. Olvida las diferencias, te
confieso que a mi también en un inicio me asustó eso de la edad, pero mi vida
para Amar no hay edad, Dios nos une a su manera, no importa qué edad tengamos,
y en cuanto a ese hombre que viste, es el inspector que me ayudó el día que me
atracaron, iniciamos una amistad, pero ese día se terminó, ese día decidí dejar
al mundo atrás y rendirme ante tu alma noble y tu hermoso corazón. José Antonio
Mi destino eres Tú.
Se
volvieron a besar, felices, aliviados, dejaron su pasado atrás y tenían por
delante un mundo lleno de retos y aventuras, que pasarían Juntos.
Terminaron
de tomar su copa de vino, se acompañaron de música lenta y se contemplaban,
como si el mundo se hubiera detenido, tras un momento así en silencio. José
Antonio se percató de la hora, se levantó llevó las copas al lavaplatos, y jaló
de la mano a su novia.
-Mi
niña te dejo descansar, hoy fue un día muy emocionante, lleno de muchas cosas,
pero sobre todo el inicio de nuestra historia, sabes que te amo verdad. Te amo
Gabriela.
-Te
amo José Antonio. ? se volvieron a besar, y ella lo acompañó hasta la puerta,
al salir vieron al mismo coche vigilando la puerta, mientras se despedían con
un beso, vieron también que un hombre se acercaba a la puerta. José Antonio lo
reconoció, sabía que había visto ese coche antes, verlo así de frente lo llenó
de ira.
PRESIONA AQUI PARA EL SUSPENSO
-¿Tú?,
¿Qué haces aquí, infeliz?