-¿Quién soy?, se preguntaba Andrés mientras caminaba por una calle en la ciudad de Valencia - Venezuela.  Siempre tenía la misma interrogante. Ya habían pasado veinte y tres años desde que fue acogido por una banda de delincuentes. Era muy joven.

Recordaba cada detalle de aquella terrible noche. Se hallaba deambulando por la gran ciudad, perdido y desvalido, adolorido de golpes sin saber cómo y por qué había llegado hasta allí. Tenía  hambre y frío, su ropa desgarrada estaba mojada por la lluvia. Se había refugiado bajo un puente cuando de repente cerca de donde estaba surgió una pelea que lo envolvió. Esa banda de pandilleros lo adoptó por haberlos ayudado durante la refriega y él, sin tener a dónde más ir se quedó con ellos a cambio de comida y protección.

Muy a su pesar tuvo que aprender sus malas mañas para sobrevivir. Con el tiempo subió de rango pero nunca se adaptó a esa vida de delincuentes, se sentía sucio y ya quería abandonarla, aunque eso le costara su propia vida.

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Transcurrieron 23 años también para aquel lugar alejado del tumulto y sumergido en la soledad de un bosque. Un orfanato. Pero no uno cualquiera, a este lo apodaban la cárcel del castigo. Se contaba que el niño que entrara ahí jamás salía.    

Era una estructura muy grande casi un palacio de paredes sobrias y pasillos oscuros, donde sus coordinadoras vestían de negro y no permitían ni la más leve sonrisa. Este orfanato se mantenía gracias a los donativos de personas muy adineradas que lo hacían de corazón por el bien de los niños y jóvenes que ahí estaban.

Estos donativos eran manejados por la Sra. Gloria una mujer despiadada y sobretodo muy ambiciosa, ella y su sobrino Julián quien era contador arreglaban todas las movidas de dinero de tal manera que nadie sospecharía de los malos fondos.

Además de dinero estos benefactores donaban ropa cada tres o cuatro meses lo que hacía que todos los huerfanitos lucieran muy bien, a esto no se podían oponer Gloria ni Julián, pues sería muy obvio, como tampoco se oponían a que recibieran clases. Los benefactores querían que el día de mañana esos niños salieran de ahí y tuvieran un arma para defenderse, una base cultural, literaria y matemáticas que les permitieran desarrollarse, sin saber que la inescrupulosa de Gloria y su sobrino, tenían otro fin en mente para ellos.

Explotaban a todos los chicos, obligándolos a hacer todas las faenas y así el dinero para esos gastos quedaba completamente libre. Solo recibían techo, comida y por supuesto la ropa y sus clases. Esto no le agradaba a Gloria pero era un requisito que no podían eliminar.

Muy pocos momentos les dejaban libres. Así que cuando podían se ponían a leer, a cantar o bailar, en fin no era mucho el tiempo para pasarlo bien.

El internado estaba lleno de chicas, ya que a los varones los vendían. Algunos tenían suerte pero otros no. Julián siempre sugería a su tía que también vendieran a las chicas mayores, pero ésta se negaba. Gloria aun se creía con el poder de decidir sobre la vida de un ser humano indefenso y personas inescrupulosas se prestaban para que estos malos actos continuaran.

Con el transcurrir de los años solo a Roberto habían dejado crecer ahí, pues nunca estaba de más la mano de obra pesada. Las rectoras del lugar eran como guardias.

Ya con más conciencia, las chicas vivían porque debían hacerlo, pero eran mas sus ganas de morir que de seguir viviendo. La única recreación que tenían desde niñas era el jardín que terminaba en un bosque de arboles gigantes y plantas secas en el que pasaban horas rastrillando para dejarlo impecable.

Entre las chicas se encontraban Rebeca, Patricia, Daniela, Laura y Andrea,  amigas que a pesar de sus diferentes temperamentos se trataban como hermanas.

Andrea la hermosa y soñadora, la mayor de todas. Llego ahí con 5 años y solo recuerda que un día despertó en ese lugar, mas nunca supo de sus padres ni de ningún otro familiar, sus recuerdos se disiparon casi por completo de su mente. Hoy ya tiene 30 años y vislumbra su vida perdida en ese lugar, pues estaba presa no la dejaban salir ni podían escapar. Ellas eran la mano de obra que mantenía sin ningún costo aquella minita de oro de Gloria y Julian.

 Siempre les decían que eran niñas abandonadas por sus padres quienes no las querían. Era doloroso crecer con el estigma de la hija de nadie. Que pecado estarían pagando para llevar la vida que les había tocado.

-¿Porque vivimos en este mundo obscuro, sin amor solo reglas y castigos, sin metas? solo con la esperanza de poder irnos algún día de aquí. Eran la cantidad de preguntas que a diario se hacían. El miedo que les infundían era tan grande que las mantenían psicológicamente temerosas y no intentarían escapar.

Así era la tormentosa vida de Andrea y del resto de los chicos en la Cárcel del Castigo, donde su único aliciente era seguir soñando con que algún día las rescatara un ángel protector.

En ese lugar las noches y los días eran eternos, la vida y las ilusiones de estos chicos se iban con el ir y venir de las agujas del reloj.

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El grito de un niño pidiendo ayuda en la calle, saca a Andrés de sus pensamientos. Ve a unos pandilleros que están maltratándolo y se acerca, saca su arma y estos jóvenes principiantes de ese mundo de perdición al verlo se asustan y salen corriendo, el niño quedó en un rincón aterrado. Andrés se acerca a él y le dice -No temas pequeño. Cómo te llamas?

-Jesús Sr.

-Y ¿Qué haces por aquí solo? Eres muy pequeño para andar sin tus padres.

El niño temeroso y con sus pequeñas manos muy maltratadas sin casi querer hablar lloraba y le decía -No me vaya a matar Sr. Por favor.

Andrés le toma su pequeña cara con cariño entre sus manos y le dice -Quédate tranquilo amiguito que nada malo te pasara -Aunque en lo primero que pensó fue ¿Cómo puedo protegerlo si ni siquiera tengo una vida propia?.

Pero su naturaleza lo impulsó a no negarle la ayuda, mas pudo su alma noble que el conflicto que esto le traería.

-Ven conmigo pequeño yo te voy a proteger mientras vemos como puedo ayudarte.

Andrés económicamente estaba muy bien sus trabajos con la banda le dejaba buenos dividendos, así que por ese lado no habría problemas. Se lo llevó a su departamento, le dio de comer, se dieron un baño y se sentaron calmados a charlar.

-Bueno amiguito ahora si cuéntame.

-Sr. fui vendido por un orfanato hace 2 años y la gente que me compró era muy mala, me ponían trabajos para grandes y cuando no podía hacerlos me pegaban muy fuerte o me dejaban sin comer. Y suspirando le dice -Me ponían a hacer cosas muy feas (Recuerdos que lo hacen llorar tapándose los ojos con sus manitas).

Andrés se llenó de ira al escucharlo pues jamás podría imaginar hacerle daño a una criatura. Jesús seguía entre lágrimas contándole todo por lo que había pasado, le dijo que la gente a los que le pertenecía tenían tres niños más. Que él logró escapar y por eso tenía días escondido por ahí, tenía mucha hambre, sed y pasaba mucho frío.

Esas palabras de Jesús le trajeron recuerdos a Andrés. Recuerdos que se habían borrado de su memoria por 23 años. Tantos que por un momento una nube entumeció su cerebro. Eran muchas imágenes y palabras que venían a su mente como una avalancha. Todas muy seguidas, tanto que de un golpe aquella tarde fatal vino a su cabeza. (Se pasaba la mano por su frente y agarraba fuerte su cabeza entre ambas manos como queriendo aguantar aquello que lo aturdía), pero ya tenía más claro como llegó a ese horrible lugar que cambió su vida para siempre.

Una vocecita asustada le pregunta -Que tiene Sr. ¿Se siente mal? Sacándolo de aquella nube de pensamientos desordenados.

-No amiguito, es solo que he empezado a recordar cosas que había olvidado y por ahora solo te puedo decir que no me llamo Andrés, soy Frank, Me llamo Frank. (Se repetía su nombre como para no volverlo a olvidar).

Estaba confundido pero feliz, ese misterio en su vida iba desapareciendo. Pensaba para sí, ya sé quién soy y como llegue aquí. Maldigo a ese hombre (y da un fuerte puñetazo a la mesa). Jesús se asusta y se levanta rápidamente.

 -Perdón amiguito estaba pensando en voz alta. Se va hacia la ventana y mientras veía al cielo se calmaba respirando profundo, por lo menos ya toda su vida estaba frente a él como una película. Pero sígueme contando, por favor tenme confianza, yo te protegeré.

-Andrés. Perdón Sr. Frank. El lugar donde nos venden es una casa hogar. -Escuche que a las niñas las esclavizan y a los varones los venden, aunque si por alguna niña pagan bien también la venden. Recuerdo mucho a Andrea ella era mi amiga, nos queríamos mucho. Cuando me vendieron la vi llorar mucho por mí. La quiero no se qué pasaría con ella.

-¿Quien es Andrea? ¿Trabaja allí?

-No. Andrea es una huérfana como yo, pero ya es grande y me quería mucho.

-Ah ok. (Responde con mucha curiosidad Frank).

-Continúa Jesús.

-Desearía que ese lugar lo cerraran y todos los que ahí están, fueran libres como yo lo soy ahora.

-Yo te voy a proteger, prometo que si todo sale bien, mañana luego de hablar con mi jefe te voy a ayudar a sacar a Andrea de ese lugar y tratare de hacer justicia. Esa gente debe pagar.

-Si Sr. Frank por favor, Ayúdelos. (Y emocionado lo abrazó)

Con el pasar de los días Frank le tomó mucho cariño y esto fue lo que terminó de hacerlo decidir que debía dejar definitivamente la banda, su vida era un acertijo y debía descubrir dónde terminó y en qué momento podría recuperarla.

-Jesús tengo algo muy importante que hacer, te quedaras aquí encerrado. Yo vendré por ti. Pero si por algún motivo no regreso te dejare dinero para que puedas sobrevivir y hablare con un amigo que se que te ayudará de alguna manera.

-Pero Frank ¿por qué? ¿Qué puede pasarte?

-No lo sé Jesús, pero mi vida está en manos de otra persona.

-Entonces no vayas Frank y vámonos ya.

-No puedo, me buscarían y hasta tú podrías salir perdiendo. Debo enfrentar esto yo solo y así sí podríamos partir en paz.

-Tengo miedo Frank.

-Pídele a Dios por mí ¿sí pequeñín?. Y ya vete a dormir.

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Las chicas en sus quehaceres en la cocina se organizan para desocuparse temprano Rebeca como de costumbre armó su parranda con los cubiertos y las ollas era alegre a pesar de su ruda vida, ella era la que les daba fuerzas, las demás le siguen cantando mientras trabajaban pero muy pendientes para que no las castigaran en aquel feo cuarto obscuro.

Otro día que se iba y trataban de seguir sin perder las esperanzas. Al llegar la noche ya en la habitación. Andrea viendo al cielo le suplicaba a Dios que los ayudara. -Ya no quiero vivir mas así Dios mío, Te lo suplico sácanos de aquí. Ya tengo 30 años (Sus ojos se llenan de lagrimas). Mi vida se ha ido en este horrible lugar, me quiero ir. (Repetía sin cesar en tono de súplica buscando a Dios en el inmenso cielo estrellado) y sin darse cuenta se durmió con su cabeza recostada al marco de la ventana.

Al amanecer los chicos iniciaban sus labores, esta vez les tocaba barrer el patio, limpiar ventanas, bancas, en fin todo para que el jardín y sus alrededores luciera impecable. Las rectoras pasaban revista periódica cada media hora. Señalando qué estaba limpio y que no.

-Esto está sucio limpien de nuevo por acá, allá arriba hay telas de araña ?Vamos rápido.

Al terminar se irían al bosque, ese que los cobijaba bajo sus ramas de hojas secas y les daba calor al dejar pasar los leves rayos del sol.

Momento que aprovecharían para fraguar con Roberto un plan de escape del orfanato. Ya en el bosque se sientan unos minutos buscando ideas para escapar. El lugar era enorme. No veían manera de salir a la ciudad por ahí antes de que lo perros los alcanzaran.

Rebeca y Patricia hacia chistes, ellas trataban de mantener el ánimo para no decaer en busca de la falta de posibilidades. Los minutos pasaban y las rectoras normalmente allá no iban solo les contaban el tiempo en regresar. Y si no volvían soltaban los perros.

Ellas sabían esto pero eran muy inseguras el temor que les infundían desde niñas las mantenía temerosas, ni siquiera se acercan a los perros para tratar de amansarlos, aunque solo los soltaban en las noches y ellas ya no tenían permiso de salir de sus habitaciones. Jamás pasó por su mente que podrían escapar fácilmente x aquel inmenso bosque bien cerrado con altos muros de piedras y alambres de hojillas en su parte superior. Era una verdadera fortaleza aquel lugar.

-¿Saben? Una tarde mientras limpiaba escuche cuando la Sra. Gloria le decía a Julián que esto se había convertido en una minita de oro. No creen que si los benefactores supieran todo esto nos ayudarían?

-Sí Andrea pero nunca tenemos trato directo con ellos, cuando vienen ni nos permiten acercarnos- responde Rebeka

-Algo se nos tiene que ocurrir pero ya.

-Ok tenemos poco tiempo para planear la huida, hay dos opciones 1. Hablar con los benefactores del orfanato o  2. Escapar por este bosque.

-Y ¿qué se te ocurre Andrea?

-Sé que habrá un evento. Ya me dijeron que tenemos que lucirnos con la limpieza y la comida. Ese día vendrán los benefactores y muchísimas personas, así que esa es nuestra oportunidad.

-Pero como hablaremos con ellos? Y si huimos por el bosque y se dan cuenta, soltaran los perros y mientras tratamos de subir ese muro enorme nos puede ir peor Andrea.

Llega Roberto y grita -No teman mis damiselas aquí esta su guardián Roberto el demoledor. (En tono fuerte y haciendo fuerzas) Lo que les saca una sonrisa a todas. -No creo que ese día suelten a los perros, pues vendrán muchas personas.

-Vámonos ya chicos se nos hace tarde, Seguiremos planeando en la mente y mañana discutimos ideas.

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Esa misma mañana muy temprano Frank se había ido a hablar con su jefe, al salir Jesús aún no se había levantado, le dejo una nota diciéndole que en la nevera había leche y cereal además de decirle donde le había dejado el dinero y un numero de teléfono de la persona que le conto le ayudaría.

Llego con su jefe quien lo había tomado bajo su protección durante años y lo quería como a un hijo. Pero al final un gran maleante de esos que no llegaron a ser el jefe precisamente por estar rezando.

-¿Qué haces aquí tan temprano hijo. Pasa algo? Frank callado lo veía buscando la manera de iniciar aquello que tal vez le costaría su vida. Su jefe lo invito a desayunar notando cierta inquietud en Andrés. 

Se demoraron horas hablando tanto que los agarró la tarde, hasta que el Jefe sin más rodeos le preguntó ?Andrés ¿qué te pasa? No creo que me hayas venido a hacer una visita de cortesía, a lo que Frank tomando valor y decidido a todo le confesó que ya había recuperado la memoria, que tenía una vida pasada y quería  recuperarla.

-Me llamo FRANK señor ese es mi verdadero nombre. Sé que a partir de este momento mi vida está en sus manos. Porque he decidido alejarme de la banda.

Su jefe muy molesto le grita dando un fuerte bastonazo contra el escritorio.

-¿Qué te pasa Andrés o Frank o como te llames?, ¿Quién te crees para salirte como si nada de la banda? Tú sabes que de aquí nadie sale con vida.

Compró una casa grande que estaba desocupada y algo alejada del pueblo. Nadie sabía nada de él, la intriga mataba a los habitantes, pues en ese lugar todos se conocían. ¿De dónde venía? ¿Quién será su familia?, pensaban que ni la tenía. Aunque parecía un padre viudo decían las curiosas del lugar. Frank llevaba una vida muy hostil, solo él y Jesús compartían.

Mechita una doñita muy cariñosa y maternal que siempre quería el bien para los demás decidió acercarse a Frank y a su niño.  (Sonó el timbre de la casa de Frank). Este abrió la puerta y allí estaba Mechita con un pastel para darles la bienvenida al lugar, él agradeció brindándole chocolate caliente. Pasaron la tarde hablando sobre como conoció a Jesús y que a pesar de no ser su hijo le había tomado mucho cariño y lo quería como si lo fuera. En cierto modo conto esto porque sabia que su llegada al lugar podía crear suspicacias y el debía mantenerse bajo perfil pues su vida nunca estaría a salvo del todo.

Mechita era una señora con un corazón muy noble y le escuchó silenciosa. La vida nunca le dio hijos y su marido la abandonó por eso se aferró a cuidar de los niños  indefensos que veía solos en la calle. Apenas si le alcanzaba para comer pero siempre tenía a más de 10 en su mesa y esto la hacía feliz.

-Frank quiero que sepas algo. Aunque veo algo triste tu mirada también la tienes muy limpia ¿sabes? Nadie que tenga esa luz en su mirada puede ser malo. En mi tendrás cariño y apoyo.

Frank la abrazó agradecido pues por esas cosas de la vida ella le transmitía confianza. Transcurría el tiempo y Mechita los visitaba a diario. Frank movido por la necesidad de cambiar y de recuperar su antigua vida se había convertido en su protector, la ayudaba económicamente ya que sus trabajos con la banda le habían dejado un buen capital que muy a su pesar no podía dejar de usarlo pues necesitaba resolver su vida y con el orgullo en ese momento no solucionaría nada. Ella y los niños le estaban muy agradecidos y lo llegaron a querer mucho. Frank sentía que de esta manera podía limpiar su alma, esa que jamás quiso que cambiara y que le había abierto a Mechita una noche contándole su terrible pasado. Mechita le correspondía con cariño pues lo sentía como a su hijo y su nieto.

Pasaron algunos días y Frank planificaba su partida a su tierra natal y le pide a Mechita que cuide de Jesús, pues necesita ir a su casa para saber de su madre a quien no ve desde hace muchos años y ni siquiera sabe si está viva. Mechita le dice que tenga fe que todo estará bien y que por Jesús no se preocupe que ella cuidara muy bien de él.

Mientras, Jesús escuchaba detrás de la puerta de la sala llorando. Frank noto su presencia y le dijo. -¿Qué haces ahí Jesús? ¿Porque te escondes?

-Frank ¿Te vas?, y me dejas (En tono de reproche) -Si Andrea estuviera aquí no me hubiera dejado. (Le grita enojado y llorando con rabia contenida). Tú me prometiste, me dijiste que ayudarías a Andrea y era mentira te vas y me dejas aquí.

Frank fue junto a él y lo abraza Jesús daba patadas al suelo desesperado, Frank lo abrazó mas fuerte por detrás de él hasta que este se calmo y quiso escucharlo.

-Jesús tengo una vida que he perdido y quiero recuperar. Ya tengo 40 años y mi madre? (Se calla y respira). Necesito verla.

-Si Frank (Le contesta haciendo pucheros y secándose las lagrimas con sus puñitos cerrados) es que no quiero que me dejes solo, extraño mucho a Andrea. En ese momento Frank pensó que no sabía cuánto tiempo se tardaría en resolver sus problemas, ni siquiera si podría regresar, si lo metían preso o peor aún si perdía la vida, así que decide aplazar un poco más su partida y cumplirle a Jesús la promesa que le hizo de liberar a Andrea.

Cada vez que intentaba partir algo ocurría que lo detenía. ?Ay Andrea no te conozco y ya gobiernas mi vida y sonríe recostado en su cama -Jesús me conto que el orfanato esta muy alejado y lo conocen como la carcel del castigo. Donde sera ese lugar?. (Pensaba en voz alta)

Como el jefe tenía muchos contactos, a través de él logró conseguir la dirección. Además aprovecho de saber si el resto de los socios sabia de su retiro, esto lo dejaría más tranquilo pues así sabría que no corrian peligro por ahora. De alguna manera le tenía estima ese señor aunque no fue su mejor consejero fue el que le tendió la mano y en lo que puso le dio apoyo.

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En una reunión con los benefactores, Gloria contaba en su mente las cantidades de millones que entraban para el mantenimiento de ese inmenso lugar. Ellos la veían como una buena mujer, encantadora que velaba por los intereses de los pobres huérfanos. Terminan de aclarar cuentas y le dejan sus cuantiosos cheques antes de irse.  Al salir de la reunión la sonrisa de Gloria era gigante.

Llego la noche. De nuevo todos en sus habitaciones.

-Silencio dicen las rectoras, hora de dormir, mañana hay que madrugar un gran evento se nos viene encima. Mientras que las chicas en sus mentes planeaban como escapar de ahí.

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Frank por su parte no durmió en toda la noche ese tema rondaba en su cabeza y no lo dejaba en paz, sentía la necesidad liberar a Andrea y de alguna manera ayudar a los demás. Recordó todas las cosas malas que vivió y además no entendía pero el nombre de Andrea revoloteaba en su mente a cada instante.

En la mañana temprano ideo una manera de perpetrar el lugar, así que organizo todo lo necesario para partir, no sin antes dejar la casa y Jesús a cargo de Mechita. Ya en la madrugada decide partir a buscar toda la información necesaria para sacar a Andrea de ese lugar de inmediato y de ver cómo podría ayudar a los demás.

El recorrido fue muy largo, el camino muy difícil de hallar, muchas veces tuvo que bajarse del auto para ver si lograba divisar el lugar. ?Dios esto esta en el fin del mundo (Pensó). Siguió en recorrido según le habían indicado y ya entrada la noche por fin llega a la cárcel del castigo.

Apagando las luces del auto que rentó y dejándolo en la entrada pero algo escondido entre arboles muy silenciosamente perpetra en el lugar, Sus mañas de maleantes aun las conservaba, por lo menos para algo bueno le servirían esta vez. Evadió a los perros y a dos viejos vigilantes que dormían en la entrada. Entro y trató de conseguir toda la información que necesitaba. Tomó comida de las neveras para poder estar ahí y de la misma comida que tomaba le dio y amansó a los perros. Fue una travesía de unos 3 días largos y extenuantes, pero logro reunir los datos que le ayudarían a sacar a Andrea de ese lugar. Ya incluso sabia que cuarto ocupaba aunque no había podido ver su rostro sabía que era la única Andrea en lista de huérfanos. Eso era lo único que le faltaba para sacarla de aquel horrible lugar. Frank decide salir por su auto y llevarlo por la parte de atrás, pues pensó en que podrían notar su presencia y esto no era bueno. Además de haber planificado sacarla por el bosque así que tendría que cortar ese alambre de hojillas y esto le llevaría tiempo. Al Salir pudo notar pasar muchos autos lujosos lo hacía sospechar.

La Directora, la Sra. Gloria había amanecido creando un revuelo, habían gritos, regaños y necesitaba culpables. -Dije ¿quien fue? pregunta a todos los huérfanos en el patio central, quiero saber ¿quien se comió la comida de los refrigeradores?

-Déjenme decirles que los únicos perjudicados serán ustedes pues no tengo dinero para comprar más hasta que los benefactores vuelvan a aportarlo. Así que este mes se conformaran con solo dos comidas al día y denle gracias a Dios que serán dos porque debería darles solo una. Tenemos hoy la celebración para recaudar fondos para las mejoras de esta solemne institución. Por lo que usaremos mucha de la comida que quedo, así que lo que sobre lo administraremos para lo que resta del mes.

El día de la fiesta llego. Llamaron a Andrea, a sus amigas y 4 chicas más a la cocina. -Quiero todo listo para las 4 de esta tarde, a las 5 se inicia el gran desfile de modas y a las 6 (no termina la frase y piensa Gloria -Ya quiero empezar a contar los millones que entraran por cada traje que dono Doña Mercedes). Ya saben cada abreboca (Pasapalos o Botana) en bandejas, bebidas en copas, todo muy limpio y se lo entregan a los mesoneros ellos se encargaran de repartir, no quiero a ninguna por allá sino ya saben lo que les espera, tienen tiempo sin entrar al cuarto de castigo y las ratas deben tener mucha hambre. Seguían las amenazas que desde niñas fueron las medidas de atemorizarlas y crear mujeres muy inseguras y temerosas.

Refunfuñando se van todas a la cocina a trabajar, bandejas y bandejas de pasapalos, salían, botellas de champan, copas. En fin les había tocado muy duro ese día.

Mientras Frank por la parte de atrás observada todos los movimientos y seguía cortando el alambre.

Roberto recibía a todos los benefactores en la entrada pensaba en cómo pedirles ayuda, él era el único que tenía trato directo con ellos cuando llegaban, aunque estaba amenazado. Le habían dicho -Si te vemos desde las cámaras conversando con alguno de ellos ya verás te va a ir muy mal le advertía Julian. Se debatía entre sus impulsos por hablar, su miraba gritaba auxilio, pero las palabras no le salían, se sentía vigilado. Los benefactores lo saludaban algunos hasta le daban la mano y lo abrazaban eso le daba esperanzas y pensaba que tal vez a su salida cuando todos se vayan sería más fácil decirles.

Carros y carros se estacionaban en el lugar, nunca habían visto tanta gente llegar.

-Por favor pasen al salón, los espera la Sra. Gloria para que empiece el desfile. Todos venían dispuestos a gastar lo que costara cada traje con el fin de ayudar a esos pobres huerfanitos. Comienza el desfile todos en sus mesas disfrutando del evento, la Sra. Gloria súper elegante era una más de esos millonarios. Era muy astuta, puso a algunos niños inocentes del orfanato a desfilar pues ella sabía que esto ablandaría aun más los corazones de los inversionistas.

Ya para las 8 de la noche el evento había finalizado el celular de la Sra.  Gloria no paraba de sonar al igual que el de Julián los mensajes de aportes a sus cuentas llegaban sin cesar. Estaban desesperados por empezar a contar los millones que les quedarían. Tenían que poner a las chicas a pintar todo el lugar y comprar algunas cosas que hicieran ver que se habían hecho mejoras. Todo con el fin de tapar los malos manejos del dinero. Aunque en realidad Julián era muy inteligente y llevaba las cuentas tan claras que nadie ponía en duda los estados y reportes que se les enviaban.

El momento de la partida había llegado, los benefactores y demás invitados se estaban marchando, Roberto buscaba entre la gente pero no reconocía ninguna cara de los que amablemente le habían saludado al llegar, todos salían llenos de cajas y casi ni querían hablar, entre risas y conversaciones se marchaban. Roberto se desespera y cuando quiere caminar hacia ellos una mano fuerte se le topa en su hombro, era Julián. -Puedes irte a descansar muchacho yo término de despedir a los socios.

Lo miro muy feo al igual que la Sra. Gloria quien lo observaba desde las escaleras en la entrada principal y a Roberto no le quedo de otra que irse y ayudar a las chicas a terminar sus labores. Estaban agotadas ya sus piernas no daban mas todo el día en esa cocina, apenas y pudieron comer ellas, sirvieron para los huerfanitos, los invitados y ellas cuando podían tomaban algo y seguían trabajando. Definitivamente no era un buen día para escapar las fuerzas no se lo permitirían en el primer intento de correr los perros las devorarían. Así que solo deseaban llegar a sus camas y descansar. Otro día largo y agobiante se iba para ellas, Otro día que disipaba sus esperanzas por salir de ese horrendo lugar. Mientras que Julián y Gloria en el estudio felices disfrutaban del éxito del evento.