perderá. 

19.Manténganse firmes y se salvarán. 

Palabra del Señor.     

Gloria a ti, Señor Jesús.    

Jesús escucha ponderar el templo de Jerusalén, la gloria de la ciudad que ya había caído bajo dominio extranjero, y que representaba la identidad del pueblo elegido y la esperanza segura de un futuro libre y glorioso con la llegada del Mesías. 

El comentario de Jesús tiene el efecto de un rayo en los oidos de los presentes: "Un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". 

El discurso de Jesús abarca a Jerusalén y el mundo. No solo el templo y Jerusalén, sino que también todo el universo será destruido. 

Lo único que quedará , lo único eterno, es el hombre. Una enseñanza que rompía y rompe todavía nuestros esquemas. 

Después anuncia guerras, terremotos y violencias, pero asegura que no perderemos ni un cabello en la tribulación. 

Como si la ternura de Dios se manifestara para salvar la eternidad del hombre frente al mundo que pasa destruyéndolo. 

Jesús nunca anunció el fin del mundo; el explicó, en varias ocasiones el misterio y el sentido de la vida y del hombre en el mundo. Ese cataclismo no sucederá, sino que ya sucede hoy y aquí. Todos los días un mundo muere y otro nace... 

Los que aceptan la Buena Noticia no tienen otra opción que oponerse al mundo de violencia, guerra, corrupción, traiciones y pecados.  

Por eso, serán perseguidos y no aplaudidos ni premiados. 

El mundo que pasa odia al hombre eterno que obra según la voluntad salvífica de Dios redentor y salvador. 

El Señor sabe que no es fácil, y pide caminar con perseverancia y sin debilidades, sin dejarse mundanizar ni licuar el evangelio para adaptarlo a las reglas de la violencia. El fin del hombre, proyectado a la eternidad está en los planes de Dios. 

Todo pasa, no hay misterio. Solo Dios queda y, con él, el hombre. 

Dios los bendiga.