El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
Simplemente podía observarlas y embriagarme con ellas...Mientras más las observaba, más me impedían reaccionar, pero si que me permitieron soñar...
Aún recuerdo aquel momento, cuando me llamaron de la Agencia de Publicidad. Había que hacer un reportaje sobre un exquisito Vino. Al día siguiente viajé hacia allá, me alojé en el hotel donde se rodaría el anuncio. Me di una ducha rápida, me puse mis vaqueros y una camiseta blanca. Cargué con mi cámara de fotos y pillé mi chaqueta negra...Bajé hasta el salón mientras miraba la hora...Sabía que iba justa de tiempo pero no tanto...Ay! ya estaban todos allí, todos y también él...
Si, él y su elegancia...que como aquel exquisito Vino, ambos me embriagaban.
Vi como mi jefe, que estaba junto a él, se percató de mi presencia, que toda embelesada allí en la puerta me quedé...Me llamó la atención y me acerqué. Saludé, y me presentó. Apenas pude reaccionar, pero él como buen caballero, me facilitó la situación...y me ofreció su mano, para luego besarme en la mejilla. Muy amable bromeó conmigo, y mientras me miraba yo pensaba en lo difícil que iba a resultarme aquel reportaje...
Comenzó la sesión de fotos, y a medida que enfocaba, más nerviosa me encontraba. No era una sesión de fotos cualquiera, era diferente...siempre disfrutaba con la cámara, pero ahora aquello que enfocaba me transmitía algo distinto...
Mi misión ese día era plasmar la elegancia de un Vino al ser bebido, pero eso no era lo que me sucedía...El objetivo de mi cámara ese día era otro. Era todo Él...Su negro pelo, su rostro y su morena tez, su mano al alzar la copa y su insinuante boca al rozarla. Su nariz y el reflejo del cristal, el rojo intenso del contenido y la delicadeza de sus dedos. Ese cuello sugerente y el lóbulo de su oreja. Sus bonitas cejas, suaves párpados y sus pronunciadas mejillas. Eran esa frente y esa fuerte barbilla...Eran esos bellos y dulces ojos, era su intensa y embriagadora mirada...
Fue al disparar el flash de esa última foto, que me percaté de donde estaba, porque me había metido en esa escena. Era a mí a la que miraba, y no a la chica del reportaje...Eso me hizo temer, en como sería la calidad de mi trabajo, de mis fotografías...porque no había sido consciente en el momento que las hacía...
Y llegó el momento de revelar esas fotos. Yo me estaba yendo, cuando mi jefe junto con él, me preguntó hacía donde me dirigía. Le comenté que iba a mi cuarto a terminar mi trabajo. Me invitaron a tomar unos aperitivos, pero les dije que no, porque yo tenía que ver aquel contenido. Cual fue mi sorpresa cuando al rato, llamaron a la puerta diciendo ser el servicio de habitaciones, y me encontré con él, más atractivo aún que antes...
Con esa blanca camisa, dejando visibles sus fibrosos antebrazos y provocando abrir algún que otro botón más. Había dejado a todos allí y venía a rescatarme, a ofrecerme su apoyo. Sabía como me sentía...Y yo mientras me hablaba, con esta bella imagen, me quedaba en mi retina...
PD: Al dejar mi sueño, recordé otra fotografía. Una que me encanta cuando la veo. Se le ve informal...pero así, igual de atractivo e interesante me resulta...Sr. Colunga.
Un abrazo. Atardecer desde España.