El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.

RECUERDO DE AQUEL.... AMOR EN AÑO NUEVO.

Paseando por la casa, es que el recuerdo me ha llevado hasta esta historia, que comencé a escribir a finales de aquel año, pero no me fue posible, y tuve que traerla a principios del año en que aún estamos. Me apetecía desempolvarla, recordarla... y traerla hasta aquí.
Gracias Fernando, por el espacio
y por ser mi fuente de inspiración en tantas ocasiones.
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Era una lujosa casa situada en una pequeña isla, a un escaso kilómetro de la orilla del mar, perteneciente a un rico heredero. Se celebraba la última noche del año y allí estaban festejando. Las figuras de los numerosos invitados así como las luces interiores se veían a través de los grandes ventanales. Todo era risas, charlas y agradable melodía, esperando que en unas horas apareciera el Nuevo Año y brindar por todos los planes y negocios previstos para el mismo.
Mientras esto sucedía allá, al otro lado alguien bajaba de un escaso bote con cuidado de no ser visto y sigilosamente se adentraba entre la vegetación que existía alrededor de la vivienda. Cuando se acercó a la misma pudo esquivar a uno de los guardas que la custodiaban. Fue por la parte trasera consiguiendo silenciar al otro vigilante de un golpe en la cabeza, quedando tendido en el suelo inconsciente.
Entre tanto, en el interior la fiesta continuaba. Pudo percatarse de una zona donde existía más tranquilidad, se veía solo un grupo de mujeres y un par de hombres charlando, por lo que decidió entrar por una puerta cercana que daba al jardín, ya que de esa forma sería más fácil encontrar lo que buscaba.
Consiguió entrar sorprendiendo a los mismos. Antes de que pudieran reaccionar, había apuntado a uno de los hombres con su arma, pidiendo que el resto permaneciera en silencio o era hombre muerto. Seguido, con voz fuerte pero calmada, se dispuso a decir lo que precisaba:
- Necesito de forma urgente a un médico...
En ese momento se giró hacia su derecha y se percató de la presencia de ella. Una mujer joven, de mirada dulce y pelo oscuro, pero asustada en ese momento pues se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo, ya que era la de menor edad de todos ellos y eso le hacía inquietarse aún más.
- Con seguridad no se si aquí se encuentre alguno... aunque creo que no. Yo no soy médico, pero puedo ayudarle si me dice cómo... - dijo ella observándole y fijando su mirada en la suya -.
Él iba a continuar preguntando algo más que quería saber, pero no podía arriesgarse ahora. Saldría con ella y evitaría que hubiera que lamentar algo peor. En ese momento dejó de apuntar al señor de mediana edad, y agarrándola por el brazo con suavidad pero con firmeza, la atrajo hasta él no pudiendo hacer otra cosa que apuntarla pues en ese momento vio como el resto de personas reaccionaba ante aquel hecho. En ese instante, una señora mayor aunque de aspecto fuerte, mirándolo le comentó:
- No puede llevársela a ella, está comprometida con un joven y en nada van a contraer matrimonio. Yo podría ayudarle también, sé algo de medicina pues fui enfermera. Soy viuda, entrada en años y nadie me espera... puedo ir con usted y así evitaría un problema mayor.
En ese momento pensó en que no podía fastidiar la vida de aquella mujer llevándosela de allí, aunque algo le impedía dejarla marchar... sorprendiéndole a él mismo. Sin pensarlo más en ese momento se disponía a soltarla, de hecho ya le había dejado ir de su lado cuando a través del grupo de personas, justo en frente suyo se oye una voz masculina:
- Qué es lo que sucede aquí... - dijo un hombre al ver la presencia de aquel extraño -.
En ese momento, cuando él consigue verlo su cara comienza a tensarse apretando con gran fuerza su puño, algo que la joven llegó a observar no pasando desapercibido para ella aquel fuerte, guapo y atractivo hombre.
Leandro, que así es como se llamaba el dueño de la lujosa estancia, iba de nuevo a preguntar... cuando se encontró con aquel rostro cuya mirada estaba cargada de rabia, siendo ahí cuando se dio cuenta de que el mismo le inquietaba y no le era desconocido del todo. En ese instante llamó a gritos a los guardas, lo cual provocó que el misterioso hombre se viera obligado a coger de nuevo a la chica, la cual estaba sorprendida no sólo por la reacción del mismo sino por la de aquél al verlo.
- Suelta a mi prometida... No pongas tus sucias manos sobre ella. Guardas...!
Tras oír esto, el fornido hombre aún con más furia la atrajo hacia sí por la cintura, con intención de llevársela pues veía que de otra manera la situación se complicaba y no había tiempo que perder.
- Dígale a sus hombres que no intenten nada o no respondo... - amenazó viendo que los mismos llegaban armados, incluso el que había quedado tirado en el suelo.
Leandro al ver que su prometida podría correr algún peligro dio órdenes de que no dispararan.
- Es usted un cobarde forzando a una señorita...
- Moderes sus palabras, o me veré obligado a taparle la boca a golpes. No le haré nada. Solo necesito ayuda y no es para mí... En cuanto eso suceda la traeré de vuelta. Doy mi palabra.
En ese momento intervino ella viendo que alguien podría salir dañado.
- Leandro, no te preocupes. Déjame ir. Confiemos en lo que dice este señor. Mo me va a pasar nada. Sé que así va a ser... - le decía mientras terminaba la frase mirando a aquel extraño hombre, pero con el que sorprendentemente no se sentía incómoda, al contrario, más segura que nunca.
Aquellas palabras llegaron como una caricia dentro de Él, a la vez que respondía a la joven con su intensa y sincera mirada.
Habiendo accedido el rico heredero, pues intuía de lo peligroso que podría ser dar una orden en contra de las ideas de aquel individuo, salían de la casa con algo de comida y medicinas que había exigido antes de marchar y se adentraban en la espesa vegetación de nuevo, en medio de la oscura noche dirección al bote.
- ¿Hacia dónde me lleva?... - pregunto ella cuando habían andado cierto recorrido -.
- No te preocupes, lo sabrás enseguida. No te va a pasar nada...
Llegaron hasta el mismo y delicadamente le ayudó a subir. Ella pudo ver su atractivo rostro al resplandor de la luna, mientras sentía el roce de la proximidad de su fornido cuerpo. No tenía miedo de estar a solas con aquel extraño y eso le inquietaba bastante... algo de lo que también se pudo percatar Él, extrañándole que no hubiera reaccionado de otra manera.
En ese momento, como si ella adivinara su pensamiento o tal vez queriendo disimular para que Él no intuyera nada lo que pudiera estar sintiendo, se adelantó a decir:
- Espero que haya suficiente motivo para hacer lo que está haciendo. No son formas de entrar en una casa a pedir ayuda, no cree?... con un arma y amenazando con llevarse a una mujer.
- Le agradecería que no dijera nada hasta no ver. De todos modos, no vi que pusiera mucho impedimento para salir de aquella casa y del lado de su futuro marido...
Se hizo el silencio entre ellos durante todo el camino hacia el barco. Solo la luna, el sonido del mar y la fría brisa susurraron algo, así como sus propias miradas en el resplandor...
Cuando llegaron a destino, él amablemente le ayudó a subir. Era una noche fría y ella apenas había cogido un chal de piel con el que acompañaba a aquel vestido largo de seda y gasa en diferentes tonalidades de azul y beis, al estilo de la época en ese momento. Su fino y oscuro cabello, ahora aparecía algo revuelto resultado de ese trayecto en medio del mar.
Él, tras estar ambos en el barco, pudo comprobar aún más la belleza de aquella mujer y lo que la e provocaba...
Rápido fueron hacia el interior del mismo, pero antes él trató de decirle la dureza con la que se podría encontrar.
- Siento haberte traído hasta aquí pero no tuve otra opción... Te agradezco que vinieras y siento que tengas que pasar por esta dura situación, pero no es por mí sino por ellos...
Cuando entraron a uno de los camarotes, los llantos de aquellos niños le rompieron el corazón. Ambos se miraron y atendiéndolos es que él le explicaba que se trataba de unos hermanos, niño y niña, de 6 y 4 años de edad respectivamente. Ambos estaban asustados y con pequeños rasguños en brazos y cara. Él le decía que no eran heridas graves, que lo que más necesitaban eran ayuda psíquica y calor humano, el cual no le podría darle sus padres, pues habían fallecido. Ella le miró al escuchar estas palabras. Pudo ver la cara de dolor y de ternura a la vez, en el rostro de aquel hombre fuerte y que hacía nada lo veía tan seguro y amenazante.
Ambos trataron de tranquilizar a los niños una vez los limpiaron y curaron, los cuales se quedaron algo más calmados tras tomar algo de leche y pan. La joven se había quedado con ellos contándoles un cuento de Navidad... y abrazados a los pequeños, es que consiguió que se quedaran dormidos.
En ese momento se dio cuenta de que Él hacía rato que había desaparecido. Salió dispuesta a buscarlo... cuando pudo oír que más ala en otro camarote, hablaba con alguien. Se acercó a la puerta que estaba entreabierta y fue cuando pudo comprobar la duro y desagradable situación. Él trataba destrozado de animar con sus palabras y sus cuidados a un hombre que yacía en una litera con la cara algo ensangrentada y una fuerte herida en el pecho izquierdo.
Ella indecisa no sabía que hacer... hasta que decidió entrar y ofrecer su ayuda. Él se giró al notar su presencia y fue cuando la joven pudo comprobar la fuerte ternura en los ojos de aquel hombre. En ese instante, al ver como contenía sus lágrimas y su dolor, es que apreció realmente lo que estaba sintiendo por Él y de que no le era indiferente desde el momento en que lo vio.
- ¿Cómo puedo ayudar?... - dijo ella-.
- Tal vez es mejor que no estés aquí, pues no es agradable... no quiero que tengas que ver esto.
- No te preocupes, soy más fuerte de lo que puedes imaginar. ¿Cómo se encuentra?... - le dijo poniendo su mano en el hombro de él, como tratando de darle su apoyo, pues sabía que debía de ser alguien querido.
- Muy mal... Ya cuando fui a buscar ayuda lo estaba. Perdió mucha sangre y tras sacarle la bala mejoró algo pero empezaron las fuertes fiebres. Es por eso que necesitaba a un médico con urgencia u obtener algunas medicinas. Aun así, creo que ya es demasiado tarde, pues no baja la temperatura.
Ella ayudó en lo que pudo, con paños de agua fría y limpiando la herida. Pero aquel hombre se encontraba muy mal. Ambos lo sabían, incluido el afectado... que en esos momento comenzaba a reaccionar.
- Gabriel... amigo, llega mi final. Ya veo, que durante el tiempo que te ausentaste no perdiste el tiempo y supiste bien que compañía buscar... - le dijo al ver a la joven, con la voz entrecortada pero con una leve sonrisa -.
- Lucas, tranquilo... aún debemos tener fuerzas.
- Sé feliz... y no te preocupes por mí. Mi cometido en esta vida ya terminó. Gracias por todo amigo... - dijo con la voz cada vez más apagada -.
Ella se dispuso a salir pues comprendió que ya no podían hacer nada más por aquel hombre y era un momento que les pertenecía a ellos dos. Mientras, se acercó a ver como seguían los pequeños y al verlos tranquilos regresó cerca de donde se encontraban ambos amigos por si necesitaban algo, pero pasado unos diez minutos escuchó al otro lado como Gabriel, mencionaba entre sollozos el nombre de su amigo.
Entró y al verlo pudo entender el gran dolor que sentía en ese momento. Él notó su presencia y girándose se cruzaron ambas miradas. La joven dudó, pero prefirió retirarse.
Tras un tiempo navegando mar adentro, Gabriel había preparado todo para deshacerse del cuerpo, pues ese era el deseo de Lucas. Ella también quiso acompañarlo en aquel duro momento, retirada tras de él, quien al volverse y verla allí, le estaba agradecido. Se quedó un rato más en silencio mientras ella ya había marchado hacia el interior.
Todo esto sucedía poco antes de que fueran las doce de la noche. Antes de asearse, Gabriel decidió ir al camarote donde se encontraban los niños. Observó desde la puerta como ella les curaba de nuevo los rasguños y les hablaba tiernamente, quedándose mucho más tranquilos. Ella se percató de su presencia y cuando miró se encontró con una cansada sonrisa, pero muy dulce con la que le agradecía, viendo como se marchaba de allí.
Al rato, tras dejarlos nuevamente dormidos ella se quedó pensativa sin saber qué es lo que vendría ahora, pues su misión por la que llegó hasta allí no sabía si para aquel hombre ya había terminado. Ni tampoco conocía cuál sería el destino de aquellos pequeños a partir de ahora.
Decidió salir. Dio una vuelta por el barco para ver si se encontraba con él, pues no sabía cómo estaría después de todo aquello que acababa de vivir... pero no lo vio. Así que pensó en ir de nuevo con los niños hasta recibir alguna orden de él, pues recordó las circunstancias de cómo había llegado hasta aquella situación, aunque sorprendida con ella misma, porque no se encontraba mal ni le asustaba el estar allí con aquel desconocido... pues tal vez desde que se encontró con Él, dejó de serlo. Desvió sus pensamientos, pensando que tal vez se estaba dejando llevar por lo sensible de aquel momento.
Justo cuando iba a llegar se dio cuenta de otro compartimento que no había visto hasta ahora y del que salía la tenue luz de unas velas. Le dio curiosidad y decidió empujar un poco la puerta que estaba entreabierta, quedándose impresionada con lo que veía.
La fuerte y desnuda espalda de aquel hombre, así como su cabello algo alborotado no pasó desapercibida para ella. Tras unos segundos sin poder reaccionar cayó en la cuenta que tenía que dejar de invadir aquel momento de intimidad para él, tirando de la puerta para dejarla como estaba y marcharse. En ese instante escuchó una voz desde dentro:
- Si necesitas algo, puedes pasar.
Tras escucharlo no sabía que hacer..., pues era cierto que necesitaba algo y era saber cómo se encontraba Él, pero a la vez no sabía si era prudente entrando. Sus indecisos pensamientos se vieron interrumpidos por su presencia, quien había cubierto su torso con una limpia y blanca camisa, la cual dejaba entrever su fornido y atractivo pecho.
- No te preocupes, en cuanto termine pondré de nuevo rumbo a tu destino llevándote de vuelta con tu prometido... - dijo él, mirándose ambos con gran intensidad -.
La joven intimidada desvió la mirada hacia abajo, fue en ese momento cuando se percató de la herida que él tenía en el abdomen y que comenzaba a sangrarle.
- Dios mío... Estás herido y no tiene buena pinta, se ha debido de infectar...
- No es nada. Sólo que estuve limpiando la zona y curándola, debe ser por eso... - decía mientras se dirigía hacia el interior seguido por ella -.
- Deja que te ayude... - dijo la joven acercándose a él mientras se colocaba una pequeña venda por cintura -.
Cuando se dio cuenta estaba allí frente a Él, sin haberlo dudado al ver que no se encontraba bien. Pudo entonces percatarse a escasa distancia de lo guapo y atractivo que era aquel hombre, de su curtido rostro así como de la profundidad de sus bellos ojos y de su fuerte entrecejo, de sus musculosas mejillas, fornida barbilla y nariz así como de su bonita e insinuante boca, resultándole interesante incluso aquella pequeña cicatriz que acentuaban más aún si cabe, sus provocadores labios, sintiendo curiosidad por cómo habría aparecido la misma.
Él, viendo la proximidad de aquella preciosa mujer antes sus ojos, se sintió atraído sin poder evitar rozar su cara con su mano, acercándose a la misma. Tras ver que ella no se apartaba, se aproximó aún más besando suavemente sus labios.
Ella no pudo evitarlo y se dejó llevar por aquella hermosa sensación que estaba sintiendo en aquel momento, besándose ambos con dulce pasión, algo que no había sentido hasta ese momento y lo hacía en brazos de aquel desconocido, el cual ya no lo era tanto... pues ambos sentían como si se conocieran de mucho antes. Durante ese momento se escuchaba a lo lejos el sonido de algo parecido a unos fuegos artificiales, tal vez provenían de algún otro barco o de la ciudad que se divisaba al fondo, dando la entrada al Nuevo Año.
En ese momento la realidad le vino a la cabeza y se apartó de Él.
- Lo siento, no debía de haberlo hecho... soy una mujer comprometida.
Aquellas palabras resonaron fuerte en Gabriel, quien tensó su rostro al pensarlo.
- Disculpa, soy yo que me acerqué provocando esta situación.
- Pero yo pude evitarlo distanciándome y no lo hice, sin pensar en mi prometido... así que es mía la culpa... - dijo ella girándose para marchar -.
- Me da la sensación que no le disgustó... así que no debe sentirse culpable por hacer algo que le apetece. Deje de pensar en los demás... y comience a pensar en usted. - dijo algo tirante al haberle escuchado de nuevo mencionar a aquel hombre y su relación con el mismo.
- Leandro no se lo merece... - dijo ella apurada-.
- ¿Hace mucho que conoce a su futuro marido?... ¿Cree conocerlo bien?. - le preguntaba Él cogiéndola de la mano impidiendo así que se fuera.
- Hace unos meses, pero conozco lo justo para saber que es un hombre bueno por como me ha tratado y ayuda a los desprotegidos.
- ¿Colmándola de lujos?... ¿es así lo bien que la trata?... ¿Y sabe si es con su dinero que hace todo eso? - le preguntaba algo molesto y dejándola de tutear - .
- ¿Qué está insinuando?. El al menos no va por ahí llevándose a las futuras mujeres de otros... - dijo ella algo molesta por el tono de sus preguntas -.
- No, pero yo jamás hubiera permitido que un desconocido se llevara a mi mujer, aunque eso me hubiera costado la vida, ni tampoco necesitaría compensarla con lujos por lo que no le doy como hombre... - le dijo algo enfurecido tras escucharla decir aquello.
En ese momento, ella estuvo a punto de alzar su mano y darle un buen cachetazo. Pero algo por dentro se lo impidió... tal vez el efecto que hizo en ella aquellas palabras, haciéndola pensar que apenas conocía de la vida de Leandro y que ciertamente, pasaba más tiempo con sus negocios que con ella.
Ya se marchaba, cuando de pronto escuchó de nuevo su voz..
- ¿Es feliz...? - le preguntó.
Ella se quedó parada, girándose simplemente y volviendo a encontrarse con aquella profunda mirada... y con aquel interesante hombre. Sin decir nada, contuvo sus lágrimas para salir de allí en silencio. Cuando lo hacía, Él al ver la reacción de la joven, se sintió mal por haberle podido hacer daño con sus últimas palabras. Maldita sea, qué le estaba pasando con aquella mujer, pensó.
- Espere, por favor... Siento lo que le dije, no debí hacerlo. En cuanto termine de vestirme la llevo de nuevo junto a su prometido como le indiqué y podrán casarse sin problemas. Ya me ayudó bastante con los niños, pues necesitaban del calor de alguien que pudiera hacerles recordar a su madre. Le agradezco mucho por todo, por su solidaridad y saber estar. - dijo serio y preocupado .-
Escuchando todo esto es que se alejaba de allí ahora con más dolor aún, tras oírle decir todo aquello... tal vez enfadada con ella misma por las ganas que sentía de ir tras Él y que le abrazara.
Una vez el barco dio la vuelta y aprovechando que los pequeños seguían calmados y seguros, decidió que era el momento de llevarla de vuelta hasta la lujosa casa y terminar de una vez lo que debía de hacer, sabiendo que ahora no sería tan fácil porque tendría que dejarla allí... y eso, para sorpresa de Él, le dolía como no había imaginado.
Montados de nuevo en el bote y camino hasta la isla, aquel silencio que los acompañaba no era fácil de soportar para ninguno de los dos. Gabriel en ese momento vio necesario y justo contarle sobre lo sucedido. Y así fue como le comentó que tres compañeros y él se encontraban en un barco de pasajeros rumbo a aquella ciudad que se divisaba al fondo, donde tenían pensado hospedarse tras cumplir una misión, pero fueron atacados por un barco pirata donde solo eran unos cuantos, pero bien armados.
Ellos cuatro y otros hombres que viajaban defendieron como pudieron pues debido a su trabajo llevaban diferentes tipos de armas. Pero sólo llegaron a sobrevivir, su amigo Lucas y él, así como aquellos niños que estaban escondidos tras haber perdido a sus padres. Habiendo quedado el barco bastante destrozado, pues allí tuvo lugar toda la batalla y por la gravedad de su amigo, es que decidió trasladarse al barco pirata llevándose a los pequeños con ellos, así como usar ropa que encontró por allí y tomar rumbo a la ciudad. Debido a la necesidad de ayuda y por el largo trayecto que ya habían hecho, decidió para para pedirla en aquella isla, llegando a la lujosa casa en pleno festejo. Todo lo demás ya lo conocía ella.
Llegaron a la orilla. Nuevamente le ayudó a bajar con gran delicadeza. Mientras andaban por la vegetación y estando cerca de la vivienda, ella le pedía que la dejara seguir sola, pues Leandro estaría furioso por lo pasado horas atrás y así evitarían que pudiera salir dañado alguien.
El rotundamente se opuso.
- En absoluto. No voy a dejarla ir sola hasta allá. Además le dije a su futuro marido que le traería de vuelta con él y soy hombre de palabra. ¿O a caso lo duda?.
- No es eso, solo que quiero evitar que suceda algo...
- No tiene por qué suceder nada, le devuelvo sana y salva... ¿no es así?.
Haciéndose de nuevo el silencio, él la cogía por el brazo pues ya se acercaban a la casa donde seguían aquellos guardas. Ahora las ventanas estaban bajadas sin poder divisarse lo que sucedía en el interior de la misma. Para evitar que le impidieran entrar y para que ella no corriera peligro es que decidió coger su arma, aún diciéndole ella que no era necesario.
De nuevo vio preciso deshacerse de aquellos hombre armados durante un tiempo, golpeando a uno y amordazando a otro. Así es que pudo introducirse con ella en el interior, donde la joven quedó desilusionada cuando vio que Leonardo junto a algunos de sus amigos y conocidos seguían conversando sin más con sus copas en la mano. Al parecer la única que la esperaba entre sollozos al verla, era aquella señora mayor que se ofreció para ayudar en lugar de que se la llevara a ella.
Cuando Leandro se percató de la presencia de ambos, se sorprendió. Igual por lo que tanto Gabriel como ella llegaron a pensar, que tal vez no esperaba mucho su vuelta...
Acercándose a ellos es que de nuevo llamaba a sus guardas pero enseguida se dio cuenta de que algo no iba bien. Así que comenzó a gritarle reprochándole por habérsela llevado, haciendo así creer que había estado preocupado por su ausencia.
En ese momento Gabriel la soltaba sin dejar de apuntar para él.
- Ahí tiene a su prometida, una gran mujer la cual no merece. Como le dije estaría de vuelta con ella...
- Modere sus palabras estúpido... Espero no le haya hecho nada de lo que se tenga que arrepentir.
- Cuida tú tus palabras cretino o al final me veré obligado a partirte la boca, pues desde hace tiempo no me faltan ganas.
- ¿Qué ha querido decir con eso?.
- Quiero decirte que me des lo que me robaste de forma cobarde cuando era un jovenzuelo dejándome en la calle fuera de lo que era mío y de mi familia. La fortuna que me dejó mi madre tras morir y que descaradamente robaste, primero a mi padre, que desgraciadamente también era tuyo y luego a mí, que es a quien correspondía según testamento, con ayuda de aquellos traidores que tenías a tu alrededor, después de que mi madre te trató como a uno más de la familia.
Leandro tras escuchar todo esto, apenas pudo articular palabra...
- ¿Gabriel?... ¿Eres tú verdad?.
- Sí, el mismo. Y vengo a que me des la llave que me pertenece, la que abre la caja donde está dichos documento, la cual también la quiero. Pues el mapa donde se encuentra el oro que tanto ansias lo tengo yo. Y aunque sigas buscándolo no lo vas a encontrar jamás. Ya bastante te has lucrado con todas las pertenencias y propiedades que no son tuyas. Pero hasta aquí...
- Eso jamás!, por encima de mi cadáver...
La joven perpleja ante todo esto, no podía contener las lágrimas por lo que había escuchado y sobre todo por la actitud de Leandro, pensando durante todo ese tiempo que era un buen hombre y todo había sido una falsa.
Gabriel guardó su arma para defenderse mano a mano con él. Tras cogerle le molió a golpes. Nadie de los que allí estaba pudo hacer nada, pues todo sucedió rápido. Agarrándolo por la chaqueta le pidió que hablara o seguiría golpeándolo hasta acabar con él.
Una vez se hizo con aquel testamento y habiendo dejado a aquel hombre en el suelo así como en la miseria donde merecía estar, es que se dispuso a marchar. Antes de hacerlo se quedó parado mirándola. Le dolía verla en ese estado, toda desolada. La hubiera cogido llevándosela con Él, pero no podía hacer eso... porque aunque no le gustara era una mujer comprometida y no era quien para decidir por ella y su destino.
Y así marchó, dejándola abrazada a aquella señora mayor. La cual se dio cuenta de que la chica lloraba con más desconsuelo al irse aquel desconocido. Sin dudarlo y tras escuchar de lo que había sido capaz de hacer su sobrino político, algo que desconocía, es que le indicaba a la joven que hiciera lo que su corazón le pedía a gritos sin sentirse culpable, pues Leandro no la merecía. Ella al no tener a nadie más por quien quedarse allí, pues sus padres ya no vivían, es que le hizo caso a la pariente del que fue su prometido y así lo hizo.
Tras despedirse de la señora, se dirigía hacia la puerta, mientras aquel, aún en el suelo la insultaba llamándola traidora. Corriendo salió de la casa dirigiéndose hacia los arboles, comenzando a gritar el nombre de Gabriel, antes de que fuera demasiado tarde...
En ese momento, escuchó una fuerte y sentida voz tras de ella:
- Estoy aquí... No quise marcharme dejándote sola en manos de ese traidor, no antes de saber cuál era tu reacción y decisión.
- Gabriel... - dijo ella entre sollozos, agradeciéndole inmensamente que aún estuviera allí esperándola.
Él la cogió por la cintura respondiéndole con un apasionado beso. En ese instante ella no tuvo duda de que amaba a aquel hombre. Y el sentía lo mismo y lo supo desde el principio... tras verla en aquel salón.
Y rumbo en aquel barco pirata es que se adentraban en el mar, para ir lejos y poder continuar la vida juntos, en alguna bonita y tranquila ciudad, acompañados de aquellos dos pequeños a los que no podían abandonar y a los que darían unos hermanitos seguro que muy pronto... dejando atrás todo lo que no deseaban.
Tras calmar a los pequeños pues estaban algo inquietos por su ausencia, salían fuera para disfrutar de aquella luna y del Nuevo Año que comenzaban juntos, donde ella le desvelaba su nombre y Él la volvía a besar apasionadamente...
Fin.
Gracias. Un abrazo. Atardecer.
Publicado por atardecer
Publicado el 03/01/2015 10:02 - Total Temas: 204 - Total Mensajes: 6440
Publicado por atardecer
Publicado el 28/12/2015 18:10 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11947
HOLA ATARDECER...GRACIAS POR ESTE PRECIOSO RELATO...ME ENCANTÓ VOLVER A LEERLO...TE MANDO UN ABRAZOTE...
Publicado por valentina77
Publicado el 29/12/2015 12:47 - Total Temas: 2653 - Total Mensajes: 466259
Buenas Esmeralda!!
Has hecho muy bien en recordar esta historia porque es preciosa, es más.. de tu historias cortas es la que más me ha gustado.
Te dejo un regalito que me inspiro una escena que va a quedar en el recuerdo por ser simplemente maravillosa, como expresar todo sin decir nada.
un besito
Publicado por Syberia
Publicado el 30/12/2015 13:11 - Total Temas: 224 - Total Mensajes: 12691
Hola VALENTINA,
muchas gracias por tus palabras y el bonito banner.
Me alegra mucho que te haya gustado volverlo a leer de nuevo,
por lo que me agrada más aún, haberlo acercado.
Te deseo una feliz salida y entrada de año,
así como lo mejor para el 2016 para ti y los tuyos.
Un abrazo. Atardecer.

Publicado por atardecer
Publicado el 30/12/2015 17:51 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11947
Querida PILAR, ay... me hiciste emocionar una vez más.
Es grato para mí saber que te gustó, por lo que me alegra haber recordado esta historia.
Y que bonita sorpresa me diste, regalándome tan bellos momentos, plasmados en tan lindo banner.
Además esa escena me encantó cuando vi el capitulo, es increíble el poder y la sutileza que tiene para trasmitir Fernando Colunga a través de su gran interpretación.
Un deleite observarlo. Besitos. Lindos sueños. Atardecer.
Te deseo un fantástico 2016 para ti y los tuyos.

Publicado por atardecer
Publicado el 30/12/2015 18:05 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11947
HOLA ATARDECER...GRACIAS POR TUS BUENOS DESEOS,LO MISMO PARA TÍ Y LOS TUYOS...BESOTES MIL...
Publicado por valentina77
Publicado el 31/12/2015 02:11 - Total Temas: 2653 - Total Mensajes: 466259
Gracias Valentina. Muy bonito banner.
Besotes. Atardecer.

Publicado por atardecer
Publicado el 31/12/2015 11:11 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11947