El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.

SUEÑO DE AÑO NUEVO...

Era una lujosa casa situada en una pequeña isla, a un escaso kilómetro de la orilla del mar, perteneciente a un rico heredero. Se celebraba la última noche del año y allí estaban festejando. Las figuras de los numerosos invitados así como las luces interiores se veían a través de los grandes ventanales. Todo era risas, charlas y agradable melodía, esperando que en unas horas apareciera el Nuevo Año y brindar por todos los planes y negocios previstos para el mismo.
Mientras esto sucedía allá, al otro lado alguien bajaba de un escaso bote con cuidado de no ser visto y sigilosamente se adentraba entre la vegetación que existía alrededor de la vivienda. Cuando se acercó a la misma pudo esquivar a uno de los guardas que la custodiaban. Fue por la parte trasera consiguiendo silenciar al otro vigilante de un golpe en la cabeza, quedando tendido en el suelo inconsciente.
Mientras tanto en el interior la fiesta continuaba. Pudo percatarse de una zona donde existía mas tranquilidad, se veía solo un grupo de mujeres y un par de hombres charlando, por lo que decidió entrar por una puerta cercana que daba al jardín, ya que de esa forma sería más fácil encontrar lo que buscaba.
Consiguió entrar sorprendiendo a los mismos. Antes de que pudieran reaccionar, había apuntado a uno de los hombres con su arma, pidiendo que el resto permaneciera en silencio o era hombre muerto. Seguido, con voz fuerte pero calmada, se dispuso a decir lo que precisaba:
- Necesito de forma urgente a un médico...
En ese momento se giró hacia su derecha y se percató de la presencia de ella. Una mujer joven, de mirada dulce y pelo oscuro, pero asustada en ese momento pues se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo, ya que era la de menor edad de todos ellos, y eso le hacía sentirse aún peor.
- Con seguridad no se si aquí se encuentre alguno... aunque creo que no. Yo no soy médico, pero puedo ayudarle si me dice cómo... - dijo ella observándole y fijando su mirada en la suya -.
El iba a continuar preguntando algo más que quería saber, pero no podía arriesgarse por ahora. Saldría con ella y evitaría que hubiera que lamentar algo peor. En ese momento dejó de apuntar al señor de mediana edad, y agarrándola por el brazo con suavidad pero con firmeza, la atrajo hasta el no pudiendo hacer otra cosa que apuntarla pues en ese momento vio como el resto de personas reaccionaba ante aquel hecho. En ese instante, una señora mayor aunque de aspecto fuerte, mirándole le comentó:
- No puede llevársela a ella, está comprometida con un joven y en nada van a contraer matrimonio. Yo podría ayudarle también, se algo de medicina pues fui enfermera. Soy viuda, entrada en años y nadie me espera... puedo ir con usted y así evitaría un problema mayor.
En ese momento reaccionó pensando en que no podía fastidiar la vida de aquella mujer llevándosela de allí, aunque algo impedía dejarla marchar? sorprendiéndole a él mismo. Sin pensarlo más en ese momento se disponía a soltarla, de hecho ya le había dejado ir de su lado cuando a través del grupo de personas, justo en frente suyo se oye una voz masculina:
- Que es lo que sucede aquí... - dijo un hombre al ver la presencia de aquel extraño -.
En ese momento, cuando Él consigue verlo su cara comienza a tensarse apretando con gran fuerza su puño, algo que la joven llegó a observar no pasando desapercibido para ella aquel fuerte, guapo y atractivo rostro.
Leandro, que así es como se llamaba el dueño de la lujosa casa, iba de nuevo a preguntar? cuando se encontró con aquel rostro cuya mirada estaba cargada de rabia, fue ahí cuando se dio cuenta de que aquel rostro le inquietaba y no le era desconocido del todo. En ese instante llamó a gritos a los guardas, lo cual provocó que el misterioso hombre se viera obligado a coger de nuevo a la chica, la cual estaba sorprendida no solo por la reacción del mismo sino por la de aquél al verlo. - Suelta a mi prometida? no pongas tus sucias manos sobre ella. Guardas?!
Tras oír esto, el fornido hombre aún con más furia la atrajo hacia sí por la cintura, con intención de llevársela pues veía que de otra manera la situación se complicaba y no había tiempo que perder.
- Dígale a sus guardas que no intenten nada o no respondo? - amenazó viendo que los mismos llegaban armados, incluso el que había quedado tirado en el suelo.
Aquél al ver que su prometida corría peligro dio órdenes de que no dispararan. - Es usted un cobarde forzando a una señorita?
- Modere sus palabras, o me veré obligado a taparle la boca a golpes. No le haré nada. Solo necesito ayuda y no es para mí? En cuanto eso suceda la traeré de vuelta. Doy mi palabra.
En ese momento intervino ella viendo que alguien podría correr peligro.
- Leandro, no te preocupes. Déjame ir. Confiemos en lo que dice este señor. No me va a pasar nada. Sé que así va a ser? - le decía mientras terminaba la frase mirando a aquel extraño hombre, pero con el que sorprendentemente no se sentía incómoda? al contrario, más segura que nunca.
Aquellas palabras llegaron como una caricia muy dentro de Él, a la vez que respondía a la joven con su intensa y sincera mirada.
Habiendo accedido el rico heredero, pues intuía de lo peligroso que podría ser dar una orden en contra de las ideas de aquel individuo, salían de la casa con algo de comida y medicinas que había exigido antes de marchar y se adentraban en la espesa vegetación de nuevo en medio de la oscura noche hacia el bote.
- ¿Hacia dónde me lleva? ? preguntó ella cuando habían andado cierto recorrido-.
- No te preocupes, lo sabrás enseguida.
Llegaron hasta el bote. Delicadamente le ayudó para que subiera al mismo. Ella pudo ver su atractivo rostro al resplandor de la luna, mientras sentía el roce de la proximidad de su fornido cuerpo. No tenía miedo de estar a solas con aquel extraño y eso le asustaba bastante... algo de lo que también se pudo percatar Él, extrañándole que no hubiera reaccionado de otra manera.
En ese momento, como si ella adivinara su pensamiento o tal vez queriendo disimular para que Él no intuyera nada de lo que pudiera estar sintiendo en ese momento, se adelantó a decir:
- Espero que haya suficiente motivo para hacer lo que está haciendo. No son formas de entrar en una casa a pedir ayuda, no cree? Con un arma y amenazando con una mujer.
- Le agradecería que no dijera nada hasta no ver. De todos modos, no vi que pusiera mucho en pedimento para salir de aquella casa y del lado de su futuro marido?
Se hizo el silencio entre ellos durante todo el camino hacia el barco. Solo la luna, el sonido del mar y la fría brisa? susurraron algo, así como sus miradas?
Cuando llegaron a destino, él amablemente le ayudó a subir. Era una noche fría y ella apenas había cogido un chal de piel con el que acompañaba a aquel vestido largo de seda y gasa en diferentes tonalidades de azul y beis, al estilo de la época en ese momento. Su fino y oscuro cabello, ahora aparecía algo revuelto resultado de ese trayecto en medio del mar.
Él, tras estar ambos en el barco, pudo comprobar aún más la belleza de aquella mujer y lo que le provocaba?
Rápido fueron hacia el interior del mismo, pero antes él trató de decirle la dureza con la que se podría encontrar.
- Siento haberte traído hasta aquí pero no tuve otra opción? Te agradezco que vinieras y siento que tengas que pasar por esta dura situación, pero no es por mí sino por ellos?
Cuando entraron a uno de los camarotes, los llantos de aquellos niños le rompieron el corazón. Ambos se miraron y atendiéndolos es que él le explicaba que se trataba de unos hermanos, niño y niña, de 7 y 5 años de edad respectivamente. Ambos estaban asustados y con pequeños rasguños en brazos y cara. Él le decía que no era heridas graves, que lo que más necesitaban eran ayuda psíquica y calor humano, el cual ya no le podría dar su madre ni su padre, pues habían fallecido. Ella le miró al escuchar estas palabras. Pudo ver la cara de dolor y de ternura a la vez, en el rostro de aquel hombre fuerte y que hacía nada lo veía tan seguro y amenazante.
Ambos trataron de tranquilizar a los niños una vez los limpiaron y curaron, los cuales se quedaron algo más tranquilos tras tomar algo de leche y pan. La joven se había quedado con ellos contándoles un cuento de Navidad? y abrazado a los pequeños es que consiguió que se quedaran dormidos.
En ese momento se dio cuenta de que Él hacía rato que había desaparecido. Salió dispuesta a buscarlo? cuando pudo oír que más allá en otro compartimento, hablaba con alguien. Se acercó a la puerta que estaba entreabierta y fue cuando pudo comprobar el duro y desagradable momento. Él trataba destrozado de animar con sus palabras y sus cuidados a un hombre que yacía en una litera con la cara ensangrentada y una fuerte herida en el pecho izquierdo.
Ella indecisa no sabía que hacer? hasta que decidió entrar y ofrecer su ayuda. Él se giró al notar su presencia y fue cuando ella pudo comprobar la fuerte ternura en los ojos de aquel hombre. En ese momento, al ver como contenía sus lágrimas y su dolor, es que apreció realmente lo que estaba sintiendo por él y de que no le era indiferente desde el momento en que lo vio.
- Cómo puedo ayudar?? - dijo ella-.
- Tal vez es mejor que no estés aquí, pues no es agradable? no quiero que tengas que ver esto.
- No te preocupes, soy más fuerte de lo que puedes imaginar. Como se encuentra?? ?le dijo poniendo su mano en el hombro de Él, como tratando de darle su apoyo, pues sabía que debía de ser alguien querido.
- Muy mal? Ya cuando fui a buscar ayuda lo estaba. Perdió mucha sangre y tras sacarle la bala mejoró algo pero empezaron las fuertes fiebres. Es por eso que necesitaba a un médico con urgencia u obtener alguna medicina. Aun así, creo que es demasiado tarde, pues no baja la temperatura.
Ella ayudó en lo que pudo, con paños de agua fría y limpiando la herida. Pero aquel hombre se encontraba muy mal. Ambos lo sabían, incluido el afectado? que en ese momento reaccionó.
- Gabriel? amigo, llega el final. Ya veo, que durante el momento en que te ausentaste no perdiste el tiempo y supiste bien que compañía buscar. ? le dijo con la voz entrecortada pero con una leve sonrisa-.
- Lucas, tranquilo? aún debemos tener fuerzas.
- Sé feliz? y no te preocupes por mí. Mi cometido en esta vida ya terminó. Gracias por todo amigo? - dijo con la voz cada vez más apagada-.
Ella se dispuso a salir pues comprendió que ya no podían hacer nada más por aquel hombre y era un momento que les pertenecía a ellos dos. Mientras, se acercó a ver como seguían los pequeños y al verlos tranquilos regresó cerca de donde se encontraban ambos amigos por si necesitaban algo, pero pasado unos diez minutos escuchó al otro lado como Gabriel, mencionaba entre sollozos el nombre de su amigo.
Entró y al verlo pudo entender el gran dolor que sentía en ese momento. El notó su presencia y girándose se cruzaron ambas miradas. La joven dudó, pero prefirió retirarse.
Tras un tiempo navegando mar adentro, Gabriel había preparado todo para deshacerse del cuerpo. Ella también quiso acompañarlo en aquel duro momento, retirada tras de él, quien al volverse y verla allí, le estaba agradecido.
Todo esto sucedía poco antes de que fueran las 12 de la noche. Antes de asearse, Gabriel decidió ir al camarote donde se encontraban los niños. Observó como ella les curaba de nuevo los rasguños y les hablaba tiernamente, quedándose mucho más tranquilos. Ella se percató de su presencia y cuando miró se encontró con una cansada sonrisa, pero muy dulce con la que le agradecía, viendo cómo se marchaba de allí.
Al rato, tras dejarlos nuevamente dormidos ella se quedó pensativa sin saber qué es lo que vendría ahora, pues su misión por la que llegó hasta allí no sabía si para aquel hombre ya había terminado. Ni tampoco sabía cuál sería el destino de aquellos pequeños.
Decidió salir. Dio una vuelta por el barco para ver si se encontraba con él, pues no sabía cómo estaría después de todo aquello que tuvo que vivir? pero no lo vio. Así que pensó en ir de nuevo con los niños hasta recibir alguna orden de él, pues recordó las circunstancias de cómo había llegado hasta aquella situación aunque sorprendida con ella misma, porque no le asustaba el estar allí con aquel desconocido? pues tal vez desde que se encontró con él, dejó de serlo. Desvió los pensamientos, pensando que tal vez se estaba dejando llevar por lo sensible de aquel momento.
Justo cuando iba a llegar se dio cuenta de otro compartimento que no había visto hasta ahora y del que salía la tenue luz de unas velas. Le dio curiosidad y decidió empujar un poco la puerta que estaba entreabierta, quedándose impresionada con lo que veía.
La fuerte y desnuda espalda de aquel hombre, así como su cabello algo alborotado no pasó desapercibida para ella. Tras unos segundos sin poder reaccionar cayó en la cuenta que tenía que dejar de invadir aquel momento de intimidad para él tirando de la puerta para dejarla como estaba y marcharse. En ese instante escuchó una voz desde dentro:
- Si necesitas algo, puedes pasar.
Tras escucharlo no sabía qué hacer? pues era cierto que necesitaba algo, y era saber cómo se encontraba él, pero a la vez no sabía si era prudente entrando. Sus indecisos pensamientos se vieron interrumpidos por la presencia de él, el cual había cubierto su torso con una limpia y blanca camisa, la cual dejaba entrever su fornido y atractivo torso.
- No te preocupes, en cuanto termine pondré de nuevo rumbo a tu destino llevándote con tu prometido? - le dijo él mirándose ambos con gran intensidad-.
La joven intimidada desvió la mirada hacia abajo, fue en ese momento cuando se percató de la herida que él tenía en el abdomen y que comenzaba a sangrarle.
- Dios mío? Estás herido y no tiene buena pinta. Se ha debido de infectar...
- No es nada. Solo que estuve limpiando la zona y curándola, debe ser por eso? -decía él mientras se dirigía hacia el interior seguida por ella.
- Deja que te ayude? -dijo la joven acercándose a él mientras se colocaba una pequeña venda por su cintura.
Cuando se dio cuenta estaba allí frente a él, sin haberlo dudado al ver que no se encontraba bien? Pudo entonces percatarse a escasa distancia de lo guapo y atractivo que era aquel hombre, de su curtido rostro así como de la profundidad de sus bellos ojos y de su fuerte entrecejo, de sus musculosas mejillas, fornida barbilla y nariz así como de su bonita e insinuante boca, resultándole interesante incluso aquella pequeña cicatriz que acentuaban más aún si cabe, sus provocadores labios, sintiendo curiosidad por cómo habría aparecido la misma.
El, viendo la proximidad de aquella preciosa mujer antes sus ojos, se sintió atraído sin poder evitar rozar su cara, acercándose a la misma. Tras ver que ella no se apartaba, se acercó aún más besando suavemente sus labios.
Ella no pudo evitarlo y se dejó llevar por aquella hermosa sensación que estaba sintiendo en aquel momento, besándose ambos con dulce pasión, algo que no había sentido hasta ese momento y lo hacía en brazos de aquel desconocido, el cual ya no lo era tanto? pues ambos sentían como si se conocieran de mucho antes. Durante ese momento se escuchaba a lo lejos el sonido de algo parecido a unos fuegos artificiales, tal vez provenían de algún otro barco o de la ciudad que se divisaba al fondo, dando la entrada al Nuevo Año.
En ese momento la realidad le vino a la cabeza y se apartó de Él.
- Lo siento no debía haberlo hecho soy una mujer comprometida?
Aquellas palabras resonaron fuerte en Gabriel, quien tensó su rostro al pensarlo.
- Disculpa, soy yo quien me acerqué?
- Pero yo pude evitarlo apartándome y no lo hice, sin pensar en mi prometido? así que es mía la culpa. ? dijo ella girándose para marchar-.
- Me da la sensación que no le disgustó? así que no debe sentirse culpable por hacer algo que le apetecía. Deje de pensar en los demás? y comience a pensar en usted. ?le dijo algo tirante al haber escuchado de nuevo mencionar a aquel hombre y su relación con él.
- Él no se lo merece? - dijo ella apurada-.
- ¿Hace mucho que conoce a su futuro marido?... ¿Cree conocerlo bien?. - le preguntaba el cogiéndola por el brazo antes de que se marchara.
- Hace unos meses, pero conozco lo justo para saber que es un hombre bueno por cómo me ha tratado y ayuda a los desprotegidos.
- Colmándola de lujos? ¿es así lo bien que la trata?. ¿Y con su dinero es que hace todo eso?.
- ¿Que está insinuando?. El al menos no va por ahí llevándose a las futuras mujeres de otro? -dijo ella algo molesta por el tono de sus preguntas-.
- No, pero jamás hubiera permitido que un desconocido se llevara a mi mujer, aunque eso me hubiera costado la vida, ni tampoco necesitaría compensarla con lujos por lo que no le doy como hombre. ? le dijo algo enfurecido tras escucharla-.
En ese momento, ella estuvo a punto de alzar su mano y darle un buen cachetazo. Pero algo por dentro se lo impidió? tal vez el efecto que hizo en ella aquellas palabras, haciéndola pensar que apenas conocía de la vida de Leandro y que ciertamente, pasaba más tiempo con sus negocios que con ella.
Ya se marchaba? cuando de pronto escuchó de nuevo su voz.
- ¿Es feliz? ? le preguntó él-.
Ella se quedó parada, girándose simplemente y volviendo a encontrarse con aquella profunda mirada? Sin decir nada, contuvo sus lágrimas para marchar de allí en silencio. Cuando lo hacía, al ver su reacción él se sintió mal por haberle podido hacer daño con sus últimas palabras. Maldita sea, que le estaba pasando con aquella mujer, pensó.
- Discúlpame por lo que le dije. No debí hacerlo. En cuanto termine de vestirme la llevo de nuevo junto a su prometido y podrá casarse con él sin problemas. Ya me ayudó bastante con los niños, pues necesitaban del calor de alguien que pudiera hacerles recordar a su madre. Le agradezco mucho por todo, por su solidaridad y saber estar.
Escuchando todo esto es que se alejaba de allí ahora con más dolor aún, tras oírle decir todo aquello? tal vez enfadada con ella misma por lo que estaba sintiendo en aquel momento.
Una vez el barco dio la vuelta y aprovechando que los pequeños seguían calmados y seguros, decidió que era el momento de llevarla hasta la lujosa casa y terminar lo que debía de hacer, sabiendo que ahora no sería tan fácil porque tendría que dejarla allí? y eso, sorprendiéndole, le dolía como nunca imaginó.
Montados de nuevo en el bote y camino hasta la isla, aquel silencio que los acompañaba no era fácil de soportar para ninguno de los dos. Gabriel en ese momento vio necesario y justo contarle sobre lo sucedido. Y así fue como le comentó que tres amigos y él se encontraban en un barco de pasajeros rumbo a aquella ciudad que se divisaba al fondo donde tenían pensado hospedarse tras cumplir una misión, pero fueron atacados por un barco pirata donde solo era unos cuantos, pero bien armados.
Él y sus compañeros, así como otros hombres que viajaban defendieron como pudieron pues debido a su trabajo llevaban armas. Pero sólo llegaron a sobrevivir, su amigo Lucas y él, así como aquellos niños que estaban escondidos tras haber perdido a sus padres. Habiendo quedado el barco bastante destrozado, pues allí tuvo lugar toda la batalla y por la gravedad de su amigo, es que decidió trasladarse al barco pirata llevándose a los pequeños con ellos, así como usar ropa que encontró por allí y tomar rumbo a la ciudad. Debido a la necesidad de ayuda y por el largo trayecto que ya habían hecho, decidió parar para pedirla en aquella isla, llegando a aquella lujosa casa en pleno festejo. Todo lo demás ya lo conocía ella.
Llegaron a la orilla. Nuevamente le ayudo a bajar con gran delicadeza. Mientras andaban por la vegetación y estando cerca de la vivienda, ella le pedía que la dejara seguir sola, pues Leonardo estaría furioso por lo pasado horas atrás y así evitarían que pudiera salir dañado alguien.
El rotundamente se opuso.
- En absoluto. No voy a dejarla ir sola hasta allá. Además le dije a su futuro marido que le traería de vuelta con él y soy hombre de palabra. ¿O acaso lo duda?.
- No es eso, solo que quiero evitar que suceda algo?
- No tiene por qué suceder nada, le devuelvo sana y salva... ¿no es así?
Haciéndose de nuevo el silencio él la cogía por el brazo pues ya se acercaban a la casa donde seguían aquellos guardas. Ahora las ventanas estaban bajadas sin poder divisarse lo que sucedía en el interior de la misma. Para evitar que le impidieran entrar y para que ella no corriera peligro es que decidió coger su arma, aun diciéndole ella que eso no sería necesario.
De nuevo vio preciso deshacerse de aquellos hombres armados, golpeando a uno y amordazando a otro. Así es que pudo introducirse con ella en el interior, donde la joven quedó desilusionada cuando vio que Leonardo junto algunos de sus amigos y conocidos seguían conversando sin más con sus copas en la mano. Al parecer la única que la esperaba entre sollozos al verla, era aquella señora mayor que se ofreció para ayudar en lugar de llevársela a ella.
Cuando aquel se percató de la presencia de ambos, se sorprendió. Igual por lo que tanto Gabriel como ella llegaron a pensar, que tal vez no esperaba mucho su vuelta?
Acercándose a ellos es que de nuevo llamaba a sus guardas pero en seguida se dio cuenta de que algo no iba bien. Así que comenzó a gritarle reprochándole por habérsela llevado haciendo creer que había estado preocupado por su ausencia.
En ese momento Gabriel la soltaba sin dejar de apuntarle a él.
- Ahí tiene a su prometida, una gran mujer la cual no merece. Como le dije estaría de vuelta con ella.
- Modere sus palabras estúpido? Espero no le haya hecho nada de lo que se arrepienta.
- Cuida tú tus palabras cretino o al final me veré obligado a partirle la boca, pues desde hace tiempo no me faltan ganas.
- Que ha querido decir con eso?
- Quiero decirte que me des lo que me robaste de forma cobarde cuando yo era un jovenzuelo dejándome en la calle fuera de lo que era mío y de mí familia. La fortuna que me dejó mi madre tras morir y que descaradamente robaste, primero a mi padre, que desgraciadamente también era tuyo y luego a mí, que es a quién correspondía según testamento, con ayuda de aquellos traidores que tenías a tu alrededor, después de que mi madre te trató como a uno más de la familia.
Leandro tras escuchar estas palabras apenas pudo articular palabra?
- Gabriel? eres tu verdad?
- Si, el mismo. Y vengo a que me des la llave que me pertenece, la que abre la caja donde está dicho testamento, la cual también la quiero. Pues el mapa donde se encuentra el oro que tanto ansías lo tengo yo. Y aunque sigas buscándolo no lo vas a encontrar jamás. Ya bastante te has lucrado con todas las pertenencias y propiedades que no son tuyas.
- Eso jamás? por encima de mi cadáver.
La joven perpleja no podía contener las lágrimas tras escuchar todo aquello y sobre todo por la actitud de Leandro, pensando durante todo ese tiempo que era un buen hombre y todo había sido una falsa.
Gabriel guardó su arma para defenderse mano a mano con él. Tras cogerle le molió a golpes. Nadie de los que allí estaba pudo hacer nada, pues todo sucedió rápido. Agarrándolo por la chaqueta le pidió que hablara o seguiría golpeándolo hasta acabar con él.
Una vez se hizo con aquel testamento y habiendo dejado a aquel hombre en el suelo así como en la miseria donde merecía estar, es que se dispuso a marchar. Antes de hacerlo se quedó parado mirándola. Le dolía verla en ese estado, toda desolada. La hubiera cogido llevándosela con él, pero no debía? porque aunque no le gustara era una mujer comprometida y no era quien para decidir por ella y su destino.
Y así marchó, dejándola abrazada a aquella señora mayor. La cual se dio cuenta de que la chica lloraba más fuertemente tras irse aquel desconocido. Sin dudarlo y tras escuchar de lo que fue capaz de hacer su sobrino político, algo que desconocía, es que le indicaba a la joven que hiciera lo que su corazón le pedía a gritos sin sentirse culpable, pues Leandro no la merecía. Ella tras no tener a nadie más que le retuviese allí, pues sus padres ya no vivían, es que le hizo caso caso a la pariente del que fué su prometido y así lo hizo. Tras despedirse de la señora, se dirigía hacia la puerta, mientras aquel, aun en el suelo la insultaba llamándola traidora. Corriendo salió de la casa e introduciéndose entre los arboles es que comenzó a gritar el nombre de Gabriel, antes de que fuera demasiado tarde.
En ese momento escuchó una fuerte y sentida voz tras de ella:
- Estoy aquí? no quise marcharme dejándote en manos de ese traidor, no antes de saber cuál era tú reacción y decisión.
- Gabriel? - dijo ella entre sollozos, agradeciéndole enormemente por esperarla.
Él la cogió por la cintura respondiéndole con un apasionado beso. En ese momento ella se dio cuenta de que amaba aquel hombre. Y el sentía lo mismo y lo supo desde el principio? tras verla en aquel salón.
Y rumbo, en aquel barco pirata es que se adentraban en el mar, para ir lejos y poder continuar la vida juntos, en alguna bonita y tranquila ciudad, acompañados de aquellos dos pequeños a los que no podían abandonar y a los que darían unos hermanitos seguro que muy pronto? dejando atrás todo lo que no deseaban.
Tras calmar a los pequeños pues andaban algo inquietos salían fuera para disfrutar de aquella luna y del Nuevo Año que comenzaban juntos, donde ella le desvelaba su nombre y Él la volvía a besar apasionadamente...
Fin.
Un abrazo. Atardecer.
Publicado por atardecer
Publicado el 02/01/2015 19:30 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11947
Este tema me hubiera gustado haberlo puesto el último día del año que pasó, pero no me fue posible terminarlo por falta de tiempo, así que tuve que guardarlo en documento Word y hoy es que pude continuar, pero como no sabía si podría terminarlo es que decidí continuar escribiendo allí. Pero al traerlo aquí al cuadro de texto, aunque le hice algunas modificaciones y tras verse correcto cuando le di a vista previa, pero al darle a agregar... es que me percaté que volvió a pasar. Donde van ... aparecen ???.
Lo siento... Me fastidia porque es molesto a la hora de leer... y porque debí esperar cuando hubiera sido posible. Pero ahora no puedo rectificarlo, mañana en cuanto pueda volveré a escribirlo entero directamente aquí.
TEMA CERRADO Y ANULADO.
Publicado por atardecer
Publicado el 02/01/2015 19:43 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11947