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El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.

M I R I A M : CAPITULOS ( 1 - 9 )

Hola Miriam, como te dije aquí te dejo todos los capítulos ( 9 ) que he escrito hasta ahora de "En la laguna". En los temas, al inicio sonaba la primera canción, de hecho la que suena es la del primer capítulo, pero aquí el resto te las he puesto en modo play, para que no sonaran todas a la vez.
Espero te venga bien así, de este modo si quieres puedes copiarlos y sino en el caso de que el tema se aleje, te resultará más fácil controlar un solo tema.
Que disfrutes de la historia en estos días y espero que te guste. Cuando termines de leerla si te interesa, ya puedes continuar con los que siga poniendo.
Para saber que has visto el tema házmelo saber aunque sea subiendo el tema, si?. Mas que nada para saber que lo tienes localizado.
Que pases Felices Fiestas. Besos. Atardecer.
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EN LA LAGUNA... ( CAP 1 )

 

Hoy me decidí con esta historia, algo más larga y que continuará... no se por cuánto tiempo ni cómo. Es algo que haré sobre la marcha, a medida que vaya surgiendo... y espero que salga bien y guste.
Varias amigas aquí me lo sugirieron últimamente en varias ocasiones, y anteriormente en mis primeros temas también alguien lo hizo, a las que doy gracias, al igual que a todas aquellas que me dejasteis unas cariñosas y amables palabras en alguno o en muchos de mis temas, dándome animo y apoyo para que siguiera escribiendo y soñando... Os lo agradezco.
 Al Sr. Fernando Colunga, por ser mi gran inspiración. MUCHAS GRACIAS A TODOS por permitirme soñar.
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- Atardecer... ¿qué tal?.
- Bien.
- Hace tiempo que no coincidíamos, pero te he visto más tranquila que la última vez. Espero estés preparada para darlo todo.
- Intentaré que así sea.
- Intentarlo no, Atardecer. Quiero todo, ok?. Sabes que tienes que centrarte en el papel y ya... y esta vez no quiero excusas de ningún tipo, porque ya no es la primera vez que protagonizamos juntos. Además nos quedan muchos días por rodar y tenemos que llevarlo lo mejor posible, con ganas y sin flaquear...
- Está bien director.
- Empezamos a grabar en 15 minutos, así que procura no desaparecer...
- Creo que...
- Dime...
- No nada, veo que no es tu mejor día, nada más. Hasta ahora...
- Atardecer!!... piensa que lo hago por tu bien y porque confío en ti.
- Si lo sé... y te agradezco.

 

En la laguna... 1,2,3 acción grabando!

 

 

Ese viernes amanecía con una agradable brisa. Los días empezaban a refrescar pero esa mañana hacía una temperatura ideal. Así que decidió saborear ese humeante café fuera en el porche, mientras observaba ese espléndido amanecer, el cual iba dando unas pinceladas de color a esos bellos árboles y a esa calmada agua de la laguna.
Era un precioso paisaje el que se podía divisar desde esa pequeña pero acogedora casa. Y allí sentada, disfrutando de aquel bello escenario es como recordaba Carla su llegada a aquél lugar, año y medio atrás.
Un tiempo antes había renunciado a su trabajo, en el cual estuvo unos dos años y por el que llegó a esa ciudad. Estaba pensando en irse a otro lugar, pero fue su amiga Lidia quien la convenció para que esperara un tiempo y así fue como decidió buscar otra cosa a lo que dedicarse para desconectar de todo aquello que había sucedido y que le impedía seguir con su día a día con normalidad y sin poder evitar que esas imágenes pasaran una y otra vez por su cabeza llenándola de tristeza y de culpa.
Pasadas unas semanas y por mediación de un conocido de su amiga, fue que comenzó a trabajar en aquello en lo que ahora se dedicaba. Un trabajo nada fácil, pero en el que necesitaba entregarse al máximo y eso es lo que en aquel momento precisaba. Ocupar su tiempo en algo que no la hiciera pensar, por eso aceptó.
Y así fue como comenzó a cuidar de Isabela, una chica ahora de 20 años, que dos años antes había tenido un grave accidente quedando sin movilidad en las piernas. Durante medio año estuvo siendo atendida por un especialista y por otras personas que la atendieron, pero aquello terminó, apareciendo Carla, para dedicarse la mayor parte del tiempo a intentar que volviera a caminar y recuperara su estado de ánimo.
Era un trabajo, que en principio iba dirigido para su amiga, la cual estaba especializada para ello, pero que ésta debido a que tenía todo su tiempo ocupado, rechazó, pero acordándose de Carla, la recomendó. Sabía que aunque ella no era experta en esos casos, si que durante su carrera preparó ciertos temas relacionados y con su forma de ser sabía que podría conseguir el resto, sólo sería cuestión de tiempo. Así que se lo sugirió.
Al principio se mostró reacia, indicando que no estaba preparada ni especializada para ello, pero ahora sonreía al recordar que hizo bien en aceptar, no solo por la mejoría de Isabela en ese tiempo sino que además hubiera sido complicado encontrar a alguien que aceptara, no sólo por lo mal que se encontraba la chica de autoestima y el tiempo que requería, sino por el fuerte carácter y exigencia de su madre. Una señora nada fácil de tratar... pero que ella consiguió doblegar un poco, por el bien de la hija, a la cual no estaba favoreciendo en nada con su actitud. Incluso hizo posible una relación cordial y respetuosa con aquélla, siendo ahora imprescindible para esa familia.
Y era por todo eso que vivía en esa bonita casa, a unos 500 metros aproximadamente de la principal, la cual era enorme y moderna, y cuya finca quedaba alejada de la ciudad. Una situación, que de no haber sido por aquellas circunstancias en las que se encontraba tras lo sucedido y mas tarde comprometida con la situación, nunca hubiera aceptado, no sólo por los momentos duros que tuvo que pasar con ellos sino porque era una persona independiente. Pero gozaba de libertad y aprendió a vivir allí, junto a ellos... compartiendo momentos muy complicados pero otros buenos... habiendo encontrado a una segunda familia, ya que de la suya propia se encontraba muy lejos.
Fueron los cantos de unos pájaros que se apoyaron en la barandilla los que hicieron que volviera al presente. Terminó su café y entró en la casa. Hoy sería un duro día, ya que por la tarde salía de viaje y estaría fuera todo el fin de semana. Tenía que aprovechar el tiempo máximo con Isabela. Además esta se encontraba muy inquieta desde el día anterior, ya que al parecer regresaba después de mucho tiempo un hermano suyo, el mayor, al que Carla no conocía personalmente, aunque si de oídas, estando también Fran, el 2º de los tres, el cual si vivía con sus padres y hermana.
Al final esa mañana pasó. Así que habiendo terminado por ese día su trabajo, fue hacia su estancia, esa bonita casa que se encontraba en aquel bello lugar el cual era sabedor de tantos momentos vividos durante todo ese tiempo, situación que algún día tendría que cambiar, pues ya no requerirían de su ayuda y tendría que marchar, aunque aún faltaba.
Tomó algo, organizando un poco todo y se preparó. Cogió sus cosas y justo cuando se marchaba, parada en la puerta recordó aquel día cuando llegó allí. También le habían ofrecido vivir con ellos en la casa grande, pero ella prefirió quedarse en aquel lugar y disfrutar a solas de los ratos libres de los que disponía, aunque en casos excepcionales compartiera alguna que otra ocasión con ellos fuera de su jornada de trabajo.
Desde el momento que entró, sintió que era un lugar agradable el cual le acogió generosamente pues por aquel entonces se encontraba en un momento nada fácil pero con ganas de empezar con ese objetivo que la vida le ofrecía. Unos rayos de luz les acompañaron entrando sigilosamente por las ventanas, alumbrando ese espacio decorado de cálidos y acogedores muebles, con algún toque personal... de alguien que había habitado en ella y que la hacía aun mas hogareña, como esos interesantes libros que asomaban entre las estanterías del salón o en las mesitas de noche de la única habitación que existía y dentro de la cual había un cuarto de baño, con un toque fresco en su decoración; o aquella antiquísima brújula o esos objetos de madera, pequeño juguetes antiguos y usados, que podías encontrar, los cuales debían de  guardar en secreto un montón de experiencias vividas. A todo aquello, le acompañaba una práctica y original cocina, la cual conservaba utensilios así como una mesa con sus sillas, siendo seguramente todo ello testigo de buenas degustaciones de alguien que supo manejarse muy bien entre aquellas paredes.
Y con aquellos recuerdos en su mente, cerró la puerta y entrando en el coche se marchó. A lo lejos, por el camino vio como Isabela se encontraba en su silla de ruedas, junto a su padre, el Sr. Elias, el cual la había sacado a pasear. Ambos la saludaron a su paso, y sin saber por qué, tuvo una sensación extraña, que trató de disipar poniendo música y sacando una sonrisa pues ese fin de semana lo tenía libre y se iba de aventura con su amiga y unos compañeros de ésta.
Y ese fin de semana, mientras ella se lo pasaba bien lejos de allí, otra situación era la vivida en casa de los Méndez.
Ese mismo viernes en la noche, había llegado Miguel, el hermano mayor que estaban esperando. Era un hombre alto y muy atractivo. Con una guapura especial, de tez morena y cabello oscuro. Sus fuertes y pronunciados rasgos se apaciguaban con su personalidad sencilla y agradable, siendo honesto y comprensible. Teniendo buen carácter mientras no trataran de jugarle una mala pasada, pues en ese caso su compasión podía ser escasa. Aunque aparentaba ser más duro de lo que realmente era.
Acababa de llegar y pensó en ir a saludar a su familia pero prefirió primero pasar por su lugar particular. Bajó del coche, y abriendo la puerta un olor peculiar le hizo pararse asombrado. Le dio a la luz y vio como en aquel lugar había cosas diferentes y que no le pertenecían. Fue hacia la habitación, y cual fue su sorpresa al ver cosas femeninas mezcladas entre las suyas, cosas que al parecer no podían ser de su hermana. Abrió el armario y esta repleto de ropa de mujer, una mujer al parecer muy especial pensó por lo que estaba viendo.
Miró la hora y se le hizo tarde. Estaba cansado de todo el viaje y no venía con ánimos de soportar a su madre y a su hermano si es que estaba allí. Así que prefirió quedarse a descansar en el sofá, pero recordó que Isabela y su padre si que sabían que llegaba esa noche y estarían impacientes por verle al igual que él. Además tenía que saber a quien pertenecía todas aquellas cosas.
Se fue para allá y llegando comprobó que no había luz en ninguna de las ventanas. Debían de estar acostados, aún así entró en silencio y justo cuando se dirigía a la habitación de su hermana, pudo comprobar como su padre se encontraba en su despacho, a oscuras, simplemente con la luz que le ofrecía la luna, esperando que llegara su hijo, al cual había visto acercarse con el coche y por el que sentía una enorme alegría.
Ambos se abrazaron emocionados, pues desde que se marchó días después de aquel grave accidente de Isabela, no había vuelto por allí. Decidió ir a verla porque su padre le dijo que le estaba esperando. Era muy duro para él ese momento, porque aún no se perdonaba todo lo sucedido, pero tenía que ir a verla, pues ella estaba ilusionada con que lo hiciera.
Se armó de valor y sin hacer ruido entró en su habitación. Que sorpresa para ambos fue aquel encuentro. Fue muy emotivo, ambos lloraron abrazados. Ambos se pedían disculpas mutuamente y a la vez no había nada que perdonar. Se contaron algunas cosas y rieron los tres, pues el padre se unió a ellos. Permaneció un tiempo con ella hasta que se durmió y el se retiró.
Su padre le dijo que se quedara allí en unas de las habitaciones, pero el prefirió irse para la casa de la laguna, por lo menos aquella noche, aún cuando su padre le dijo que ahora la ocupaba la chica que ayudaba a Isabela, aunque no estaría en esos días.
Preguntó por su madre y su hermano.
- Hijo, que te voy a contar... Tu hermano Fran, sigue como siempre, inestable y sin asentar la cabeza. Y Mariela, tu madre... mejor desde que vino Carla, la chica que se ha ocupado maravillosamente de tu hermana, y que ha conseguido que ella cambie también.
- ¿Cuánto tiempo lleva con vosotros?
- Año y medio. Vino justo cuando dejó de tratarla el especialista tras terminar con el la rehabilitación y se fueron yendo todas esas chicas que pasaron por aquí y que para tu madre ninguna era buena.
- Hasta que llegó la que está ahora... que supo no solo cuidar y acompañar a Isabela sino aguantar el carácter de mamá.
- Así es hijo... Se tiene ganado el cielo.
- Y Fran alguna que otra vez puede hablar con él, al igual que intenté hacerlo con mi madre sólo que con ella al final siempre tenía que discutir.
- Se que tu hermano te llamó alguna vez y tu a él. Decía que iba a cambiar y hacer las cosas que tu le aconsejabas pero al final vuelve a tirar todo por la borda.
- En alguna ocasión me habló de una chica de la que estaba enamorado e incluso lo vi ilusionado. ¿Sabes algo de eso?.
- No, no me dijo nada. Se que Carla le cae muy bien, pero de seguro se que con ella no tiene nada, simplemente son amigos, pues ella también le ayuda bastante.
- Ya veo que esa chica es un ángel de mujer, no es fácil convivir aquí papá... No, desde hace unos años para acá...
- Lo sé hijo, y me duele.

 

Y diciendo esto, Miguel le dio las buenas noches a su padre y se fue hacia la pequeña casa.
Al llegar allí se tomó algo caliente, se dio una ducha y después se tumbó en el sofá, no sin antes observar algunas de las cosas que veía por el baño y el resto de la estancia que se habían apoderado de aquel lugar, dándole un toque más acogedor y especial.
Al día siguiente, tras levantarse decidió ir a desayunar con su familia. No sería fácil... pero era algo que tenía que afrontar y más si tenía pensado quedarse un mes por allí. Al salir, sonrió al ver ese bello paisaje que desde allí se contemplaba así como la alegría que producía todas aquellas plantas que adornaban las ventanas y el porche en general, que antes no estaban allí. Está bello este lugar, se dijo.
Y tras llegar se encontró con su madre la cual era evidente la alegría que sintió cuando lo vio, ambos se abrazaron al igual que sucedió al ver a su hermano. Y así pasó el sábado, charlando y recordando momentos. Hablando de situaciones... Pero era inevitable que no salieran cosas, heridas que aún estaban por cerrar.
Pero de una manera u otra se iba llevando, hasta que llegado el domingo, a la hora de comer no acababa de llegar Fran, tras haber estado toda la noche por ahí. Decidieron empezar sin él y cuando estaban terminando es cuando apareció. Todo desaliñado y oliendo a alcohol, con una herida en la mejilla y un ojo morado. Al ver eso la Sra. Mariela se puso de los nervios y a gritar toda asustada por el aspecto que traía su hijo.
Miguel trató de ser prudente y optó por no decir nada, hasta que Fran empezó a faltarle el respeto a su madre, diciéndole que por su culpa y la de Miguel es que él estaba así, que siempre tuvo ojos exclusivamente para su hijo mayor...que era una mala madre y un montón de cosas más.
En este momento se levantó Miguel y cogiéndolo por un brazo le dijo que hiciera el favor de pedir perdón y sin que éste lo hiciera le gritó:
- Maldita sea Fran, veo que sigues igual. Es que no piensas cambiar...
- Ya lo había hecho, hasta que has venido tú para revolverlo todo y ponerte en contra mía haciendo que todos lo hagan también.
En ese momento era tal el cabreo que sentía por todas esas cosas que estaba diciendo su hermano sin sentido, que lo agarró y se lo llevó a la fuerza para su cuarto.
Pero en eso, que su madre le empezó a reprochar diciendo que no tenía ningún derecho a tratar a si a su hermano, que tal vez tenía razón Fran, que todo su comportamiento era por su culpa al igual que Isabela estaba como estaba, porque el provocó que aquel día se montara en aquella maldita moto...
Y tras escuchar aquello último de voz de su madre, como tantas otras veces lo había oído... se quedó parado soltando a su hermano, andando marcha atrás con lágrimas en los ojos... mientras su hermana le gritaba a Mariela:
- No es cierto mamá, Miguel no tuvo la culpa y lo sabes. Me prometiste que no volverías a decírselo ni a reprocharle nada... Mamá por qué le haces daño así, por qué...
Y tras oír gritar eso a su hermana, llorando como lo hacía, salió corriendo de allí, hasta llegar a la casa de la laguna. Allí se encerró y dejó que corriera unas lágrimas por sus mejillas. Lo estuvo pensando y decidió que en unas horas se iría de allí, cuando la cosa se hubiera calmado y se pudiera despedir de Isabela y de su padre.
Aún así, ahora tenía que salir de allí. Iría a la ciudad a visitar a unos amigos o haría lo que fuera pero no podía quedarse por más tiempo.
Salió con su coche, el sol ya estaba cayendo e iba demasiado deprisa, pero controlaba. Adelantó a un automovil y un par de kilómetros más adelante, éste quiso adelantarlo a él, solo que lo estaba haciendo de forma imprudente ya que venia una línea continua y una pequeña pendiente. Redujo la velocidad, e incluso llegó a pitarle para que se introdujera de una vez al carril, pero nada, lo único que hacía era vacilarle, provocando que un coche que venía de frente saliera de la carretera dando una vuelta. Miguel maniobró como pudo hacia el otro lado, chocándose contra un árbol. Se notó algún rasguño en la frente, pero no tenía nada más. Así que salió corriendo hacia el coche siniestrado, viendo como el loco que había causado todo eso se marchaba sin detenerse.
Corrió y trató de socorrer cuanto antes. Era una mujer joven, de cabello oscuro, la cual tenía una pequeña brecha en la frente y sangraba por la nariz. Comprobó que tenía pulso pero estaba inconsciente. Fue a por el móvil al coche, pero debió de caerse por algún lado porque no lo veía.
Así que sin querer perder más tiempo decidió cogerla con cuidado y llevarla en su coche al hospital, tras comprobar que no tenia nada más dañado pues en ese momento nadie más pasaba por allí y no podía demorar más con aquella mujer así... Sabía lo que hacía porque en situaciones complicadas se había encontrado más de una vez. Echó el asiento para atrás y pendiente de ella y a toda prisa decidió llevársela de allí pues no muy lejos estaba ya la ciudad...
Continuará...
Un abrazo. Atardecer.

 

 

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EN LA LAGUNA... ( CAP 2 )

 

- Hola Atardecer, veo que hoy te has adelantado bastante.
- Hola... Bueno si, quise venir con tiempo pues quería repasar un poco una parte del guión.
- Estupendo. Sin necesitas alguna cosa, solo tienes que decirme.  Ya sabes, dentro de unos 15 minutos... Todo saldrá bien.
- Si, eso espero.
En la laguna, 1,2,3... grabando!

 

 

Una vez llegaron al hospital, bajó rápido y avisando en urgencias, se acercaron y se la llevaron en una camilla. Miguel informó sobre lo sucedido y seguido fue a ver donde se la habían llevado. Le comunicaron que tendría que esperar hasta que pasara un tiempo, pues ahora debían hacerle las pruebas necesarias. Le dijeron de revisarle a él también pero se negó, diciendo que estaba bien.
Así que aprovechó para buscar el móvil y aparcar bien el coche. Una vez lo encontró debajo del asiento se puso en contacto con Álex, su abogado y también amigo.
- Hola Alex, necesito que vengas.
- Si, dime donde estás.
- Mira, ha habido un accidente...
- Estás bien, tu familia...
- Escucha, yo estoy bien. Ha sucedido a unos 5 km, de la ciudad en la carretera que va a mi casa. Un loco ha provocado que un coche volcara al adelantarme a mí. El tipo se ha largado. Hay una chica herida, inconsciente... a la que traje pues no pude avisar en ese momento a los servicios de urgencia.
- Pero como hiciste, la llevaste en tu coche?
- Si, aunque choqué contra un árbol sólo se dañó un poco la parte lateral, pero no tuve problemas al arrancar. No se si alguien que haya pasado por allí haya avisado, de todas formas quiero que informes a la policía y ahora nos vemos allí. Tengo la matricula de ese tipo, y no voy a dejar que se vaya sin más...
- Pero Miguel igual ahora hay problemas, tenías que haber...
- Tenía nada Alex, te digo que no podía esperar, tenia que traerla cuanto antes...
- Está bien, todo se solucionará, tranquilo. Nos vemos.

 

Terminada la conversación, se fue de allí hasta el lugar del accidente. Ya estaba allí la policía. Algunos de los que estaban eran conocidos, pero ninguno de ellos era su amigo Roberto. Habló con ellos y les explicó lo sucedido. Seguido, llegó Alex. Y tras un buen rato explicando y tratando de aclarar lo sucedido, le dijeron que podía retirarse ya que ellos continuarían hasta finalizar con el proceso que ese tipo de sucesos conllevaba, dejando su coche allí pues ya se encargarían de todo.
Así que fue su amigo Alex el que lo acompañó hasta su casa para darse una ducha y cambiarse de ropa. Aún le sangraba esa pequeña herida, así que decidió ir hasta la casa de la laguna y desde allí avisaría a su padre para tranquilizarle y decirle que estaría con unos amigos para que no se preocupara.
Una vez terminó, ambos se fueron para el hospital. En el camino Miguel le hablaba a su amigo.
- Estoy preocupado por esa chica, no se nada de ella. Hay que avisar a su familia... No se que grave esté... Que racha Alex, primero fue lo de Esteban, murió haciendo su trabajo y sin poder hacer nada, seguido lo de mi hermana y ahora esta inocente chica, de la cual no se...
- Miguel, tranquilo si. No te machaques más, por favor?. No es justo. Todo va a ir bien, ya viste que la policía entendió, están las señales y el golpe de tu coche. Y también el frenazo de ese otro que se fue, así que todo...
- No es eso lo que me importa. Es el estado de esa chica.
- Ya lo se, pero todo irá bien. Y la policía se encargará de avisar ya que tendrá los documentos y resto de cosas suyas. No te preocupes... ya sabes como van estas cosas.
- Si le pasa algo no me lo perdonaré.
- Basta ya Miguel, no has tenido la culpa. Ha sido un accidente.
- Si pero si no hubiese adelantado a ese estúpido...
- Sucedió y ya.

 

Llegaron al hospital, rápido preguntó por ella y le dijeron que tenía que esperar. Le comunicaron que la policía había estado por allá preguntando por el caso y a dejar unos objetos personales.
Le dijo a Alex que se fuera, que ya se quedaba él.
- Miguel te tienen que ver esa herida, te la has curado pero creo que necesita ser revisada. Además creo que no debes quedarte demasiado tiempo, pues necesitas descansar. Mañana puedes volver.
- No Alex, no me iré hasta que vea a esa chica bien, me oyes. Sobre la herida no te preocupes, ahora pido que me atiendan. Vete tú, y ya mañana hablamos.
- Está bien, cualquier cosa me llamas, entendido?. Buenas noches.
- Buenas noches amigo y gracias por todo.
Y allá se quedó, sentado en aquella sala, sólo, con las manos cubriéndose el rostro, cabreado por todo lo sucedido y desesperado por no saber...

 

Mientras en la casa principal, tras haber terminado de cenar...
- Papá dónde me dijiste que había ido Miguel?
- Hija, tu hermano me dijo que estaría con unos amigos. Que no nos preocupásemos.
- Pero, estaba enfadado? No se va a ir verdad?
- No se que hará, pero no lo noté enfadado. No te preocupes.
- Se fue mal...
- Isabela, ya basta -dijo su madre-. ¿Sabes cuando volvía Carla?. ¿No era esta tarde cuando regresaba?. Ya es tarde y no ha avisado de que llegó. Tal vez deberíamos darle un toque.
- Está bien, aunque si viene conduciendo no lo va a coger.
- Bueno, lo intentamos y si no esperamos a mañana porque igual decidió otra cosa.
Estuvieron llamando pero su móvil no daba señal.
- No suena nada. Le habrá pasado algo papá.
- Hija no te preocupes, igual viene de camino y prefirió apagar el móvil para que no le molestaran.
- No suele hacer eso papá. Es muy raro.
- Isabela, hazle caso a tu padre. No te preocupes. Además ya va siendo hora de ir a dormir.
Y dejando el tema así, llevaron a Isabela a su cuarto. Después de eso, el matrimonio se fue para su cuarto y comentaron lo raro de Carla, que no avisara. Pero decidieron esperar hasta el día siguiente ya que por cualquier motivo igual se le hizo tarde para avisarles.
Elías, aprovechó ese momento a solas con su mujer para reprocharle por lo mal que se había portado con Miguel, ya que había sido injusta. Además de ser un error de seguir sin reconocer las faltas cometidas por su hijo Fran. El cual aún permanecía en su cuarto desde lo sucedido.

 

 

Y mientras en el hospital, continuaba Miguel, inquieto y sin poder alejar de su mente esas desagradables imágenes de lo sucedido, ese coche volcando y ese bello rostro ensangrentado, inocente de todo aquello. Miraba por una de las ventanas, por las que veía la ciudad iluminada. Sus ojos húmedos hacía que pasado un tiempo allí, las luces se difuminaran convirtiéndose en una gran mancha dorada y cuyos músculos de la cara no podía dejar de contraer. Apoyando con una mano en la pared y la otra en el bolsillo de su pantalón, un vaquero desgastado que combinaba con una camisa azul y un cabello ondulado, por el que tantas veces había pasado sus manos desde que estaba allí esperando una respuesta. Allá permanecía ese hombre, fuerte y con un montón de situaciones complicadas a sus espaldas, pero que ahora no podía evitar sentirse, no sólo preocupado, sino también triste.

 

Fue el ruido de las puertas del ascensor que se abrieron lo que hizo que saliera de sus pensamientos y se girara a ver. Era unas enfermeras. Se dirigió a ellas y le preguntó. Acababan de llevarla a planta. Le indicaron donde era y para allá se fue inmediatamente.
Cuando llegó a la habitación salía un doctor. Le preguntó por su estado.

 

- Dígame doctor, como se encuentra. Aún sigue inconsciente.
- Tranquilo, es usted un familiar?
- Bueno no, soy el que también estaba en ese accidente. No se si ya avisaron a su familia, pero infórmeme sobre su estado pues estoy preocupado.
- Ahora está estable, recobró la consciencia al poco de llegar. Está bajo tranquilizantes pues se puso muy nerviosa al despertar. Le hemos hecho pruebas y el sangrado de nariz era debido al fuerte golpe que recibió afectando también a esa zona y perdiendo así el conocimiento. Mañana volveremos a observarla por si vuelve la hemorragia, pues en ese caso habría que intervenir. También volver a comprobar que no haya ningún hematoma y pueda complicarse la situación. El cuello también sufrió por lo que deberá tener reposo y algunos días usar collarín. Es lo que hasta hora le puedo decir. No obstante seguirá en observación durante toda la noche ya que estará conectada y en caso de que algo falle, estaremos pendientes.
- Y respecto a su familia...
- Pues no podría decirle exactamente. Hasta ahora nadie vino, no obstante según me comunicó una enfermera, que a la policía le  fue imposible contactar desde su móvil porque éste quedó dañado. Si que por sus datos identificativos tratarían de ponerse en contacto con alguien.
- Bueno no hay problema, me voy a quedar yo.
- Le digo que no hace falta, ya que ella va a estar atendida constantemente.
- Si doctor, pero permítame hacerlo. Me gustaría saber como continúa su estado.
- Entiéndame que es un desconocido para ella, me está usted pidiendo...
- Por favor, no hay problema. Téngame confianza.
Y seguido le enseñó su identificación, quedando de esta forma conforme el doctor.

 

Entró en la habitación quedándose a solas con ella. De pié se quedó observándola sin poder evitar coger su mano y besarla.
Tenía vendada la zona de la frente y uno de sus ojos presentaba un pequeño derrame. Su nariz ahora se encontraba amoratada. Aún estando en esas condiciones, su rostro se veía bello. Cuánto le dolía verla así... y hasta el mismo se extrañaba lo que estaba sintiendo dentro suyo. Pues no solo se trataba de preocupación...
Y así observándola, continúo sentado en un sillón al lado de ella. Las enfermeras iban y venían. Y el seguía allí. Una de las veces trató de cerrar los ojos pues se notaba cansado por lo sucedido quedándose dormido.

 

En ese intervalo de tiempo, Carla comenzó despacio a abrir sus ojos. Giró su cabeza y aunque andaba un poco aturdida y con un dolor de cabeza, se percató de la presencia de Miguel. Dónde estaba y quien era ese hombre, se preguntaba?. Por un momento lo estuvo observando y aun en su estado pudo percatarse de lo atractivo que él era y de lo bien acompañada que se veía sin saber por qué. No podía perder de vista sus marcados y fuertes rasgos, que ahora estaban relajados con ese sueño reparador... y ese cabello peinado de forma natural que alguna ondulación dejaba entrever a la altura de su cuello.
Estaba tan ensimismada en tan guapo rostro, que no se había percatado de que le tenia su mano izquierda cogida. Sonrió y en ese momento el se despertó. Sorprendido se inclinó y seguido la saludó preguntando por su estado.
- Hola, disculpa pero cerré los ojos un momento y debí quedarme dormido. ¿Qué tal te encuentras?.
- Hasta que despertaste, bien. Ahora ya me hiciste recordar mi dolor...- le dijo sonriendo-.
- Vaya, lo siento.
- Me duele la cabeza y noto mi nariz...
- No debes tocarte. Ahora si quieres aviso a la enfermera.
- Imagino que estoy aquí por me salí de la carretera evitando chocar...ah.
- Tranquila, es mejor que no te esfuerces hablando ni pensando en lo sucedido.
- Está bien, pero no se quién eres ni que haces aquí conmigo.
- Soy una de las personas que venia en el otro carril en el momento del accidente.
- Tu fuiste el que provocaste que yo saliera de la carretera...ah, mi cabeza.
- Por favor, debes tranquilizarte. No es así. Yo soy al que adelantaron. Era otro el que provocó todo esto...
- Fue horrible -dijo sollozando-. Vi como ese coche se acercaba sin poder hacer nada, simplemente girar. Pero perdí el control dando una vuelta recibiendo un gran golpe y de ahí ya no me acuerdo que sucedió, hasta que desperté rodeada de gente en una camilla.
- Puedo imaginar como te debes de sentir, pero por favor estate tranquila o tu estado puede empeorar. Todo se va a solucionar.
- Tu también tienes una herida en la frente. ¿Te sucedió algo más?.
- No te preocupes, yo estoy bien. Ahora lo que importa es tu salud, y todo va bien.
- Y la otra persona, como está. Le sucedió algo...
- No pienses en eso ahora.
- Pero como no voy a pensar, aun así es una persona. Dime, que le sucedió...
- Nada... Ese impresentable se fugó, pero las pagará. Trata de descansar por favor.
- ¿Y tu por qué te quedaste aquí? Deberías estar descansando, tienes que tener un cuerpo después de todo...
- No importa, era lo menos que podía hacer. Además intentaron ponerse en contacto con familiares o amigos, pero tu teléfono no funciona. Así que imagino que por tu identificación la policía ya estará investigando.
- No por favor, ellos viven lejos y sería asustarlos por nada. Además querrían venir a toda costa y yo no les puedo preocupar de esa manera.
- Está bien. Ya averiguo yo mañana bien temprano. Pero por favor, trata de descansar.
- Si... y también tengo que avisar al lugar donde trabajo. Ellos me estarán esperando.
Y cogiéndole de nuevo la mano, la miró fijamente y serio, le dijo.
- No diga ni una palabra más, está bien. Ya se irá solucionando todo. Ahora voy avisar a la enfermera...
Y casualmente una que llegaba en ese momento. El le comentó lo sucedido en ese tiempo desde que despertó, y ese momento le volvió a poner un calmante para que pasara el resto de la noche tranquila. Cuando se fue...
- Ves lo que has conseguido por no calmarte?.
- Si ya veo que duermo junto a mi enemigo... -le dijo, no si antes pensar lo protegida y segura que se sentía con él a su lado-.
Ambos se sonrieron y se quedaron así, mirándose, tranquilos... y poco después ella volvió a quedarse dormida.
El aprovechó para salir al baño e ir a por agua. Cuando volvió se quedó parado en la puerta de la habitación, apagando la luz, a solas con ella de nuevo y con ese reflejo de la luna que entraba por el pequeño tramo de persiana que no estaba bajada. Y allí estaba, con esa situación y con esa linda mujer, la cual no le era indiferente para nada... y con la que se encontraba bien, sin saber el porqué... Se acercó al sillón y a su lado volvió a sentarse, a observarla... con una necesidad inmensa de protegerla.
Continuará...
Un abrazo. Atardecer.

 

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EN LA LAGUNA... ( CAP 3)

- Buenos días director.
- Buen día Atardecer. ¿Qué tal todo?
- Bien, solo que...
- Si dime, ¿necesitas algo?...
- Si... puedes darme un abrazo, ¿por favor?... Hoy lo necesito.
- Claro que sí, ven aquí...
- Gracias.
- Shsssss...

 

En la laguna... 1,2,3... grabando!!!

 

 

 

Faltaba poco para que amaneciera. Miguel sólo logró dormir a ratos. En cambio ella seguía haciéndolo. Había pasado una noche relativamente tranquila, ya que en algún momento se quejó y además debió de tener una pesadilla pues la notó inquieta, incluso le pareció haberle escuchado decir algo como: "...murió por mi culpa".
No quería apartarse de su lado, así que permaneció un rato más allí hasta que decidió ir a tomar un café y después se marcharía pues ahora estaba tranquila y las enfermeras seguirían observándola. Además en la mañana continuarían haciéndole pruebas, así que aprovecharía para averiguar si Álex pudo evitar que avisaran a la familia como le indicó por teléfono tras saber que ella lo deseaba así y también sobre que se sabía del tipo que se largó. Y no dejaba de pensar, en su familia y en como irían las cosas por allá. Llegó con ilusión de verlos y ahora la situación se había ido al traste de nuevo.
La miró detenidamente antes de irse, pensando que ni siquiera sus nombres conocían pues en el tiempo que hablaron no surgió. Cuando iba saliendo de la habitación, ella se despertó:
- ¿Te vas?...
Miguel sitió que algo dolía en su interior al escucharla. Se giró diciéndole:
- Si, pero volveré. Será solo un momento. Seguirán con las pruebas y quiero aprovechar para hacer algunas cosas. Pero en nada estoy por aquí, no te preocupes si?. Todo irá bien, ahora llamo a las enfermeras. ¿Cómo te sientes?...
- Algo cansada... Oye tengo que avisar al...
- Sssss, no te preocupes de nada, aún es temprano. Luego arreglamos todo, si?.
- Está bien... y muchas gracias por todo.
Y rozándole la mejilla con sus dedos le dijo:
- No tienes que agradecerme por nada. Lo hice con gusto... Intenta descansar. Hasta luego.
No sabía por qué, pero no quería irse de allí. No quería marcharse de su lado. ¿Qué le estaba pasando?.
Se dirigía a la cafetería pensando en llamar a un taxi, cuando se encontró con su abogado que acababa de llegar.
- Buenos días, ¿me traes alguna noticia?
- Buen día amigo, ya veo que no seguiste mi consejo. Vine directamente para acá porque imaginaba que aquí estarías. Te iba a llamar y si no estabas aquí tenía pensado de ir para tu casa. Pero no me equivoqué. Se te nota cansado. Esa mujer estaba atendida sin necesidad de que alguien se quedara con ella. ¿Por qué hacer todo esto?, ¿no te parece un poco exagerado?...
- Álex, por favor, ya te expliqué...necesitaba hacerlo.
- Me estás asustando Miguel...
- Bueno, a lo que íbamos.
- Está bien cambia de tema, pero te veo raro...
- Evidentemente no me hubiese quedado de haber visto algún conocido con ella. Pero no podía dejarla sola, no podía... Cuando mejore o aparezca alguien ya se terminará todo esto y me iré de aquí de una vez, pues por cómo han ido las cosas, veo que no fue una buena idea venir.
- Todo volverá a la normalidad. ¿Y tú herida? ¿Te duele...? porque tienes un poco amoratada e inflamada la zona.
- No te preocupes, estoy bien.
- ¿Para dónde ibas?
- A tomar un café y después avisar a un taxi. Iré a casa y tenía pensado llamarte para que me cuentes...
- Sobre el tipo que se largó, decirte que ya han dado con él y está en las dependencias policiales hasta que se vaya aclarando lo sucedido.
- Quiero ir a verlo...
- No vas a ir a ningún sitio Miguel. Cuando llegue el momento será el juicio y punto. ¿Qué te pasa...?.
- Pero, ¿no entiendes que necesito decirle unas cuantas de cosas?...
- Decirle simplemente?... Miguel, te comprendo perfectamente, pero sabes bien que es mejor no hacerlo o empeorarías las cosas.
- Esta bien...
- Respecto a la chica me dijeron que un conocido, que al parecer regresa hoy de viaje, se ha hecho el cargo de todo ese tema. Así que como ves, ya tiene quien la cuide sin necesidad de que lo hagas tú.
- Me alegro por ella... Pensé en Roberto y le llamé por si él sabía algo del caso, pero me dijo que había estado fuera estos días y hasta esta noche no regresaba. Así que mañana ya le pregunto qué puede averiguarme.
- No hay nada más que hacer, sólo esperar a que llegue el día del juicio y cuando esté solucionado todo esto habrá terminado. Así que ahora relájate y no pienses en nada más, solamente en aprovechar estos días con tu familia y tratar de poner las cosas en orden.
- Está bien, sólo iré más tarde a ver qué tal fueron las pruebas y ya me despediré...
- Puedo ir yo a averiguar que tal continúa...
- Quiero hacerlo yo Álex... y no hay más que hablar.

 

 

Y tras tomarse los cafés y dar por terminada la conversación, se fueron de allí. Alex acercó a su amigo hasta su casa. Luego se volvió para su despacho a seguir trabajando, pues Miguel le dijo que ya le llamaría si necesitaba algo más.
Pensó en ir a la casa de la laguna, pues allá tenía sus cosas, pero no era prudente pues estaría la chica que cuidaba de su hermana. Así que haría un poco de tiempo en la casa principal y trataría de ver que podía hacer para solucionar lo ocurrido con su familia el día anterior.
Tal como llegó, se encontró con todos ellos pues estaban desayunando en el porche de la parte de atrás de la casa, el cual se comunicaba entre otras zona con la cocina. Hacía un día espléndido, y había salido el sol y apetecía recibirlo pues aún la brisa se acercaba fría.
Saludó y comprobó que aún seguían serios. Pasó a lavarse las manos y se sentó con ellos decidiendo tomar otro café más. Enseguida su madre le preguntó por la herida. Fue a contestar, cuando su hermano le interrumpió...
- Ya veo que no soy el único que se mete en líos, ¿eh?. Que hiciste hermanito?
- Basta Fran... -le dijo su padre-.
- Claro como es el mayor, el responsable...
Miguel había permanecido tranquilo pero no aguantó más.
- Fran, sólo te lo voy a decir una vez. Ni estás en condiciones de decir estupideces ni yo de aguantarlas, está claro?. Y otra cosa te voy a decir, por si no has reflexionado lo suficiente de ayer para acá. No voy a sacarte más veces las castañas del fuego ni a arriesgar mi trabajo ni mi reputación para ello, me oíste?. Porque veo que de nada sirve.
- Ya hablo el inteligente, el maduro...
- Pide disculpas a tu hermano ahora mismo, pues ha hecho mucho por ti. - dijo su madre-.
- Mamá, ni Fran ni yo somos dos pequeños. Deja de consentirlo tanto e igual así le ayudas más. Sabe que me tiene para lo que necesite, pero eso sí, siempre que quiera  cambiar y se deje de meter en líos de una vez por todas.
- Lo siento Miguel, intentaré no fallarte más. De verdad... -le dijo con los ojos llorosos-
- Bueno hijo, dime que te sucedió. Además tu cara no tiene buen aspecto. ¿Fuiste a que te vieran la herida? -Le preguntó Mariela-.
- Mamá, no te preocupes, estoy bien. Me di un golpe, pero no es nada. Y bueno no dormí bien, eso es todo. Y sí, ya me curaron.
En ese momento, Miguel se levantó para irse pero antes quería dejar claro algo:
- Espero que a partir de ahora, podamos aclarar las cosas pacíficamente e intentando solucionarlas sin hacernos más daño, por favor. Quiero que estemos bien como antaño...
- Está bien -dijeron todos-.
- Bueno yo os dejo, tengo que irme ya. Pero antes sería bueno Isabela que le dieras un toque a Carla para saber si ya llegó, - dijo Fran-.
- Por cierto, eso os iba a preguntar. A qué hora viene llegando por aquí esa chica, pues necesito ir a por mis cosas.
- No Miguel, es que andamos preocupados porque aún no llegó desde que se fue el viernes de viaje. Y es muy raro porque tenía que haber venido ayer en la tarde y si no ella nos hubiese avisado y aún no sabemos nada. Y lo peor es que su móvil no funciona, -dijo Isabela-.
Tras escuchar esto último que dijo su hermana, el corazón le dio un vuelco. Y pasándose las manos por su cabello pregunto:
- ¿Cómo es ella?, ¿qué aspecto tiene?...
- Y qué importa eso ahora hijo? - preguntó su padre-.
- Es guapa, con el pelo y los ojos oscuros.
- Pero vamos a ver Miguel, andamos preocupados y a ti solo te interesa el aspecto de esa chica? Respecto a las mujeres, eres tú el que no cambia eh? - le dijo su hermano riéndose-.
- Isabela, y su cabello, ¿es liso y largo?
- Si, ¿tú la conoces o la has visto?.
- No lo sé, tal vez sea ella...
- Hijo, de que estás hablando?, no entiendo nada. - dijo Mariela-.
Miguel cogió su móvil, se levantó y llamó a Álex.
- Dime -se escuchó al otro lado del teléfono-.
- Oye, pudiste averiguar como se llama ella?
- Ay, amigo... aún sigues pensando en esa chica?. Te conviene descansar...
- Alex maldita sea, dime ¿sabes su nombre?.
- Cuando estuve averiguando, creo que me dijeron Carla.
- Dios no...
- ¿Qué pasa Miguel?. Es que acaso la conocías?.
- Yo no, pero si mi familia. Creo Álex que se trata de la chica que se encarga de cuidar a mi hermana. Qué he hecho?
- No has hecho nada. Ya hemos hablado de eso, además ella está bien. Pero ¿estás seguro que es esa chica?.
- Creo que sí. Podrías decirme su apellido?.
- Si no recuerdo mal, era Vegas. ¿Necesitas que vaya para allá?
- No gracias, ya hablamos.

 

 

Tras dejar la conversación se acercó de nuevo pues estaban esperándoles extrañados. Cogiendo aire, preguntó por el apellido.
Enseguida respondió su hermana...
- Vegas, Miguel. Se llama Carla Vegas...
En ese momento, se quedó parado sin saber cómo decirles para no dañarles demasiado con la noticia.
- A ver, tengo que deciros algo. Ella está bien, pero tenéis que saber que se encuentra en el hospital.
- ¿Qué, cómo es eso Miguel, que se encuentra en el hospital? De ahí tu herida?, ¿qué tienes que ver con ella?. ¿Eres tú el culpable de que ella esté mal? -gritó Fran-.
- Tranquilízate... y dejarme por favor que os cuente.
Y así fue como Miguel les contó todo lo sucedido hasta esa mañana.
- Dime dónde se encuentra, quiero ir a verla,-dijo Fran-.
- Tu no debes  ir a ningún lado por ahora y te pedio por favor que no lo hagas. He dicho que ella está bien. En cuanto me duche y cambie iré para allá a ver cómo sigue y después os cuento. Entiendo que estéis preocupados, peo no es recomendable que tenga muchas visitas, pues puede emocionarse y ha pasado muy poco tiempo, pudiendo empeorar. Ya le digo yo.
Tras decir esto se dirigió a Isabela, pues al escuchar la noticia se puso a llorar y no podía parar. Habló con ella y trató de calmarla.
Por otra parte los padres se quedaron muy preocupados por la salud de la chica. Y a Fran no le quedó más remedio que acatar las órdenes de su hermano, pues aunque le molestaba reconocía que así era mejor. Así que se fue para el trabajo en espera de noticias.
Después de ese momento amargo, Miguel pensó en irse a prepararse para ir de nuevo al hospital. En ese momento sonó el teléfono de la casa y lo cogió él. Era una chica que preguntaba por Carla, diciendo ser su amiga Lidia, pues estaba llamándola al móvil y no sonaba nada. En ese momento Miguel pensó que no era el mejor para contarle todo, así que le dijo que estaba bien pero que al parecer su teléfono no funcionaba. Que ahora no se podía poner pero que anotaría su número y luego le llamaría.
Y así calmó la preocupación de Lidia por su amiga y más tarde le explicaría todo.
Llegó a la casa de la laguna y ahora la sentía más especial aún. Todas aquellas cosas ya tenían dueña. Una mujer con la que no sabía que le estaba sucediendo pero que no le era indiferente para nada. Tocó alguna de sus cosas y un poco mosqueado por su actitud, dejó de hacerlo y se fue hacia la ducha.
Cogió uno de los coches de la familia y se dirigió al hospital. Cuando iba llegando, se quedó sorprendido con lo que estaba viendo al salir un vehículo de la zona de aparcamientos. Extrañado se giró, y con cierta inquietud y desasosiego, se preguntó que haría aquel tipo por allí. Hacía tiempo que no lo veía... y se lo tenía que encontrar justo ahora.
Lo dejó de ver y trató de no pensar más en ello. Fue hacia la habitación y no había nadie. Preguntó a las enfermeras y le dijeron que aún seguían con las pruebas pero no tardaría mucho.
Se quedó allí con la esperanza de que todo estuviera saliendo bien. Allá estaba de nuevo, ese hombre fuerte, pero desesperado y preocupado por aquella situación.
Estaba haciendo tiempo y agobiado de esperar salió al pasillo. Luego fue hasta la sala de espera y tras mirar un rato por las ventanas, decidió volver a la habitación. Cuando entró ella ya estaba allí y le miró sonriéndole. Algo dentro de él recobraba vida y se acercó con una sonrisa. Se saludaron y se miraron. Miguel le cogió su mano y ambas se apretaron fuertes, sintiendo cada uno la alegría proporcionada por el otro.

 

Continuará...
Gracias. Un abrazo. Atardecer.

 

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EN LA LAGUNA... ( CAP 4 )

 

- Atardecer, empezamos en 10 minutos.
- Está bien...
- Hoy quiero verte más relajada, ok?
- Si, el otro día...
- Eso ya pasó, quiero que te centres en la grabación de hoy, si?. Irá bien.
- Si, director.
En la laguna... 1,2,3, grabando!

 

 

 

Tras soltar sus manos, él le preguntó qué tal había ido todo. Y ella más animada le estuvo contando lo que le había dicho el doctor. Iba mejorando y en unos días de seguir todo bien se podría ir del hospital.
- Qué buenas noticias. Me alegro mucho.
- Si, tengo ganas de salir de aquí y hacer vida normal de nuevo. Además hay gente que depende de mí y...
- Y ellos entenderán. No te preocupes todo está controlado. Ahora simplemente tienes que estar tranquila para que tu recuperación sea lo más pronta posible.
Y diciendo esto llegaron unas enfermeras. Miguel salió de la habitación. Quiso aprovechar este momento para hablar con el doctor. Preguntó a una enfermera dónde podía encontrarlo. Y tras indicarle, Miguel se interesó por si alguien había preguntado por la paciente o había recibido visitas. Ésta le indicó que en la mañana había venido un conocido preguntando por ella y que volvería, ya que al no encontrarse en la habitación no pudo verla.
Se dirigió al despacho del doctor y esté le dijo lo que ya le había contado Carla. Que estaba mejorando bastante bien y que de seguir así, le darían el alta pronto, aunque una vez fuera debería permanecer unos días más en reposo y con el uso de collarín.
- También, le informo que han preguntado por ella creo que un amigo suyo. Así que puede estar usted tranquilo también respecto a eso. Ya imagino que irá recibiendo visitas. -dijo el médico-.
- Si, ya me dijeron. Muchas gracias por todo. Me alegra que todo vaya solucionándose. -contestó Miguel-.
- Gracias a usted por su interés y dedicación respecto a este caso.
Salió de allí contento por las buena noticia sobre la mejoría y también porque ya Carla podría ver a gente conocida. También se acordó de la amiga que había preguntado por ella. Así que pensó en llamarla, pero lo haría desde el teléfono público del hospital.
- Si dígame.
- Si, hola. Eres Lidia...?.
- Si con quién hablo, por favor...
- Si estuve conversando esta mañana contigo sobre Carla, su amiga. Si, le cuento mira ella...
Y así Miguel le dijo, que estaba bien. Le contó para no preocuparla que había sufrido un pequeño accidente y que permanecía en el hospital. Le indicó exactamente dónde y aquella tras agradecerle le dijo que iría a verla inmediatamente.
Acto seguido Miguel pensó en hablar con Alex. Lo llamó y le dijo que por favor se pasara por el hospital. Quería que conociera a Carla pues el tenía que seguir encargándose de todo lo que a partir de ahora surgiera respecto a todo lo sucedido con el accidente.
Había decidido, que ya no tenía caso de seguir más con todo aquello. Esa chica tenía su vida y su gente. Y el ya no tenía que hacer más nada allí. Además Carla se encontraba mucho mejor. Por otro lado como ya había pensado, el tenía que marcharse pues ya había visto a su familia y tras lo sucedido en su casa era mejor irse de nuevo al menos por un tiempo.
También avisó a su casa de que ella se encontraba mejor, diciendo que por favor no le dijeran que él, era el que también se había visto implicado en el accidente. No tenía caso, más que nada lo hacía por Isabela. No quería que se preocupara o que pensara que Carla la iba a tratar diferente por ser él su hermano. Por ahora era mejor así. Avisó por supuesto también a Fran, pues conociéndolo seguro decía algo. Este lo entendió y prometió no contarle nada.
Volvió a la habitación y se quedó mirándola desde la puerta. Allí estaba, con cara cansada pero algo más animada. Miraba hacía la ventana y pudo percatarse de que su nariz ya se veía menos hinchada así como recuperando su color. La herida de la frente se la habían vuelto a curar y esta vez sólo le habían cubierto la herida con una pequeña venda. Que bonita se veía, así distraída y más relajada.
Entró y ella se giró al percatarse de su presencia.
- Hola, ya estoy aquí. Qué tal...? Yo te veo muy bien.
- Gracias. Bueno si, tal vez porque me he peinado un poco?. -Ambos rieron-.
- No sólo por eso. Te veo más tranquila.
- Si, estoy mejor. También me he estado aseando un poco y me han estado curando la herida. Dicen que tengo mejor la nariz...y ver que voy mejorando me hace sentir bien.
- Claro que si, y me alegro. Sabes, he estado hablando con el médico, y bueno así es, si todo va bien en unos días te irás de aquí. Además me han informado que un conocido tuyo ya ha estado preguntando por ti y volverá. También ya lo sabe una amiga, Lidia si no me equivoco. Viene para acá.
- Ay, si mi amiga. Pobre mía, con lo atareada que debe estar. Me he acordado de ella, pero no dije que le avisaran para no molestarla. Seguro me ha estado llamando al móvil... Acabábamos de estar juntas un rato antes del accidente. Habíamos estado de viaje con unos amigos.
- Ya veo que te preocupas más por los demás que por ti... Ya pasará a verte y seguro que te trae algo de ropa y demás cosas que necesites para estar más cómoda.
- Si, conociéndola no sólo me traerá el neceser y ropa interior...jaja. Es un encanto, además muy divertida. Ya verás cuando la conozcas como te lo parece...
Ambos rieron, estaban bien charlando. Pero de pronto Miguel decidió que era mejor irse cuanto antes.
- Bueno, pues ya es hora de marcharme.
- Si, imagino que tienes que hacer cosas. Aunque ya me he acostumbrado a tu presencia, de hecho parece que nos conocemos hace tiempo, no te sucede lo mismo?.
- Tal vez... Pero la realidad es otra. Por circunstancias nos conocimos en un desagradable momento y no hace mucho de ello. En nada viene tu gente y yo tengo que seguir hacía donde iba...
- Si claro, es lógico. De hecho ya has debido de perder bastante tiempo en estar aquí conmigo...
- No es así, no lo he perdido, al contrario... sólo que todo tiene que volver a la normalidad. Ya he hablado con mi abogado y vendrá por aquí. El te pondrá al día de todo lo relacionado con lo sucedido. Cualquier pregunta que tengas o cosa que necesites no dudes en decirle, pues hará todo lo posible para que se lleve a cabo. Igualmente, si hay alguna persona con la que se tenga que poner en contacto para llevar este tema, sólo tienes que indicarle. Por lo demás no tienes que preocuparte. En tu trabajo también avisaron, así que también sabrás de ellos.
- Bueno, ya veo que lo tienes todo bien organizado y preparado. No te preocupes, todo irá bien. Y si no, pues ya está tu abogado para sacarme de cualquier apuro... -dijo bromeando-, pero su cara ahora se veía más seria, simplemente reflejaba lo que sentía su interior.
- Si, irá bien. Además por como fue el accidente no creo que haya problemas. Se resolverá de forma sencilla. Y bueno, aunque siento la forma en que surgió, me alegro de haberte conocido. Estate tranquila... y todo irá bien. -dijo Miguel, sacando fuerzas pues no le estaba resultando nada fácil aquel momento.
Cogió la mano de ella una vez más... y continuó.
- Cuídate mucho si?. - y le besó la misma sin dejar de mirarla-.
- Igualmente te digo. -le dijo ella con los ojos húmedos, de lo cual él se percató-.
Y de está forma Miguel salió de aquella habitación con el puño apretado, en parte por la rabia que sentía y también para que el roce de ella permaneciera allí.
Cuando iba por el pasillo, se cruzó con una chica. No se percató bien de ella, aunque ésta si de él. De hecho incluso se giró para continuar mirándolo hasta que entró en el ascensor.
Llegó a la habitación y Lidia se fue directamente a su amiga. Le preguntó por su estado y por mil cosas más referente a lo sucedido. La mimó... pero aún así seguía notando a Carla rara.
- Oye amiga, pero si me dices que todo está mejor, por que esa carita eh?. Ya sabes, no debemos flaquear. Siempre fuertes, no te olvides. Todo irá bien.
- Si ya lo sé. Ay, disculpa Lidia mi sensiblería...
- Por cierto, yo también quiero ponerme enferma, para que me atienda doctores así eh?. Chica, lo vi salir de la habitación y al cruzarme con él en el pasillo, tuve que voltear...je. Que bien le queda esa camisa blanca y los vaqueros...ay, que interesante y guapo que es. No te quejarás de doctorcito, no?.
- De qué hablas Lidia?. Tu como siempre loca... Estás equivocada, ese no es el médico.
- Cuéntame, quién es entonces...
Y Carla, sin animo tuvo que sonreír, pero con su amiga era imposible no hacerlo. Y ahí estuvo explicándole todo y tambi
Publicado por atardecer
Publicado el 23/12/2013 17:10 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11944
Y Carla, sin animo tuvo que sonreír, pero con su amiga era imposible no hacerlo. Y ahí estuvo explicándole todo y también quien era él.
- Ay, amiga... Ahora entiendo tu carita. Pero se puede saber por qué no lo has retenido?. Si lo hubiera sabido...ay, otro gallo cantaría. Y no hay forma de contactar con él?. Igual si salgo corriendo, aún esté abajo.  Ah, bueno no hay problema... está su abogado...no?
- Lidia por favor, por que tienes que bromear con todo?. Déjate de tonterías, si?. Te he contado como me he sentido por un momento y ya. No tiene más importancia, vale.
- Está bien Carla, disculpa. Pero tu carita no me dice lo mismo...jaja. Disculpa, sabes que me gusta bromear.
Y mientras Miguel, se montaba en su coche, cabizbajo. Justo cuando iba a salir, se acercó Alex. Se bajó y estuvo hablando con él. Le comentó que tenía pensado irse, por lo menos por un tiempo. Su amigo se encargaría de todo.
- Está bien Miguel. Solo espero que vayas a algún lado donde puedas disfrutar de este mes que tienes de vacaciones. Necesitas descansar y desconectar. Sino volverás estresado al trabajo y sabes que eso no es bueno.
- Si lo se. Oye tenía pensado hablar con Roberto por si el sabía de ese conocido que al parecer se ha interesado por Carla, pero ya da igual. Imagino que se habrá encargado de todo lo relacionado con la familia de ella.
- No te preocupes, ya hablé yo con él y aunque venía de viaje, me dijo que llamaría a sus compañeros y preguntaría por el caso. Más tarde me llamó y me dijo lo que ya sabíamos, que un conocido de ella se encargó de todo y no tienes que preocuparte por nada más.
- Gracias amigo por todo. Estamos en contacto y nos vemos, si?. Por cierto, sabes, esta mañana cuando llegaba vi a alguien de lejos que me hizo recordar el pasado. Era Salvador Mejía, y no pude evitar pensar en Esteban y en su muerte.
- Miguel, sabías que en algún momento tenías que encontrártelo. No lo has visto en todo este tiempo, pero eso no quiere decir que no lo volvieras a ver. Debes olvidarte de todo aquello. Eso ya pasó hace tiempo amigo y no se pudo hacer nada. Tienes que aceptarlo de una vez.
- Tienes razón Álex. Bueno, pasaré por mi casa, recogeré mis cosas y en cuanto hable con mi familia me marcharé.
Y dándose un abrazo, ambos siguieron su camino. Alex, se quedó parado viendo como se iba Miguel deseándole que le fuera bien porque necesitaba desconectar y relajarse. Que ironía de la vida... pensó, al recordar eso último que le habló Miguel y lo que le dijo Roberto, el cual era amigo de ambos y policía, el mismo que había averiguado a través de sus compañeros por el accidente, habiéndole informado a Álex sobre quién era el tipo que conocía a Carla.
El conocido de ella, era nada más y nada menos que Salvador, Jefe de Policía... y al que aún Miguel culpaba por la muerte de su amigo y compañero Esteban.
Es por eso que prefirió no decirle nada a Miguel por ahora para no preocuparle más, aunque tarde o temprano igual llegaba a saberlo. Y con todo esto en la mente, se dirigió a la entrada del hospital para ir a hablar con ella.
Llegó a la habitación y se presentó. Tras saber quien era Carla y hablar un poco con la misma, pudo entender algo más a su cliente y amigo. Era una linda mujer. Tampoco pasó desapercibida para él su amiga Lidia, aunque ésta más bien por su divertido descaro.
Y mientras Miguel, recogía sus cosas en la casa de la laguna. Por un momento se le vinieron todas las imágenes desde aquella tarde y parecía que había pasado mucho más tiempo...
Salió cuanto antes de allí. Todo aquello pasaría. Fue a saludar a su gente. Habló con Isabela, dándole ánimos y diciendo que pronto volvería todo a la normalidad. Le recomendó que siguiera haciendo los ejercicios con ayuda de su padre hasta que llegara Carla. Y que tenía que seguir avanzando sin tener miedo pues llegaría el día que podría caminar sin ayuda de nada ni de nadie.
Se despidió de todos, también de Fran que acababa de llegar. Les volvió a pedir que no dijeran nada a Carla por el momento sobre él y que en otro momento regresaría a verlos.
Y así fueron pasando los días. Todo fue volviendo a la normalidad. Carla había regresado al trabajo, les contó sobre su accidente. Tras días de reposo, comenzó poco a poco con Isabela, a la cual le preguntó por la visita de su hermano mayor y esta le dijo que bien pero que prefirió marcharse rápido porque volvió a haber problemas con su hermano Fran.
Y así fue calmándose las cosas, pero cuando Carla regresaba a la casa de la laguna tras su jornada de trabajo, no podía evitar pensar en todo lo sucedido aquella tarde y en él, ese hombre que hacía que su interior se estremeciera sin entender bien por qué y del que ni siquiera sabía su nombre...
Entre tanto Miguel había decidido irse a una casa a la montaña. Allí podría reflexionar tranquilo a la vez que disfrutaba de un bonito paisaje y de la practica de diversos deportes. Igual nadaba que montaba en avioneta... o cabalgaba a lomos de un caballo, pero al final del día... no podía evitar pensar en ella.
Fue una noche mientras preparaba algo para cenar, que lo llamó Alex. El juicio era dentro de 3 días. Sería algo rápido...pues existía evidencia sobre la culpabilidad, pero tenía que volver. Y aunque era algo que no le agradaba hacer... no podía dejar de sentir cierta alegría por la posibilidad de volver a encontrarse con ella.
Continuará...
Un abrazo. Atardecer.
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EN LA LAGUNA... ( CAP 5 )

 

- Hola director.
- Hola...
- Veo tu cara y diría que estás serio. Siento lo que pasó pero no fue mi culpa, hice todo lo posible para que saliera bien.
- Atardecer, prefiero no hablar de eso ahora, si?. Volveremos a grabar... Solo te pido que esta vez estés más atenta, ok?
- Si, pero no entiendo tu actitud, pues tampoco es fácil para mí...
- Atardecer, vuelve aquí. Está bien... es cierto, discúlpame. Lo siento... Comenzamos en 10 minutos...

 

En la laguna... 1,2,3,... grabando!

 

 

 

Durante esos días Miguel estuvo en contacto a través del teléfono con Alex. Viajó y llegó justo para el juicio. Éste se resolvió resultando como único culpable del accidente el individuo que se dio a la fuga, el cual pagaría por ello. Le hubiera dicho un par de cosas, pero prefirió hacer caso a su abogado.
Fue a la salida cuando realmente pudo saludar a Carla. Durante el tiempo que duró el proceso judicial, ambos habían cruzado sus miradas entre declaraciones y recuerdos que producían dolor, aunque algo de alegría por volverse a ver también.
Miguel se acercó. Ella estaba hablando por teléfono y al terminar...él se acercó y le dio un beso en la mejilla.
- Qué tal te encuentras? - le pregunto-.
- Bien. Del golpe ya estoy recuperada. Y bueno, de lo surgido hoy en esa sala, espero olvidarme pronto pues no ha sido agradable. Pero ya terminó todo esto... ¿Y tu que tal estás?.
- También estoy bien...
Y diciéndole esto, le comentó de ir a comer juntos y charlar ya que necesitaba aclararle alguna que otra cosa. Carla se disculpó con él pues ya tenía planes y había quedado. Pero le dijo que en la tarde a partir de las 20.00 h ya estaba libre que si quería podrían verse. De hecho le facilitó su número de móvil. Y se fue pues tenía prisa.
Alex se acercó.
- Qué tal amigo?...
- Bien..., bueno la verdad que me hubiese gustado poder aclararle a Carla antes que nada. Le he invitado ha comer para hablar, pero ya ha quedado. Le hubiese dicho, pero no quería hacerlo de forma precipitada pues tenía prisa y se ha marchado. ¿Te apetece comer algo?.
- Está bien, más que nada porque ya no aceptarías otra negativa, no?...jaja.
- Así que esas tenemos, eh?. - Ambos rieron-. Gracias amigo, vayamos a pasar un rato agradable. Recordemos esos gratos momentos que hemos pasados. Sabes, tengo ganas de que la alegría vuelva y que esos malditos recuerdos dejen de rondar por mi cabeza. No ha sido agradable todo lo sucedido en este ultimo tiempo.
- Tienes que hacerlo Miguel, tratar de olvidarte de todo lo que te hace daño... por ti y por los que te queremos.
Cuando terminaron, Miguel se fue a casa de sus padres. Le faltaba apenas una semana para que sus vacaciones terminaran y había pensado en pasarla con su familia. Intentar disfrutar con ellos, a ser posible sin contratiempos ni disgustos.
Iba por el camino que lleva hasta la casa principal y se sorprendió al ver a Carla por allí, cerca de la entrada. La pensaba en otro sitio, pero al parecer había quedado a comer con su gente... Estaba con su hermana y vio como Fran se despedía de ellas a la vez que bromeaba con Carla agarrándola por los hombros.
Continuó y cuando llegó a la altura de donde estaban ellas, se paró. Ambas estaban atareadas con sus ejercicios. Isabela al ver el coche gritó entusiasmada:
- Miguel, has vuelto...
Éste se bajó del coche y se acercó a las dos. Carla se giró pues estaba de espalda... Ahora, era ella la sorprendida... Ambos se quedaron mirando fijamente durante unos segundos... siendo interrumpidos por la voz de Isabela.
- Carla, el es Miguel, mi hermano mayor del que te hablé.
- Hola Miguel, pues así es como te llamas, no?
Miguel la saludó y se fue hacia su hermana con que tras besar y abrazar, empezó a bromear hasta hacerla reír a carcajadas. Mientras Carla, observaba todo aquello y aunque se sentía algo molesta por no haber le dicho antes, no podía dejar de disfrutar de aquellos lindos momentos entre los dos hermanos.
Miguel se dirigió a Carla y le preguntó si le permitía acompañarlas en los ejercicios. Su hermana se puso muy contenta y ella accedió. Durante esos momentos ambos intercambiaron miradas y algún que otro roce de manos al ayudar a Isabela con sus ejercicios. Estaba siendo muy gratificante para la chica pues se notaba contenta, pero Carla necesitaba irse de allí así que aprovechó para decirle a Isabela que por ese día su clase había terminado y que podía disfrutar del resto de tiempo con su hermano.
Miguel entendía el comportamiento de ella y el por qué de su actitud, así que no le dijo nada ni trató de retenerla. Aprovechó ese tiempo a solas con Isabela para hablar de todo lo sucedido desde aquel accidente, para saber como se encontraba de ánimos y también con su terapia. Para disculparse con ella por haberse alejado, aunque ambos sabía que tuvo que ser así.
Llegaron a la casa. Miguel estuvo saludando a sus padres y charlado un tiempo también con ellos. Dejó su equipaje, pues ahora se quedaría allí y ocuparía una de las habitaciones. Colocó sus cosas y se dio una ducha. Mientras se vestía miraba el reloj y vio que faltaba nada para las 20.00 h. Tenía que ir a hablar con Carla, necesitaba hacerlo.

 

 

Caminó hasta la casita. El sol ya estaba bajando y en algunas zonas la sombra ya se había instalado. Parado frente a la misma se giró y observó aquellos arboles que al pie de la laguna ondeaban como tantas otras veces, iluminados por los últimos dorados rayos de sol que la tarde les regalaba.
Se acercó hasta la puerta y llamó. Pasado un tiempo sin obtener respuesta, decidió marcharse. Iba yéndose cuando escuchó que la puerta se abría. Se volvió... y allí estaba de nuevo a solas con ella.
La veía aún mas bonita. Llevaba el perlo suelto, cuyos mechones descansaban en su pecho. Los cuales se insinuaban sin dejarse ver, a través del tejido de la suave camisola que llevaba puesta. Cómo hacía aquella mujer que se estremeciera su cuerpo sin apenas conocerla, tanto que sentía unas ganas inmensas de hacerla suya. Trató de despejar esos pensamientos...
- Pensé que no me abrirías... y lo hubiera entendido.
- Disculpa, solo que estaba terminando de...
- No, soy yo el que te debe una disculpa. Debí aclararte antes quien era yo... Lo hice más que nada por Isabela... para que no se sintiera....
- Pensabas que mi relación con ella cambiaría al saber quien eras tú...?, si es así pensaste mal.
- Bueno, también en cierta forma era por ti, para que no te influyera más aún todo lo...
- Y por ti ¿no?...
- Bueno, igual sí, tal vez preferí hacerlo así para evitar dejarme llevar por lo que estaba pasando.
Y acercándose a ella, le acarició la mejilla.
- Solo espero que puedas entender mi actitud... No te molesto más.
Iba bajando la pequeña escalera del porche cuando escuchó como ella le invitaba a pasar a la casa y le ofrecía algo de tomar. Entraron y ambos, charlaron durante un buen rato sentados en el sofá, uno en frente del otro. Miguel se interesó por como fue la recuperación de ella y como se sintió durante la misma. También le comentó sobre la charla que tuvo con Isabela momentos antes y a la vez le preguntó por su terapia y por su mejoría. Le dijo que podría ir más avanzada si Isabela a veces no tuviera miedo y fuera tan reacia en algunos momentos a ciertos cambios y experiencias. Pero anímicamente se había encontrado muy mal.
También Carla le preguntó qué fue realmente lo que sucedió aquel día en el accidente de su hermana. En ese momento Miguel se levantó y se fue hacia la ventana. Ella notó que estaba afectado. Se dirigió hacia él y le tocó el hombro. Se volteó y al encontrarla detrás suyo no pudo evitar acercarse y ambos se abrazaron. Tras esta agradable sensación, Miguel continuó en la ventana y comenzó a contarle...
Isabela siempre compartió su atracción por las motos y desde pequeña tuvo la idea de que cuando fuera mayor se compraría una moto. Al cumplir los 18 se sacaría el permiso. Miguel una vez que ella fue mayor le montaba a veces y le estuvo enseñando a conducirla, con precaución... pero eso sí con la negativa siempre de su madre.
Todo había ido siempre bien, hasta que un día el chico con el que estaba Isabela le regaló una moto de poca cilindrada, para cuando fuera su cumpleaños. Pero decidieron probarla antes sin estar presente Miguel y sin consentimiento de nadie más. La llevaba ella y con la mala suerte que tuvieron un accidente. El chico estuvo grave durante un tiempo pero se recuperó. En cambio a Isabela, se les quedó paralizadas sus piernas, aunque como se podía comprobar no fue algo permanente sino que con todo ese esfuerzo que habían hecho tenían la esperanza que algún día caminara de nuevo por sí misma.
Aquello fue un duro golpe, del que Mariela culpó gravemente a Miguel, hasta tal punto que tuvo que marcharse por el bien de Isabela y el de todos. Su madre entró al igual que Isabela en una gran depresión, a la vez que perjudicó bastante con su actitud a su hija. Y de eso era conocedora Carla. La cual explicó a Miguel todo lo sucedido con ellas durante su ausencia.
Él le agradeció sinceramente por todo lo que había aportado a su hermana y a su familia en general. Aprovechó ese momento para preguntarle sobre Fran.
- Qué tal con mi hermano?.
- Bien, bueno como sabes necesita asentar un poco los pies en la tierra, pero es buen chico. Yo he conseguido congeniar con él y tenemos un trato agradable. La verdad que le he cogido cariño... pues es alguien que noté que necesitaba protección aunque el no lo quiera reconocer.
- Sientes algo por él?...
- Ya te he dicho que le tengo...
- Quiero decir como mujer... -Carla no esperaba esa pregunta, incluso se sorprendió.
- Claro que no Miguel, que te hace pensar eso?
- Simplemente quería saberlo... nada más era una pregunta. No se por qué te sorprende tanto...
Y diciéndole esto pudo comprobar que era tarde ya. Decidió marcharse pues de otra forma no respondía de sus actos... Ella estuvo a punto de decirle que se quedara a cenar, pero pensándolo bien tal vez no era buena idea...
Así que se despidieron. Miguel le sonrió diciéndole:
- Me alegra que estés recuperada del todo. Te veo muy bien... eres muy bonita, lo sabes no?
Y Carla, tan solo pudo decir un gracias. No podía evitar sentirse embriagada por aquel hombre, guapo y a la vez con ese atractivo especial que poseía. No olvidaba ese momento, en el que miró por la ventana y lo vio venir hacia la casa, con esos pasos firmes y seguros. Igual que había podido observar lo bien que le quedaban aquellos vaqueros y esa camiseta negra al igual que la cazadora del mismo color.
- Que descanses. -le dijo él-. Y bromeando continuó... que disfrutes de mi acogedora cama...jaja.
- Ah...,así que eres tú el dueño de...
- Si, así es... pero no te preocupes, yo encantado de que ahora seas tú la que la ocupes, - le dijo mirándola fijamente y rozando con los dedos su mejilla.
Y así, con esa sensación dejaba a Carla en aquel porche, con ese toque pícaro...con el cual, bien sabía Miguel que no la había dejado indiferente...
Continuará...
Un abrazo. Atardecer.

 

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EN LA LAGUNA... ( CAP 6 )

 

- Atardecer!
- Si, estoy aquí...
- Ah, no te veía... y empezamos en 10 minutos. ¿Todo bien?
- Bueno, creo que sí...
- Saldrá bien. No te preocupes... Ahí estaré, si?
- Lo se...

 

En la laguna... 1,2,3,... grabando!

 

 

 

Carla lo vio alejarse por el camino acompañado simplemente por la claridad de la luna. Entró a la casa sintiendo una agradable sensación al saber que estaba entre sus objetos. Observó algunos de ellos como lo había hecho otras veces pero ahora sabiendo a quién pertenecían. Se acostó y recordó sus palabras... esa era su cama. Sonriendo apagó la luz y durante un tiempo fue imposible dejar de pensar en él, hasta que pudo conciliar el sueño.
Mientras, durante ese corto trayecto, Miguel tuvo muchos pensamientos encontrados. Cómo le hubiera gustado quedarse, pero a la vez no debía. En unos días se marcharía, no quería dañarla y tampoco complicarse. Tenía que olvidarse de todo eso. Había sido la situación y la necesidad de protegerla por todo lo sucedido en esos últimos días lo que justificaba su comportamiento. Se sentía atraído, solo era eso... o al menos es lo que quería pensar.
Al día siguiente, en la casa principal desayunaban toda la familia al completo. Charlaron y bromearon haciendo de ese tiempo un momento agradable. Miguel lo echaba de menos... Estaban terminando cuando se presentó Carla. Dio los buenos días y fue inevitable que sus miradas se cruzasen. Inmediatamente Miguel se levantó ofreciéndole un lugar en la mesa y algo para tomar. Ella agradeció el gesto, pero le dijo que ya había desayunado, algo que los demás sabían pues así acostumbraba a hacerlo, pero el no...
Una vez terminó Isabela, ambas se fueron. Miguel aprovechó para conocer la opinión de los demás sobre el avance de su hermana. Todos coincidieron en el gran apoyo que había sido Carla, no solo para la chica sino para el ánimo de toda la familia, pues Isabela en muchos momentos se negaba a avanzar para recuperarse.
Sus padres salían para la ciudad y se quedó a solas con Fran, el cual ya se levantaba para irse.
- ¿Qué tal te va?, ¿Sigues en el despacho llevando los proyectos de arquitectura o ya cambiaste de negocio?.
- Ahí sigo, aunque me han surgido otras propuestas... pero nada interesante.
- Fran, ahí te ha ido bien. Has ganado dinero, hasta que por tu mala cabeza lo echaste todo a perder... Por cierto, lo último que me consta es que no has vuelto a tener contacto con esa gentuza, espero que siga siendo así. Por que ya te lo he dicho, no voy a estar siempre ahí para sacarte...
- Ya lo entendí, no hace falta que me lo repitas. No te molestaré más...
- No se trata de eso Fran, maldita sea. Aun no te das cuenta en el lio que estabas. Esa gente es muy peligrosa y todo por andar con quién no debes. Además con el dinero que mamá te daba pues el tuyo ya lo habías fundido. No eres un niño y tienes que responsabilizarte de tus actos. Y con ellos debes procurar no perjudicar a los demás, entiendes? Eran traficantes, Fran. Si no me hubiesen echado una mano pasas una temporada en la cárcel. Se que lo desconocías... pero el hecho de que te identifiquen con gente así es lo único que necesitas para que te fichen, aunque no seas culpable de nada. Por suerte pudimos pillar a los mandos fuertes, ahora lo pagarán y por mucho tiempo.
- Lo siento, y créeme que mi error lo estoy pagando con creces. No hay ni un solo día que no me machaque y me sienta culpable, por lo que pudo haber pasado pues me amenazaron de nos darle el dinero con meterse con nuestra familia. Se que mi tonteo con las drogas fue mucho más allá de lo que pensé... pero fue una etapa nada fácil para mi.
- Hermano, no se trata de machacarte más. Solo que tienes que pensar un poco menos alocadamente. No todo da igual. Me tienes a mí, a todos nosotros para hablar las cosas y de aquello que te preocupe.
- Todo lo ves tan fácil verdad hermanito. Por cierto, como hiciste para decirle a Carla quien eras?
- Bueno, quise hacerlo, pero no tuve oportunidad. Lo supo cuando llegué ayer aquí.
- Aja, así que lo tuviste bien fácil... Claro, se me olvidaba que eras el que nada le sale mal.
- Te das cuenta Fran, estábamos tan bien... y ya estas hablando cosas sin sentido. Sabes que no es así. Sólo que te es más fácil culparme a mí de lo que te pasa, para justificarte por tus actos.
- ¿Qué pretendes con ella?...
- Por que lo preguntas?
- Porque vi como la mirabas y la forma de compórtate.
- Suelo ser amable con las mujeres.
- Miguel, sabes de lo que te hablo, vi la forma en que lo hacías...
- Y si algo pretendiera, te afecta...?
- Te aviso Miguel, ella no es una más... Déjala tranquila. O es que quieres convertirla en un capricho más?
- Te recuerdo Fran, que el de los caprichos nunca fui yo... sino tú. Te interesa ella?... Y te pido que seas sincero.
- Vaya, por tu cara me da que igual te interesa más de lo que pensaba.
- Deja de decir tonterías y contéstame de una vez.
- Está bien, si, me interesa y mucho. Solo que yo a ella no, bueno, no de la misma forma. Carla lo sabe y desde el principio me dejó las cosas claras... pero eso no quiere decir que yo te permita que te la lleves a la cama sin más, pues no voy a dejar que le hagas daño... A ella no, Miguel.
- Fran, no creo que necesite de tu permiso para hacer lo que crea que tengo que hacer, si?.
- Está bien, sólo quería que supieras... Nos vemos.
Y ahí se quedó sólo, pensativo... su hermano seguía a la defensiva con él y ahora también por Carla...
Organizó un poco la cocina, fue al baño y después salió de la casa. Se puso a caminar, pensó en ir a la laguna y ver ese paisaje que tanto le gustaba. Pero vio que Isabela y Carla estaban en unas de las pistas. Su hermana estaba de pie sujeta a Carla e intentaba dar unos pasos. Fue acercándose y las observaba. Estaban contentas y se las veía tan compenetradas... Pero de pronto Miguel vio como su hermana caía al suelo, trató de ser prudente y esperó... pero tuvo que intervenir pues Carla trataba de ayudarla, pero Isabela lloraba y le gritaba negándose a levantarse.
Así que salió corriendo hasta la pista de tenis. Cuando llegó, trató de calmar a Isabela abrazándola. Buscó la mirada de Carla y se percató de las lágrimas que corrían por su rostro. Sabía que se alegraba de que estuviera en ese momento allí, se le veía asustada también a ella pues su hermana estaba muy nerviosa y alterada.
- Isabela, ya. No pasa nada, tienes que tener paciencia. Pero esto irá a mejor, sólo que ahora todavía es pronto.
- Nooooo Miguel, esto no mejorará. Carla y yo llevamos mucho tiempo para que así sea y sigo igual.
- No es cierto, estás mucho mejor. Puedo entenderte pero no es justo tu comportamiento infantil si?. No puedes pensar solo en ti, que hay con Carla eh?. Todo el esfuerzo que está haciendo contigo para que a la primera te vengas abajo. Tienes que ser fuerte, guapa. Sabes que vais a conseguirlo, vas a caminar muy pronto. Pero no puedes abandonar ahora.
- Lo siento Carla, perdóname. Miguel tiene razón... pero sabes que me está costando aceptar todo esto. No puedo tener una vida normal...
- Puedes hacer más cosas de las que piensas si quisieras, y seguro que ella te lo ha propuesto más de una vez...-le dijo Miguel-.
Miguel la cogió sentándola en la silla de ruedas. Seguido miró a Carla y le cogió su mano apretándola junto a la suya. Carla agradecía ese gesto pues esa presión compartida era más llevadera...
Acto seguido les propuso pasar unas horas en la playa. Hacía una temperatura ideal para pasear por la arena. El sol era suave y la brisa era agradable. A ellas les pareció bien. Así que una vez estuvieron preparados y habiendo avisado de que estarían un tiempo fuera, se marcharon.
Fue un viaje estupendo para los tres. Al llegar, Miguel llevó en brazos a su hermana hasta la playa. Disfrutaron del sol, del mar... de la brisa. Rieron, bromearon... charlaron y compartieron momentos gratos. Todos se relajaron, a la vez que Isabela se animaba al volver a caminar con ayuda de ellos por la orilla. Como el día no estaba muy caluroso decidieron quedarse a comer, aunque en un principio Isabela se negó, pues como en otras ocasiones le daba vergüenza que la vieran en su estado. Pero tanto su hermano como Carla lograron convencerla. Lo pasaron genial...
Llegaron a la casa. Como había sido un día intenso Miguel vio conveniente que por hoy la jornada debía terminar. Atendió a su hermana, la cual se puso a contarle a su madre mientras le preparaba todo para que se diera un baño. Después Carla se despidió, agradeciéndole a Miguel por todo, pero era él el que le daba las gracias.
Carla aprovechó y tras darse una ducha iría a ver a su amiga Lidia. Aunque ya le comentó algo por teléfono sobre el resultado del juicio quería hacerlo personalmente. Y así de paso podrían quedar para cenar. Antes se pasaría a saludar a Salvador pues tenía varias llamadas perdidas y no vio el momento oportuno para contestar.
Mientras tanto Miguel pensó en hacer algo de ejercicio, así que decidió salir a correr. Tras un buen tiempo haciéndolo, decidió ir a la laguna. Se sentó apoyado en el tronco de un árbol y allí se puso a contemplar ese bello paisaje como otras tantas veces lo había hecho. Desvió su mirada hacia la casita... ahora la veía aún más especial. Saber que ahora era habitada por ella... Se levantó y cuando se iba, le provocaba tocar a la puerta... pero lo pensó mejor y continuó andando. Pero en ese momento escuchó que se abría y se giró. Vio como bajaba hacia el coche a la vez que le saludaba. El hizo lo mismo y se acercó a ella. Se veía guapísima. Aquella camisa blanca y esos vaqueros le quedaban estupendos. A medida que se acercaba, menos se fiaba de él mismo.
Ella estaba abriendo la puerta del coche, a la vez que no podía desviar la mirada de él. Que atractivo se veía así, con el rostro sudado y ese pelo revuelto y humedecido...
- Hola, veo que te marchas y que has aprovechado para ponerte aún más bonita. En cambio yo como ves, necesito una buena ducha. - dijo él, quitándose el sudor de la cara con la muñequera-.
- Pero cuando te la des vas a quedar relajado y mucho mejor que yo, seguro. Que ando de nuevo con prisas...
Miguel se había acercado bastante a ella y observaba mucho mejor su sencilla belleza. Algo dentro suyo volvía a acelerarse, además esos rayos de sol que se iban apagando dejando un leve dorado, hacía más bello aquel momento.
Carla empezó a sentir que esa mirada le atravesaba por dentro y notaba como su cuerpo comenzaba a inquietarse. Cuánto le provocaba aquel hombre con solo mirarla... Así que rápidamente, reaccionó.
- Bueno, tengo que dejarte. Aprovecho para agradecerte de nuevo por el día tan lindo que nos hiciste pasar y sobre todo por tu apoyo en ese momento en el que me vine abajo, pero es que...
- Shhh, gracias a ti por todo tu esfuerzo. Pero tal vez, estás cargando con demasiada presión tu sola... Creo que estás haciendo más de lo que te corresponde... No te debe estar resultando fácil, no sabía que Isabela podía ser tan reacia a continuar...
- No, no... para nada. Hago lo que tengo que hacer, sólo que a veces es más complicado. Me duele ver que Isabela se niega tanto a veces a avanzar... me pongo en su lugar y la entiendo, pero...
- Y a mí me dolió verte hoy así, agotada... desesperada. Como me hubiera gustado... - en ese momento Miguel no pudo aguantar, y atrayéndola hacia si comenzó a rozar la comisura de sus labios, a besarlos suave... pero no pudo contenerse y apasionadamente introdujo su lengua, apaciguando así el deseo que sentía... En ningún momento fue rechazado, todo lo contrario... pero de pronto ella reaccionó y sus bocas se separaron. Con las frentes apoyadas, y la respiración acelerada...
- Disculpa pero no se que me pasa contigo...
- No tienes que disculparte, pues también tendría que hacerlo yo, pero esto no puede...
Y abrazándola le susurró:
- No digas nada, si? Dejo que te marches pues tenías prisa.
Se apartó de ella, sonriéndole.
-No pienses, ok?, pasó y ya...
Carla entró en su coche. Y saludándole se marchó... Miguel vio como se alejaba, sintiendo aún aquel beso y lo que le había provocado. Se puso de nuevo a correr... y en cuanto llegó a casa, llamó a Alex para quedar con él, pues no podía quedarse allí pensando en ella y en aquel beso.
Lidia estaba encantada de poder cenar esa noche con su amiga. La pasaron bien, charlaron y rieron sin parar con las ocurrencias de la loca de Lidia. Le hablo del juicio y de que ya estaba mejor de todo aquellos recuerdos. Pero era inevitable, ahora tocaba hablarle de Miguel y decirle quién era. Le estuvo contando todo, desde el primer día que volvió a verle, hasta lo sucedido esa tarde... con beso incluido.
- Amiga, no... no puedo creer lo que me has contado. Ay, Dios... es genial.
- ¿Qué es genial Lidia, verme como voy a sufrir, si sigo tonteando?...
- Yo diría gozar, amiga. Vive el ahora... recuerda.
- Si, pero con el siento que es diferente. Es mejor evitar tentaciones... Además yo creo que esto pasó, pues porque circunstancialmente pasamos por un momento en el que yo necesitaba protección y el me la ofreció... pero ya.
- Bueno, pues no impidas lo que tenga que pasar.
- Pero es que no va a pasar nada, no debe pasar.
- Porque si no estás perdida, verdad amiga?...jaja. Ay, Carla... no trates de engañarte. Ya estabas pillada en el hospital. Y si ahora lo tienes viviendo cerquita, pues nena... aprovéchalo... jaja.
- Lidia, la verdad que en estos casos no me sirves de ayuda. Todo lo tomas a broma y eso no es...
- Está bien. No vuelvas a dirigirle la mirada. En cuanto lo veas, huye... y cuando llegues a casa te recomes tu solita... jaja.
- Jaja, ay... Lidia. Eres impresentable, pero te quiero amiga.
- Puedo entenderte perfectamente. Pero deja que el tiempo diga... Claro, que a alguien que yo se no le va a hacer mucha gracia. Y si se entera, comenzará de nuevo a tocar las narices.
- Ah, ahora que lo dices. Dije que pasaría a verle antes de quedar contigo, pero se me olvidó por completo.
- Y como no guapa, si venías con tus recuerdos a flor de piel...je. Oye que tal si nos tomamos algo para bajar la cenita?. Quedé en saludar a unos amigos, han abierto un local nuevo.
Mientras tanto Miguel continuaba cenando con su amigo. Después de hablar de varios temas... Alex le preguntó por la reacción de Carla al saber de Miguel. Este le explicó y aunque no iba a hacerlo, también le comentó lo sucedido en la tarde.
- ¿ Que pretendes Miguel?... Recuerda que en días marchas. Si sigues tonteando al final...
- No es un tonteo... No se que me pasa con ella, pero desde que la vi.
- Tienes que olvidarte de ella y no hacer ninguna tontería, no te compliques amigo. -le dijo, sin olvidarse del conocido de Carla-.
- Lo se, pero es que la veo... y algo dentro mío surge que no puedo controlar.
- Lo harás. Por cierto que es de esa chica con la que andas, Elena no?.
- Ya no me veo con ella. Eso fue algo esporádico y así era para los dos. Aunque últimamente a ella la noté un poco diferente, me pedía explicaciones por todo. Pero no tenía sentido seguir.
- Bueno, que te parece si nos vamos a tomar algo?
- Está bien, vamos.
Iban a entrar a un bar donde solían ir otras veces, pero por algún motivo estaba cerrado. Así que Alex recordó de otro que le habían hablado y que quedaba por allí cerca. Iban a entrar cuando de pronto se chocaron con gente que salía.
- Eh, cuidado, mira un poco por donde vas. -dijo Lidia, pues estuvieron a punto de darle con la puerta en la nariz-.
- Perdón... -dijo Alex- percatándose mejor de quien se trataba.
Igual le paso a Lidia en ese momento y por supuesto a Carla, tras ver a Miguel, aunque este no la había visto aún.
- Vaya, pero si son el doctor y su abogado... -dijo Lidia-.
- Jaja, ... cómo? -preguntó Miguel-.
- Yo me entiendo guapo. - Mientras tanto Alex sonriendo, le preguntó que tal?
- Ah, así que os conocéis? -intervino Miguel-
En ese momento, habló Carla desde más atrás.
- Si ella es mi amiga Lidia... y el día del hospital te confundió con el doctor.
- Hola Carla, no te había visto. Así que tú eres Lidia, ahora voy entendiendo...
- Si yo soy. Y tu debes de ser Miguel, no?
- Si, así es. Encantado. - y acercándose a ella le dio un par de besos-. Si os apetece, podéis tomar algo con nosotros. 
- Ah, pues no estaría mal... Qué te parece Carla?.
- No creo que sea buena idea. Además no olvides, nos están esperando...
Y mirando hacia atrás, vio como sus amigos permanecían allí. Habían decidido salir con ellas y acompañarlas hasta donde tenían el coche aparcado.
- Ay, si perdón. Bueno lo siento pero tenemos que irnos. En otro momento igual...
Alex seguía sorprendido con el divertido descaro de aquella chica y no podía dejar de sonreír.
En cambio, a Miguel le cambió la cara cuando vio que se disponían a salir acompañadas por aquellos dos chicos.
Cuando salieron, al pasar Carla por el lado de Miguel, éste le agarró la mano y le miró fijamente. Era como si quisiera evitar que se marchara...
- Hasta luego... - logró decirle, y la soltó-.
- Hasta mañana -dijo ella-.
Miguel y su amigo entraron. Pidieron una copa pero Alex notó que Miguel ya no estaba allí... andaba pensando dónde estaría ahora ella...
- Perdona Alex, pero no puedo evitar pensar.
- No te preocupes, puedo entenderte... Y continuaron un poco más charlando, sobre Lidia y el día que Álex las conoció a las dos. Al final tuvo que reír con lo que contaba su amigo.
Cuando Miguel iba camino hacia la casa principal se desvió hacía la casita de la laguna. Vio que estaba el coche de ella, necesitaba verla, sentirla cerca suyo... Bajó del coche y fue hasta la puerta dispuesto a llamar, pero se contuvo. No quería molestarla, igual estaba dormida... o igual...no quería pensarlo, pero tal ve no estaba sola... Así que apretando el puño para contener lo que sentía en ese momento, se fue.
Carla había escuchado ruido y se había levantado en silencio, a oscuras. Miró por la ventana y vio como entraba en el coche y se marchaba. Cómo le hubiera gustado que hubiese llamado... pero era mejor así.
Continuará...
Un abrazo. Atardecer.
Publicado por atardecer
Publicado el 24/12/2013 05:41 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11944

EN LA LAGUNA... ( CAP 7 )

 

- Atardecer, en 10 minutos empezamos...
- Director, me gustaría decirte que...
- Ahora no... Sólo te pido que prestes atención, si?...
- Pero tengo que...
- Te dije que ahora no Atardecer. No se que te sucede últimamente, pero si continuas sin concentrarte, tendré que conversar contigo seriamente... En 10 minutos, no te olvides.

 

En la laguna... 1,2,3... grabando!!

 

 

 

 

Miguel, no podía dormir. Pensaba en ella, en los momentos del hospital, ese beso... la salida de aquel bar. Qué le sucedía con aquella mujer... el imaginar que no estaba sola en la casa de la laguna, hacía que le recomiera por dentro.
En cambio Carla, permaneció tras la ventana unos minutos más, con la esperanza de que regresara, pero no fue así. Volvió a la cama y de nuevo los pensamientos revolotearon por su cabeza. Como le dijo su amiga, no podía negarlo. Le gustaba aquel hombre y mucho. Pero no debía ilusionarse, pues no tenía caso...
A la mañana siguiente Miguel se levantó temprano. En un par de días marchaba y quería saludar a su amigo Roberto, pues no había tenido oportunidad de hacerlo aún. Tras afeitarse se vistió, se calzó sus botas y cogiendo su cazadora de montar así como su casco se fue. No había vuelto a coger la moto desde lo sucedido, pero pensó que las cosas tenían que volver a la normalidad.
Iba saliendo de la casa, cuando su madre que estaba en el porche tomando un café, al verlo se inquietó.
- Hola mamá, buenos días.
- Buenos días Miguel. Si no te importa, preferiría que no usaras la moto. ¿ O es que no te has puesto a pensar en la reacción de tu hermana si te viera?.
- Si lo he pensado y precisamente creo que no le perjudico sino todo lo contrario. Creo que las cosas deben volver a su lugar, que regrese la normalidad. No es bueno que sigas tratando a Isabela como si estuviera enferma y haciendo de todo lo sucedido una tragedia. Acepta lo que pasó de una vez, por ella, por ti... por todos.
- Que fácil lo ves todo Miguel. Como tu no has estado durante todo este tiempo aquí, viendo lo que sucedía y sufriendo por la situación de Isabela.
- No he estado, pero si lo he sufrido y a solas. Te recuerdo que todo gracias a ti. No olvides que fuiste la que provocaste que me fuera de aquí.
- Lo se hijo, y te pido disculpas. No sabes como me duele y la falta que me has hecho en este tiempo. Pero tu y esa dichosa moto... Hiciste que Isabela quisiera aprender...
- Deja de culparme de una vez. Sucedió y nada se pudo hacer. Pero todo lo demás si se pudo haber evitado y tu hiciste todo lo posible para que no fuera así.
- Lo siento, se que hice mal y no solo respecto a lo de Isabela, también con Fran. Se que mucha veces lo defendí injustamente frente a ti, pero no llevaba bien que te alejaras de mi a medida que crecías. Eras mi niño... y veía como te apartabas de mí sin poder evitarlo.
- Y era una forma de castigarme, ¿no?. Mamá, siempre has tenido mi cariño. Solo que era normal que a medida que me hacía mayor no necesitara tanto de ti. Siempre me quisiste tener ahí, haciendo lo que tu querías... y conmigo no te sirvió tus estrategias.
- Lo se, perdóname hijo. -le dijo Mariela con lágrimas en los ojos-.
- No quiero verte así. - dijo Miguel acercándose a ella y abrazándola-. Ya no hay nada que perdonar, sólo quiero que cambies tu actitud y vuelvas a ser la madre agradable y comprensiva que eras.
- Trataré de que así sea.
Terminada esta conversación, Miguel se fue hacia el garaje. Quitó la funda que cubría la moto y tras echarle algo de gasolina de una cántara que había para la maquinaria del jardín, la arrancó comprobando que todo iba bien. Cuando llegara a la ciudad entraría en una gasolinera. Al cerrar la puerta, su padre se acercaba.
- Hola papá, buen día.
- Buenos días, hijo. Veo que has decidido volver a cogerla.
- Así es, ¿te molesta que lo haga?
- Para nada Miguel. Me alegra que así sea. Es hora que vuelva la normalidad a esta casa. He visto cuando venía por el camino tras mi paseo, como te reconciliabas con tu madre. Fue injusta contigo pero ha sufrido tu ausencia en todo este tiempo. Pero ya sabes, su orgullo... Te agradezco que hablaras con ella. Tuviste que marcharte lejos, dejándolo todo. Amigos, trabajo... Siento que tengas que irte en nada. Sabes, me voy haciendo mayor y pienso, que algún día cuando regreses ya no volveré a verte más pues ya no estaré por aquí... y me duele.
- Papá, no digas eso. Aun eres joven y nos queda mucho por disfrutar juntos. No pienses más en todo eso, si? -le dijo a su padre dándose un abrazo.- Bueno, me voy que quiero ver a Roberto.
- Está bien. Luego nos vemos.

 

 

Marchó y cuando iba acercándose a la salida del camino, observó a lo lejos que Carla estaba fuera de la casita... Tras varios segundos parado, decidió acercarse.
Cuando llegó, bajó de la moto saludándola. Estaba en el porche desayunando. Se veía muy bonita. Llevaba el pelo recogido hacia un lado y su camisola dejaba ver sus sensuales piernas un poco más arriba de las rodillas, pero esta vez, una fina rebeca cubría sus senos protegiéndolos de la brisa, pues aunque agradable... a esas horas, era fresca.
- Buenos días Carla. Buen apetito.
- Gracias... Buenos días. ¿Te apetece tomar algo?.
- Sabes, te acepto un zumo. Voy a ver a un amigo y tomar un café con él, pero seguro que me espera un momentito.
- Veo que has vuelto a usar la moto. Me comentó Fran que llevaba encerrada desde lo sucedido.
- Así es, pero ya es hora de que las cosas vuelvan a su lugar. Bueno, y ¿qué tal terminaste anoche?
- Bien... ¿y tú?.
- Bueno, estuvimos un tiempo más y nos fuimos.
- Nosotros enseguida regresamos...
No quería preguntarle por la noche anterior... quiso cambiar de tema, pero la intriga le pudo.
- Vi tu coche cuando volvía. Pensé que estarías dormida... pero igual no era así, sino que...
- Estaba acompaña...? Miguel yo...
Y él, acercando sus dedos a su mano...
- Disculpa, no quise incomodarte... No es algo que me tenga que importar.
- ¿Pero es así?.
- Digamos que no me da igual... Bueno tengo que marcharme. Gracias por el zumo. Oye, ¿qué te parece si esta tarde salimos los tres de compras?. Quiero regalarle algo a Isabela y bueno, estaría bien que me acompañarais. ¿Qué te parece?.
- Estupendo, pienso que tu hermana disfrutará mucho.
Sonriéndole se despidió, arrancó la moto y se fue. Ella se quedó observándolo, cruzando sus brazos pues la brisa en ese momento era más fría. Ay, por que no le dijo que estuvo sola, que le hubiera encantado que hubiese llamado a la puerta... No le había aclarado nada y él igual pensaba... Trató de olvidar y se puso a recoger todo. Tenía que irse a las clases con Isabela.
Al llegar Miguel donde trabajaba su amigo, aparcó la moto, se bajó y cuando estaba retirándose el casco... vio que llegaba Salvador. No le hacía ninguna gracia tenerse que cruzar con él. Trató de evitarlo y se fue a buscar a Roberto. Pero justo en ese momento salió del coche...
- No me lo puedo creer, si es Miguel Méndez... el veterano y cualificado policía secreta que tuvo que marchar de la ciudad... ¿Qué es de tu vida amigo?.
Trató de no hacer caso, pero Salvador insistía en llamar su atención.
- Ya veo, no quieres cuenta  porque no te interesa. Antes que aclarar... prefieres seguir huyendo.
Con eso Miguel no pudo, y retrocedió cogiéndolo por la camisa y poniéndolo contra el coche.
- Déjame en paz, Salvador Mejía... o no respondo. Olvídate de mí de una vez... y no uses la palabra amigo conmigo.
En esto que salía Roberto y al verlos, llamó a Miguel haciendo que lo soltara. La cosa no llegó a más porque aquél intervino e hizo que Salvador se fuera sin más.
- Maldita sea Miguel, que tratas con todo esto, seguir fastidiándote. - le dijo su amigo- Sabes que a Salvador no le falta ganas para...
- No le temo. Es más, estoy deseando de romperle la cara.
- Olvida de una vez lo pasado. No tiene caso... sabes que no se pudo hacer nada.
- Si se pudo, si me hubiese hecho caso cuando le decía que ordenara a su compañero a que disparase, maldita sea. Es más no tenían que estar allí, era mi caso, una operación que llevábamos mis compañeros y yo con discreción desde hacía tiempo... hasta que aparecieron ellos. Murió Esteban y a mí eso no se me olvida...
Se fueron a tomar un café y charlando de otras cosas pudieron dejar a un lado lo sucedido... Eso si, por un momento salió Carla en unas de las conversaciones, y Roberto le aconsejó que la olvidara. No le dijo nada sobre que sabía que Salvador la conocía, pues el ya se iba a ir y no quería volver a recordarle nada que tuviera que ver con él.
Antes de llegar a su casa, Miguel se pasó por donde Álex. Le comentó que en dos días se marchaba.
Terminaron de comer y tras reposar tranquilamente, pasada uno hora o así después, Miguel cogió a Isabela y la montó en el coche. Entró la silla de ruedas en el maletero y se fueron a buscar a Carla. Su hermana iba muy sonriente y a sus padres así como a Fran les pareció una buena idea, a la vez que se alegraban del cambio de actitud por parte de Isabela.
Pasaron una tarde estupenda, entraron en una y otra tienda. Miguel las consentía en todo, se armó de paciencia y esperó que las chicas miraran toda las cosas que les apetecía. Llegó el momento de elegir regalo para su hermana. Ésta se puso contentísima... al final se quedó con un bolso y una chaqueta muy bonitos. Entre Carla y ella lo eligieron. El les dio el visto bueno. Mientras ellas estaban ocupadas... el aprovechó para dar una vuelta por la parte donde había algunos artículos muy curiosos. Se había percatado de algo que anteriormente Carla había estado viendo. Así que pensó en regalárselo...
Tras varias horas de compras decidieron tomar algo para refrescarse. Charlaron y rieron. Lo pasaban muy bien juntos. Además tanto Carla como Miguel, había decidido sin apenas darse cuenta, dejarse llevar y no evitaban bromear e incluso acercarse bastante en algunos momentos. Estaban tan cómodos que todo surgía sin más, con total naturalidad.
Llegaron de vuelta. Dejaron a Carla y regresaron a la casa principal. Isabela entusiasmada le contó todo a sus padres y les enseñó los regalos. Miguel aprovecho para ir al baño, se pegó una ducha rápida y se cambió de ropa. Tenía un mensaje de Álex, donde le ponía que si le apetecía tomaban algo juntos ya que en nada se iba. Pensó en coger el regalo para Carla y de camino aprovecharía para dárselo. Subió a la moto y se fue.

 

 

La tarde estaba llegando a su fin y el sol estaba apunto de ponerse. Cuando llegó vio que la puerta de la casita estaba entreabierta... Subió hasta el porche fue a llamar pero se percató de que Carla estaba en la zona de la laguna.
Ella al igual que él, al llegar se había dado una ducha y se había puesto cómoda. Pero su cabeza no dejaba de pensar en lo sucedido en la tarde y antes de preparar algo para cenar, quiso distraer los pensamientos viendo el atardecer en la laguna. Y allí estaba, apoyada en uno de los árboles mirando al horizonte, observando el bello paisaje y con Miguel en la mente.
El se aproximó hasta donde estaba ella. Que bella imagen hacía junto a todo lo demás de fondo. Carla estaba tan concentrada, que no se percató de su presencia hasta que se acercó a su oído por atrás susurrándole un delicado hola.
Ella sonriendo se volvió...
- Ay, hola... no te sentí.
- Si ya veo, estabas ensimismada en tus pensamientos... y cómo me gustaría saber de ellos.
- Bueno te podría decir...
- No, no mejor no... - le dijo él mirándola fijamente y con unas ganas tremendas de besarla-.
- Quiero que sepas que anoche volví sola...
- No tienes que darme explicaciones, aunque... - se alegraba de lo que acabada de decirle, pero quería continuar como si no le influyera...- Bueno, iba a verme con Alex pero pensé en pasar y dejarte algo. -y sacándolo del bolsillo de la cazadora, se lo dio-.
Ella se quedó sorprendida con todo aquello. Imaginó que lo compró esa misma tarde, pero cuándo fue que ella no se había dado cuenta?.
- Gracias pero no tenías que hacerlo...
- Shhhh, me apeteció hacerlo sin más. Espero te guste, es algo sencillo pero lindo como tú...
Carla estaba nerviosa no solo por abrir aquella sorpresa, sino por tener que aguantar sin perder la compostura delante suyo tras oír decirle todo aquello. Cuando vio lo que era, en su cara se reflejaba que le gustaba lo que estaba viendo. Era una cajita pequeña preciosa, de madera, que ella había estado observando en aquella tienda pero sin llegar a ver su contenido. Tenía un paisaje pintado a mano en tonos lilas, azulados, verdosos... pero muy discretos. Al abrirla, en su interior contenía unas flores secas de igual colores... así como una frase escrita en la pared interna de la tapa, la cual a medida que leía ella en silencio, él en alto se la repetía:
- "La vida de cada mujer es un camino hacia si misma, el ensayo de un camino, el boceto de un sendero... (Herman Hesse). -Miguel vio como a través de la mejilla de ella, una lágrima se deslizaba.
Carla apenas podía desviar la mirada de aquella cajita, sabía que si levantaba la vista hacia él estaba perdida... El se acercó más, rozó con sus dedos su bello rostro secándole el mismo y  bajándolos alzó su cara haciendo que le mirara. Rozó con su nariz la de ella, continuó rozándole sinuosamente su dedo por su boca hasta hacer que su respiración se agitara. Le susurró al oído lo que sentía en ese momento haciendo que se estremeciera... y mordisqueó suave sus labios para seguido besarlos consiguiendo que ella se entregara. Se dejaron llevar, sus bocas se deseaban y no podían parar...
Miguel a la vez le cogió la cajita y se la volvió a guardar para que estuviera más cómoda o más bien para que no la dejase caer.
Rieron, se miraron y él volvía a seducirla descaradamente, con toques suaves... pasando su lengua sutilmente por el borde de sus labios hasta introducirla dentro suyo. Y así abrazados y sin darse cuenta, es que los cogió una repentina e intensa lluvia, que apenas duró... pero lo suficiente para que las gotas los mojara en el corto trayecto que había hasta la casa.
Miguel aprovechó antes de entrar para llevar la moto a un pequeño cobertizo que había en el lateral de la vivienda. Carla lo observaba desde el porche... qué guapo se veía. Con el pelo  y el rostro mojados, con esa fuerza que le caracterizaba.
Enseguida volvió con ella... Al mirarla de nuevo, se percató de lo que había provocado la lluvia. Estaba aún más interesante... con ese cabello  húmedo y un poco alborotado... cuyo mechones les llevaron a disfrutar de la sensualidad de sus pechos, los cuales se transparentaban a través de la camiseta blanca que llevaba que ahora permanecía mojada...
La atrajo hacía sí y con deseo, la besó... Ella respondió de igual forma. Miguel recordó que en nada se marchaba... y la abrazó con fuerza.
- Carla tengo que decirte... -empezó a hablarle él-.
- Mejor entremos, aquí comienza a hacer frío -dijo ella-.

 

Continuará...
Un abrazo. Atardecer.
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EN LA LAGUNA... ( CAP 8 )

 

- Atardecer...!
- Hola director...
- ¿Qué tal?... Oye, empezamos en 20 minutos. Hoy es importante estar concentrados... un mínimo despiste puede provocar que tengamos que volver a grabar de nuevo todo.
- Esta bien, a ver que tal...
- Saldrá bien, de hecho en la última grabación estuviste genial... No olvides, metete en el papel y olvídate de lo demás...

 

En la laguna..., 1,2,3... grabando!

 

 

 

Lo había invitado a pasar a la casa... y aunque le agradaba, ahí no podría controlarse... Ella tenía que saber...
Entraron y tras cerrar la puerta...
- Carla yo...
- Miguel, si lo que te preocupa es como yo me pueda sentir, olvídate. Estoy bien, me gusta lo que provocas en mi. No quiero pensar en nada más, al menos, no ahora... - le decía mientras él permanecía apoyado en la puerta y ella, le estimulaba con caricias haciendo que se sintiera deseado... y cómodo a la vez.
Fueron agarrados hacia el salón. El se quitó la cazadora la cual lo había protegido del agua... quedándose en camisa, a la vez que se subía las mangas mientras hablaba... En cambio ella necesitaba cambiarse de camiseta, pero antes quiso ir a por unas toallas para que pudieran secarse la cara, así como también un poco el cabello.
Entretanto, Miguel se fue hacia la ventana y observó como había vuelto a apretar la lluvia. Estaba allí con ella, a solas... deseándola... y era algo diferente a otras veces. Carla interrumpió sus pensamientos y bromeando se pusieron a secarse el uno al otro... Entre risas y roces, apartaron las toallas y se quedaron mirándose...
- La camiseta aún está húmeda Carla y vas a... - dijo él, como queriendo evitar lo que le provocaba hacer -.
- ¿Tú crees?... ¿Me ayudas... por favor?, sabes muy bien cómo hacerlo, - le interrumpió ella introduciendo su mano por la apertura de la camisa acariciando su cuerpo, para acto seguido besar su boca de forma suave pero sugerente.
Con esto Miguel, no pudo... Así que se dejó llevar y con sus dedos rozó su cuello para continuar atrayéndola hacia sí... correspondiendo a su beso. Suavemente siguieron con las caricias, besándose... sintiéndose el uno al otro y deseándose ardientemente. Miguel besaba su cuello a la vez que ella acariciaba con su boca el lóbulo de su oreja... Carla desabrochaba su camisa disfrutando de aquel bello torso... a la vez que él introducía sus manos a través de la camiseta, por su cintura... subiendo por la espalda y rozando delicadamente sus pechos... aún fríos por la humedad de la prenda, la cual dulcemente y con insinuante mirada se dispuso a quitarle.
Carla se estremecía de placer entre sus brazos y el notaba la entrega por parte de ella... Miguel sutilmente acarició sus senos... tras haberlos observados detenidamente percatándose de la belleza de los mismos, a la vez que continuaban besándose con una pasión incontrolada. Ambos estaban muy excitados... y con las voces entrecortadas por la acelerada respiración, susurraron:
- Carla, no sabes cuánto te deseo...
- Miguel, quiero sentirte dentro mío... hazme tuya.
Y sin necesitar de más palabras... él la cogió en brazos y se la llevó hasta la habitación que tan bien conocía... Con delicadeza la dejó sobre la cama acercándose hasta ella mientras ambos continuaban desprendiéndose de la ropa del otro y explorando cada zona de su cuerpo. Miguel la miraba a la vez que acariciaba su suave piel... con sus dedos, con su boca... desde sus párpados, hasta sus delicados pies, pasando por su cuello, sus labios... para seguir deleitándose entre sus pechos, su vientre y su entrepierna sin olvidar, acariciar sus sensuales piernas. Miguel podía ver como se removía de placer, dejando oír unos suaves gemidos provocándole aún más.
En un remolino de pasión del que no podían parar, ella le correspondía de igual forma, acariciando su cabello, su fornida espalda... sus glúteos, sus fibrosos muslos... volteándose para apreciar y acariciar su torso, su abdomen...y percatándose del grado de excitación de ambos. Así continuaron indagando por cada zona insinuante de sus cuerpos hasta terminar consumando ese placer y deseo que ambos sentían el uno por el otro... en una entrega total, ferviente y jadeante.
Se quedaron relajados, abrazados... disfrutando de ese placentero momento. Seguido, comenzaron a hablar de ellos, de sus gustos, aficiones... de algunas de las situaciones que les había tocado vivir... manteniendo una agradable conversación. Carla le explicó que tuvo que alejarse de su familia por motivos de trabajo, del que un tiempo después se vio en la necesidad de renunciar...
- ¿Qué trabajo es ese al que renunciaste?. - le preguntó Miguel, percibiendo como Carla se sentía incómoda con la pregunta.
- No me apetece hablar de eso ahora Miguel, disculpa.
- Discúlpame tu a mí. No quería molestarte... sólo era curiosidad. Yo, ya sabes por qué tuve que marchar. Pedí traslado... y bueno, ahora llevo un tiempo por aquí de descanso, no debía haberme cogido tanto seguido pero lo necesitaba. No estaba concentrado... y es un trabajo que requiere mucha responsabilidad y atención. Es algo que me gustaría que mantuvieras de forma discreta... soy policía secreta - le dijo él-.
En ese momento, Miguel notó a Carla algo inquieta. Le preguntó que le sucedía, el por qué se ponía así...
- No..., sólo que es un trabajo muy arriesgado y me preocupa que te pueda suceder algo.
Miguel trató de calmarla abrazándola más aún.
- No te preocupes mi linda, no va a pasar nada.
Ella se sintió mal, pues le hubiera gustado contarle... pero ahora no quería estropear aquel bonito momento con el pasado.

 

 

Miguel recordó que no había avisado a su amigo Alex, le debía de estar esperando, así que se disculpó con Carla y aprovechó para hacerlo. El móvil lo tenía en la cazadora, se levantó y tras colocarse los slips se fue hacia el salón. Ella oía como se disculpaba con su amigo... También se comunicó con su padre, avisando de que no iría a dormir, más que nada por su madre, ya que se quedaría intranquila si no lo sentía llegar... Mientras hablaba, caminó hacia la habitación dirigiéndose hasta la ventana. Carla lo observaba, apoyado con una mano en la pared y con la otra manteniendo el móvil... Que atractivo e interesante se veía... tan fuerte..., tan seductor. La luz de la luna se reflejaba e iluminaba su cuerpo, pues ya había comenzado a anochecer. Qué le había hecho ese hombre... Se sentía tan a gusto con él... Su cuerpo se estremeció al pensar que en algún momento todo eso se acabaría...
El terminó de hablar y se dirigió hacia la cama.
- He dado por hecho que me invitas a cenar... - dijo él mientras la atraía hacía si, acariciándola y besándola-.
- Será un placer..., sólo que tendrás que improvisar... pues justo cuando llegaste es que iba a prepararla, pero me entretuviste demasiado y... - ambos rieron y de nuevo comenzaron a hacerse bromas... permaneciendo allí... hablando, relajados... aunque por poco tiempo... de seguir así, ya que entre miradas, risas y sugerentes roces, la piel y cada zona de sus cuerpos, volvían a despertar de nuevo.
Al rato, decidieron ir a preparar algo para comer. Así que Miguel se puso sus vaqueros y justo cando iba a coger su camisa, ella se adelantó colocándosela, provocando que él saliera tras ella. A cambio de unos besos en el sofá, se dejó convencer... pero por poco tiempo, pues acabó quitándosela... cogiéndola y llevándola a cuestas volviéndola a dejar en la cama, dándole su buen merecido de besos y mordiscos... ambos partidos de la risa.
Mientras él se ponía la camisa, mínimamente abrochada y dejándola por fuera, ella iba a buscar algo cómodo, optando por un largo y fino jersey de hilo negro con escote de pico, el cual cubría sus nalgas.
Ambos tras entrar en el baño, fueron hacia la cocina. Carla intuía que él se manejaría bien allí, pues ya lo pensó del dueño al llegar a aquella casa. Y así fue, él se encargó de preparar unos ricos platos, algo ligero para picar, pero  deliciosos para acompañar con un buen vino.
Así que mientras Miguel cocinaba... ella iba preparando la mesa, pero sin dejar de observarlo... Se veía interesante..., con esos movimientos de brazos partiendo y picando ingredientes, sus manos al manipularlos... con aquel delantal que entre bromas ella le había colocado. Carla a la vez, mientras charlaban, le daba lo que iba necesitando, unas veces era el aceite, la sal... otras un suave beso... Y entre todo eso, las miradas y sonrisas no dejaban de fluir, sabiendo los dos, lo sugerente que podía llegar a ser aquella cocina, ambos con las manos ocupadas y deseándose como lo hacían.
Tras superar todo ese ir y venir de sensaciones, y habiendo terminado él, se pusieron a disfrutar de la exquisita comida por la cual Carla lo felicitó. Miguel también pudo apreciar el buen gusto con el que había colocado la mesa. Disfrutaron gratamente de aquella sencilla pero bonita velada. Seguían charlando de cosas interesantes, de su infancia, adolescencia... así como de cosas actuales de la sociedad.
Decidieron brindar y sus miradas se penetraron profundamente... Mientras él pensaba en lo bonita y sensual que se veía con aquel simple jersey, ella observaba lo atractivo que estaba él con aquella camisa entreabierta... y aquel cabello revuelto marcando aún más sus rasgos...
Carla, que tenía sus piernas cruzadas, no pudo contenerse y sin dejar de mirarlo, comenzó a rozar con su pie el interior de sus muslos, continuando... y llegando hasta su entrepierna... Miguel al sentirla, sonrió... cerrando por unos segundos los ojos... a la vez que movía levemente su cabeza mordiéndose su labio inferior, dándole a entender lo perversa que estaba siendo... y que se atuviera a las consecuencias...
Y así, en esa vorágine de gestos descarados e insinuantes y provocaciones, Miguel se levantó... y besándola con deseo, la cogió en sus brazos sin más, dirigiéndose hacia el cuarto, pues ambos necesitaban poseerse el uno al otro una vez más...
Tras culminar ese bello momento, permanecieron abrazados, en silencio... los dos sabían que aquello que les estaba sucediendo... era distinto, algo bonito y muy intenso. No necesitaban de palabras para expresarlo... simplemente lo sentían.
Más tarde, ella se levantó para ir al baño, colocándose de nuevo la camisa de Miguel, pues le gustaba... y sabía que a él también, por como la miraba... Se quedó pensativo en la cama, observándola mientras se lavaba los dientes. Pasado mañana se iría... dejándola, marchando lejos... sabiendo que no iba a ser fácil, pues ya se había acostumbrado a estar con ella... desde aquel mismo día del accidente...
Cuando terminó se dirigió hasta él ya que lo notaba distraído. Se acercó, dándole un suave beso, diciéndole que no se preocupara por ella... Se levantó y la abrazó, devolviéndole el beso. Fue al baño y usando la pasta de dientes enjuagó su boca. Cuando terminó, vio que ella lo esperaba en la cama. Quiso revisar el resto de la casa comprobando que estuviera todo en orden, así como las puertas y ventanas bien cerradas.
Volvió a la habitación, de nuevo empezaba a llover. Las gotas azotaban contra los cristales de la ventana... y la luna se dejaba entrever por ellos, dejando una azulada luz en la habitación a través de las cortinas. Cerro un poco las persianas y se introdujo en la cama donde le esperaba Carla sonriente.
- Se está poniendo una noche... ¿Oyes cómo llueve?. - preguntó Miguel-.
- Si... y me encanta que estés aquí conmigo.
El la atrajo hacia sí..., piel con piel, en el silencio de aquella noche, que simplemente era interrumpido por el sonido lejano de la lluvia y de la brisa... Ninguno de los dos quería que todo aquello terminara...
Ella se quedó dormida en su pecho y un momento antes de que él también lo hiciera, la besó y aprovechando que no lo oía, dijo:
- Carla... linda mujer, creo que has conseguido... lo que yo trataba de evitar..., que me enamorara de ti.

 

Continuará...
Un abrazo. Atardecer.

 

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EN LA LAGUNA... ( CAP 9 )

 

- Hola Atardecer.
- Hola Director.
- ¿Qué tal? En 10 minutos comenzamos, ok?.
- Ok...
- ¿Sucede algo?... te noto como si...
- Estoy bien, solo que es diferente..., eso es todo.
- Va a salir bien, y ahí estaré... no temas, si?
- Lo se y gracias...

 

En la laguna... 1,2,3 grabando!

 

 

 

Estaba amaneciendo cuando Miguel despertó. Un pequeño rayo de luz entraba por el hueco de la persiana y era suficiente para observar el bello rostro de Carla que aún permanecía dormida. Se quedó mirándola un momentito y le dio un dulce beso. A continuación se levantó, fue al baño pensando en lo difícil que sería el día que iniciaba. Seguido se puso el pantalón y se dirigió a la cocina. Mientras se hacía el café, miró por unas de las ventanas del salón como amanecía sobre la laguna. Un bonito paisaje como siempre...
Limpió y ordenó todo lo que habían dejado la noche anterior, lo cual le hacia sonreír pero a la vez lo llevaba de nuevo a la realidad. Tal vez lo mejor era irse y dejarle una nota a Carla, ella entendería... pero no podía hacer eso. Quería estar con ella aunque fuera un poco más, lo justo para compartir unos cafés juntos. Así que decidió prepararle el desayuno. Finalmente abrió la ventana de la cocina y acercándose a una de las plantas que había sembrada en el exterior alcanzó una preciosa margarita. Cogió papel y lápiz y escribió unas palabras. Con todo ello se fue a la habitación dispuesto a despertarla.
Llegó y se veía linda, debió de haberse movido, pues ahora estaba tumbada hacía abajo y con el rostro a un lado, arropada solo hasta la cintura dejando al descubierto su sensual espalda así como parte de sus bonitos pechos. Dejó la bandeja en la mesita de noche, y cogiendo la flor acarició su cuerpo, hasta provocar que despertara. Cuando esta lo hizo, ambos sonrieron entregándole la margarita.
- Despierta dormilona... -le dijo con suavidad-.
Carla se incorporó y acto seguido Miguel le entregó la nota. Ella hizo lo que la misma indicaba: "cierra tus ojos" y seguido él la besó.
- Muchas gracias por todo lo que me has aportado y por todos los detalles que has tenido conmigo... -dijo ella-.
- Soy yo el que te agradece por existir y hacerme sentir como lo haces.
Y con esa bonita sensación, Miguel fue a abrir del todo la persiana disfrutando así de un bonito desayuno al amanecer. Sentado en la cama a su lado, compartieron risas, besos y algo de la comida que había preparado. Pero en ningún momento se mencionó la palabra despedida...
Terminaron y Miguel llevó la cosas. Allí se quedó pensativo sin saber como hacer para contarle y que fuera lo menos doloroso posible. Cuando regresó ya no estaba en la cama, escuchó el agua de la ducha y se dirigió hacia allá. Vio su silueta... y se dejó llevar. Así que quitándose la poca ropa que llevaba se introdujo sorprendiéndola. Y allí bajo ese gran caudal de agua que ahora los cubría, se acariciaron y besaron, gozando el uno del otro una vez más.
Al rato  se vistieron y sin necesidad de comentar nada más, simplemente abrazarse, Carla lo acompañó hasta la puerta. Se besaron y se dijeron un hasta luego.
En ese momento, aunque ellos no eran conscientes de ello, Fran que se dirigía con su coche hacia el trabajo los vio en el porche. No pudo evitar sentir rabia, su hermano no había acudido a casa la noche anterior, sabiendo ahora que la había pasado con ella.
- Maldita sea Miguel... al final lo hiciste. -dijo dando un puño en el volante y acelerando su coche-.
Tras despedirse, Miguel cogió su moto y se marchó hacia la casa principal. Llamaría a Alex e intentaría quedar con el en algún momento para despedirse y por que no, para desahogarse de todo aquello que sentía... y que ahora tendría que dejar... cortándole el aire.
Por su lado Carla, sentía dentro suyo algo lindo y especial, pero aunque trataba de evitarla, la realidad rondaba su cabeza... pero ella eliminaba rápidamente esos pensamientos recordando los bellos momentos vividos junto a Miguel. Así que continuó preparándose para comenzar las clases con Isabela.
Entretanto, sonó su teléfono. Era su amiga Lidia. Le llamaba para saber de ella, pues después de aquella noche en la que se vieron con ellos a la salida del bar, no había sabido nada.
- Hola guapa...
- Hola amiga, ¿Qué tal?... oye, volviste a ver a tu doctorcito guapo?
- Lidia por favor... Estoy bien y si, lo volví a ver, y...
- Y qué?... huy, me da que me tienes que contar algo, no es así?.
- Si te viene bien, esta tarde nos vemos, ok?
- Ok. Que tengas buena mañana. Besitos.
- Igualmente, besos.
Miguel había llegado a su casa, dejó la moto y se dispuso a entrar. Se encontró con su madre la cual se alegró al verle pues estaba preocupada, ya que se había llevado la moto el día anterior.
- Hola hijo, menos mal que has vuelto. Andaba nerviosa pues sabes que cuando coges esa moto...
- Mamá, no te preocupes. No tiene porque pasar nada. -le dijo dándole un beso-.
- Vas a salir?...
- Si, quiero arreglar unas cosas antes de irme. ¿Por qué?.
- Era para saber si estarás al mediodía, pues había pensado preparar algo para comer todos, ya que mañana temprano te vas, no es así?.
- Si así es, pero no te preocupes estaré para la hora de la comida.
- Ay hijo, cuanto me duele que tengas que marcharte, me había hecho estos días de nuevo a tenerte por aquí... -le dijo su madre con lágrimas en los ojos-.
- No te pongas así, pues en cuanto pueda, estaré por aquí de nuevo para veros, si?. Ahora es diferente, ya las cosas se van aclarando y vendré de vez en cuando...
Seguido se fue para su habitación, volvería a darse una ducha esta vez de agua fría pues necesitaba despejarse, y tras vestirse se iría para la ciudad. Cuando iba por el camino con el coche puedo ver como Carla y su hermana realizaban los ejercicios diarios. Que difícil iba a ser estar sin ella este tiempo.
Pasaron las horas y había llegado la hora de comer. Iban llegando y ya estaban casi todos en la casa principal, incluida Carla, pues cuando fue a por Isabela en la mañana, Mariela le comentó que iban a comer todos y que estaba invitada, aunque no le dijo el motivo. Tras insistirle varias veces, Carla accedió.
Se fueron sentando, sólo faltaba Miguel, pero en nada estuvo allí. Cuando llegó le sorprendió un poco ver a Carla, aunque le alegraba. Saludó y tras ir al baño se sentó junto a ellos.
- Disculpadme pues al final me ha ocupado mas tiempo del que pensaba.
- No te preocupes hijo... acabamos de sentarnos. - dijo su padre-.
Era inevitable las miradas entre Carla y Miguel. Ese momento estaba siendo ameno, comentando sobre la comida, los gustos... o sobre los ejercicios de hoy de Isabela. Pero en todo ese tiempo, Fran había intervenido poco en la conversación, extrañando eso a su hermano, además de que lo veía raro.
Terminaron el postre y se pusieron a tomar una copa de licor. Se habían quedado solos ellos tres, pues Isabela se había retirado un momento a descansar y sus padres le había ido a acompañar.
- ¿Qué tal todo Fran? -le preguntó Miguel-.
- Bien. A ti, supongo que muy bien, no?. ¿Por cierto Carla, ya te ha contado mi hermano a que se dedica? Imagino que también te ha debido contar lo bien que lo hace todo, no es así?.
Y antes de que Carla pudiera contestar, intervino Miguel.
- Fran creo que no es el momento para que te pongas a...
- Para que me ponga a qué Miguel?... No quieres que Carla sepa que también cometes errores, que no eres todo lo perfecto que aparentas ser...
- Por favor, no molestes a Carla con tus absurdeces, si?...
- No te preocupes Miguel, no pasa nada... -dijo ella, dispuesta a contestar a Fran-. No se porque me preguntas todo eso Fran. Creo que aun teniendo errores, tengo entendido que te ha sacado de muchas situaciones. Deberías estar agradecido en vez de criticarle tanto, no crees?.
- Vaya Carla... es increíble. Solo te bastó liarte una noche con él para que te haya convencido. Te ha dicho que se va mañana temprano?...
Carla se quedó sorprendida por aquello que estaba escuchando. Se quedó paralizada bajando la mirada.
En cambio Miguel, en cuanto escuchó todo aquello de boca de su hermano, se levantó enfurecido con la mano levantada:
- Maldita sea Fran, pide perdón ahora mismo a Carla.
- Miguel por favor... -dijo ella mirándolo fijamente- Por favor... vuelve a tu sitio. No tiene importancia. Fran está nervioso, eso es todo.
- Fran la verdad que no entiendo tu comportamiento... -le dijo ella-.
- No entiendes mi actitud...? Le dije a Miguel que no se metiera contigo, que no eres una más... y ya veo que te dejaste convencer rápido. Y ahora que, se va mañana si... mañana Carla. ¿A que eso no te lo había dicho, eh? Claro, primero se acuesta contigo y luego ya como si nada...
A Carla le estaba chirriando todo aquello en la cabeza, sabía que Miguel se tenía que ir... pero mañana...? Además Fran, por lo que decía los había visto juntos... debió ser en el porche. La voz de Miguel, hizo que saliera de sus pensamientos.
- Ya basta Fran, pídele disculpas ahora mismo... sino quieres que te rompa la cara. Porque si no lo haces, ni siquiera las palabras de Carla te van a salvar, me oyes.
Carla necesitaba irse de allí, así que levantándose se dispuso a marcharse.
- Perdóname por favor... -le dijo Fran arrepentido, una vez que se dio cuenta hasta donde había llegado con su comportamiento. Carla necesito oír que me perdonas... yo no quería, pero me dio tanta rabia cuando os vi besándoos en el porche que...
Carla estaba parada de pie escuchándolo... Se giró y dijo:
- No te preocupes Fran, pero fui bastante clara contigo desde el principio. Y soy libre para estar con quien me apetezca, además de que se cuidarme sola. Así que tu comportamiento ha sido un poco infantil, no crees...?
- Lo se y lo siento...
Carla se dispuso a irse de nuevo, no sin antes mirar a Miguel...
- Espera un momento, por favor... Tenemos que hablar... -le dijo Miguel a Carla, yendo hacia ella-.
- Ahora no  Miguel, además no hay nada que hablar, no hay nada que no supiera ya...
Y así se fue, triste y él lo sabia... Por qué no se atrevió a decírselo en la mañana, por qué? No que se tuvo que enterar de esa manera tan humillante...
- Miguel, lo siento yo no quería... pero entiéndeme, cuando os vi esta mañana, no he podido controlar mis celos.
- Déjame en paz Fran... -le dijo Miguel enfurecido marchándose para su cuarto.
Aún era temprano para ir a ver a Alex, así que pensó en organizar su maleta, pues no iba a esperar a mañana, se iría esa misma noche en cuanto le fuera posible hablar con Carla.
Mientras ésta comenzó su paseo con Isabela, momento que no les estaba siendo fácil pues su mente sólo estaba con Miguel y las ganas que tenía de ir a abrazarlo y decirle que no se marchara... Pero ella bien sabía que él había sido claro, que quiso explicarle en su momento y ella no le dejó... Así que trató de concentrarse en su trabajo, hablando con la chica y alegrándose pues se le veía con mas destreza en sus pasos.
Tras hacer su maleta y pasado un tiempo en el que estuvo charlando con sus padres, pues su hermano ya se había marchado, cogió su moto y se dispuso a ver a su amigo Alex.
Por otro lado, Carla estaba terminando la sesión con Isabela. Esta la había notado rara...
- ¿Estás triste verdad? Y es por Miguel al igual que me pasa a mí... No me puedes engañar. Hoy noté como os mirabais en la comida. -le dijo Isabela-.
- Carla, no es así... Yo... bueno si, estoy un poco triste, porque no sabía que se iría tan pronto. Además estos días hemos disfrutado mucho con su compañía, verdad?.
- Así es, yo lo voy a echar mucho de menos como la vez que se fue.
Y tras dejarla en la casa principal, se marchó hacia la casita de la laguna. Se dio una ducha y salió para verse con Lidia. Hoy más que nunca necesitaba el apoyo de esa loquita que tenía por amiga.
Entretanto Miguel había llegado a donde Alex.
- Hola amigo, ¿que tal? Recojo unas cosas y nos vamos, ok.
- Está bien...
- Oye, y esa cara a que se debe, eh?. Es porque te vuelves o es por... Ya hablamos sobre lo que era mejor. Además regresas a tu trabajo, con fuerzas renovadas y dispuesto a disfrutar de él como siempre lo haces. Se te pasará amigo... en cuanto vuelvas a tu ritmo de siempre, te olvidaras de todo...
- De ella es difícil...
- Vamos amigo, no te conozco, eh?. Te atrajo un poco más... pero fue algo provocado por las circunstancia y ya... Se te pasará.
- No se trata de algo pasajero Alex. Esta vez es diferente... Lo que ella me hace sentir es distinto... y no quiero perderla.
- Miguel, me estás tratando de decir que te has enamorado de esa chica?...
- Así es amigo... aunque no lo creas, así es. Además pasamos la noche juntos y...
- Ah, por eso tu llamada disculpándote porque no podíamos quedar. Ahora entiendo...
- Si, estaba con ella y aunque reconozco que me asusta lo que siento... me agrada y no quiero impedirlo.
- Está bien Miguel, si piensas seguir adelante con todo esto, entonces tienes que saber...
En ese momento llamaron a la puerta del despacho. La administrativa le indicaba que tenía visita y era urgente.
- Perdona Miguel, sino te importa voy a ver de que se trata si?.
- No te preocupes, yo ya me marcho.
- Pero espera un momento y tomamos algo.
- No, Alex... he decidido que viajaré esta noche. Estamos en contacto e igual me ves por aquí de nuevo, más pronto de lo que piensas.
- Ay, Miguel... de verdad que me asustas...jaja. Cuídate amigo y sabes que tienes mi apoyo.
Y dándose un abrazo, se despidió de su amigo y se marchó hacia la casa principal.
Mientras Carla, había llegado a casa de su amiga Lidia. En cuanto esta vio su cara, sabía que algo pasaba.
- Que te sucede amiga?...
- Sucedió, lo que no tenía que suceder... aunque es muy grato para mí.
- Pues por tu cara amiguis, pareciera que hubieras... A ver, me has dicho que ha sucedido lo que no... -dijo Lidia con una expresiva cara-.
- Si, pasó Lidia, pasó... no pude evitarlo.
- Jaja... eso me gusta. Es que no tenias que evitar nada... solo disfrutar, y lo hiciste verdad...? umh... con ese hombre como no... debe ser como...
- Ay, Lidia... se va mañana y tu bromeando...
- Mañana, pero por qué, adónde?
- El no vive aquí. Trabaja lejos...
- Ay, amiga... y te pilló fuerte verdad? como para no olvidarlo, verdad? Por tu cara eso me temo...
- Así es Lidia, es diferente... se que tendré que olvidar, pero va a ser difícil... pues esta vez es distinto...
- Pero bueno, y el que piensa... que siente.
- Siento que para el no ha sido algo pasajero, pero el olvidará y ya... Allá esta su trabajo, su vida... y quien sabe si alguien más.
- Ay, amiga noooo. No trates de poner impedimentos... deja que el tiempo te diga. No te precipites. Disfruta de todo esto que te está sucediendo y ya... No se ve mal tipo, así que creo que será sincero contigo.
- No se, pues fue a través de su hermano que me enteré que marchaba mañana... El no me dijo nada... Bueno la verdad, es que trató de hablarme y yo le dije que no se preocupara por mí, pero... La verdad que es todo un caballero y...
- Ay, amiga... y te tiene bien pillada, jaja. Por favor, dime que si tiene algo que decirte le escucharás... o tal vez sea mejor que no...
- Se lo que es mejor, no verlo más... y tratar de ver todo esto como algo lindo que surgió y ya...
- No quiero verte mal... Te apoyaré decidas lo que decidas, si?
- Gracias loquita. Bueno me marcho pues quiero cenar temprano y tratar de dormir para que pase todo esto cuanto antes, y cuando despierte ya no lo vea por allí... Chao.
- Hasta mañana, y ya sabes si necesitas hablar, solo tienes que marcar, ok? Cuídate.
Carla llegó a la casa, se puso cómoda y se dispuso a preparar algo para cenar. No tenía mucha hambre, pero picaría alguna cosa rápida.
Mientras en la casa principal Miguel cenaba con su familia, la cual trataba de convencerle de que no había necesidad de viajar en la noche cuando podía hacerlo en la mañana temprano después de haber descansado. Este les tranquilizó diciéndoles que pararía y se hospedaría en cualquier lugar si lo veía necesario, pero que prefería hacerlo así.
Se estuvo despidiendo de ellos, sus padres emocionados pues no les gustaba la idea de que volviera a marcharse. Isabela no había manera de consolarla, las lagrimas corrían por su rostro sin poder evitarlo Miguel, el cual le dio mucho ánimo para que siguiera los consejos de Carla, para recuperarse cuanto antes. Y llegó el momento de Fran. Aunque horas antes le hubiera abofeteado la cara, ahora no podía evitar acercarse y darle un abrazo.
- Bueno, no os preocupéis por mí pues estaré bien. Además seguro que estoy por aquí antes de lo que imagináis siempre que el trabajo no lo impida. Cuidaos mucho y no olvidéis que os quiero.

 

 

Y con estas palabras Miguel se montaba en el coche y se iba. Eran sobre las 22,00h... Cuando iba llegando el final del camino, no pudo evitar mirar para la casa de la laguna. Quería ver a Carla por ultima vez antes de irse... pero tal vez era mejor así. Así que continuó su camino, pero unos metros más adelante... algo dentro suyo le decía que tenía que volver. Así que dio la vuelta y se fue a buscarla.
Bajó del coche. Se acercó y tocó a la puerta. Se veía algo de luz desde una de las ventanas pero no se veía nada más. Volvió a tocar y no obtuvo respuesta. Sabía que no podía irse así, por lo que decidió sentarse en la hamaca que colgaba del techo del porche. Y allí se quedó, mirando a la luna, pensando en ella y en todos los momentos que habían pasado juntos.
Ella había estado a punto de abrir cuando escucho llamar a la puerta, pero sabía que era él y prefirió no abrir pues sería mucho más duro... y esperó a que cesaran lo golpes. Solo que ella no se había dado cuenta de que aún seguía fuera. Fue al rato cuando al ir a cerrar la ventana para irse a la cama, es que lo vio  tumbado... No pudo evitar una sonrisa al verlo pues se alegraba que estuviera aun allí.
Abrió la puerta y fue hasta él. Vio que estaba con los ojos cerrados, el cansancio le había podido... Así que se acercó  y con la mano se dispuso a acariciar su rostro... En ese momento el abrió los ojos cogiéndola por el brazo.
- Carla, por favor... tienes que dejar que te explique. Yo traté de decirte...
- No tienes que explicarme nada. Sabía a lo que me exponía Miguel, e impedí que tu lo evitaras. Disculpa mi comportamiento, pero no fue fácil saberlo de esa manera en la tarde...
- Lo se y te pido perdón por el trato de Fran... pero...
- Pero nada Miguel... Sabes, esto para mi es... No tiene sentido seguir hablando de algo que...
- De algo que sentimos y que es muy lindo...
- Me da miedo Miguel, no quiero...
- A mi también me asusta esto que siento y mucho... pero no quiero impedirlo. Quiero vivirlo...
- Cada uno en un lado, por separado...
- Se que no es fácil, pero no quiero perderte Carla... -y diciendo esto la atrajo hacia sí, besándola con ternura y deseo a la vez... queriendo retener ese momento por mucho tiempo más-
De pronto, ella se apartó... lo miró y se marchó hacia la casa... El cerró los ojos tensando los músculos de la cara... pues no era fácil todo aquello. Pasado unos segundos los abrió y vio como la puerta de la casa seguía abierta... Se levantó, y se dispuso a entrar pues sabía que ella lo estaba esperando. Cerró la puerta y reteniéndola contra la pared dijo:
- Carla, mi linda... volveré, óyeme bien... vendré a por ti.
- No digas nada por favor Miguel, sólo bésame y hazme tuya.
Se amaron una vez más observados por esa clara luna cuya luz atravesaba las cortinas, la cual sonreía en ese oscuro cielo, como si fuera conocedora de ese bello momento que estaba sucediendo en aquella casa de la laguna.
Tras haberse quedado dormidos, unas horas más tarde Miguel despertó en la madrugada. La observó... se veía hermosa allí dormida. No quería marcharse y dejarla, pero tenía que hacerlo... era lo mejor para los dos. Tenía que evitar ese momento de despedida... Se vistió sigilosamente y se marchó, dejándole una nota sobre la almohada, la cual decía:
"No lo impidamos... Cuídate, un beso."
Continuará...
Un abrazo. Atardecer.

 

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MIRIAM espero ahora se vea bien, pues al poner todos los capítulos seguidos, se cortó quedándose el cap 4 partido. Así que he continuado por partes.
El caso es que cuando le di a Vista Previa antes de darle agregar, se veían todos completos, no se...
Besos. Atardecer.

 

Publicado por atardecer
Publicado el 24/12/2013 05:43 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11944




Querida Esmeralda,

G R A C I A S S S S S S!!!!!

Es Perfecto !!!!!

Te lo agradesco muchissimo .

Tu Regalo es Perfecto!!!!! Lo que necesito para soñar y alejarme da todo!!!!

Un Abrazo muy Fuerte con todo mi cariño

Feliz Fiestas !!!!!

Miriam


Publicado por MiriamItaly
Publicado el 24/12/2013 06:22 - Total Temas: 276 - Total Mensajes: 16736
Nada que agradecer Miriam.
Me alegra que te gustara y que puedas disfrutarla, ahora sí completa...
Gracias a ti por ese lindo regalo que me dejaste.
FELICES FIESTAS
Un abrazo. Atardecer.

 

 

 

Publicado por atardecer
Publicado el 24/12/2013 09:01 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11944

ESMERALDA CORAZÓN .... ENTRO A ESTE TEMA PARA MIRIAM .... A DESEARTE

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! ....

QUE VIVAS UNOS DÍAS ENTRAÑABLES ACOMPAÑADA DE TUS SERES QUERIDOS ... Y QUE LA ARMONÍA, PAZ, AMOR Y FELICIDAD REINEN EN TU HOGAR 

BESOSSSSS NURY

Publicado por NURYNOE
Publicado el 24/12/2013 09:04 - Total Temas: 1176 - Total Mensajes: 38610
Hola Miriam. No se si habrás leído ya los capítulos, si es así, espero te hayan gustado y hayan sido de tu agrado.

 

PD: Aprovecho este tema, para decirles a todos los que han confiado en mi y en esta historia, que en cuanto pueda traeré los capítulos que restan hasta el final, pues ahora no me es posible. Espero podáis disculpadme.
MUCHAS GRACIAS. Un abrazo. Atardecer.

 

 

 

Publicado por atardecer
Publicado el 14/01/2014 18:02 - Total Temas: 301 - Total Mensajes: 11944

Hola Preciosa,

te dejo la mia email masini.miriam@gmail.com

se no te molesta mandame la tuya porfis

Gracias

Besitos

Miriam


Publicado por MiriamItaly
Publicado el 15/01/2014 10:25 - Total Temas: 276 - Total Mensajes: 16736
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