El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
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Me gustaría que este texto nos hiciera
reflexionar.
La libertad de expresión es un derecho
fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo 19º de
la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de
1948, y las constituciones de los sistemas democráticos, también lo señalan. De ella
deriva la libertad de
imprenta también
llamada libertad de prensa.
El derecho a la libertad de
expresión es definido como un medio para la libre difusión de las ideas, y así
fue concebido durante la Ilustración. Para filósofos como
Pach, Montesquieu, Voltaire y Rousseau la posibilidad del disenso fomenta el
avance de las artes y las ciencias y la auténtica participación política. Fue
uno de los pilares de la Guerra
de la Independencia de los Estados Unidos (Primera Enmienda) y la Revolución
francesa, hechos que revolvieron las cortes de los demás estados
occidentales.
Otro argumento clásico, asociado a John Stuart Mill, es que es esencial para el
descubrimiento de la verdad. Oliver
Wendell Holmes Jr. y Louis Brandeis, famosos juristasestadounidenses, acuñaron el argumento del mercado de ideas.
Según esta analogía con la libertad de
comercio, la verdad de una idea se revela en su capacidad para
competir en el mercado. Es decir, estando en igualdad de condiciones con las
demás ideas (libertad de expresión), los individuos apreciarán qué ideas son
verdaderas, falsas, o relativas. Este argumento ha sido criticado por suponer
que cualquier idea cabría en el mercado de ideas. Y aun así, el que unas ideas
tengan mayores medios de difusión las impondría sobre otras, al margen de la
verdad. La alternativa a esta debilidad del mercado de ideas sería la
persecución de la falsedad. Pero esta presenta su propia debilidad, ¿cómo saber
si se está en lo cierto si se persigue la opinión disidente? Incluso si pudiéramos
tener la certeza de la verdad de una opinión, la existencia de opiniones
disidentes permite poner a prueba, mantener viva y fundamentada la opinión
verdadera y evita así que se convierta en dogma o prejuicio infundado.
Desde el inicio de PQEAM he dicho que
el proyecto me gustaba, que me estaba divirtiendo y que la estaba disfrutando.
Ante las críticas he argumentado, he explicado lo que me gustaba y porque, he
debatido y me he sentido respetada.
Determinadas expresiones no han herido
mi sensibilidad porque sé lo que soy y lo que no soy.
No entiendo que se tenga que recurrir
al administrador y a la expulsión para poder decir con tranquilidad: esta
novela me gusta. No comprendo esta libertad de expresión excluyente.