El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
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Buenos días Fernando y todas las chicas de Colungateras.
Con todo el respeto que ustedes se merecen, así como ustedes me alegran el día
con susu fotos, banner y demás, yo desde Costa Rica, deseo hacer un aporte
para la que desee leer es un cuento de una escritora costarricense, Carmen Lyra
y se llama Uvieta.
Pues señor, había una vez un viejito muy pobre que vivía solo íngrimo en su casita
y se llamaba Uvieta. Un día le entró el repente de irse a rodar tierras, y diciendo y
haciendo, se fue a la panadería y compró en pan el único diez que le bailaba en la
bolsa. Entonces daban tamaños bollos a tres por diez y de un pan que no era
una coyunda como el de ahora, que hasta duelen a uno las quijadas cuando lo come,
sino tostadito por fuera y esponjoso por dentro.
Volvió a su casa y se puso a acomodar sus tarantines, cuando tun, tun, la puerta.
Abrió y era una viejito tenbeleque y vuelto una calamidad. Le pidió una
limosna y él le dió uno de sus bollos de pan.
Se fue a acomodar los otros bollos en sus alforjitas, cuando otra vez, tun, tun
la puerta. Abrió y era una viejita toda tulenca y con cara de estar en ayunas.
Le pidió una limosna y él le dio otro bollo.
Dio una vuelta por la casa, se echó las alforjas al hombro y ya iba para
afuera, cuando otra vez, tun, tun la puerta.
Esta vez era un chiquito, con la cara chorreada, sucio y con el vestido hecho
tasajos y flaco como una lombriz. No le quedó más remedio que darle el
último bollo.
-¡Qué caray! Anadie le falta Dios.
Y ya sin bastimento, cogió el camino y se fue a rodar tierra.
Allá al mucho andar encontró una quebrada,.
El probre Uvieta tenía una hambre que se la mandaba Dios Padre, pero
como no llevaba qué comer, se fue a la quebrada a engañar la tripa
echándole agua. En eso se le apareció el viejito que le fue a pedir limosna y le dijoÑ
Uvieta, que manda a decir Nuestro Señor, que querés; que le pidás cuanto se
te antoje. Él está muy agredecido con vos porque nos socorriste; porque mirá, Uvieta
los que fuimos a pedirte limosna éramos laTres Divinas personas: Jesús, María Y José.
Yo soy José. ¡Con que decí vos!
¡Cómo estarán por Allá con Uvieta! Si se pasan con Uvieta por auí, Uvieta por allás,
Uvieta abajo, Uvieta arriba.
Hasta mañana chicas, UVIETA PARTE 2