El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos.
Mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible.
Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos.
Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.
Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.
El
escritor uruguayo Mario Benedetti fue enterrado hoy en Montevideo, amparado por
el calor de miles de compatriotas que convirtieron en un abrazo colectivo su
último adiós al maestro.
Bajo un intenso sol, el autor recibió
sepultura en el Cementerio Central de Montevideo, donde amigos, familiares y
ciudadanos anónimos se declararon al unísono huérfanos de Mario y deudores de
una esperanza instalada para siempre en su literatura.
Pasadas las diez de la mañana, los restos
mortales del escritor salieron del Salón de los Pasos Perdidos del Palacio
Legislativo (parlamento) de la capital uruguaya, donde fueron velados el lunes.
El escritor Eduardo Galeano y el músico
Daniel Viglietti encabezaron la comitiva fúnebre, cargando entre sus brazos el
peso de una ausencia compartida por todos los presentes, que rompieron en
aplausos cuando el féretro atravesó las puertas del parlamento.
A los pies de la escalinata del
parlamento, decenas de niños y adolescentes procedentes de colegios e
institutos de la zona se sumaron también a esta jornada de despedida.
\"Hemos leído poemas de Benedetti en
clase. Él se merece este homenaje\", dijo a Efe Ana Fernández, profesora
del liceo Miranda de la capital, que acompañaba a un grupo de sus alumnos.
En su salida rumbo al cementerio, decenas
de personas rodearon con las manos entrelazadas el coche fúnebre que portaba
los restos de Benedetti, como si se negaran a dejarlo marchar.
Una hora después el cortejo llegaba a la
necrópolis y los aplausos volvían a ser el gesto colectivo de emociones como la
expresada por Berta, una montevideana de 90 años.
\"Es muy grande el afecto que le
tenía. Su literatura me ha acompañado siempre\", afirmó.
El rostro arrugado de sus lectores de
siempre compartió escenario con los piercings y la ropa holgada de los más
recientes, como Julia y Sofía, dos montevideanas de 16 años.
\"Los jóvenes de hace cuarenta años lo
quieren tanto como los de ahora, aunque nuestra generación ande medio
perdida\", comentaron.
Contaron que la noticia del fallecimiento
del autor uruguayo se convirtió ayer en asunto de los mensajes de texto que
enviaron a través del móvil, entre los que circularon frases como
\"Benedetti, el mundo te lleva\".
Junto a ellas, una pareja de treintañeros
se deshacía en gestos de cariño hacia su hija de dos meses.
\"Nuestra relación, e incluso el
nacimiento de nuestra hija, está muy marcada por la poesía de Benedetti.
Teníamos que venir a despedirnos de él, aunque esto solo sea un \'hasta
luego\'\", dijo a Efe Víctor.
El canto de los pájaros puso música al
último paseo del poeta, ya en el interior del cementerio, donde las majestuosas
coronas de flores dejaron paso a los claveles rojos y las margaritas, dando fe
de la sencillez que tantos elogiaron en Benedetti.
No hubo oraciones ni símbolos religiosos
en una ceremonia en la que varios amigos del poeta tomaron la palabra antes de
que fuese sepultado en el Panteón Nacional.
Uno de los oradores fue el músico uruguayo
Daniel Viglietti, que en declaraciones a Efe destacó que Benedetti
\"desbordó fronteras con su ejemplo y con su obra\".
\"Su pensamiento abarca sentimientos
por los que se ha luchado, con los que se ha soñado\", afirmó el músico,
que se definió como \"uno de los discípulos de Mario\", con el que
compartió escenarios en varios países entrelazando poesía y música.
En su discurso frente a la multitud
silenciosa, Viglietti subrayó el \"rigor ético\" del autor,
\"equilibrado con la belleza de la estética\", y aseguró que \"no
necesita que lo idealicen, porque es un ideal en sí mismo\".
\"Hoy enterramos al oficinista, al
enamorado, al militante, al actor de cine que hablaba alemán, al compañero de
Luz (su esposa durante cinco décadas y fallecida en 2006), al uruguayo que rompió
fronteras, hoy enterramos parte de nuestra historia\", dijo el director
nacional de Cultura, Hugo Achugar, otro de los oradores.
Achugar se refirió a la \"orfandad
cargada de futuros\" que sucede a su muerte y agregó: \"si fracasamos
no será su culpa, pero los éxitos de mañana no podrán desconocerlo\".
Como un símbolo de esperanza y de mañanas
posibles se fue Benedetti, dejando tras de sí un pelotón de hijos de sus
versos.