El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
La
verdad es que siempre
quise escribir la continuación de la novela, pero como había varias foristas haciéndolo y
Maggie lo estaba haciendo muy bien, nunca lo llevé a cabo pero quiero seguir con
la más hermosa historia que habrá en mucho tiempo, para seguir gozando del amor
entre Matilde y Manuel.
Hecha esta aclaración empecemos:
Comienzo
cuando Manuel llega a al hacienda en la carreta con Silvano y ya todos saben
que está en la misma.
Matilde
abrazada a Manuel y a Manuelito le pregunta a su esposo:
_ ¿Podrás
caminar, Manuel? ¡Vamos, entremos!
Silvano
es quien le contesta
_
Todavía está un poco débil.
Sixto
y Humberto ayudan a Manuel a bajar de la carreta y lo llevan hasta su recámara,
donde lo acomodan en la cama. Todos salen y dejan a los esposos a solas.
Matilde no puede dejar de mirar a su marido que descansa con los ojos cerrados.
Está un poco pálido como si el trasladarse hasta su cuarto lo hubiera fatigado
mucho. Manuel abre los ojos y ve a Matilde contemplándolo, le sonríe a medias y
le pide
_ ¡Ven,
acércate!
Matilde
se sienta a su lado y le coge la mano. Sus ojos brillan por las lágrimas y
tiene las mejillas húmedas. Manuel enjuga su rostro con mucha dulzura mientras
le dice:
_ ¡Mi
Matilde! ¡No, no llores!
_ ¡Manuel,
Manuel!,- dice ella mientras le besa las manos- por un momento pensé que en
realidad te había perdido para siempre. Cuando te vi en la carreta sin moverte,
sin dar una señal de vida, yo..., mi mundo se derrumbó- le dijo tocándolo con
infinita dulzura y amor.
_ Hubo
momentos en los que pensé que no te volvería a ver- contestó Manuel- Reunir
fuerzas suficientes para soportar el viaje me llevó mucho tiempo, pero te hice
una promesa y no podía fallarte. ¡Dios, me hiciste tanta, tanta falta!
Se
abrazan llorando y riendo sin poder creer que están juntos nuevamente. Luego
Matilde le dice a su esposo:
_ Voy
a ordenar que te preparen algo para que comas, y luego puedas dormir un poco y
recuperes las fuerzas, también voy a mandar por el doctor del pueblo para que
te vea.
_ ¿El
doctor Negrete está aquí?- preguntó Manuel extrañado- No es necesario que lo
llames, solo necesito tomar un baño y luego descansar.
_Está
bien-respondió Matilde y dándole un beso se incorporó- voy a ordenar el baño
ahorita mismo y yo misma te traeré la comida.
En el
salón estaban todos los miembros de la familia hablando alborozados del
milagroso regreso de Manuel. Humberto le preguntó a Silvano:
_ ¿Cómo
es posible que hayan dado a Manuel por muerto nuevamente? Hasta Amadeo Corona
cree que murió. Silvano, usted estaba con él, ¿qué fue lo que realmente pasó?
_ Lo
que sucedió fue que aquella noche cuando junto a Amadeo empezamos el regreso a
la capital desde un pueblito que estaba no más que a dos horas nos emboscaron y
en el tiroteo hirieron a Manuel. Nadie lo vio caer y casi estábamos en la
afueras de la capital cuando nos dimos cuenta, entonces yo regresé y lo
encontré muy mal herido; tenia tres balazos y llevarlo para curarlo fue muy
duro. Estuvo varios días inconsciente y hasta una vez lo dimos por muerto. Tal
vez por eso Amadeo les dijo que había muerto. Él tuvo que irse porque el Presidente
lo mandó a llamar y no supo que Manuel estaba mejorando. Lo estuve cuidando
durante muchos días, hasta que se encontró mejor y emprendimos el regreso.
En ese
momento Matilde bajaba las escaleras para ir a dar las órdenes de la comida de
Manuel.
_
¿Cómo se encuentra hija?-le preguntó Prudencia.
_Está
muy cansado, tía. El viaje hasta aquí fue largo y lo agotó. Voy a mandar que le
preparen algo de comer para llevárselo y luego que se bañe y descanse. Tía te
encargo a Manuelito. Quiero estar al pendiente de Manuel por si algo se le
ofrece.
_ Si,
mi cielo-contestó Prudencia- No te preocupes por el niño y atiende a tu marido.
_
Nosotras nos ocuparemos de todo- agregó Augusta.
Poco
después Matilde veía comer a Manuel, cuando este terminó le dijo:
_
Ahora duerme un poco. Cuando despiertes todo estará listo para que te bañes. Te
sentirás mucho mejor.
_
Quédate a mi lado-le rogó Manuel tomándola de la mano
Sin
decir ni una palabra, pero con una hermosísima sonrisa en los labios Matilde
rodeó la cama y se acostó junto a Manuel acurrucada en sus brazos; porque en
cuanto estuvo a su lado Manuel la rodeo abrazándola.
Poco a
poco se fue relajando y se quedó profundamente dormido y también su esposa se
durmió plácidamente.
Horas
después ya había casi anochecido cuando Mati despertó. Miró a Manuel dormido a
su lado y el amor se reflejó en su rostro al enmarcar sus rasgos suavemente y
con delicadeza para no despertarlo. Con infinito cuidado se levantó del lecho y
llamó con la campanilla. Al acudir Seferina le pidió trajeran agua para el baño
del patrón y que no hiciera mucho ruido en el baño entrando por el otro cuarto
para no despertar a Manuel. Silenciosamente regreso a la cama y se volvió a
acostar, pero esta vez velando el descanso de su amor.
_”Me
parece un mal sueño todo lo que he pasado en estos días creyéndote
muerto-pensaba mientras miraba a su esposo- No podía creer que te había
perdido, que esta vez podía ser cierto... ... Manuel, tú eres mi vida.
En ese
momento Matilde notó que Manuel había despertado y que la miraba risueño.
_ Mi
amor- le dijo él besando sus manos- que bueno es despertar y tenerte a mi lado.
Todavía no puedo creerlo.
_
Manuel- le sonrío ella y le regresó cada beso con emoción- ¿Cómo te sientes?
_ Ya
mucho más despejado y descansado. Dormir me ha hecho mucho bien pero ahorita lo
que deseo es darme un baño.
_ El
agua está lista-le contestó Matilde- Vamos te acompaño.
Juntos caminaron hasta el baño y
Matilde ayudó a Manuel a bañarse viendo las heridas que marcaban el cuerpo de
su esposo como una huella imborrable que siempre les recordaría todo lo vivido
y lo que había sufrido su esposo. Manuel recibía el agua tibia y perfumada y
las caricias que las manos de su esposa marcaban en su cuerpo como un herido
recibe un bálsamo que devuelve la vida.
Había padecido mucho y ya era tiempo de empezar a disfrutar del amor que
ambos se tenían y de su hijito. Miles de veces se la había visto al borde de la
muerte y miles de veces pensó que no podría cumplirle su promesa a su mujer y si alguna vez sintió verdadero
miedo fue cuando se vio casi al borde de perderla para siempre cuando estuvo a
punto de casarse con Adolfo Solís.
Esa noche cenaron solos en su
recámara a la luz de las velas porque a
nadie le pareció extraño que desearan estar solos en la intimidad. Augusta,
Josefina y Prudencia se encargaron de entretener y atender a Manuelito y los
esposos Fuentes Guerra aprovecharon el momento para recuperar el tiempo
perdido.
_ ¿Qué
hiciste cuando nos separamos?- le preguntó Manuel a Matilde
_ Regresé
a casa de mi madre y me quedé con ella un tiempo, pero luego me vine para San
Cayetano con Manuelito, para que se fuera acostumbrando a la hacienda y para
esperarte en el lugar donde más felices hemos sido. Aquí todo me recordaba a ti
y no me sentía tan sola. Sixto es una gran ayuda y un buen amigo pero yo te
extrañaba demasiado; también porque durante un tiempo pensé que yo tuve la
culpa de todo lo que pasó.
_ ¿A
qué te refieres?
_ ¿Sabes
que fusilaron a Adolfo?
_ Sí,
y aunque traté de impedirlo no pude.
Matilde miró a Manuel
asombrada.
_ ¿Tú
trataste de impedirlo?, ¿pero cómo?
_ Amadeo
había hablado con otro jefe guerrillero para rescatarme y yo le dije que no
podía dejar morir a Solís en mi lugar por soltarme. No era justo, Matilde; él
me soltó, me devolvió la libertad para volver a tu lado y yo no lo podía dejar
morir en mi lugar. Llegué a tiempo, pero en el enfrentamiento que siguió un
capitán le disparó sin que pudiera hacer nada. Murió en mis brazos Matilde.
_
¡Dios, Manuel, no supe! Humberto me dijo que había sido fusilado por traidor y
durante un tiempo creí que era mi culpa, que se había sacrificado por mí,
porque yo le había pedido que te salvara. Fue Doña Juana la que me convenció de
lo contrario. Me dijo que Adolfo había dejado una carta donde le explicaba que
no lo había hecho por mí, sino que fue su decisión.
_ Sabes
que lo odié con todas mis fuerzas, por lo que me hizo, pero no se merecía
morir. De seguro de habernos conocido en otras circunstancias habríamos sido
buenos amigos- abrazó fuertemente a su esposa contra su pecho- He estado a
punto de perderte varias veces, pero Dios mediante no volverá a pasar. Ahora
estamos juntos y nunca te voy a dejar sola, nunca más. No sabes como soñaba con
este momento: estar contigo, tenerte abrazada contra mi y ver a mi hijo.¿Crees
que me aceptará?
_Claro
que si. Manuelito es un niño listo y muy cariñoso y hace tiempo que te espera
ansioso. A todos en la hacienda no hacía más que repetirles que tú ibas a
regresar y que entonces jugaría contigo y tú lo enseñarías a montar y a
disparar y a cazar.
_ Me
he perdido mucho de su vida-murmuró Manuel triste, besando las manos de su
esposa-Pero ahora recuperaré el tiempo perdido, ya lo verás. Manuelito sabrá
que su papá estará siempre para lo que necesite y que tendrá en mi un amigo.
_
¡Gracias, Manuel! Ya verás que buen niño es nuestro hijo. Estarás muy orgulloso
de él. Y ahora a dormir, aún estás débil y necesitas descansar-exclamó ella
cambiando de tema para lograr que él descansara un poco más.
Publicado por angelitafer5
_ Mi
amor, no exageres. He descansado lo suficiente y el baño me ha despejado. Lo
peor ya pasó y solo era cansancio del viaje y ahora lo que menos deseo es
dormir- miró pícaramente a su mujer y con su sonrisa seductora declaró- Lo que
en realidad deseo es hacerte el amor, sentirte vibrar entre mis brazos.
Acariciar tu pelo, besar tus labios, aspirar tu perfume; volverte a sentir en
mi. ¿O es que ya no me deseas?
_
Claro que si mi amor-respondió ella con una gran sonrisa y mientras hablaba y
lo miraba a los ojos muy sonrojada, iba deshaciendo el lazo de la bata crema de
su esposo- Eso es una de las cosas que más he extrañado. Tu contacto físico y
sentir tus brazos abrazándome y haciéndome la mujer más dichosa de la tierra.
Manuel la dejaba hacer disfrutando el
momento de desinhibición de Mati y sintiendo un fuego creciente correr por sus
venas; dejando que por primera vez tomara ella la iniciativa y sin poder creer
que estuviese pasando el milagro que tanto había soñado en sus instantes de ensoñación.
Matilde deslizó la bata fuera de los hombros y sin darse tiempo para pensar y
arrepentirse de su atrevimiento buscó los labios de su marido para darle un
beso tímido, como si ella misma no pudiese creer lo que estaba haciendo. Rozó
los labios de Manuel como si fuesen las alas de una mariposa y esa timidez y
delicadeza fue como una señal para él porque se apoderó de los labios de Mati
con fuerza y pasión desbordada.
Besó
sus ojos, sus mejillas, su mentón; bajó por le camino que marcaba su cuello y
llegó al hueco entre sus hombros; donde hizo desaparecer los tirantes del
camisón de dormir. Con infinita ternura acomodó a su mujer entre las sábanas y
procedió a quitarle la prenda de dormir y cada pedazo de piel que quedaba
expuesto lo iba cubriendo con besos que dejaban una marca ardiente en el cuerpo
de Mati. Y en el instante en que ella pensó que no soportaría más se apartó
para desnudarse por completo y tenderse nuevamente a su lado.
Poco
después y durante mucho tiempo sólo se escucharon los sonidos propios del
ritual del amor y que cualquiera entendería.
Gracias por traer la continuación de Amor Real, yo he tenido la oportunidad de leerla y la verdad que me gusto mucho. Espero que el resto del foro la disfrute también –saludos
Un beso
Merchi
SALUDOS/ ROSA / de francia