Se atreve a ser villana

Desde que era Lucerito, que Lucero ha dado que hablar en las telenovelas. El cariño de sus fans raya en una idolatría que se contagia a la crítica que no ha dejado de premiar ninguna de sus actuaciones en la pantalla chica.Es cierto que el talento de quien comenzara como la inocente Chispita ha crecido junto con ella,  aunado a una gran belleza física y un radiante carisma. Sin embargo, como muchas actrices que han reinado en la telenovela, Lucero ha tenido siempre el rol principal, el de la heroína. Algo que cambió este año.

En el 2007, Lucero aceptó,  tras muchas dudas, un rol aparentemente secundario, pero patentemente de villana en Mañana Es Para Siempre. Lo de secundario ha perdido trascendencia, ya que Bárbara Greco practicamente se devora la telenovela con sus canalladas y crímenes.

Que Lucero lo está haciendo muy bien es indudable. La duda reside en si ha sido una buena movida cambiar de imagen. Por algo la Señora Mijares lo pensó bien. Si Adela Noriega se niega rotundamente ha hacer de “mala” y Victoria Ruffo rechazó el rol de tía asesina en En Nombre Del Amor, es comprensible que una imagen de buena sea intocable

Lucero ya había hecho sus travesuras en el pasado, en el inolvidable rol de la trilliza estafadora y cruel, de Lazos De Amor. Pero ahí su negatividad era equilibrada por su interpretación de dos personajes benéficos, la frágil cieguita María Fernanda y la noble rancherita María Guadalupe, clones de su perversa trilliza María Paula.

Bárbara Greco, en cambio, es un personaje insólito, solitario y de una capacidad para el mal que coagula la sangre. Lucero lo está haciendo soberbiamente bien, y ya se profetizan galardones para este difícil rol. También hay que felicitarla por su audacia de aceptar un reto mayúsculo. En cuanto a su cambio de imagen, es de grandes actores el enfrentar papeles exigentes y demostrar su versatilidad.


Es hora de cambiar de imagen
Curiosamente, no es sólo Lucero quien cambia de imagen. Mañana Es Para Siempre da chance a otras actrices de demostrar su diversidad y salirse de limitantes casilleros. Erika Buenfil de ingenua heroína pasó a ser madre sufrida. Hoy será Montserrat Elizalde, una mujer clasista y beata, capaz de ser arrogante con el servicio, de alienar a sus hijos y hasta de imaginar que un inocente beso infantil oculte precoces intenciones sexuales.

Arleth Terán, cuyas pronunciadas curvas siempre le han conseguido roles de vampiresa malévola, hoy será una esposa sufrida y abandonada. Una mujer atrapada entre dos familias y obligada, al costo que sea, a tener un hijo de un marido que no la soporta. Aleida Niñez, oculta su llamativa figura tras el mandil de humillada fámula y Domika Paleta, quien se hiciera famosa como antagónica “sangrona”, hoy será una calumniada adolescente a quien enloquecerán en un manicomio.

Incluso Ariadne Díaz, que en su breve carrera se ha hecho imagen de presumida ambiciosa, será una especie de Luz Clarita que anda por los caminos buscando a su madre perdida. Como ven hay muchas razones para ver Mañana Es Para Siempre, aparte del imperdible retrato de una criminal endurecida que nos ofrece Lucero