El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
Había una vez una hermosa mujer, quien celebraba cada año por partida doble el 31 de Diciembre, porque era el día en que vio la luz, y porque empezaba un nuevo año junto al universo entero, eso era signo de prosperidad y de una vida feliz y armoniosa. Ella es Nohemí, conocida como Mimí la dueña.
Como cada año, recibía saludos de todos lados, por las redes sociales, de su familia, de sus hermanos y sobrinos, y de sus miles de amigos, quienes desde lejos se daban el tiempo para darle amor, pero esa mañana fue especial.
Estaba de vacaciones por las fiestas y no tenía que despertarse tan temprano, para dictar clases, así que se concedió diez minutos más para dormir y quizás soñar con su mayor ilusión. Pero el teléfono, no se lo permitió, empezó a sonar, sus niños les mandaban saludos, mensajes de voz y le cantaron las mañanitas.
-Muchas gracias niños- grabó Mimí en una nota de voz- me emociona escucharlos y saber lo mucho que me quieren, Feliz año nuevo para ustedes.
Diez minutos después, seguían los mensajes y las notas de voz de Whatsapp, pero llegó un mensaje algo extraño.
-Este número no lo conozco- dijo Mimí, alistandose, para tomar su desayuno, sus hermanos y padres, habían preparado algo especial.
Al entrar al chat, se veía en el menú, que estaba en línea pero no tenía ningún seudónimo ni foto de perfil, Mimí pensó que quizás era alguien que no estaba en su lista, el mensaje solo eran las palabras -FELIZ DIA- así que lo dejó en visto y dijo nada más.
En el comedor de su casa, estaban todos reunidos, felices y esperando a la dueña de la fiesta, Mimí estaba emocionada, siempre su familia la sorprendía en este día especial, sus sobrinos se acercaron a abrazarla y todos cantaron las mañanitas.
-Feliz dia Tia Mimí- dijo su sobrina y ella se emocionó, siempre le gustaban los niños, al ser maestra eran su mundo y esa pequeña vocecita conquistaba su corazón, la pequeña la abrazó y le entregó una cajita.
-¿Es para mi?- dijo Mimí.
-Si Tia, lo dejaron en la puerta esta mañana. ahi dice tu nombre.
La cajita era pequeña, con un papel de regalo sobrio y sofisticado, nadie podría mandarle algo así, Mimí sonrió algo extrañada, y abrió la caja.
Había una notita pequeña, escrita finamente, esa caligrafía le recordaba a alguien, pero en ese momento no recordaba a quien.
-MIMI, FELIZ CUMPLEAÑOS, EN ESTE DIA ESPECIAL TE MERECES LO MEJOR, POR FAVOR CONTESTA LOS MENSAJES. F-
-¿F?, ¿Quien ese F?- Mimí resultó más confundida, tras el desayuno. subió de nuevo a su habitación, para revisar su teléfono, ese número desconocido no había escrito nada más, pero al parecer quería que ella respondiera, así que para probar, solo escribió -GRACIAS-.
Tras unos segundos, el misterioso número empezó a escribir.
-Gracias por recibir mi nota Mimi-
-Es un día especial para ti, doble motivo para celebrar-
-Quiero verte, pero debo esperar, ¿Te parece si nos vemos después de la comida?, para que pases tiempo en familia y luego pueda darte mi regalo-F-
Mimí tenía un conflicto interno, tenía mucha curiosidad por saber quien era el dichoso F, pero y si era una broma cruel, y si era algo malo, a estas alturas y sabiendo que esas cosas a veces no llevaba a nada bueno, no quiso seguirle el juego, iba a bloquear el número, pero su curiosidad le ganó, escribió -OK.
-Veremos si es normal, quizas no deba preocuparme- se dijo Mimí y dejó el teléfono cerca a su cama, respiró hondo y se fue a disfrutar de su día.
Eran casi las 5 de la tarde y la verdad casi había olvidado al misterioso personaje de los mensajes, estaba disfrutando de su dia a lado de sus seres queridos, todos felices y celebrando la vida de tan bella persona.
El teléfono sonó, eran varias notificaciones, entre ellas ese número desconocido, entró al chat, dispuesta a bloquearlo si es que era algo ofensivo.
-¿Lista mi niña? espero hayas pasado un excelente dia, pero ahora me toca a mi.
Mimi sintió un poco de miedo y estaba por escribirle que la dejara en paz, cuando él volvió a escribir.
-Mira por tu ventana.
Ella estaba cerca a su ventana, y vio un hermoso coche MERCEDES blanco, aparcado en su puerta, y alguien alto y fornido escribiendo por el teléfono. Mimi vio su teléfono para cerciorarse.
-Te espero, por favor no me falles.
Emocionada, se acicaló un poco y bajó a la puerta, sus sobrinos tenían una enorme cara de felicidad, al igual que sus demás familiares, ella estaba demasiado feliz, era quien estaba esperando, y ni siquiera se lo había imaginado.
-¿Ustedes fueron cómplices verdad?- les preguntó.
-Un poquito- dijo su sobrino.
-Anda hija, te está esperando- dijo el papá de Mimi, ella abrazó a todos y su madre le dijo- te mereces todo amor, bendiciones para ti en este día.
-Gracias a todos.
Abrió la puerta y él estaba ahí, hermoso, alto y fornido, con su clásico peinado de galán, un traje gris y camisa blanca, unas flores rosas en la mano y sus gafas de sol en la otra, Fernando la esperaba y al verla sonrió, ese gesto casi hace desmayar a Mimi de la emoción.
Ella estaba inmovil, como en shock, quien podría creerle que Fernando Colunga hubiera llegado hasta su casa, llevarle unas flores y pedirle pasar tiempo con ella, que afortunada se sentía, pero no reaccionaba.
Fernando abrió los brazos, invitándola a abrazarlo, ella no esperó, ese gestó fue el culminante ella estaba inmensamente feliz, corrió a su brazos y lo abrazó, era bastante alto y ella le quedó pequeña, pero Fernando la abrazó agachándose un poco, fue un momento super especial. El aroma de Fernando se metió en sus 5 sentidos, era demasiado varonil , quienes hablaban de eso se habían quedado cortos, toda esa esencia le llegó a su cabeza y al corazón, jamás lo olvidaría, ni lavaría su ropa tampoco.
-Feliz Cumpleaños Mimí, mi niña, espero lo hayas pasado muy bien- dijo Fernando- estas flores son para ti- se las ofreció.
Mimi estaba a punto de llorar, recibió las flores, pero no tenía palabras.
-Gracias Señor- fue lo único que pudo decir.
-Mi niña, tú me conoces bien, ya sabes que me gusta que sólo me digan Fer, estamos en confianza ¿Verdad?
-Gracias Fer, te quiero mucho- Mimi se sonrojó demasiado al decir esa frase, pero Fernando la miró y sonrió.
-Vamos, te quiero enseñar algo- dijo él y le abrió la puerta de su coche.
Mimí emocionada subió al coche, él le acomodó el cinturón y también subió, ella se despidió de su familia y se alejaron.
Fernando encendió la radio del coche y puso música, Mimi no cabía en sí misma de tanta emoción. en eso sonó melodía instrumental, música con saxofón.
-¿Te gusta la música?- dijo Fer mientras manejaba, la estaba llevando algo lejos del bullicio, estaban llegando a una zona donde habían muchos árboles, caía el invierno en la ciudad, pero se podían ver las flores coloridas aún y las hojas cayendo por las banquetas, ese lugar en particular, más la música, parecían salidos de un sueño, uno de esos sueños que solo Fer podría provocar.
-Es genial, pero ¿Por qué el saxofón?
-Pues alguien me pasó el dato de que tocas el saxofón, y lo haces muy bien.
-¿Te pasaron el dato?
-Si mi niña, tus amigas son super geniales, aspi como tu familia, ellos me ayudaron.
Mimi se sonrojó, recordando a sus amigas, ellas eran las verdaderas artífices del regalo y se los agradecería.
-Llegamos, preciosa- Fer frenó y estacionó el coche cerca a una larga avenida que parecía tener un bello techo de flores rosas, los árboles tenían un bello color verde.
-Es maravilloso. Gracias Fer.
-Te lo mereces niña. eres una bella personas Mimi, sabes al escucharte mi alma se relaja, tienes el don de dar paz, mientras escucho tu voz.
Se pararon al inicio de la avenida, ambos se miraron, sus ojos se conectaron.
-Quiero que veas en esta avenida que eres una mujer especial, ya que tu vida inicia con el universo, cada año que termina, termina un ciclo y caen estas flores, pero vuelven a crecer y llenan de color nuestras vidas, así eres tu, empiezas cada año de la mano de todo el universo y celebras la vida junto con todos nosotros, eres especial mi niña.
-¿Todo eso piensas de mi?- a Mimi le salieron unas lágrimas de emoción.
-Si preciosa, pero no llores, solo disfruta, ¿te gustaría caminar conmigo por esta avenida?
-Contigo, a donde sea Fer- Mimi no dejaba de ver a Fer a los ojos- Gracias.
Fer se acercó a ella, estaba demasiado cerca de sus labios, ella solo cerró los ojos, él se acercó mucho más e hizo algo hermoso, le dejó un beso muy secreto en la comisura de los labios, su contacto encendió una sensación de locura y pasión, con un simple gesto como ése.
-Feliz Cumpleaños Mimi, te quiero- le dijo en un susurro.
-Y yo a ti Fer
Caminaron sonriente ante su travesura, por la larga avenida, hablando y comentando sobre sus vidas en medio de las flores y los árboles, riendo y disfrutando de la compañía, Fer le regaló algo más a Mimi, una imagen para recordar por siempre.