El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
Lorena no estaba segura si sus ojos estaban jugandole una mala pasada, o estaba en pleno sueño, pero lo veía ahi de cerca y no daba crédito a lo que veía.
Estaba en su sitio acostumbrado, ese café internet, testigo de sus miles de encuentros con la pluma, ese lugar donde creaba esas historias, todas pensadas en él .
Este día, el mesero, le trajo un pequeño pastel de chocolate con chispas de colores y una cereza cubierta de miel.
-Disculpe joven, pero no pedí este pastel, solo pedí mi expresso.
El mesero la miró sonriente.
-Señorita, este pastel es una cortesía del señor que está en aquella mesa- señaló hacia la mesa del fondo, el señor que el mesero señalaba levantó su taza de café mirándola sonriente.
-Y de parte de este establecimiento, queremos desearle un feliz cumpleaños, usted es una de nuestras clientes más frecuentes, y deseamos que siga prefiriendonos, así que toda su orden será gratis hoy.
Lorena no prestó atención a lo que el joven dijo, era imposible no quedarse paralizada al ver que ese señor tan educado que le había invitado el pastel, tenía la mirada mas calida, esos ojos miel tan especiales, estaban fijos en ella, era su momento.
El mesero dejó su orden y se retiró. Fernando se levantó de la mesa y poco a poco, con paso elegante, típico de él, se acercó hacia ella.
-Mi niña, Feliz Cumpleaños.- le tomó la mano y la besó Lorena sólo lo veía, sin poder reaccionar. Fernando le ofreció el asiento y la acomodó, para luego sentarse a su lado.
Lorena aún podía reaccionar, se limitó a seguir mirándolo.
-Gracias- apenas pudo balbucear.
-Espero te guste el pastel, este es un día muy especial, y quiero que lo pases de lo mejor.
-¿Comó supiste que hoy es mi cumpleaños?- dijo Lorena, estaba recobrando el habla.
-Mi chaparra, hay muchas cosas que yo sé, cosas de las personas que más me importan, cosas que guardo en mi memoria y mi corazón.
Tomó un sorbo de su café y prosiguió.
-Además que quiero ofrecerte una disculpa.
-¿Disculpa? ¿Por qué?- Lorena estaba atónita por esa confesión.
-Porque me estuviste esperando, esa vez que hubo el curso de literatura y narración, donde habíamos planeado estudiar juntos, no estuve ahí, y lo siento.
-Fernando- Lore quería llorar, saber que ella era importante para él la emocionaba- no tengo nada que disculpar, de una u otra forma te sentí cerca.
-Pero no era suficiente, por eso quise estar este momento contigo, este dia que es especial para ti y para mi.
Lorena estaba muy emocionada, tenerlo así de cerca era más de lo que había soñado.
Estuvieron un rato más, platicando sobre ese curso que Fernando se perdió, ella le contó lo que había pasado, a contarse muchas más cosas. Lorena estaba más relajada, dandole detalle a detalle de lo que habia pasado ese día.
-Será mejor que salgamos, está por caer la tarde- dijo Fernando
-¿A donde vamos?.
-Mi niña, este dia debe ser muy especial y tengo algo más para tí- le ofreció la mano, la miró, ella no podía negarle nada a esa sonrisa.
Salieron del café y caminaron un poco por la avenida, el otoño estaba empezando, las hojas de los árboles caían libres y guiadas por el viento, dibujaban un camino que ellos recorrieron.
La conversación continuó, entre risas y miradas coquetas, Lorena no se dió cuenta que había llegado a una casa, algo lejos de la ciudad, una casita acogedora, con un pequeño jardín lleno de lavandas silvestres, que sobrevivián al otoño de manera asombrosa. Ella se paró en seco, a Fernando lo tomó por sorpresa su reacción.
-¿Donde estamos Fer?- dijo nerviosa, tenía una enorme curiosidad, pero el miedo a despertar de este sueño era mayor.
-Mi niña confia en mí, quiero estar contigo, quiero llenar de musica los silencios, quiero recompensar los minutos, horas , dias que no estuve para ti, cuando me llamaste, cuando con tus historias llamabas a mi corazón.
-Fernando- Lorena no pudo contener las lágrimas, saber que Fernando era consciente de toda la magia que brotaba de su pluma al tenerlo como su musa la llenaba de lágrimas.
Fernando se acercó, la tomó de la cintura suavemente con una mano, con la otra secó sus lágrimas.
-Tranquila mi niña, no quiero que las lágrimas inunden tu rostro, eres tan bella cuando sonries, tan hermosa cuando piensas en mi, por favor confía en mi- le dio un tierno beso en el cachete, ella pudo sentir ese aroma tan suyo, tan Colunga, entrar por sus poros, llenar su mente de cosas tan lindas, inundar sus sentidos del más grande amor, así que no pudo ser racional, sólo dejo que ese hombre al que tanto amaba, la llevara de la mano.
Fernando se alejó un poco, abrió la puerta del jardín, y le tendió de nuevo la mano.
-Quédate bonita, no te vayas, quiero ser parte de ti, por lo menos hoy, ¿aceptas?
Lorena lo miró, ya no había dudas, era el momento preciso para dejar de lado la cordura y seguir a su corazón. tomó la mano del señor Colunga y lo siguió hacia el interior de la casa.
y bueno ya Lorena de Colunga nos contará, que pasó después