El equipo de Colunga Team y yo te damos la Bienvenida a nuestra casa. Deseamos que te diviertas y que convivas con respeto y cariño con los demás integrantes de nuestra gran Familia.
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Querida Maite, hace tiempo que quería agradecerte con un pequeño detalle, además de por el aprecio que te tengo, por tu comprensión y tu amabilidad siempre conmigo y porque entramos casi al mismo tiempo a este lugar y desde que a mí te dirigieras en uno de mis primeros temas, de aquellos en los que sólo estábamos Él, mi esencia y yo, siempre has estado ahí y has tenido unas cariñosas palabras para mí. No es mucho lo que te puedo ofrecer aparte de mi cariño, sólo este sueño que espero disfrutes. MUCHAS GRACIAS QUERIDA FLSOLA. Un abrazo muy fuerte.
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Una bonita noche...
Recuerdo que por entonces me encontraba circunstancialmente en esa ciudad, realizando un curso de Bellas Artes en la Universidad, a la vez que durante el fin de semana obtenía un dinero extra trabajando unas horas en un lujoso restaurante como camarera en la sección bar.
Era sábado y ese día al final de la cena los comensales podrían disfrutar de un agradable concierto. Comenzaron a llegar y a ellos me dirigía, dándoles la bienvenida así como anotando lo que deseaban tomar. Estaba terminando de atender una mesa, cuando veo que mi compañero, hacía pasar al salón a otras dos personas, un caballero y una señora, ambos muy elegantes.
Me dirigí a ellos para indicarles su mesa. A medida que me acercaba, pude conocer de quién se trataba y algo dentro mío dio un vuelco. Era Él, no lo podía creer.
Respiré profundo y sonriéndoles les saludé:
- Hola, bienvenidos. Gracias por su elección y espero que pasen una agradable noche. Cualquier cosa que deseen, háganmelo saber, por favor.
- Muy amable, gracias -me contestaron sonrientes-.
Seguidamente, les llevé hasta su mesa y dejé que se acomodaran. Me retiré y mientras, yo disimuladamente los observaba. Qué cómodos y alegres se les veía. Pasado un momento me acerqué y les pregunté sobre lo que tomarían. Me alejé a por lo solicitado y cuando volvía hacía ellos, pude ver como mantenían una interesante conversación. Pero los tenía que interrumpir, aunque no me apetecía...
- Disculpen, si me permiten. -Y sirviéndoles las copas, pude oír como ella le decía...
- "Fernando, yo te admiro...". -Que amable y simpática me resultaba aquella señora. Se veía guapísima y sus ojos brillaban de alegría...debía de ser por tenerle a él frente suya. Porque, aunque yo no estaba en esa situación, lo poquito que me miró, hizo que se me volcara el corazón.
- Muchas gracias Maite, -le dijo él-. Y agarrándola de la mano, le comentó:
- Es muy grato para mí estar hoy aquí contigo, compartiendo este momento. Os agradezco todo el cariño y admiración que sentís hacia mí...
- Deseo que disfruten de su sabor... -les dije-. Ahora vendrá mi compañero para que le indiquen que plato desean degustar. Cualquier cosa que necesiten...
- Gracias, -me contestaron-. Y me aparté de ellos el espacio suficiente para no intimidar pero para atenderles cuando fuera necesario.
Aproveché este momento para disfrutar de ellos y de esa experiencia que estaban viviendo y compartiendo. No sé que parentesco les unía, pero si se notaba que existía amistad.
Que bien lo estaban pasando, debían de estar contándose anécdotas y experiencias vividas, porque no paraban de hablar y de reír. Y así, cuando me dirigía a ellos y me volvía a retirar, es que podía conseguir quedarme con algún pedacito de esa agradable conversación.
De fondo esa bella música sonaba y yo disimuladamente no dejaba de observar. Que atractivo e interesante se veía él. Y que amabilidad le ofrecía a ella. La verdad, pensé...quién pudiera estar en su lugar. Me encantaría dirigirme a él para decirle algo, simplemente un "gracias por todo Sr. Colunga", pero no quería interrumpir aquel bonito momento que estaba sucediendo en ese lugar. Era suyo y de nadie más...
Llegaba el final de aquella linda cena y a ellos me dirigí de nuevo. Les pregunté, ¿qué tal todo, les gustó?, y amablemente el me contestó que todo había estado exquisito, dándome las gracias. Y la señora me dijo muy simpática: para repetir, guapa. -riéndo los tres-. Seguido les pregunté:
- ¿Van a desear alguna cosa más?.
- Si por favor, cuando pueda nos trae una botella de champán, gracias. -dijo él-.
- Ahora mismo, -les contesté-.
Yendo a complacer dicha petición, uno de mis compañeros me indicó algo que le había dejado dicho el señor en recepción. Volví hacia ellos y comencé a servirles las copas. Entonces les dije:
- Que disfruten y que sus deseos se hagan realidad al brindar.
- Sabes chiquita, uno de los míos, esta noche ya se hizo...-me dijo ella-.
- Y sabe señorita, que para mí ha sido un placer haber podido colaborar con ello..., - y mirándonos los tres nos sonreímos-. Qué bonito momento fue aquél para mí también.
Les dejé con su brindis y me fui hacia recepción. El caballero había dejado un bonito regalo para ella, el cual yo acercaría hasta su mesa. Qué linda sensación sentí, cuando él al verme con el ramo de rosas, disculpándose ante ella, se levantó y sin que le viera me lo cogió y con sorpresa, a ella se lo ofreció.
Que bello momento. Con una inmensa sonrisa él se lo entregaba diciéndole: para ti querida Maite, y con lágrimas de alegría ella muy agradecida lo recibía: muchísimas gracias querido Fernando.
Y con un galante gesto, la dirigía hacia la salida. Cuando se disponía a liquidar la cuenta, ella fue hacia el baño. Y al quedarme a solas con él, fue que me atreví.
- Muchas gracias Sr. Colunga por su profesionalidad y su forma de ser. También le agradezco por ese sueño que acaba de hacer realidad...-se quedó algo sorprendido de que yo pudiera conocer de él, ya que no le había dicho nada de esto en toda la noche-.
- Gracias a ti...perdón, ¿tu nombre?
- Atardecer.
- Pues eso, gracias a ti Atardecer. Y sí, es una linda persona y se lo merecía.
Salió un momento para pedir el coche y ella que regresaba, por lo que aproveché para comentarle:
- Me alegro mucho por ti, has sido muy afortunada. Lo mereces por como eres...Sabes, me recuerdas a una persona a la cual estimo, llamada Flsola.
Hizo una expresión con la cara al escuchar ese nombre. Me iba a preguntar algo, tal vez por el mío, pero él la llamó para irse, pues tenía que acompañarla al aeropuerto porque su vuelo saldría en unas horas. Acercándose a mí, con un abrazo se despedía...Cuídate chiquita, me dijo.
Y él, montándose en el coche, de forma amable y sonriente con un saludo se despidió. Tal vez mi nombre a ella le dijera, porque vi que hablaban...y con cara expresiva, un fuerte beso desde lo lejos me mandaba.
En ese momento intuí que podría ser Maite, pero ya nada podía hacer, porque ya ambos...se habían ido.
Atardecer.

Atardecer es precioso y parece tan real, impresionante.. mi más sincera enhorabuena por tu relato, Un abrazo y buen fin de semana!!
Atardecer me ha dejado impactada lo que le has dedicado a Maite. He disfrutado mucho y hasta la piel se me ha puesto de gallina. Maite es una gran mujer y desde luego se merece eso y más. Por ello se me ha ocurrido poner en escena el ambiente, jajaja. Espero que os guste aunque no soy muy buena en hacer banner.
Besitos catalanes

Muchas gracias Isdi. Que tengas un lindo fin de semana.
Besos. Atardecer.
Muchas gracias Rosario.
Besos. Atardecer.
